INTRODUCCIÓN
Las acciones antropogénicas han favorecido, ya sea de forma voluntaria o casual, el transporte e introducción de especies a nuevos hábitats. Muchas de estas especies introducidas se han convertido en invasoras, estableciéndose y expandiéndose en su nuevo rango de distribución, causando en algunos casos impactos ecológicos, sanitarios y económicos (Bax et al. 2003, Canning-Clode 2015). Aunque durante siglos se han observado y reportado invasiones biológicas en todo el mundo, en las últimas décadas este fenómeno se ha intensificado, aumentado el interés en su estudio para tratar de poder entender los factores y mecanismos que determinan su éxito, e impulsar políticas y medidas para evitar o reducir sus impactos (Puth & Post 2005, Lockwood et al. 2007, Canning-Clode 2015, Schwindt & Bortolus 2017).
Específicamente en sistemas marinos, resalta la preocupación de muchos científicos y gestores ambientales por el aumento constante en el riesgo de invasión en estos ecosistemas y las consecuencias que traen consigo (Bax et al. 2003, Bax et al. 2008). De esta forma, el incremento en la investigación en invasiones biológicas, así como la cobertura mediática de esta problemática, ha contribuido a avanzar en la prevención, control y gestión de la introducción de especies marinas (McGeoch et al. 2010, Canning-Clode 2015). Entre el 2000 y el 2004 se reportaron a nivel mundial aproximadamente 6.000 artículos publicados en la temática de biología de invasiones marinas y de agua dulce, siendo la mayoría realizados en los EE. UU. (Canning-Clode 2015). Por su parte, Sudamérica presenta un significativo menor número de estudios, que, aunque ha mostrado un aumento considerable en producción de conocimiento en especies exóticas marinas en los últimos años principalmente en Brasil, Argentina y Chile (Schwindt & Bortolus 2017), la carencia de información sugiere que el número de especies catalogadas como introducidas en Sudamérica podría estar subestimado (Villaseñor-Parada 2017, Leclerc et al. 2018).
Venezuela cuenta con una amplia superficie marino- costera que se extiende por 860.000 km2, con 3.964 km lineales de costas (Rodríguez-Altamiranda 1999). Este territorio costero, según el sistema de ecorregiones marinas del mundo propuesto por Spalding et al. (2007), forma parte de dos ecorregiones del Reino Tropical Atlántico: la ecorregión Caribe Sur de la provincia noroccidental tropical y la ecorregión Guianan de la plataforma del Norte de Brasil. Por otro lado, Miloslavich y colaboradores (2003) reconocen 12 ecorregiones marinas en el país. Diez de estas ecorregiones se ubican a lo largo de la línea costera, desde el este en la costa atlántica y el delta del Río Orinoco (Ecorregión I, que forma parte de la ecorregión mundial de Guianan) hasta el oeste del país en la región del Golfo de Venezuela (Ecorregión X, que forma parte de la ecorregión mundial Caribe Sur). Las otras dos ecorregiones se ubican en la región insular (ecorregión XI) y la Oceánica del país (ecorregión XII, Fig. 1). Estas ecorregiones presentan diferentes tipos de ecosistemas altamente diversos y productivos como lo son bosques de manglar, arrecifes coralinos, praderas de fanerógamas, playas arenosas, plataformas rocosas y ecosistemas estuarios, que posicionan a Venezuela entre los primeros 10 países con la mayor biodiversidad marina en el mundo (Miloslavich et al. 2003).
