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Revista signos
versión On-line ISSN 0718-0934
Rev. signos v.38 n.57 Valparaíso 2005
http://dx.doi.org/10.4067/S0718-09342005000100004
Revista Signos 2005, 38(57), 4960 LINGÜÍSTICA Ambigüedad, abstracción y polifonía del discurso académico: Ambiguity, abstraction, and polyphony in academic discourse: Interpretation of nominalizations
Ma. Marta García N. (CONICET) Beatriz Hall Marta Marín Universidad de Buenos Aires Argentina Dirección para correspondencia Resumen Este trabajo está centrado en el estudio de las nominalizaciones, cuya función y frecuencia en los textos académicos es bien conocida. Se trata de compactos conceptuales complejos, de carácter ambiguo, que sin duda constituyen un obstáculo en las lecturas que realizan los lectores inexpertos. Ahora bien, la dificultad que encierra su interpretación se ve además incrementada cuando las nominalizaciones funcionan anafóricamente como categorizaciones. Más aún, cuando el punto de vista con el que el locutor se identifica en la prosecución del discurso se aparta de uno de los puntos de vista vehiculizados por la nominalización. En este artículo se presentan y se analizan cuantitativa y cualitativamente los resultados de tests que se aplicaron a 75 estudiantes universitarios y terciarios de la ciudad de Buenos Aires con el objeto de evaluar la incidencia de esos distintos factores en la comprensión de los textos académicos. Como conclusión, proponemos que la intelección de estos compactos nominales no solo presupone que los lectores dominen los procedimientos de cohesión; ella exige además el reconocimiento de la función categorizante que muchas veces desempeñan y de la configuración polifónicoargumentativa que su presencia desencadena en el discurso, en particular cuando, como en el caso que aquí analizamos, el punto de vista con el que concuerda el locutor cuestiona el discurso normativo de la doxa. Palabras Clave: Discurso académico, nominalización, comprensión, categorización, configuración polifónicoargumentativa. Abstract This paper focuses on the analysis of nominalization, whose function and frequency we wellknown in academic texts. Nominalizations are ambiguous complex concept conglomerates, real obstacle in the task of inexperienced readers. And they are even more difficult to understand when they operate anaphorically as categorizations. Or even more when the speakers point of view is set apart from the points of view conveyed by the nominalization. In this paper, we study the result of tests applied to 75 college and university students of Buenos Aires City, quantitatively and qualitatively in order to assess the incidence of these factors in the comprehension of academic texts. We conclude that the understanding of these noun conglomerates not only presupposes the readers to handle the procedures of cohesion but also requires the knowledge of their categorizing function and the polyphonic argumentative configuration they generate in discourse mostly when as we discuss here the speakers point of view challenges doxic normative discourse. Key Words: Academic discourse, nominalization, understanding, categorization, polyphonic argumentative configuration. La problemática que plantean la lectura y la escritura de textos científicos y académicos, ha originado numerosos trabajos acerca de las dificultades que presenta la lectura de los discursos que comunican el conocimiento. Los estudios sobre el proceso de lectura han estado inscritos durante bastante tiempo en el marco de una teoría de la comprensión textual basada en los aspectos macroestructurales y superestructurales de los textos. En un principio, las teorías y los modelos de comprensión tuvieron en cuenta, principalmente, la estructuras textuales (van Dijk & Kintsch, 1978; van Dijk & Kintsch, 1983). Luego, las investigaciones se orientaron hacia la construcción de modelos que dieran cuenta de la interacción entre los procedimientos cognitivos del lector y los aspectos proposicionales y cohesivos de los textos, sin que por ello se abandonara totalmente el énfasis en los aspectos estructurales (Kintsch, 1998; Goodman, 1994). Dentro de este marco, se produjeron y siguen produciéndose numerosas investigaciones, las que a su vez dieron origen a propuestas didácticas para enseñar estrategias a los lectores poco expertos (Sánchez, 1999; Solé, 1994, 1996; León, 1996a, 1996b, 1999). MARCO DE REFERENCIA Propiedades gramaticales y discursivas de las nominalizaciones Caracterizables como compactos o condensados lingüísticos, en los que procesos verbales son recategorizados como objetos mediante su transformación en sintagmas nominales complejos, las nominalizaciones constituyen un poderoso recurso gramatical en el discurso científicoacadémico2. En efecto, en la medida en que permiten retomar, resumir o empaquetar (Halliday & Martin, 1993) en un único grupo nominal lo dicho previamente, las nominalizaciones garantizan la cohesión textual y también contribuyen a la progresión temática de la exposición y de la argumentación científicas en las que un paso lleva al siguiente y este al siguiente y así sucesivamente (Halliday & Martin, 1993: 131). Ahora bien, la alta frecuencia de las nominalizaciones, característica de los textos científicos y académicos, no solo señala el desarrollo de una cadena de razonamientos, sino que también es indicadora de un alto grado de abstracción y de ambigüedad.
