El Movimiento de Acceso Abierto comenzó a finales de la década de 1990-99, vinculado al desarrollo que tuvo Internet. Su principal objetivo fue promover el acceso libre a la producción científica: para ello surgieron iniciativas que alojaron revistas y buscaron respetar los principios de la publicación científica, fortaleciendo la revisión por pares y el respeto por las normas éticas. Con ello, inspiraron un movimiento social de Acceso Abierto (Open Access), que ha optimizado la publicación académica, disminuyendo los costos y democratizando el acceso a los resultados de las investigaciones1. Al pasar los años, esta iniciativa se convirtió en un nuevo modelo de negocio, donde el autor asumía los gastos de publicación para evitar que fueran traspasados a los lectores. Algunas editoriales y editores inescrupulosos se aprovecharon de este formato para lucrar con el modelo, obteniendo beneficios económicos sin cumplir con los requisitos de calidad de las publicaciones científicas: este fenómeno ha sido denominado como “publicaciones depredadoras”2.
Pese a que el movimiento Open Access puede haber contribuido a generar condiciones para que las publicaciones depredadoras hayan emergido, la irrupción de este tipo de publicaciones lo ha perjudicado de igual manera, dañando su reputación y prestigio. Esto también ha afectado profesional y económicamente a investigadores, académicos y estudiantes de todo el mundo. Es por ello que conocer su existencia y sus prácticas reñidas con la ética es de vital importancia para tomar resguardos.
La ciencia biomédica es una de las disciplinas que se ve más afectada por las publicaciones depredadoras debido a que cuentan con mayores fondos destinados a financiar la publicación de sus investigaciones. Por esta razón, los investigadores de las ciencias biomédicas deben adquirir las habilidades necesarias para identificar y evitar estas revistas3.
Desarrollo
La estrategia de búsqueda se realizó en Pub-Med, con las palabras claves “Predatory Journal” y “Open Access”, en el período comprendido entre los años 2010 y 2016. La búsqueda dio como resultado 62 artículos en inglés, español y portugués. Por ser un tema emergente, los resultados incluyeron artículos originales, editoriales y cartas al editor. Se seleccionaron 19 publicaciones que entregaban información acerca de la amenaza de estas publicaciones y aquellas que entregaban directrices sobre cómo proceder frente a ellas.
“Publish or Perish”
La llamada productividad académica o la obligación de publicar en revistas (conocido coloquialmente como “publish or perish”), como indicador prácticamente exclusivo para la evaluación de la producción científica y de la carrera académica, ha desencadenado una serie de problemas para los investigadores, propiciando un clima de rivalidad y conflictos. Esto, sumado a la constante presión por encontrar espacios editoriales, ha generado una adopción acrítica de la productividad, con énfasis en la cantidad sobre la calidad como criterio para evaluar a profesores e investigadores4. Preocupados por este tema, el año 2014 en el Congreso de Indicadores de Ciencia y Tecnología, los asistentes elaboraron el Manifiesto de Leiden5. En los 10 puntos que este consigna, se aborda la necesidad de equilibrar los indicadores de impacto con otros rasgos cualitativos que no están siendo tomados en cuenta. Señalan, además, la fuerte tiranía que sufren los científicos por parte del índice-h (cálculo realizado en base a las citas que reciben los artículos de un investigador), que se ha convertido en un recurso para postular a empleos, ascender en la carrera académica, presumir en los currículos o conseguir publicaciones en revistas de alto impacto y financiación externa, aunque todos estos objetivos escapan al propósito de la difusión científica.
Antecedentes de las revistas depredadoras
El bibliotecario y académico Jeffrey Beall, de la Universidad de Colorado, acuñó el término “Predatory Journals” al percatarse que recibía constantes invitaciones a publicar en revistas de sospechosa reputación.
Beall indica que las publicaciones depredadoras son aquellas que explotan de forma poco profesional el valioso modelo de acceso abierto para su propio beneficio. Operan gracias a las presiones de la llamada “publicación por vanidad” y publican artículos a cambio del pago de los autores. Se caracterizan por tener varios niveles de engaño y falta de transparencia en sus operaciones. Por ejemplo, pueden asegurar que trabajan con un riguroso proceso de revisión por pares, cuando en realidad no existe tal proceso6.
En el año 2010, a través de su blog (que ya no existe, pero podemos acceder a un blog con el duplicado)7, Beall publicó un listado de 18 revistas que identificó con las características señaladas. En el transcurso de los años, la lista se ha incrementado, llegando en 2016, a contener 923 publicaciones.
Como se observa en la Tabla 1, Beall divide su listado en 2 posibles formatos de presentación, por un lado, se listan las empresas editoras, que reúnen a varias revistas, y por otro lado, se indican las revistas que se refieren solo a una publicación.
