Introducción
¿Qué se sabe del tema que trata este estudio?
La Consejería Adolescente es una herramienta de acompañamiento psicoeducativa, con evidencias de ser una estrategia probadamente eficiente para lograr el cambio de conducta de las personas.
¿Qué aporta este estudio a lo ya conocido?
Esta Actualidad revisa los avances en Consejería Adolescente, que aunque escasos, son suficientes para revelar la importancia que tie ne como instancia para escuchar la voz de los adolescentes, desde un enfoque constructivista y centrado en la persona, cuyo propósito presente y futuro es jóvenes más sanos y felices y con una entrada exitosa a la adultez.
Con la finalidad de contribuir al conocimiento ac tual de la Consejería Adolescente (CA) en este artículo se aborda el tema partiendo de un marco conceptual para contribuir a la comprensión de lo que significa la consejería, desarrollando los aspectos centrales del en foque con que se realiza, como son la visión centrada en la persona y el paradigma constructivista, para lograr el impacto que persigue, es decir el cambio positivo de comportamiento en la salud de las personas adolescen tes. Se comparten consideraciones generales producto de la experiencia profesional docente/ asistencial de la autora, lecciones aprendidas por la continua retroalimentación que se produce en cada consejería, que nu tren y refuerzan positivamente a quienes la realizan. Se incluye una revisión de publicaciones científicas y de los programas, normas, guías del Ministerio de Salud de Chile, que dan cuenta del estado de desarrollo de la CA y posibles proyecciones futuras.
Visión general
Según la OMS y la OPS, se ha definido la Consejería en Adolescente, “como una actividad psicosocial para promover la salud y lograr la adopción de cambios vo luntarios en la conducta con un impacto positivo en la salud de las personas”1.
Independiente del enfoque con el cual se aplique, la consejería apunta a crear una relación de ayuda cen trada en las necesidades de apoyo psicosocial de las personas. Constituye una forma de acompañamiento psicológico y social que nace en un momento de difi cultad o crisis que requiere de un apoyo específico. Por lo tanto, demanda de un espacio y un tiempo defini dos; del desarrollo de un vínculo de confianza, y de la implementación de técnicas y habilidades de comuni cación interpersonal por parte de quien la realiza2.
También se define como una “consulta educati va que se realiza a través de una escucha atenta y un diálogo cálido, abierto a la expresión afectiva. Infor ma, orienta, pero sobre todo es una instancia que pro mueve la reflexión y el aprendizaje significativo para la toma de decisiones. La Consejería fortalece la dimen sión psicosocial de la atención de salud, que junto a la dimensión clínica, procura que la persona se cons tituya en sujeto de salud, es decir, protagonista de la consecución de su propio estado de bienestar físico, mental y social”3.
El Ministerio de Salud de Chile a través del Progra ma de Atención Integral de Salud de los y las Adoles centes y Jóvenes (2010), la ha incorporado dentro de las actividades de promoción, prevención, curativas y de rehabilitación de la salud, considerándola como “una relación de ayuda entre un profesional capacitado, que escucha, informa y orienta a los y las adolescentes o jó venes, a tomar decisiones personales relacionadas con la temática consultada, brindando información amplia y veraz, considerando sus necesidades y problemática particular. También puede ser un espacio para orien tar a la madre, al padre o al adulto responsable que les acompaña, para ayudarlos en su rol de modelar y apoyar la implementación y mantención de conductas saludables en sus hijos o hijas. Este proceso de acompa ñamiento y orientación ocurre durante todo el perío do que significa transitar por esta etapa del desarrollo y madurez, hasta alcanzar la edad adulta, preparados para asumir las tareas de acuerdo a su curso de vida”4,5,6.
Una de las finalidades de la CA es promover la sa lud y prevenir la enfermedad, por lo que la educación es un componente esencial que forma parte de ella, para lograr los cambios positivos de comportamiento en salud, construyendo para el futuro. Reconocer este último aspecto, la visión de futuro, es de mucha im portancia, pues las evidencias científicas demuestran que las conductas aprendidas en la adolescencia son parte importante del perfil de salud del adulto y que muchas patologías del adulto se han originado en el comportamiento adquirido en esta etapa del curso de vida, siendo la intervención educativa en esta fase la que produce un mejor impacto preventivo3.