En materia de conservación de recursos naturales y biodiversidad, Venezuela tiene una importante trayectoria de logros con políticas ambientales que evolucionaron positivamente desde una perspectiva histórica, teniendo designadas 21 áreas protegidas (AP) que incluyen, parcial o totalmente, los ecosistemas costeros y marinos (MARN 2000). Las AP costeras incorporan el 18,2 % (682 km) de la costa continental de Venezuela y casi todos los ecosistemas de arrecifes principales están incluidos y protegidos dentro de ellas. Sin embargo, en la actualidad, las áreas protegidas afrontan una preocupante situación. Miloslavich y colaboradores (2003) reportan impactos significativos de actividades humanas tales como el turismo, sobreexplotación de recursos marinos, alteración física y la industria petrolera que han producido la pérdida de algunos ambientes naturales, contaminación y el agotamiento de ciertos recursos. A su vez, la economía de Venezuela depende en gran parte del comercio exterior (Mayora 2014), por lo que la actividad marítima podría ser uno de los principales vectores de introducción de especies en los ecosistemas. El movimiento de carga internacional en el país se realiza principalmente en Puerto Cabello y la Guaira de la ecorregión V y IV respectivamente, Maracaibo de la ecorregión IX y Guanta de la ecorregión II (LegisComex 2010, Campos 2017). Adicionalmente, la actividad turística en zonas marinas se ubica principalmente en las ecorregiones II, IV, V y XI (Ledhesma & Duarte 2016). Por su parte, la acuicultura en Venezuela también ha sido ampliamente desarrollada y un vector directo de introducción de especies en sistemas de cultivo de peces, camarones, moluscos y algas, principalmente en las ecorregiones marinas I, II y IX. Históricamente se han introducido especies exóticas para explotación comercial, entre estas se pueden mencionar las especies marinas Perna viridis (Linaeus, 1758), Penaeus vannamei (Boone 1931), Eucheuma denticulatum, ((Burman) Collins & Hervey 1917) y Kappaphycus alvarezii ((Doty) Doty ex P.C.Silva, 1996) (FAO 2016).
La última revisión de especies exóticas marinas en Venezuela fue realizada por Pérez et al. (2007), hace 12 años atrás. De acuerdo a este estudio, existirían 22 especies marinas exóticas (2 especies de algas, 4 de moluscos, 8 de crustáceos, 1 especie de ascidia y 7 especies de peces) y 67 criptogénicas (23 especies de algas, 21 de moluscos, 5 de poliquetos, 12 de crustáceos, 5 de ascidias y una especie de pez), las cuales han sido reportadas principalmente en el litoral oriental del país, cercanas al Golfo de Paria (Ecorregión I y II). Como posibles vectores de introducción de estas especies se sugieren el agua de lastre, cascos de los barcos y la acuicultura (Pérez et al. 2007).
La carencia de investigaciones en materia de invasiones biológicas es un factor limitante para poder generar e implementar políticas que prevengan, mitiguen o controlen la introducción de especies marinas exóticas en Venezuela, generando un riesgo significativo para su bioseguridad. Esto es aún más crítico cuando el número de especies reportadas como introducidas estaría relacionado positivamente al esfuerzo de investigación y a la cantidad de información disponible, y negativamente por el estado de desarrollo del país (McGeoch et al. 2010), que sin duda ha estado decreciendo los últimos años producto del estado político y social que experimenta Venezuela. Mead et al. (2011) muestran que diferentes enfoques de la investigación son fundamentales para revelar la verdadera escala de las invasiones marinas en una región en desarrollo. Una revisión del estado de las investigaciones en esta materia es fundamental para direccionar los enfoques en la investigación que permitan conocer con más certeza la escala de las invasiones y poder implantar las políticas necesarias. En el presente trabajo se revisa el estado actual de las investigaciones sobre invasiones biológicas en Venezuela, las temáticas desarrolladas dentro de este marco y la tendencia temporal y distribución espacial en la investigación en el área de invasiones marinas.
