INTRODUCCIÓN
En los países en vías de desarrollo y en las regiones de mayor pobreza del mundo, las legumbres son quizás la principal fuente de proteínas y nutrientes esenciales a las cuales la población tiene acceso1,2. Es por ello que la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el año 2016 como el Año Internacional de las Legumbres (AIL2016), tomando en consideración que estos alimentos son una fuente esencial de proteínas y aminoácidos de origen vegetal y de otros nutrientes importantes para la alimentación y nutrición de la población de todo el mundo3.
Se consideran legumbres a las semillas secas, parte de las familias de las Fabáceas o Leguminosas, también conocidas como frijoles, porotos o menestras4. Estos alimentos son una fuente importante de energía y proteína vegetal libre de grasa, así como fuente de fibra dietética y múltiples micronutrientes5.
Las organizaciones de salud de todo del mundo recomiendan consumir legumbres como parte de una alimentación saludable, particularmente porque tienen un rol importante en el control y prevención de las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) como la diabetes, enfermedades cardiovasculares y el cáncer2,3,6. Las legumbres además favorecen el control del peso corporal, ya que dan mayor saciedad, evitan la acumulación de grasa a nivel abdominal y regulan los niveles de azúcar en la sangre6-8.
Durante milenios, las legumbres, en conjunto con las frutas y los cereales, han sido la base fundamental de la alimentación humana y siguen siendo hasta nuestros días un cultivo esencial, sobre todo para los pequeños agricultores familiares, para quienes representan no solo una parte importante de su dieta diaria, sino también una fuente para la obtención de recursos adicionales a través de la venta de los remantes9.
Los países de América Latina y el Caribe (ALC) en su conjunto han logrado avances significativos en la lucha contra el hambre y la malnutrición en todas sus formas10. Sin embargo, aún persisten 42 millones de personas en condición de subalimentación, es decir, que no alcanzan a cubrir sus requerimientos de energía11. En niñas y niños menores de cinco años, la baja talla para la edad afecta al 11,3% (6,1 millones de niños). Según las estimaciones en 2015 el 7,2% de los menores de 5 años, es decir 3,9 millones de niños, sufren de sobrepeso; en población adulta (>18 años), el sobrepeso afecta al 58% (360 millones de personas), y la obesidad a aproximadamente al 23% (140 millones de personas)12,13. En cuanto a las deficiencias de micronutrientes, la anemia es la deficiencia nutricional más prevalente, alcanzando al 38,5% de los menores de cinco años y al 17% de mujeres de edad fértil11.
Junto con la subalimentación y la malnutrición, las ECNT se ubican entre las principales causas de muerte en los países de la región, entre ellas las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y el cáncer14-17. Se ha descrito que el sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para el desarrollo de ECNT14. De igual manera, es conocido el vínculo entre la malnutrición durante los primeros años de vida y el desarrollo de sobrepeso, obesidad y ECNT en la edad adulta18. Por otro lado, el tratamiento institucional de estas condiciones crónicas representan los mayores costos de atención de los reprimidos sistemas públicos de salud de los países de la región, presupuestos que pudieran estar destinados a estrategias de prevención de las ECNT.
Por otro lado, en la dimensión consumo, por sus beneficios nutricionales las legumbres pueden contribuir a la seguridad alimentaria y nutricional (SAN), en especial entre la población más vulnerable, además forman parte de los sistemas alimentarios sostenibles19. Los agricultores familiares pueden consumir y comercializar las menestras que producen y emplear los residuos de los cultivos como forraje para los animales o para fertilizar los suelos y hacer que la tierra sea más productiva, disminuyendo el costo de producción20,21. Es así que las legumbres promueven la agricultura sostenible y contribuyen al enfrentamiento a los embates del cambio climático22,23.
La producción de legumbres es una opción adecuada para los sistemas alimentarios sostenibles, pues sus características agronómicas le confieren una alta capacidad de adaptación a suelos pobres, los cuales se ven favorecidos mediante aporte de materia orgánica, mejora la biodiversidad y con ello mejora la estructura del mismo y su capacidad de retener agua; en consecuencia son cultivos que, en comparación con cualquier otro sistema productivo agrícola o animal, permiten tener sistemas equilibrados, donde el uso de productos químicos -plaguicidas y fertilizantes-, son prácticamente innecesarios, también contribuyen a una menor huella de carbono, convirtiéndolas en una de las fuentes alimentarias ambientalmente más sostenible24.