Mencionaré algunas consideraciones generales a te ner presente al realizar la CA, con énfasis en la aplica ción del enfoque educativo constructivista con el que se desarrolla, necesario para lograr el cambio de conducta.
Lo primero que debemos aclarar es que el térmi no “Counseling” o “Counselling (formas ortográficas para el concepto en Estados Unidos y el Reino Unido respectivamente) no tiene una traducción al español, como muchos términos del inglés, y que la mejor tra ducción fue denominar a esta actividad de acompaña miento y orientación como “Consejería”. Este primer aspecto es importante, ya que marca el inicio del tipo de relación y las expectativas entre el profesional y el adolescente, padre y/o madre, cuidador que serán ob jeto de esta intervención en salud, precisando que no se darán consejos. Esto por una razón bastante poderosa: las experiencias y rutas del curso de vida de cada per sona son únicas y el cómo enfrentar los desafíos de la vida responderá a las fortalezas y debilidades de cada individuo. Por tanto, no sirve el dar recetas o seguir los ejemplos de otros.
Lo segundo a considerar es que será necesario tra bajar para producir un cambio en los profesionales que realizan CA, desde el paradigma tradicional de aten ción directivo y conductista, hacia el paradigma cen trado en la persona y constructivista7. Este cambio de paradigma significa que el enfoque de la relación entre consejero y adolescente se centra en la persona y se va construyendo desde el otro, con una gran capacidad de escucha activa por parte del profesional. Es decir, se construye desde los conocimientos y experiencias que los adolescentes poseen, que traen consigo, producto de su historia de vida personal, familiar y de contexto. Esta relación se va generando paulatinamente, a me dida que el sujeto siente que está siendo escuchado, a través del relato de sus sentimientos, actitudes y percepciones. Significa que la CA, desde esta visión constructivista, no consta de solo una sesión, sino de varias ¿cuántas? La experiencia personal me ha señalado que es el propio adolescente quién definirá el momento adecuado para dar por finalizada una intervención de consejería4.
Será necesario preguntarnos ¿cómo hacer para que se produzcan los cambios de conducta saludables y por ende positivos en las personas? Centremos nuestra atención en las características de los adolescentes y jó venes que transitan por un período del curso de vida de gran riqueza y potencial pero también muy crítico, con múltiples demandas y estímulos que el mundo les ofre ce y que ellos están descubriendo. La respuesta a esta compleja pregunta la podemos encontrar en muchas de las teorías del comportamiento, cuyos fundamen tos teóricos explican y avalan el cómo se producen los cambios de conducta de las personas.
Dos autores, Prochaska y Di Clemente en 1982, plantearon una de estas teorías que mejor describen las etapas por las cuales transita una persona en este proce so de cambio. Sus investigaciones sobre la obesidad, el tabaco y alcohol permitieron identificar las cinco fases por las cuales transitan las personas cuando se deciden hacer un cambio de conducta respecto a algún hábito en sus vidas. Estas etapas se encuentran descritas en el Diagrama del Cambio (Figura 1) muy útil para orientar el proceso y apoyar al profesional que realiza la conse jería, respetando los tiempos y ritmos individuales de las personas, frente a un cambio de conducta5.

Figura 1 Modelo etapas del cambio de Prochaskas5. Etapas, objetivos y estrategias del cambio conductual.
Iniciado el proceso de CA es necesario preocuparse del primer contacto. La primera impresión es funda mental para generar un buen vínculo con el adoles cente, por lo que saludar con amabilidad, presentán donos y mencionando al adolescente por su nombre y de igual forma al acompañante, será la primera ex presión del interés por centrarnos en sus necesidades y tratarlos como personas sanas y no como portadores de enfermedad. Frente a la primera cita es necesario hacer un encuadre, definiendo y explicitando el rol que estaremos cumpliendo, estableciendo por nuestra parte un compromiso de confidencialidad de los temas que se traten y conversen, con límites precisos de hasta dónde debe llegar y cuándo se debe romper por riesgo de salud grave, siempre con el acuerdo del adolescen te quien nos dirá a qué adulto responsable llamar, en caso que ello ocurra. La relación que se debe conjugar habitualmente es triangular, entre tres integrantes, ma dre, padre o cuidador responsable, el protagonista de la relación que es el adolescente y el profesional que va a entregar la consejería5.
