Esta investigación fue parte del proyecto de título presentado en abril de 2016. El lugar corresponde al interregno conocido como triángulo terrestre1, espacio que marca la controversia limítrofe entre Chile y Perú.
La operación se basó en la sustracción del lugar - mediante la remoción del volumen de terreno y la entrada cautiva del océano - seguida por la adición de un tramo de ruta entre los puertos de Arica e Ilo.
El proyecto nace de la dificultad para encontrar soluciones a conflictos limítrofes en Sudamérica en las últimas décadas, activando juicios internacionales que suponen grandes inversiones de dinero y tiempo2, aumentan la desconfianza y bloquean los territorios por periodos indefinidos. En contraste, la sustracción explora una posible subversión estratégica: desactivar el conflicto a través de la transformación física del territorio. En otras palabras, una salida formal para el interregno politizado3.
En términos políticos, la sustracción del terreno admite una posición: el reconocimiento de la yuxtaposición de soberanías. Por un lado, acepta la costa seca que reclama Perú y, por el otro, la entrada del océano Pacífico en posesión de Chile, formando como remanente un sistema de taludes que rodea un artefacto de soberanía difusa: un espejo de agua de escala territorial. Al revés del monumento, el proyecto investiga la posibilidad del olvido desde lógicas propias del entusiasmo por el imaginario de la ruina, es decir, entre la desaparición y los escombros de la controversia de origen.
A escala regional, el impulso sustractivo exorciza la imposibilidad de un vínculo entre países, en tanto se opone a la lógica divisoria presente en los 30 kilómetros de playa adyacentes a la frontera. Así, revisitar el plan de conexión entre bordes posibilita la adición de un tramo de carretera con influencia sobre una planicie costera de atributos espaciales inéditos en el contexto regional.
Hoy, comprender el panorama histórico - más allá de los últimos 87 años de frontera - permite cuestionar la construcción simplista basada en las rivalidades propias de la guerra del Pacífico. Así, como decisión política, el proyecto investiga su capacidad para resistir el paso del tiempo y ve, en la futura obsolescencia del límite, la posibilidad máxima de uso: una transición desde los escombros de un conflicto político a un balneario enmarcado en un litoral binacional.
El resto: un enclave-balneario que, en una posición simbólica y central, resiste a las presiones económicas propias de la conurbación entre Tacna y Arica.
Arquitecto
José Tomás Pérez
Profesor guía
Emilio De la Cerda
Ubicación
Triángulo terrestre ch/pe
Cliente
Proyecto de título
Pontificia Universidad Católica de Chile
Ingeniería
David Quezada
Sistema constructivo
Excavación y movimientos de tierra, arena seca y húmeda con refuerzos costeros de enrocado
Presupuesto
US$ 110/m2
Superficie terreno
37.000m2
Superficie de excavación
12.000 m2
Volumen a remover
208.900 m3
Año de proyecto
2015 - 2016
Maquetas
María Eugenia Schmidt, José Tomás Pérez
Fotografías
José Tomás Pérez