Sr. Director:
El desarrollo de los teléfonos celulares como parte de la modernidad ha permitido obtener múltiples beneficios, además, del simple hecho de realizar llamadas y enviar mensajes. Puesto que los teléfonos celulares, específicamente los smartphones, permiten el acceso a Internet, cada vez más jóvenes hacen uso de dichos beneficios adecuándolos a sus intereses particulares, constituyendo así una gran demanda de los mismos. Sin embargo, existen personas que adoptan conductas negativas trastocando su visión de la realidad vinculada al empleo de los teléfonos celulares1.
Siendo una problemática importante entre la población joven se han agregado nuevos términos para denominar estas afecciones tales como phubbing y “nomofobia”2,3.
En el año 2013, en Australia, se introdujo por primera vez la palabra phubbing en el famoso diccionario Macquarie, ésta surge de la unión de los términos phone (teléfono) y snubbing (despreciar); aludiendo a la conducta de ignorar a la otra persona durante una conversación por utilizar el teléfono celular, interfiriendo en la comunicación interpersonal2. Esta palabra aún no ha sido introducida al idioma español por la Real Academia Española.
El phubbing tiene una estructura multidimensional, pues estos dispositivos inteligentes tienen diferentes funciones; así, este término se refiere a la adicción al teléfono celular, y con ello a los beneficios que este le brinda, como: internet, redes sociales (los más habituales Facebook y Twitter) y los videojuegos, juegos online o de la computadora; considerándose la adicción a estos factores como predisponentes para el desarrollo de esta afección2.
El uso excesivo de los teléfonos celulares predispone a un comportamiento no verbal, limitando la interacción cara a cara con la otra persona y el contacto con el entorno que nos rodea. Por ello, las personas que utilizan smartphones y presentan adicción a estos se han relacionado con algunas patologías como: depresión, ansiedad, falta de atención y comportamiento agresivo. Además, un estudio realizado en Reino Unido a 251 personas, entre 18 a 66 años, halló que el 69,32% presenta al menos una vez al día un episodio de phubbing y el 8,76% posee una duración de este evento mayor a una hora por día, siendo más prevalente en las mujeres4. Ya que este comportamiento va en ascenso es importante considerar las posibles consecuencias que esto puede acarrear, afectando la salud física, psicológica y social2.
De otro lado, encontramos que se ha logrado un avance al incluirse dentro del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (DMS-V) en mayo de 2013, el término nomophobia derivado del inglés “no mobile phone fobia”, que se refiere a la sensación de nerviosismo, malestar, ansiedad o angustia al no mantener contacto con un teléfono celular o una computadora. Esta engloba diferentes patrones de comportamiento, tales como invertir demasiado tiempo en uno o más dispositivos, tener consigo siempre un cargador ante el miedo a no poder usar el móvil por su baja batería, no poder emplearlo por la falta de señal o, intentar por todo medio posible el uso del dispositivo en situaciones o lugares prohibidos; además, de preferir emplearlos para interactuar con otras personas, disminuyendo la ansiedad que algunos poseen ante la comunicación directa4.
Diversas investigaciones han estudiado estas nuevas patologías, revelando que más de 300 millones de británicos sufren de nomofobia; además, existen casos clínicos reportados en Estados Unidos y Europa3. En algunos países, como Paraguay, se han reportado cifras en las que el 15% de 234 estudiantes de medicina encuestados padece de severa nomofobia5; sin embargo, aún no se encuentran reportes en Perú con respecto a este tema. Ya que este, es un término relativamente nuevo, los tratamientos aceptados consisten en psicoterapia y en algunas ocasiones inclusión de fármacos como benzodiazepinas y antidepresivos3.
Finalmente, más que señalar estas patologías, es necesario conocerlas y dirigirlas a un estudio más profundo; ya que al encontrarse en estrecha asociación con otras afecciones, no son incluidas como posibilidades diagnósticas dada su reciente aparición. Estas patologías representan una realidad tangible, y cada vez más palpable, que afecta sobre todo a los jóvenes.