Es relevante igualmente al iniciar una sesión de consejería dirigirse al adolescente en primer lugar, ha ciéndole sentir que será protagonista central de nuestro encuentro y luego al acompañante. Posteriormente, habrá un momento de la sesión en que el adolescente será atendido a solas, sin el adulto presente, lo que será consultado previamente si está de acuerdo o no. Para lo cual se invita al adulto responsable a salir del box de atención, facilitando de esta manera el espacio de conversación entre el adolescente y el profesional. De esta manera lo que se busca desde el inicio es crear un vínculo entre consejero y adolescente y madre, padre o cuidador si es el caso, vínculo que acompañará todo el proceso de la consejería y que será importante para la alianza terapéutica futura a la que se comprometerán para el éxito de la intervención.
Otra de las consideraciones importantes al iniciar una consejería es tener presente las etapas de la edad del adolescente cuyos límites cronológicos se fijan en tre los 10 y 19 años. Este periodo se divide en tres eta pas, adolescencia temprana (10 a 13 años), media (14 a 16 años) y tardía (17 a 19 años), en correspondencia a las características del desarrollo físico, cognitivo, psicosocial y sexual por los que transitan los adolescentes para ingresar exitosamente a la edad adulta6,8. Es nece sario tenerlas presentes para identificar los cambios y las conductas observadas y garantizar una mejor com prensión de las mismas.
Otra consideración frente a la consejería es que debiese ser realizada basándonos en los axiomas de la teoría de la comunicación propuestos por Paul Watzlawick et al. (1991) que nos introduce en la pragmática de la comunicación humana y para quienes la comunicación humana es un proceso de interacción9. Uno de los principios básicos de una buena comunica ción es que sea efectiva, y ello se logrará si estamos real mente escuchando en forma eficaz, técnica que con siste en saber escuchar dejando que la persona hable, aclare lo que piensa y siente. A través de esta escucha, el profesional puede ayudar al adolescente a identificar sus sentimientos, darse cuenta que son involuntarios, no se eligen, no se es responsable de ellos y que no se debe sentir culpa por ellos. En contraposición con las conductas que si son voluntarias, nosotros las escoge mos y somos responsables de ellas y por la que los otros nos verán y nos podrán juzgar o enjuiciar.
Durante las sesiones de consejería se pueden reco nocer algunos momentos difíciles, que hay que tener presente como lo son la expresión de sentimientos, etapas de silencios o bloqueos, donde en principio pa reciera ser que no se tiene alguna respuesta a lo que se está planteando, por lo que la sugerencia es aceptar que no tenemos una respuesta frente a lo que demanda en ese instante la intervención. Será necesario postergar para otra sesión el momento para retomar lo que deje mos pendiente.
Tomando las técnicas recomendadas para una co municación efectiva he seleccionado algunas de las fra ses que se sugiere evitar, las que son habitualmente de claraciones absolutistas tales como” nunca” o “jamás”: “tú nunca deberás...”, “tú siempre tendrás que...”. El tra to paternalista como: “deberías darte cuenta...”, “eso no tiene ninguna excusa”, “tal vez no sea importante pero cuando seas mayor... ” Desechar lo que el adolescente nos dice con respuestas como: “eso no es problema...”, “no deberías preocuparte por eso...”5.
Después de lo que denominamos presentaciones y encuadre, nos dirigiremos primero al adolescente y luego al acompañante para que nos relate por qué viene y cuál es el motivo que lo hizo consultar. Es ne cesario ser cuidadoso en esta etapa, porque es fácil ini ciar un interrogatorio como anamnesis. Al contrario, es importante invitar al dialogo, que se nos abra a la comunicación, que genere los inicios de un vínculo de confianza y no partir por la definición de un problema o necesidad. Escuchar y observar con atención su len guaje verbal y no verbal a través de la observación de movimientos, gestos, dirección de la mirada, silencios; reconocer el “idioma” de la edad, con que se comuni can y que está en cambio constante; respetar valores y actitudes de cada cultura como lo pueden ser la vestimenta , la música, la religión u otras formas de cultura o hábitos; definir y aclarar temas , hacer sentir que el problema no es individual, validar los sentimientos, evaluar lo que sabe y lo que no sabe, corregir mitos y ser muy claro al entregar la información cuando nos la solicitan, estar atentos a dar espacio para que el ado lescente formule nuevas preguntas; estimular la auto nomía progresiva en la toma de decisiones , ayudarlo a preparar un plan, apoyar proponerse metas realistas y apropiadas, visualizar diferentes opciones para reso lución de conflictos, sin forzarlo para que comprenda y concluya que es posible ejercer control sobre las si tuaciones de su vida, que es posible tomar decisiones y evaluar las consecuencias.