METODOLOGÍA
Se realizó una búsqueda bibliográfica de artículos publicados, sin especificar rango de fechas, utilizando diferentes combinaciones de palabras claves en español e inglés: Venezuela, especie invasora, marino, exótica, en distintas bases de datos como Web of Science, Scopus, Scielo, Redalyc, Latindex, además de buscadores como google académico. Se incluyeron los artículos publicados tanto en revistas indexadas como no indexadas cuyo enfoque estuviera directamente relacionados con invasiones biológicas marinas en Venezuela. Cabe destacar que solo se incluyeron investigaciones desarrolladas en sistemas marinos y estuarinos, excluyendo los realizados en sistemas totalmente dulceacuícolas, y todos aquellos cuyo objetivo estuviera enfocado en el estudio de especies para uso comercial. En los casos de estudios realizados en la ecorregión IX, solo se incluyeron aquellos ubicados en el sistema de Maracaibo, zona compuesta por el Golfo de Venezuela, la Bahía de Tablazo y el Estrecho de Maracaibo, que conectan el interior de la cuenta del lago de Maracaibo con el Mar Caribe (Ver Fig. 1)

FIGURA 1 Ecorregiones marinas de Venezuela. Figura tomada y modifcada de Miloslavich et al. (2003). / Marine ecoregions of Venezuela. Figure taken and modifed from Miloslavich et al. (2003)
Los artículos encontrados fueron separados en dos grupos, considerando si el estudio se basó en una especie en particular o si desarrolla alguna temática general de un grupo de especies. A su vez, las temáticas estudiadas para cada especie se clasificaron considerando las siguientes categorías: primeros reportes, estatus en el proceso de invasión, biología reproductiva, dinámica poblacional, análisis genéticos, estudios morfométricos, fisiología, fuente de introducción, asociación con comunidades de especies nativas y estudios de evaluación de impactos ecológicos o económicos. Además, se registró la distribución de las especies introducidas en las ecorregiones marinas de Venezuela (según Miloslavich et al. 2003) y se catalogó a cada especie según la etapa en la que se encuentra en el proceso de invasión, siguiendo la propuesta de Blackburn et al. (2011): (i) introducida, como aquella especie que se encuentra en un área en la que no ocurre naturalmente, debido a que fue transportada por actividades humanas más allá de los límites de su rango geográfico nativo; (ii) naturalizada, como aquella introducida que mantiene poblaciones autosustentables sin la intervención directa de los seres humanos; e (iii) invasora, como aquella especie que fue capaz de dispersarse y ocupar e incluso dominar otros hábitat naturales. Igualmente se cuantificó el número de estudios realizados por ecorregión marina del país y finalmente, se realizó una relación entre el número de artículos y el año de publicación de forma de evaluar tendencias temporales en la investigación de invasiones marinas.
RESULTADOS
Se encontraron un total de 35 artículos publicados entre 1998 y 2018 (ver lista en Apéndice 1). Entre estos artículos sólo uno es indexado en Web of Science, dos en Scopus, y la gran mayoría en revistas de universidades nacionales e institutos de investigación e indexadas principalmente en Scielo, Redalyc y Latindex. Gran parte de los reportes originales encontrados (excluyendo 9 trabajos de revisión y 2 estudios de colecciones en museo) fueron realizados en la costa oriente del país, principalmente en la ecorregión II (55 %, Fig. 2), por investigadores venezolanos, principalmente adscritos a la Universidad de Oriente (UDO) y al Instituto Oceanográfico de Venezuela. El resto de las investigaciones se realizaron en la costa del centro-occidente del país, principalmente en las ecorregiones IV, V y IX, por investigadores provenientes de la Fundación La Salle y la Universidad Simón Bolívar.
El 28,6 % (n= 10) de los artículos encontrados correspondió a trabajos que abordaron alguna temática general de especies invasoras, correspondiendo el 90 % (n= 9) de ellos, artículos de revisión u opinión acerca de diferentes temáticas que son resumidas en la Tabla 1. Entre éstas es importante destacar la única y más reciente síntesis de información sobre el listado de especies marinas introducidas para las costas de Venezuela (i.e. Pérez et al. 2007). Por su parte, el 71,4 % (n= 25) de los artículos evaluados estuvo enfocado en el estudio de temáticas particulares para cada especie. La mayoría de los trabajos correspondieron a primeros reportes, seguido de estudios para la categorización del estatus de invasión (principalmente mediante estudios de abundancia y distribución de la especie), estudios de la biología reproductiva y dinámica poblacional, y en menor proporción temáticas de fisiología, genética, morfometría, origen de introducción e impacto ecológico o económico (Fig. 3).
