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Revista musical chilena
Print version ISSN 0716-2790
Rev. music. chil. vol.62 no.209 Santiago June 2008
http://dx.doi.org/10.4067/S0716-27902008000100014
Revista Musical Chilena, Año LXII, Enero-Junio, 2008, N° 209, pp. 96 RESEÑAS DE FONOGRAMAS
Chagal en Chiloé. CD. Coke Vio Quinteto y vocalistas. Canciones de Jorge Vio Lagos con letras de varios poetas. Portada de Arestizábal. Valdivia: Guairao Producciones. Con aporte de Conarte de la Corporación Cultural Municipal, 2007.
El ingeniero acústico, compositor y tecladista Jorge Vio, nuevamente sorprende con un interesante fonograma. Esta vez son canciones y no música pura o para el ballet, o incidental para el teatro, como en anteriores trabajos. Estas canciones fueron compuestas por Vio en colaboración con reconocidos poetas valdivianos y una dramaturga catalana. La obra resultante fue grabada, mezclada y masterizada por el propio sello del autor y, por cierto, los arreglos orquestales y efectos electroacústicos son también de su autoría, con excepción de Dos estaciones y Urdemales, que lo son del guitarrista clásico Eduardo Rioseco, quien también participa en el grupo instrumental. El resto lo integran, además de Vio en teclados y voz en los cortes (3) y (8), Mariela González en batería y percusión, Francisco Ríos en bajo eléctrico y Daniel Contreras en guitarra eléctrica, más las voces de Marcela García y Lorenzo Obregón. La portada de Aretizábal para la carátula, recoge acertadamente en su alegoría, la sustancia surrealista del contenido. El disco consta de una obertura instrumental, Selva valdiviano y once canciones: Quizás, Dos estaciones, Urdemales y Que cante de Roberto Matamala; Chagall en Chiloé de Germán Arestizábal, Fui por hueso de Maha Vial, Tango de Antonia Torres, Amanecer en Puerto Octay de Clemente Riedemann, y Gárgola de Lionel Henríquez. De la dramaturga y poeta catalana Beth Escudé, Hrotsvitta de Gandersheim y, para cerrar el álbum, Erzbet Bathory de fuerte connotación sádica. Algunas de estas letras pertenecen a canciones para el teatro, ya conocidas, otras son tomadas de poemarios, pero todas son de factura muy contemporánea. La música recoge y estiliza, sutilmente a veces, otras francamente, aires del folclore chileno y particularmente uno que otro aire chilote. Por ahí asoma también un tango y algunas baladas sin compromiso con el folclore. Muy buenos resultan los complementos en estilo clásico para guitarra acústica de Rioseco, por lo adecuados y bien tocados. El gran problema de Vio con esta obra, ha sido la asonancia, en el sentido de calzar en el ritmo musical versos no rimados, como son los de la poesía actual. Por eso mismo, prefiero leer los versos de estos vates y escuchar la música pura que hace Vio, con su magistral y rica orquestación, su acabado manejo de la parafernalia electrónica y los registros de sus teclados. Todo aquello que en esta obra debió contener para subordinarlo a la lírica, afortunadamente no acaece siempre, como en la obertura y las dos canciones de la Escudé, en las que el músico se libera un poco del pie forzado del ritmo musical y en forma brillante.
Leonardo Mancini |