Aunque resulta difícil determinar un número exacto, se considera que hay miles de especies de legumbres comestibles, cada una con una amplia gama de variedades25. La región de ALC es el centro de origen de especies populares como el frijol común (Phaseolus vulgaris), el chocho (Lupinus mutabilis), y de otras introducidas como kumanda yvyrai también conocido como Guandú (Pegeon pea)26-29. Según el Instituto Internacional de Investigación de Cultivos para las Zonas Tropicales Semiáridas (ICRISAT), solamente el guandú tiene cerca de 66 variedades, que se han difundido en diferentes partes del mundo30,31.
Beneficios nutricionales de las legumbres
Las legumbres poseen un alto valor nutricional y beneficios importantes para la salud7. Son alimentos con alto aporte de proteínas (en un rango de 17% a 35%), fibra dietética (~20%) y micronutrientes esenciales para los humanos como vitaminas del complejo B y folato; minerales como el potasio, hierro, calcio, magnesio, zinc; y un reducido aporte de grasas (<4%)32-34. Poseen también un índice glicémico bajo, lo que significa que los carbohidratos complejos son transformados en azúcar y pasados a la sangre de forma más lenta y uniforme, permitiendo así una mejor regularización de los niveles de glicemia en sangre35.
El alto aporte de proteínas, junto con su perfil de composición de aminoácidos, es complementaria a la de los cereales, recomendándose su consumo de forma combinada, para aumentar la calidad de la proteína total. Esta complementariedad obedece a que la lisina es el aminoácido limitante en los cereales mientras que la metionina lo es en las leguminosas36,37.
Por otro lado, se ha descrito la asociación entre el consumo de legumbres y la reducción del riesgo de obesidad, diabetes y enfermedad cardiovascular, todas ellas componentes del síndrome metabólico así como también con el cáncer35,38,39. Estas características están relacionadas con el bajo aporte de grasas totales (<4%); ya que es un alimento libre de colesterol y alto en fibra dietética; y a su alto contenido de antioxidantes.
Las legumbres ayudan además a aumentar la saciedad y la pérdida de peso, describiéndose los efectos de la fibra soluble dietética sobre cambios en los niveles de colecistoquinina, retardo en el vaciamiento gástrico y a otros mecanismos relacionados con la absorción de nutrientes40,41. Asimismo, la fibra dietética y los almidones resistentes de las legumbres han demostrado alterar el gasto energético, la oxidación de grasas y la acumulación de la grasa abdominal7,42.
De igual modo, la alta cantidad de fibra dietética, en particular la fibra insoluble encontradas en las legumbres han demostrado tener efectos beneficiosos sobre la salud del sistema digestivo, ayudando a prevenir incluso el cáncer colorectal43, así como también el cáncer de próstata y de varios otros tipos de cáncer39-44. Estas características anticancerígenas han sido asociadas al contenido de fitonutrientes con capacidad antioxidantes de las legumbres39-45.
A pesar de la fuerte evidencia sobre los beneficios para la salud y al nivel nutricional de las legumbres, su consumo sigue siendo bajo en muchos países en desarrollo y desarrollados por igual. En términos per cápita, se ha registrado un descenso lento pero constante, pasando de 7,61 kg/persona/año en 1970 a 6,1 en 2006 con un incremento hasta 7,22 en 201346. El Norte de África es una de las regiones en donde la disponibilidad y consumo per cápita (kg/persona/año) de legumbres se ha incrementado, pasando de 5,25 en 1970 a 8,24 en 2006 y un descenso a 7,4 kg/persona/año en 201346.
Cultivo climáticamente inteligente
El cambio climático está afectando a la producción agrícola en muchas regiones. Las alteraciones climáticas incluyen aumento de las temperaturas, provocando períodos secos y de sequías más frecuentes; cambios en los regímenes de precipitación; fenómenos meteorológicos extremos y más intensos; y temperaturas variables. Todos estos cambios tienen impactos negativos en la producción de cultivos, ganadería, pesca y actividades forestales, poniendo en riesgo los avances en SAN, principalmente en las áreas rurales y pueblos indígenas de la región47-49.