Tabla 1 Publicaciones ingresadas en la lista de Beall
Año | n de potenciales editoriales depredadoras | n de potenciales revistas depredadoras |
---|---|---|
2011 | 18 | Sin información |
2012 | 23 | Sin información |
2013 | 225 | 126 |
2014 | 477 | 303 |
2015 | 693 | 507 |
2016 | 923 | 882 |
Fuente: Adaptado de Trends in scientific publishing: Dark clouds loom large2,7.
Cabe mencionar que desde el mes de enero de 2017, el blog de Beall se encuentra inactivo, sin haber emitido a la fecha del envío de esta publicación un comunicado al respecto8.
Los criterios utilizados por Beall han recibido varias críticas, dado que el académico no especifica en profundidad el método específico para categorizar si una revista es depredadora, y al hecho de haber definido como depredadoras a revistas legítimas, en algunas ocasiones, particularmente revistas provenientes de países de ingresos económicos medios y bajos9.
La Asociación Mundial de Editores de Revistas Médicas (WAME, por siglas en inglés) también ha difundido información relevante para seleccionar adecuadamente las revistas e identificar oportunamente potenciales revistas depredadoras, mediante listas de comprobación y algoritmos de decisión9. Por su parte, el Comité de Ética en Publicaciones (COPE, por siglas en inglés) también difunde códigos de conducta y buenas prácticas para editores, entre ellas, listas de chequeos y la campaña “Think. Check. Submit”10,11. En el año 2008, un grupo de editoriales de acceso abierto crearon la Asociación de Editores Académicos de Acceso Abierto (OASPA, por siglas en inglés), con el objetivo de desarrollar modelos de negocio apropiados, herramientas y normativas para apoyar el acceso abierto. Todos sus miembros se someten a un estricto procedimiento de revisión continuo, lo que asegura que cumplen con altos estándares editoriales y utilizan las mejores prácticas de publicación de acceso abierto a nivel mundial12. Similar a esto último, se cuenta con un repositorio de revistas de acceso abierto que cumple con altos estándares éticos de publicación, en el Directorio de Revistas de Acceso Abierto (DOAJ, por siglas en inglés)13.
¿De dónde provienen las publicaciones que se ingresan en revistas depredadoras?
En general, es más probable que los autores de los artículos incorporados en revistas depredadoras sean investigadores de categoría “junior”, provenientes de países en vías de desarrollo14. Sin embargo, los investigadores, independiente de su origen o su trayectoria, están sometidos a las mismas presiones por publicar. Lo que puede hacer la diferencia es que en los países en desarrollo no existe el suficiente apoyo, guía o soporte institucional para actuar como barrera efectiva entre la academia y las revistas depredadoras.
Muchas publicaciones depredadoras publican artículos provenientes de países de bajos ingresos. En algunos casos extremos, esto podría deberse a la baja calidad de la investigación o publicación, lo que influye en que sea aceptado solo en revistas depredadoras sin un exhaustivo proceso de revisión por pares. A veces, en estos países, es más importante la cantidad que la calidad de publicaciones, tanto para adquirir prestigio académico como para ser aceptado en programas de posgrado15.
Funcionamiento de las revistas depredadoras
En muchas universidades, los académicos desconocen esta problemática, por lo que son susceptibles a ser engañados por estas revistas, las que, en general, utilizan nombres de fantasía para sugerir que son internacionales y que cuentan con alto prestigio. De esta forma, son habituales nombres como International Journal of…, Global Review of… o Annals of the World Association of…, entre otros16. También pueden simular nombres de revistas conocidas de alto prestigio. Las revistas son exclusivamente digitales y cuentan con dominios propios de internet. En general, desaparecen a los pocos meses de ser creadas, tiempo suficiente para haber capturado dinero de autores ingenuos o francamente desesperados16.
Las típicas prácticas de las publicaciones depredadoras incluyen una promesa de rápida revisión, proceso mínimo o inexistente de revisión por pares, junta revisora ficticia y títulos que simulan revistas legítimas. En general, se hacen conocer enviando correos electrónicos a los investigadores, utilizando tácticas agresivas de marketing y correo spam, muchas veces, incluso, con faltas gramaticales o errores ortográficos, solicitando que los investigadores envíen artículos o se conviertan en editores de la revista14,17.
Signos de advertencia para reconocer una posible revista depredadora3,18
La revista no identifica dónde está ubicada su sede o la ubicación es falsa.
La revista envía mensajes electrónicos tipo spam solicitando el envío de artículos, ofreciendo ser miembro de la empresa editora o invitando a participar en “ediciones especiales”.