Durante las siguientes sesiones de consejería es ne cesario recapitular un poco a partir de la última sesión, con el objeto de monitorear los avances, evaluación de los procesos y compromisos tomados. Reconocer el cumplimiento de compromisos, felicitar y reforzar cuando se observan los cambios y estimular constan temente cuando ellos no fueron posibles, detectando precozmente posibles problemas o recaídas, que son parte del proceso de cambio.
Al finalizar cada sesión de consejería es recomen dable, a modo de cierre, recordar y resumir las tareas y o compromisos que se han adquirido y acordar en conjunto la próxima citación.
Revisión de Literatura Científica
Una revisión no sistemática de literatura científica nacional e internacional publicada en los últimos 10 años, da cuenta de lo poco estudiado que se encuentra específicamente el tema de la CA, lo que hace difícil identificar el estado del arte tanto a nivel local como en el mundo. La mayoría de los estudios se refieren a la consejería como una actividad que solo se la men ciona en términos cuantificables sin profundizar en los enfoques utilizados, metodología, ni procedimientos, como tampoco evaluación de resultados.
Los estudios revisados fueron en su mayoría en in glés y abordan los problemas de salud en las distintas áreas temáticas que afectan la salud de los y las ado lescentes tales como salud mental (depresión, suicidio, consumo problemático de alcohol y otras sustancias, abuso, violencia, maltrato), salud nutricional (sobre peso, obesidad y trastornos alimentarios), salud sexual y reproductiva (anticoncepción, prevención de em barazo, ITS, VIH/SIDA), discapacidad, enfermedades crónicas y oncológicas, salud bucal y actividad física10-19.
Dicha línea de investigación centrada en el daño o morbilidad ciertamente es importante y nos revela a través de los diferentes indicadores, la magnitud y tendencias de los problemas de salud que abordan a los adolescentes en este tiempo. Sin embargo, mu chos de los problemas de salud siguen teniendo altas tasas de prevalencia y su presencia en los adolescentes sigue con las barreras y brechas diagnosticadas, reite radamente investigadas, pero sin impacto que muestre que intervenciones logran su descenso, cuyas cifras no se modifican sustantivamente. Y la situación de salud mundial de los adolescentes sigue con su mantención en tendencia frente a los problemas de salud que tienen relación con el comportamiento y cuyas conductas, de no modificarse seguirán siendo el día de mañana las enfermedades que como adultos nos dañarán.
La Academia Americana de Pediatría, en una re ciente publicación señala que necesidades de salud in satisfechas durante la adolescencia y en la transición a la edad adulta, predicen no solo pobres resultados de salud como adultos sino también menor calidad de vida en la edad adulta20.
Albert Einstein lo decía hace ya algún tiempo: “Es síntoma de locura hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes”. Entonces lo que razonablemen te nos queda por hacer para lograr entender aquellas situaciones que no se movilizan y no cambian, es in dagar y encontrar respuesta a “cómo lo estamos ha ciendo”, en especial cuando aplicamos la CA, proba damente efectiva en la modificación de hábitos relacio nados con las conductas de los adolescentes y jóvenes.