Como cultivo, las características agroecológicas de las legumbres las convierten en una excelente elección para la producción sostenible y para el fortalecimiento de la resiliencia de la agricultura familiar frente al cambio climático por su alta rusticidad22,23. Las legumbres tienen una alta capacidad de adaptarse a condiciones adversas de clima y suelo y, por lo tanto, a condiciones ecológicas variadas que van desde los trópicos de África, América y Asia hasta zonas templadas y frías22,23,50.
La infertilidad de los suelos, principalmente caracterizada por un pobre contenido de nitrógeno, es uno de los factores limitantes para la producción agrícola. Por otro lado, el uso excesivo de agroquímicos como los plaguicidas y fertilizantes tiene efectos negativos en la fertilidad de los suelos9. La rotación de cultivos de legumbres, junto con los cereales, enriquecen los campos de cultivo debido a que las legumbres tienen la capacidad de fijar nitrógeno en el suelo, en asociación simbiótica con bacterias fijadoras de nitrógeno51 tales como el Rhizobium y la Bradyrhizobium, reduciendo así la necesidad de aplicación de costosos y nocivos insumos químicos propios de la agricultura convencional23,24,29. Estas ventajas pueden ser potenciadas a nivel comercial, permitiendo que el pequeño agricultor pueda ofrecer en el mercado un producto nutritivo, de bajo impacto ambiental y económico, lo cual se traduciría en ingresos adicionales para la economía familiar.
Producción, consumo y comercialización
Las legumbres secas son las de mayor consumo y disponibilidad en ALC. De acuerdo al índice de suministro de legumbres secas per cápita (kg/persona/año) al 2013 obtenido de FAOSTAT46, en las Américas suele mantenerse de la siguiente forma: en América del Sur, Brasil es el país con mayor disponibilidad y consumo (16,45 kg/persona/ año) y Argentina el de menor (0,85 kg/persona/año); en Mesoamérica, Nicaragua es el de mayor disponibilidad y consumo (21,41 kg/persona/año) y el menor es Panamá (5,19 kg/persona/año); y en el Caribe, Haití es la de mayor disponibilidad y consumo (20,15 kg/persona/año) y Bahamas la de menor (1,2 kg/persona/año) (Tabla 1)46.
Tabla 1 Suministro de Legumbres secas (kg/persona/año)
Subregión | 1990 | Período 2006 Kg/persona/año | 2013 | |
---|---|---|---|---|
Caribe | ||||
Antigua y Barbuda | 4,11 | 2,07 | 2,96 | |
Bahamas | 3,37 | 2,02 | 1,2 | |
Barbados | 7,31 | 7,78 | 6,49 | |
Belice | 10,19 | 11,27 | 15,38 | |
Dominica | 4,97 | 4,7 | 5,19 | |
Granada | 7,73 | 7,16 | 7,23 | |
Guyana | 7,27 | 5,89 | 5,84 | |
Haití | 13,22 | 12,38 | 20,15 | |
Jamaica | 2,89 | 3,82 | 3,28 | |
San Kitts y Nevis | 6,12 | 6,06 | 4,76 | |
San Vicente y las Granadinas | 5,49 | 5,96 | 9,06 | |
Santa Lucia | 6,25 | 6,86 | 10,4 | |
Suriname | 4,83 | 1,73 | 2,33 | |
Trinidad y Tobago | 12,88 | 9,28 | 9,73 | |
Mesoamérica | ||||
Costa Rica | 11,84 | 11,57 | 10,58 | |
Cuba | 10,31 | 23,87 | 21,21 | |
El Salvador | 9,32 | 17,66 | 17,39 | |
Guatemala | 14,88 | 12,28 | 15,08 | |
Honduras | 10,3 | 7,9 | 12,06 | |
México | 13,47 | 12,02 | 12,39 | |
Nicaragua | 17,08 | 18,74 | 21,41 | |
Panamá | 4,92 | 5,33 | 5,19 | |
República Dominicana | 12,81 | 8,92 | 11,59 | |
Sudamérica | ||||
Argentina | 0,93 | 1,56 | 0,85 | |
Bolivia (Estado Plurinacional de) | 3,41 | 2,01 | 4,62 | |
Brasil | 13,71 | 16,55 | 1 6,45 | |
Chile | 2,67 | 4,75 | 4,19 | |
Colombia | 6,99 | 6,68 | 6,4 | |
Ecuador | 3,39 | 2,32 | 2,05 | |
Paraguay | 10,77 | 12,53 | 7,88 | |
Perú | 4,31 | 7,13 | 8,58 | |
Uruguay | 2,38 | 3,04 | 3,33 | |
Venezuela | 5,55 | 4,38 | 5,8 |
Fuente: FAOSTAT (http://www.fao.org/faostat)
En el ámbito económico y de mercados, las legumbres son importantes debido a que se utilizan en la alimentación humana, animal y en múltiples aplicaciones comerciales. La proteína vegetal libre de grasas de las legumbres es la fuente de proteína más barata para la población mundial, particularmente en aquellas en situación de mayor vulnerabilidad social y económica51. Todas estas características les confieren oportunidades comerciales positivas, en particular para los agricultores familiares quienes la producen para su consumo y venta en pequeña escala.