Del total de trabajos revisados, 11 especies exóticas de diferentes grupos taxonómicos han sido estudiadas (Tabla 2), la mayoría categorizadas en esta investigación como especies invasoras y un menor número introducidas (n= 3) o naturalizadas (n= 2). El 72 % (n=8) de estas especies han sido reportadas en tan solo una ecorregión, con la ecorregión II mostrando el mayor número de especies exóticas (n=6, Tabla 2). Las especies que poseen el mayor número de estudios y temáticas abordadas son Perna viride (Linné 1758) con 6 artículos y 9 temáticas, y Pterois volitans (Linnaeus 1758) y Charybdis helleri (A. Milne-Edwards,1867) con 4 artículos y 4 temáticas, respectivamente (Fig. 4). Sin embargo, para la mayoría de las especies solo se ha publicado un artículo y abordado una sola temática, encontrándose solo 5 especies con más de 2 artículos publicados y siendo la mayoría de los estudios primeros reportes de introducción.
Por último, en la Figura 5 se evidencia que ha ocurrido una disminución de hasta un 50 % en el número de artículos publicados en los últimos 10 años. Tendencia negativa que se ha mantenido hasta la fecha encontrándose solo 7 estudios publicados desde el 2015 a la fecha.
TABLA 1 Número de artculos de revisión u opinión para cada temátca que ha sido abordada en Venezuela / Number of review or opinion papers for each topic addressed in Venezuela.


FIGURA 2 Número de artculos por cada ecorregión marina de Venezuela. / Number of papers for each marine ecoregion of Venezuela.

FIGURA 3 Número de artculos por cada temátca desarrollada en la costa de Venezuela. PR: primeros reportes, EE: estatus de la especie; BR: biología reproductva, DP: dinámica poblacional, F: fsiología, G. genétca, M: morfometría, FI: fuente de introducción, I: impacto, A: asociación con especies natvas. / Number of papers for each topic developed in the Coast of Venezuela. PR: frst reports, EE: status of the species; BR: reproductve biology, PD: populaton dynamics, F: physiology, G. genetc, M: morphometry, FI: source of introducton, I: impact, A: associaton with natve species.

FIGURA 4 Número de trabajos y temáticas desarrolladas para cada una de las especies exóticas que han sido estudiadas en la costa Venezolana. / Number of papers and topics developed for each exotic species studied on the Venezuelan coast.

FIGURA 5 Tendencia temporal en el número de artículos en invasiones según el período de publicación, observándose una disminución progresiva en los últimos años. La cifra de estudios mostrados como publicados antes del año 2000 se encuentra subestimada debido a que varios artículos (Apéndice 2) que fueron publicados antes de esta fecha fueron publicadas solo en formato físico, no se lograron obtener y por tanto no fueron considerados para este estudio. / Temporary trend in the number of articles in invasions according to the period of publication, showing a progressive decrease in recent years. The number of studies published before the year 2000 is underestimate because several articles (Appendix 2) published before this date were published only in physical format, were not obtained and therefore were not considered for this study.