En la búsqueda y revisión de los artículos publica dos a nivel nacional, que dieran cuenta de los avances en la CA, en los últimos diez años, encontramos va rios documentos emanados por el Ministerio de Salud (MINSAL) de Chile. Ello ocurre desde la creación el año 1995 del Programa Nacional de Salud para Ado lescentes y Jóvenes, que pone de relieve y desarrolla un proceso en dirección a que la Consejería Adolescente sea relevante y se aplique y capacite a nivel nacional y en la atención primaria de salud. En el año 1999, se publica la Política en Salud de Adolescentes y Jóvenes, que propuso cambiar el paradigma asistencial hacia un enfoque holístico, integral y bio-psicosocial. En el año 2008, esta política se actualiza y se enfoca en el desa rrollo humano, la participación y la articulación con otras políticas y programas orientados a adolescentes y jóvenes, considerando sistemáticamente los determinantes sociales de la salud y promoviendo el ejercicio de derechos. Posteriormente, en el año 2012, se elabo ra el Programa Nacional de Salud Integral de Adoles centes y Jóvenes y su respectivo plan de acción para el período 2012-2020 orientado inicialmente al quehacer del nivel primario de atención3. Es así como desde que se formulara dicho Programa se ha avanzado en dar respuesta a necesidades específicas de atención sanita ria de este grupo poblacional, sentando las bases de un trabajo cuyos logros aun están por ser alcanzados.
En relación a la CA, el MINSAL el año 2011 publi ca el primer documento “Guía práctica de Consejería para Adolescentes y Jóvenes Orientaciones generales, dirigida a los equipos de Atención Primaria “ para profesionales de la salud cuyo propósito es entregar recomendaciones prácticas generales, con el fin de incrementar las capacidades de quienes realizarán ac ciones de consejería, incluyendo sus principios bási cos, conceptos teóricos del comportamiento, así como orientación hacia el desarrollo de actitudes y capacida des esenciales, y consideraciones bioéticas que deben incorporarse en el ejercicio de la práctica diaria con Adolescentes y Jóvenes. De esta forma desde el Pro grama Nacional se da lugar al desarrollo de diversos documentos regulatorios con recomendaciones que promueven intervenciones efectivas5.
Uno de los últimos avances del MINSAL es el énfa sis que se le otorga a la calidad de la atención y las ac ciones de Salud Sexual y Reproductiva, a fin de mejorar el acceso a consejería y uso de métodos anticoncepti vos, con el propósito de bajar las tasas de fecundidad. Por ello, se implementó una Guía de Consejería en Salud Sexual y Reproductiva (2016),que entrega re comendaciones prácticas a los equipos de salud, en te máticas de prevención del embarazo, ITS/VIH/SIDA, uso del condón, abordaje de distintas orientaciones e identidad sexual6.
En el año 2008, en base a recomendaciones técnicas propuestas por agencias internacionales, el Programa Nacional de Adolescentes y Jóvenes, desarrolla un nue vo paradigma para enfrentar la atención de salud de la población adolescente iniciándose la estrategia Espa cios Amigables para adolescentes, como un Programa de Reforzamiento de la Atención Primaria instalándo se en el año 2009 Espacios Amigables en comunas con las mayores tasas de fecundidad adolescente, con el fin de abordar las dificultades de acceso para adolescentes, dentro de un modelo de atención familiar y comunita rio, llegando en la actualidad a cubrir el total de comu nas del país21,22.
En la búsqueda y revisión de artículos nacionales que permitan aunar evidencias científica para respon der a la pregunta de cómo y cuánto hemos avanzado en Consejería Adolescente, un ensayo de Salinas J. y col., 2016, del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile presenta una actualización de la consejería en sus fundamentos teóricos y metodológicos, reiterando las evidencias que conocíamos. El consenso que existe sobre la eficacia de la consejería efectuada por profesionales de la salud, reconociendo que debe ser realizada en forma sistemá tica, con criterios de calidad y metodología adecuada. Motivados por el tema de la nutrición y los problemas que de ella se desprenden, como lo son el alarmantes aumento de la obesidad y de las enfermedades crónicas no transmisibles en el país y la necesidad de desarrollar competencias y habilidades en consejería, describen una intervención realizada durante el 2014 y 2015, ca pacitando a 312 profesionales de la Atención Primaria de Salud (APS) nutricionistas, kinesiólogos y odontó logos en su mayoría, de diferentes regiones del país. Sus resultados no son para nada halagadores, presen tando un análisis de las diversas condiciones negativas y dificultades a las que se ven sometidos los diferentes profesionales de la APS para implementar la consejería en alimentación, actividad física y tabaco. Concluyen que el desafío futuro es continuar adoptando medidas para el mejoramiento de la práctica de la consejería, instrumento fundamental para el abordaje preventivo de los graves problemas de sedentarismo, obesidad y tabaquismo en la población chilena23.