Las leguminosas también son importantes como cosechas comerciales para los mercados locales, regionales e internacionales, producidos a menudo por mujeres. Una mayor demanda de alimentos procesados a base de legumbres ofrece oportunidades de empleo y emprendimiento para las áreas rurales e indígenas, beneficiando directamente a mujeres y jóvenes9.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Teniendo en cuenta que los objetivos estratégicos de FAO están orientados a contribuir a eliminar el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición; hacer que la agricultura sea más productiva y sostenible: reducir la pobreza rural; propiciar sistemas alimentarios sostenibles, inclusivos y eficientes; claramente a través de las legumbres se apunta en esa dirección, contribuyendo además al logro de las metas al 2030 de Desarrollo Sostenible.
La promoción, producción, conservación y consumo de legumbres contribuirá a mejorar las dietas debido a sus destacadas cualidades nutricionales, pero además retomará el sentido de apropiación cultural y social de los alimentos consumidos por las poblaciones rurales, que con frecuencia padecen inseguridad alimentaria, malnutrición y pobreza. De igual manera, les permitirá producir para la comercialización, favoreciendo la oportunidad de generar ingresos económicos adicionales para mejorar su nivel y calidad de vida.
Además, el AIL2016 ofrece una tremenda oportunidad para la preservación y rescate de la biodiversidad genética de nuestra región, el intercambio de experiencias y espacios de discusión en torno a las leguminosas, y su contribución a la meta de erradicar el hambre en América Latina y el Caribe.
Para ello, se hace necesario además el establecimiento de vínculos que liguen la producción de la agricultura familiar con sistemas de compra y abastecimiento público y privado, creando mercados fijos para su comercialización, al mismo tiempo que se acompañe de intervenciones de fortalecimiento de la agricultura familiar, a través de modelos de extensión integrados con participación multisectorial, es decir, agricultura, salud, educación, protección social, entre otros.
La promoción de la alimentación saludable, la producción de variedades locales de legumbres, hortalizas y frutas, junto con una estrategia de información y comunicación a través de técnicas de mercadeo social, incrementaría la disponibilidad y consumo de alimentos más saludables, lo cual -como ha sido reportado-, ayudaría a controlar, prevenir y reducir las alarmantes cifras de ECNT bajo el contexto actual de doble carga de malnutrición que enfrentan algunos países de la región.
En resumen, a través de un enfoque de sistemas alimentarios sostenibles y sensibles a la nutrición, la promoción y ampliación de la producción, consumo y comercialización de legumbres contribuirá a mejorar la calidad y diversidad nutricional de la dieta; contribuirá a la lucha contra el hambre y la malnutrición; fomentará la conservación de la agro-biodiversidad, en particular el rescate de semillas nativas; favorecerá la preservación del patrimonio alimentario, cultural y social; permitirá la adopción de principios agroecológicos para la sostenibilidad de los recursos naturales, creando además condiciones que permitan el establecimiento de comunidades más resilientes; y favorecerá la mejora de las condiciones económicas y la movilidad social de las poblaciones rurales.