DISCUSIÓN
El número de investigaciones realizadas en Venezuela enfocadas en invasiones biológicas marinas es mucho menor a la reportada por Schwindt & Bortolus (2017) para ambientes marinos en Brasil (175), Argentina (124) y Chile (45) desde el 2004 hasta el 2014, y por lo reportado por Villaseñor-Parada et al. (2017) para Chile desde 1998 hasta 2014 (71 artículos WOS). Este número de publicaciones es escaso si consideramos que Venezuela cuenta con una amplia superficie marino-costera y con una histórica actividad turística y de transporte marítimo que aumenta el riesgo de introducción de especies exóticas. Según este estudio son pocos los institutos con investigadores que desarrollan esta línea de investigación; de hecho, son pocas las universidades dedicadas al estudio de las ciencias marinas. La UDO es una de las universidades más importantes de Venezuela, la principal institución universitaria autónoma dedicada a la docencia e investigación del noreste del país, y la única institución donde se dicta la carrera de pregrado de Biología Marina y postgrados en ciencias marinas (UDO 2019) . Igualmente, junto con la Universidad la Fundación La Salle de Ciencias Naturales son los centros de investigación más grandes en el país en el área de medio ambiente (Miloslavich et al. 2003), y por tanto donde era de esperarse encontrar el mayor número de investigaciones adscritas en el área. El número de publicaciones de la UDO podría estar relacionado con el mayor número de trabajos realizados en la ecorregión II (dada la ubicación de la universidad en la ecorregión), y por tanto con la mayoría de los reportes de especies introducidas en la misma, posiblemente ligado al esfuerzo de investigación y al ser esta ecorregión zona crítica para la introducción de especies por tráfico marítimo y actividades de acuicultura.
En Venezuela la más reciente revisión de especies exóticas y criptogénicas fue realizada por Pérez y colaboradores en el 2007 reportando 22 especies exóticas y 67 criptogénicas. Al comparar esta lista con los resultados encontrados en este estudio, podemos evidenciar que el número de especies estudiadas y/o validadas es bastante menor al reportado, aun cuando nuestra revisión incorpora 5 recientes reportes de especies introducidas: la planta marina Halophila stipulacea (Forsskål) (Vera et al. 2014), el bivalvo Geukensia demissa (Dillwy1817) (Báez et al. 2005), el pez león Pterois volitans (Linnaeus 1758) (Lasso-Alcalá et al. 2010), el poliqueto Ficopomatus uschakovi (Pillai 1960) (Liñero & Díaz 2012) y el camarón Athanas dimorphus (Ortmann 1894) (Lira & Vera 2016). Tal como se observa en la Tabla 3, muchas de estas especies reportadas no cuentan con estudios bajo el enfoque de invasiones biológicas. Cinco de estas especies no han sido oficialmente reportadas como introducidas, y su presencia en las costas venezolanas solo se conoce a través de comunicaciones personales o por la mención de la especie en artículos de revisión. Además, en seis de las especies existe incertidumbre en la categorización asignada (exótica, criptogénica o nativa) ya que para algunas no se conoce si la presencia en el área se debe a una ampliación del rango o a una introducción por acción humana. Para cuatro especies señaladas como exóticas no se logró acceder a los artículos originales (principalmente antes del año 2000), los cuales se encuentran citados en la web por otros investigadores como reportes oficiales de estas especies.
TABLA 3 Lista de especies que han sido catalogadas como exóticas en Venezuela pero que no cuentan con estudios bajo el enfoque de invasiones biológicas. / List of exotic cataloged species in Venezuela but not studied under the biological invasion approach

Lo anteriormente descrito, y el alto número de especies categorizadas como exóticas de las que solo se conoce el reporte de su introducción, pone en evidencia una notable falta de información para identificar correctamente su estatus basándose en los criterios de categorización descritos en otras partes del mundo (e.g. Chapman & Carlton 1991, Cranfield et al. 1998). Aunque el bajo número de estudios sobre invasiones marinas en Venezuela pudiera reflejar una subestimación del número real de especies exóticas, principalmente en las ecorregiones IV, V y IX que presentan alto tráfico marítimo, la falta de información base con la que se ha categorizado a las especies como exóticas, parece más bien indicar que este número podría estar sobreestimado. Carlton (2009) menciona que, aunque se tiende más a clasificar erróneamente las especies introducidas como nativas, existen muchos casos en los cuales se ha sobreestimado el número de especies exóticas por reportar erróneamente una especie nativa como introducida (e.g. Galil et al. 2002, Villaseñor-Parada 2017).
