Señor Editor:
Preocupación ha causado durante las últimas semanas el brote de un virus en Wuhan, ciudad de 11 millones de habitantes ubicada en la Provincia de Hubei, China1–3. Este agente patógeno, de la familia Coronaviridae, puede generar neumonía y ha producido miles de muertos y de contagiados. El objetivo de esta Carta al Editor es discutir las principales características de este virus y cómo éste puede amenazar la salud pública.
Los coronavirus (CoVs) son virus ARN monocatenarios de sentido positivo (Figura 1A), poseen envoltura, son altamente diversos y causan trastornos respiratorios, digestivos, hepáticos y neurológicos de severidad variable en un amplio rango de especies animales, incluyendo al ser humano, en quien pueden causar enfermedades graves4. Los CoVs se agrupan en cuatro géneros: Alfacoronavirus, Betacoronavirus, Gammacoronavirus y Deltacoronavirus4. Respecto a los Betacoronavirus, dos de ellos han sido de gran interés para la comunidad científica y la salud mundial en los últimos diecisiete años: el causante del síndrome respiratorio agudo severo (conocido como SARS-CoV)4 y el causante del síndrome respiratorio del Medio Oriente (conocido como MERS-CoV)4.

Figura 1 A. Esquema general de un coronavirus. Se denominan «coronavirus» debido al aspecto de «corona» que presenta su estructura. B. Los coronavirus corresponderían a virus zoonóticos. Las líneas continuas denotan vías de transmisión comprobadas y las discontinuas, aquellas aún no totalmente comprobadas. Figura creada utilizando biorender.com
Se sabe que tanto SARS-CoV2,5,6 como MERS-CoV2 son de origen zoonótico. Una zoonosis es aquella condición en la cual los patógenos causantes de enfermedad poseen, en general, un reservorio animal silvestre5; y a partir de este reservorio animal, que es generalmente asintomático, el patógeno puede ser transmitido directamente a los seres humanos o a animales domésticos5, los que a su vez pueden transmitirlo a las personas5. Los animales que transmiten virus zoonóticos son usualmente vertebrados4, por ejemplo, murciélagos y civetas de las palmeras1,2,5 en el caso de SARS-CoV, y camellos y dromedarios2 en el caso de MERS-CoV (Figura 1B).
Habiéndose ya descartado la gripe humana y aviar2, el SARS-CoV2 y el MERS-CoV2, se ha reportado2,3,6 que el coronavirus responsable del brote en Wuhan es un Betacoronavirus del grupo 2B2. Con una secuencia genética al menos 70% similar al SARS-CoV, la OMS lo denominó SARS-CoV-2 (inicialmente 2019-nCoV-2). La patología que produce se denomina enfermedad por coronavirus (COVID 19) y sus síntomas incluyen incluyen fiebre (> 90% de los casos), malestar, infiltrados pulmonares al efectuar radiografía de tórax, tos seca (80%), disnea (20%) y dificultad respiratoria (15%)1,2,6. Si bien las características etiológicas de este síndrome respiratorio son aún bastante desconocidas6, se ha propuesto que el origen del coronavirus causante tendría un origen específico: animales infectados que se venden vivos en el Mercado Mayorista de Mariscos Huanan en Wuhan1–3, el cual ha sido cerrado para evitar más contagios1,6, permitiendo esto también efectuar investigaciones, saneamiento ambiental y desinfección2. Por su parte, la ciudad ha sido puesta en cuarentena. Se cree que el reservorio natural del SARS-CoV-2 serían murciélagos1, e intermediarios serían serpientes u otros animales (Figura 1B).
Frente a este tipo de brotes epidémicos la disponibilidad de información oportuna y veraz es fundamental. Recientemente en The British Medical Journal3 se ha criticado que parte de la información acerca de este virus no se ha liberado a tiempo3, información que es fundamental para tomar las mejores decisiones en el área de Salud Pública3. A la fecha, 76 países (incluido Chile) han reportado casos de COVID-19 y la OMS ya ha declarado emergencia de salud pública internacional. El avance de este virus ha hecho cuestionarse a algunos investigadores6 sobre cuán rápidamente estos nuevos agentes patógenos pueden aparecer y diseminarse y cómo éstos podrían llegar a constituir una seria amenaza para la población mundial. Se debe tener en cuenta que las enfermedades zoonóticas son un desafío constante a la seguridad de la salud global2,5, realidad que requiere permanentes medidas de prevención y de respuesta oportuna ante epidemias que pueden convertirse en pandemias. Es importante considerar lo propuesto por algunos investigadores2 respecto a enfrentar estas amenazas mediante un esfuerzo colaborativo bajo el enfoque de «Una Sola Salud» (One Health), el cual integra la salud humana, animal y ambiental2, y es especialmente apropiado para las enfermedades zoonóticas que amenazan a la humanidad. Además, los organismos de salud públicos y privados así como las instituciones educativas deben poner especial énfasis en las medidas que eviten más contagios.