Cannoni G. et al., publicaron una propuesta de consejería integral para profesionales de la salud, enfocada en la sexualidad de la adolescente, dado que es la etapa de la vida durante la cual se desarrolla la identidad sexual y donde la mayoría inicia la actividad sexual. Su foco está centrado en la prevención del em barazo, infecciones de transmisión sexual, prevención de conductas de riesgo y fortalecimiento de conductas protectoras, todos contenidos muy importantes a ma nejar para quienes realizan consejería adolescente. Sin embargo, tiene un sesgo de género, pues está dirigido a la adolescente y no se aborda la participación de la pareja. Es fundamental tener presente que la consejería adolescente en los temas de sexualidad y salud sexual y reproductiva se orienta, acoge y acompaña a ambos integrantes de la pareja humana en toda su diversidad y orientación sexual24.
Luengo M.X. et al, en un estudio exploratorio-descriptivo, cualitativo-cuantitativo, realizado en el 2009 en tres Servicios de Salud de la Región Metropolitana, indagan sobre los conocimientos que tienen las madres y padres sobre las necesidades de sus hijos en Salud Se xual y Reproductiva (SSR) y qué demandan de los ser vicios de Atención Primaria en Salud, encontrando que los padres deseaban la postergación del inicio sexual de sus hijos/as adolescentes, pero reconocían las necesida des de prevención. Las madres aprobaban la atención en SSR y reconocían la necesidad de consejería en los temas señalados, solicitando el apoyo para ellos y sus hijos/as25.
Un estudio realizado en España en marzo del 2013 por J. Colomer y el grupo Previnfad sobre prevención del embarazo no deseado y prevención de las infeccio nes de transmisión sexual, evalúa una serie de revisio nes sistemáticas y metaanálisis respecto a los denomi nados consejos breve y consejos de intensidad media y alta, evaluando la efectividad, siendo sus resultados poco consistentes y heterogéneos. Sin embargo, no evalúan la metodología en que se realizan. Solo se es pecifica que son sesiones individuales cara a cara, rea lizadas en adolescentes con actividad sexual de riesgo, proporcionada por profesionales sanitarios en condi ciones de tiempo y privacidad adecuados26,27.
Un estudio cualitativo en trabajadores de la salud de la comuna de Huechuraba, región Metropolitana de Chile identifica las percepciones y experiencias sobre las dificultades para el acceso a atención e informa ción en anticoncepción de adolescentes. Sus resultados muestran falencias, desinformación e inconsistencia en el acceso a atención y consejería en salud sexual y reproductiva para los adolescentes de dicha comuna28.
Obach et al. en el año 2017 realiza un estudio sobre la salud sexual y reproductiva en adolescentes y pres tadores de salud de cinco municipios de la Región Me tropolitana de Chile, focalizado en los Espacios Ami gables ubicados en centros de la Atención Primaria. Concluyen lo que históricamente se ha identificado, lugares mayoritariamente para el género femenino y muy baja cobertura de hombres, a pesar de los esfuer zos de los programas del Ministerio de Salud de au mentar los Espacios Amigables para lograr mayor ac ceso. La mayoría de los adolescentes los ven distantes y acuden mayoritariamente en casos de emergencia. Una mayor oferta de servicios no implica mayor acceso, por lo que sugieren utilizar estrategias que les resulten de interés, acercándoles los servicios de salud, potencian do el trabajo intersectorial, e incorporando un enfoque de masculinidades29.