Pérez et al. (2007) indican que las principales limitaciones para el estudio de las especies introducidas en Venezuela son la falta de información y caractéres taxonómicos confiables, y líneas bases, lo que se relacionaría con la gran cantidad de especies catalogadas como criptogénicas (falta de información para catalogar a una especie como nativa o no-nativa). De esta forma, se hace urgente la realización de estudios que pueden integrar la taxonomía tradicional con herramientas genéticas que permitan corroborar la clasificación de estas especies exóticas y poder dar un número más certero para la costa venezolana.
A su vez y en concordancia con lo anterior, en esta investigación se pudo evidenciar que existe una carencia de estudios en diversas temáticas que claramente son importantes para poder tomar las medidas necesarias en prevención, mitigación y/o control de las especies exóticas. A modo de ejemplo, para muchas especies no se tiene certeza de su etapa en el proceso de invasión, por lo que es importante considerar que probablemente algunas tengan otro estatus del que fue asignado en este estudio. Solo dos estudios mostraron una aproximación genética, a pesar de su potencialidad para estudiar cada una de las etapas de la dinámica de invasión que consta desde la identificación de la especie (código de barra de ADN) hasta aspectos históricos (lugar de origen, vectores de introducción, etc.; Viard & Contet 2016).
Son pocas las especies exóticas que cuentan con una amplia información. La especie con el mayor número de estudios y temáticas abordadas corresponde al bivalvo Perna viridis), especie nativa de la región del Indo-Pacífico que fue introducida en Venezuela con fines de acuicultura, y que desde 1995 ha colonizado exitosamente la costa oriental del país. En Venezuela son numerosos los trabajos acerca de esta especie, sin embargo, la mayoría enfocados al conocimiento de sus características biológicas de interés comercial, existiendo pocos estudios ecológicos que reflejen su potencial impacto (Segnini et al. 1998, Segnini 2003, Malavé & Prieto 2005, Villafranca & Jiménez 2006, Pérez et al. 2007, Prieto et al. 2009); no hay reportes empíricos del impacto generado en las comunidades invadidas, especialmente sobre bivalvos nativos como Perna perna (Linné 1758). Por su parte, el reciente pez invasor Pterois volitans es la segunda especie más estudiada. El también conocido como pez león, es nativo del océano Indo- Pacífico y fue reportado por primera vez en Florida en 1986 dispersándose por la costa Atlántica de los EEUU y el Mar Caribe, y registrándose en Venezuela el año 2000 (Lasso-Alcalá & Posada 2010). En el año 2013 esta especie ya presentaba poblaciones bien establecidas de hasta 116 individuos*ha-1 en algunos arrecifes coralinos (Figueroa 2013), y para el 2014 se encontraba presente en toda la costa venezolana (Agudo & Salas 2014). Aun cuando para el año 2015 no se encontró ningún efecto sobre el ensamble de peces arrecifales (Elise et al. 2015), la alta eficiencia de esta especie como depredador hace que su presencia represente un posible impacto para muchas especies nativas (Albins & Lyons 2012).
A diferencia de lo reportado por otras revisiones acerca de la tendencia temporal positiva en las investigaciones en invasiones marinas a nivel global (Puth & Post 2005, Canning-Clode 2015, Villaseñor-Parada 2017), en Venezuela se observa un patrón opuesto. Una de las razones que podría aducirse para explicar esta tendencia negativa es la situación sociopolítica del país y el limitado financiamiento dirigido a la investigación científica (Bifano & Bonalde 2017). La disminución en el presupuesto dedicado a las universidades, así como el elevado número de profesores y/o investigadores de las diferentes universidades e institutos que ha emigrado o abandonado sus labores de investigación (De la Vega & Vargas 2014, Requena & Caputo 2016, Bifano & Bonalde 2017), podrían explicar el descenso en el número de publicaciones científicas en esta particular temática. De hecho, este descenso en los últimos 10 años se ha registrado en las investigaciones a nivel general en Venezuela (RICYT 2018, Ramírez y Salcedo 2016, De la Vega et al. 2019).