A menudo, los correos son dirigidos a investigadores jóvenes, felicitándolos por sus publicaciones anteriores y la calidad de su trabajo previo, con énfasis en la alta tasa de aceptación de la revista.
Promesa de publicación rápida (horas o semanas).
La página electrónica de la revista contiene errores gramaticales u ortográficos y no tiene apariencia profesional.
No existe una institución u organización asociada a la revista.
La revista tiene un portafolio amplio de artículos, muchos de ellos nuevos y no aparece contenido.
Los artículos parecen mal editados.
La revista abarca un amplio espectro de disciplinas para atraer más artículos; por ejemplo, Journal of Medicine, Journal of Sciences o African Journal of Case Reports.
A menudo es uno de los primeros números de la revista y, a pesar de esto, afirman tener un alto índice de impacto.
El correo electrónico de contacto pertenece a dominios como gmail, yahoo, etc.
Se recibe la notificación de cobro para procesar el artículo posterior a la publicación o durante el proceso de publicación.
Como regla general, todo académico debiera desconfiar de cualquier invitación a publicar que reciba vía correo electrónico3.
Algunas revistas han llevado el correo spam a un nivel superior, utilizando una estrategia novedosa y efectiva, que consiste en enviar mensajes electrónicos personalizados a los autores, felicitándolos por artículos anteriormente publicados, e invitándolos a publicar un nuevo trabajo similar al mencionado en la revista depredadora3.
En general, las revistas depredadoras dan la impresión de estar físicamente localizadas en Estados Unidos de Norteamérica, Reino Unido o Canadá, pero la gran mayoría poseen sus cuarteles en Pakistán, India o Nigeria, fuera del alcance de los sistemas legales o regulatorios que podrían monitorear o limitar sus operaciones19.
Tipos de publicaciones depredadoras
Es importante tener claridad de cómo operan estas revistas inescrupulosas. Compartimos para eso los diferentes modelos con los cuales pueden presentarse a los investigadores18:
Modelo de pago directo: Indican los cargos asociados al envío y promesa de una rápida publicación.
Modelo de pago a posteriori: Invitación a enviar manuscrito. Durante la fase inicial de procesamiento del artículo no se mencionan cargos asociados. Solo posterior a la publicación del artículo se demanda el pago, y si este es rechazado por el autor, se reciben amenazas de retirar la publicación.
Modelo de pago revista aliada: Los autores son invitados a publicar un artículo a una revista, sin costo asociado. Al pasar un corto período, el artículo es rechazado, y a continuación reciben un mensaje sugiriendo y asegurando la publicación en otra revista.
Modelo de autor remunerado: Los investigadores son invitados a convertirse en editores invitados y deben invitar a otros investigadores a enviar artículos. Mientras tanto, el editor invitado puede optar a una o dos publicaciones gratuitas, pero el resto de los autores debe pagar altos costos a la revista o empresa de publicación.
Modelo fraudulento: En este caso, la revista recibe el pago, pero ni siquiera procede a la publicación del artículo.
A continuación enseñamos un ejemplo recibido vía correo electrónico por una de las autoras del presente artículo (Figura 1).

Fuente: correo electrónico recibido por una de las autoras.
Figura 1 Correo electrónico enviado por una revista depredadora.
Para tener presente, existen buenas prácticas de publicación, creadas por la comunidad científica INANE (International Academy of Nursing Editors) que se pueden compartir con los investigadores (Tabla 2).
Tabla 2 Recomendaciones de buenas prácticas previas a seleccionar una revista17
Interrogante | En qué fijarse | Alerta |
---|---|---|
¿Quién es el editor a cargo del contenido de la revista? | Persona que ha ganado reputación en la disciplina. Se provee información de contacto |
No se encuentra evidencia del editor en la disciplina. No existe información de contacto |
¿Cuál es el procedimiento de la revista para asegurar calidad de contenido? | Se describe claramente el proceso de revisión de manuscritos previo a la publicación. Los nombres y roles de los miembros de la junta asesora o editorial están claramente indicados |
Promesa de rápida revisión y publicación (las revisiones de calidad requieren tiempo). Mistificación de quienes se encuentran involucrados en el proceso de revisión |
¿La revista tiene buenas prácticas de publicación? | La revista es miembro de algún comité de ética en publicaciones. La revista se encuentra en el directorio de algún comité editor internacional (por ejemplo: WAME, COPE, etc.). La información de los costos para el autor, de existir, es clara y fácilmente accesible. Si la revista muestra un índice de impacto, es verificable en el Journal Citation Reports (Web of Science) |
La revista se encuentra en el listado de Beall. El nombre de la revista es sospechosamente parecido a otra revista. La solicitud de manuscritos es por medio de mensajes excesivamente halagadores |
Fuente: Adaptado de INANE Predatory Publishing Practices Collaborative. Predatory Publising: What Editors Need to Know17.