Experiencia profesional en Consejería Adolescente
La experiencia profesional de la autora de este ar tículo, en Consejería Adolescente, se remonta a fines de la década de los noventa, cuando forma parte de un equipo universitario, creando la Unidad de Adolescen cia ubicada en el Consultorio de Atención Primaria Dr. Raúl Yazig, de la Comuna de Lo Prado, Área Occiden te de Santiago. Bajo un convenio docente asistencial entre el Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil Occidente, de la Facultad de Medicina, Universidad de Chile y el Departamento de Salud de la Corporación Municipal de la Comuna de Lo Prado se da inicio a la atención de adolescentes de dicha comuna. Aque llos inicios fueron un desafío importante , porque los recursos físicos y humanos eran mínimos, solo se contaba con un box de atención y tres profesionales de la Universidad (una Pediatra, una Matrona y un Psicólogo), junto a estudiantes internos de la Carrera de Medicina y residentes del programa de formación de Especialistas en Pediatría quienes, rotando por la capacidad reducida de la planta física, comenzaron a atender a los adolescentes de la comuna, ofreciendo a la comunidad el Examen de Salud Preventivo y Con sejería Adolescente. Ambas actividades constituyeron la puerta de entrada de los adolescentes al sistema pú blico de salud, permitiendo conocer y apoyar a jóvenes que vivían en una comuna de escasos recursos y que, aunque protegidos por el sistema escolar, tenían un perfil sociocultural con factores de riesgo y condicio nantes de vulnerabilidad.
Era una época en que los avances a nivel mundial, respecto a considerar como prioritaria la atención de salud adolescente, van influyendo tanto en la desti nación de recursos económicos como en las políticas públicas de salud. Chile no es la excepción. La visión de cómo se percibe la adolescencia va experimentan do cambios, que desde ser en un comienzo un grupo de personas que no se visibilizaban, pasan luego a ser considerados sujetos con conductas de riesgo, dando paso a la incorporación de una política ministerial con un programa nacional de adolescentes y jóvenes que permanentemente se ha ido perfeccionando a través de los años, para ser en el 2019 un programa en que el adolescente es el protagonista y centro de la atención.
En el 2007 nuestro equipo realizó un estudio des criptivo del perfil de los adolescentes consultantes de la Unidad de Adolescencia antes mencionada, mostran do que los asistentes a consejería, eran en su mayoría adolescentes tempranos y de género femenino. Los principales motivos de referencia a consejería fueron para ambos sexos, problemas de nutrición, disfunción familiar, baja autoestima, mal rendimiento escolar y necesidad de información sobre sexualidad. Estos resultados reforzaron al equipo para continuar desa rrollando la CA debido a que estábamos llegando en forma temprana a intervenir, con el objetivo claro de fomentar y promover la salud integral de los adoles centes, sus familias y responder a sus necesidades30.
Conclusiones y Proyecciones futuras
El objetivo de responder a la pregunta “cómo lo es tamos haciendo” y evaluar el impacto de la Consejería Adolescente en forma específica sigue pendiente.
Entre los factores que se visualizan como obstácu los en esta actualización, es que la consejería, si bien sigue siendo una actividad que se plantea y reconoce explícitamente su importancia en los programas mi nisteriales de atención de salud del adolescente y joven, se desarrolla como una acción más dentro de los dife rentes programas. Con diferentes metodologías , con disimiles tiempos de dedicación, con objetivos focali zados en los problemas de salud, de diferente magni tud e impacto, lo que hacen difícil estudiar y evidenciar cuál es el rol que cumple la consejería en su objetivo integral declarado en el documento Guía de Consejería Adolescente para los profesionales de Atención Prima ria de Salud5.
Habría que destinar recursos para hacer estudios de seguimiento, como lo serían los estudios de cohor te y lograr evaluar al término de la adolescencia, en la etapa de adulto joven, el impacto en el estilo de vida saludable y la calidad de vida de este grupo interve nido con estos servicios preventivos de salud, como lo son el Control Joven sano y la Consejería en ado lescentes.
Finalmente enfatizar que la CA es una estrategia psicoeducativa que debiera ser realizada bajo un mo delo de atención centrada en el adolescente, integral e integrada, con enfoque biosicosocial, sistémico y cons- tructivista, teniendo en consideración los determinan tes de salud y el curso de vida. Bajo esta perspectiva es importante que esté integrada a un equipo multidisciplinario de salud, como una actividad realizada por alguno de sus integrantes y que estén capacitados en técnicas de comunicación.
Estamos llegando al año 2020, momento en que se debiese evaluar el impacto de todas las medidas imple mentadas para lograr las metas de la Estrategia Nacio nal de Salud de la última década. Esperaremos haber avanzado y superado aquellos aspectos deficitarios y haber logrado mejorar y fortalecer nuestro Sistema de Salud a través del Control de Salud Integral de Adoles centes, con jóvenes más saludables y más felices.
Conflicto de intereses: La autora declara no tener conflicto de intereses.