Es importante mencionar que Venezuela firmó y ratificó el convenio de Diversidad Biológica, el cual establece determinados lineamientos para la prevención de nuevas introducciones y mitigación de impactos de especies introducidas, y los cuales se deben cumplir para el 2020 como lo establece la Meta 9 de Aichi (Convenio sobre la Diversidad Biológica 2011). Igualmente, a nivel nacional, la introducción, establecimiento e invasión de especies exóticas fue categorizada dentro de las cuatro grandes causas que inciden directamente sobre la pérdida de la diversidad biológica y por tanto se han establecido un conjunto de acciones que incluyen la investigación, prevención, control y erradicación de especies exóticas (MPPEA 2015). Sin embargo, no existe evidencia de la implementación de estas acciones, aun cuando se han reportado posibles impactos de especies exóticas en las comunidades nativas del país. En el 2007 se reportó el efecto de la especie introducida K. alvarezii en el blanqueamineto del coral nativo Millepora alcicornis en la ecorregión II del oriente del país (Barrios et al. 2007), y hasta la fecha no se ha realizado seguimiento del estado de su invasión. A su vez en el 2014 la especie Pterois volitans había invadido casi todos los arrecifes de la costa venezolana, y solo se han reportado algunas jornadas de extracción como medidas de control de densidades en la ecorregión IV (CESUSIBIO 2013), sin ningún tipo de plan de manejo y control formal. Por otra parte, a pesar que la detección temprana de las especies exóticas es clave para prevenir, mitigar o erradicarlas, y que el transporte marítimo es uno de los principales vectores de introducción, sólo se registró un estudio enfocado en el monitoreo de agua de lastre de buques comerciales (Hernández et al. 2018). Además, no existen trabajos que evalúen la presencia de especies exóticas en los principales puertos del país (hábitats considerados como los más invadidos en el mundo; Bax et al. 2003). Todo esto refleja la carencia de estudios o monitoreos en Venezuela que permitan: (1) detectar de forma temprana posibles especies que puedan estar siendo introducidas principalmente en la ecorregión IV, V y IX que son zonas críticas para la introducción de especies; (2) realizar seguimiento de las especies reportadas como introducidas o naturalizadas, principalmente en las ecorregiones I y II, y mitigar los posibles efectos que puedan tener en las comunidades nativas.
En resumen, el conocimiento actual sobre invasiones biológicas en Venezuela es insuficiente. Existe una notable carencia de información disponible acerca de las especies exóticas del país donde solo 11 especies de las 94 reportadas como exóticas y criptogénicas han sido estudiadas, y donde la mayoría de las temáticas abordadas corresponden a primeros reportes de introducción de la especie. De la misma forma, son escasos los estudios que evalúan las interacciones de estas especies con las comunidades nativas y los impactos que éstas pueden causar en los ecosistemas invadidos. Contrario a lo observado a nivel global, el número de investigaciones publicadas en los últimos años muestra una tendencia negativa, con escaso número de trabajos en los últimos cinco años. Este patrón podría estar relacionado con la situación sociopolítica del país y con el limitado financiamiento dirigido a investigaciones científicas. Es notable la necesidad de generar nuevo conocimiento a fin de poder medir, prevenir y/o controlar los impactos que estas especies puedan generar a los ecosistemas. Es necesario implementar planes de monitoreo en los hábitats más susceptibles a nuevas introducciones, así como en los principales vectores de introducción a nivel mundial como son el agua de lastre y la fauna incrustante de cascos de barcos. Se debe incorporar al estudio de las bioinvasiones en Venezuela, herramientas genéticas que permitan la identificación de especies exóticas, así como pesquisar su origen y propagación. Se considera de emergencia la toma de medidas que incluyan priorización en la investigación en materia de medio ambiente, de forma de determinar las estrategias más eficaces para de evitar o reducir las consecuencias multidimensionales que pueden traer las especies invasoras a los ecosistemas del país.