Algunos ejemplos para nunca olvidar
En octubre del año 2013, la revista Science reportó que habían generado una situación para probar un punto en relación a las revistas depredadoras. Un personaje de profesión biólogo describía cómo había enviado un estudio ficticio a 304 revistas Open Access. Más de la mitad de las revistas aceptaron publicar el artículo sobre las propiedades para tratar el cáncer de unos líquenes. Ni el investigador ni la institución eran reales, y cualquier revisor con conocimientos básicos de química y la habilidad de entender datos básicos habría captado los errores del artículo. Esto llevó a emitir una sanción hacia las revistas que habían aceptado el artículo19.
Otra situación ocurrió cuando un estudiante de doctorado envió un artículo escrito por un software (SCIgen) que generaba frases gramaticalmente correctas, pero sin sentido, a una revista depredadora. La revista le indicó al autor que el artículo había sido sometido a revisión por pares y se aceptaba su publicación posterior al pago de 800 dólares19.
Por si fuera poco, en el año 2005, dos científicos crearon un artículo con alto contenido de insultos20 (lo cierto es que solo repetían una frase e incluían dos figuras con la misma oración). Los autores podrían haber publicado este artículo, pero pese a haber sido aceptado en el International Journal of Advanced Computer Technology, los autores no quisieron pagar los USD 150, por lo que el artículo no fue publicado en la revista depredadora.
¿Qué está pasando en nuestra región?
En América Latina los datos no son claros: sabemos que los investigadores suelen recibir invitaciones para publicar en este tipo de revistas y que algunas revistas de países latinoamericanos se encuentran en el listado de Beall7. Sin embargo, es necesario investigar más a fondo qué países y disciplinas de la región están publicando en revistas depredadoras, y si los investigadores, académicos y estudiantes conocen sobre esta mala práctica.
Discusiones y conclusiones
Las publicaciones de acceso abierto han generado un nuevo desafío para los investigadores e instituciones, que deben estar conscientes que algunos editores no están respetando las normas éticas, lo que perjudica a toda la comunidad científica. Debemos recordar que la integridad científica importa y que los principios éticos en la publicación de revistas hacen una gran diferencia en la relación entre investigadores y revistas.
Las revistas depredadoras pueden provocar consecuencias negativas: la sociedad confía en los artículos de alta calidad para la creación de políticas públicas, como apoyo en casos judiciales y, en particular, para mejorar la salud pública3. La proliferación de artículos científicos de dudosa calidad puede generar confusión en instituciones estatales o servir de fundamento para grupos de presión de marcado dogmatismo (como los movimientos antivacuna o los negacionistas del cambio climático). Los investigadores se ven dañados personal y profesionalmente, mientras los costos económicos y sociales de las publicaciones fraudulentas son trasladados hacia los autores. Estos costos pueden ir desde algunos cientos, hasta miles de dólares. Y, finalmente, los artículos no son indexados en ninguna base de datos de publicaciones respetables ni validados por los pares investigadores21.
Por dichas razones, las universidades deben revisar sus buenas prácticas de publicación, incluir la declaración de conflictos de interés y mantener un listado actualizado de publicaciones depredadoras para consultar. En su defecto, deben informar en los sitios web de sus bibliotecas sobre este tipo de malas prácticas en la publicación y difundir listas de chequeo, campañas educativas y algoritmos de decisión.
Es necesario que los estudiantes, académicos e investigadores puedan desarrollar habilidades para reconocer este u otro tipo de fraudes en la publicación; para ello, se debe informar y capacitar sobre el tema en los ambientes académicos.
Algunas recomendaciones finales para adoptar en la academia son las siguientes22:
Informar sobre las revistas depredadoras mediante algún sistema de plataforma interna, para que todos los miembros puedan consultar sobre revistas sospechosas o incorporar nuevas por su cuenta.
Incorporar la temática en los cursos de pregrado y posgrado.
Generar capacitaciones para los académicos para fortalecer la alfabetización en publicaciones científicas.
Familiarizarse con las revistas respetadas de la propia disciplina.
Priorizar la calidad sobre la cantidad de las publicaciones en la carrera académica.
Existe una responsabilidad que recae en el autor, que implica revisar la idoneidad y el cumplimiento de mínimos estándares por parte de las revistas. Mientras se sigan enviando artículos a este tipo de publicaciones fraudulentas, seguirá existiendo el problema. Para combatirlo, todo el ambiente académico debe conocer el fenómeno: solo así, unidos, se podrá frenar esta amenaza23.