Un segundo factor de ambigüedad reside en la doble interpretación a que muchas nominalizaciones pueden dar lugar. Así por ejemplo, las que derivan de verbos transitivos (eg. ver, legitimar, escolarizar) admiten tanto la interpretación de proceso como la de resultado. Considérense las nominalizaciones presentes en (2) y (3):
Según el contexto predicativo en el que aparezcan, estas nominalizaciones recibirán o una lectura resultativa (2a, 3a), o una lectura eventiva (2b, 3b).
Las nominalizaciones de verbos transitivos admiten además dos variantes léxicamente condicionadas: una activa, en la que el agente aparece marcado con de (2c) y una pasiva, en la que el agente aparece marcado con por (parte de) (2d)4.
Como hemos señalado más arriba, la dificultad en la intelección de las nominalizaciones no se reduce solo a su ambigüedad. En tanto carecen de marcas temporales y modales (a diferencia de las cláusulas con verbo conjugado con las que se relacionan), estas estructuras también presentan un alto grado de abstracción, conforme a la fuerte conceptualización de la información que introducen. Y es esa abstracción conceptual la que les permite en muchas ocasiones funcionar anafóricamente como compactos resumidores o incluso categorizadores del o los enunciados previos. Ambiguas y abstractas, las nominalizaciones constituyen así estructuras complejas y de difícil interpretación por parte de lectores inexpertos.
4
1.
5.
De este modo, Ducrot da cuenta de enunciados del tipo de (6),
A diferencia de los del tipo de (1) y (5), el punto de vista vehiculado por la nominalización no puede ser considerado como presupuesto. En efecto, y aunque la enunciación de la nominalización hace aparecer un enunciador que es asimilado a una voz colectiva, y en este sentido, es presentada como preconstruida o preasertada en el discurso previo o en otros discursos (el nivel de vida se ha mejorado), el locutor no lleva a cabo en (6) un acto derivado de presuposición. Tal como queda evidenciado por la continuación discursiva (es una pura invención del gobierno), que niega precisamente el punto de vista preconstruido, el locutor no se incluye en la voz colectiva que presenta en su discurso. Compárese (6) con (7), donde el locutor no solo introduce el punto de vista preconstruido sino que también lo presupone.
Dada la continuación del discurso (hace prever una disminución de la delincuencia), resulta claro que el locutor se incluye dentro de la voz colectiva responsable del punto de vista preconstruido (el nivel de vida se ha mejorado). Dicho contenido reviste así el estatus de una presuposición y es en el marco de esta presuposición que habrá de comprenderse el acto primitivo de aserción realizado por el locutor.
4. LA INVESTIGACIÓN El test En primera instancia se preparó un pretest exploratorio y, sobre la base de los resultados que arrojó esta prueba preliminar, fue diseñado el test definitivo. Este fue elaborado a partir de un texto acerca del cual se formularon una serie de preguntas orientadas a indagar la comprensión de las nominalizaciones. Ese texto forma parte de la bibliografía obligatoria para la asignatura Pedagogía, de primer año de los estudios terciarios de Formación Docente, en la ciudad de Buenos Aires. Por lo tanto, nuestra elección estuvo fundada en que el texto tiene un uso real y actual en los ámbitos académicos. Se trata de un artículo especializado acerca del sistema de escolarización y su carácter de lectura obligatoria haría suponer que los alumnos estarían en condiciones de comprenderlo plenamente.
Las preguntas 2, 3 y 4 del test están dirigidas a indagar si los alumnos ingresantes registran que ciertas nominalizaciones funcionan anafóricamente como categorizaciones de enunciados anteriores. Esto es, si los lectores que han frecuentado muy escasamente los textos académicos, están en condiciones de procesar uno de sus rasgos retóricos habituales: la categorización. Se trata de un procedimiento cohesivo de tipo léxico y anafórico, por el cual se reúnen enunciados previos y se los condensa bajo cierto rótulo identificatorio. Es el caso del uso de términos genéricos tales como teoría, proceso, modelo, etc. que pueden llegar a resumir un largo desarrollo discursivo anterior. En muchas ocasiones, esa función categorizante no está ejercida por un término genérico sino por una nominalización. Las nominalizaciones visión y práctica, cuya interpretación se indaga en las preguntas 2 y 3, son un buen ejemplo de esa función. RESULTADOS Aplicación del test y análisis de resultados El test fue aplicado a setenta y cinco estudiantes universitarios y terciarios. Una parte de ellos estuvo constituida por estudiantes que cursan el primer año de diversas carreras humanísticas dictadas en una universidad privada de la Ciudad de Buenos Aires. La otra parte estuvo conformada por alumnos ingresantes a un Instituto de Formación Docente (oficial y de nivel terciario), de la misma ciudad. Estos ítems indagaban la interpretación de las palabras visión, práctica y legitimación, que condensan y/ o categorizan enunciados anteriores. Las respuestas a estas tres preguntas fueron agrupadas según los criterios y denominaciones que se especifican a continuación. Correctas: las que reconocen la anáfora y/o la categorización, aunque presenten inadecuaciones o errores gramaticales en la formulación de la respuesta. Por ejemplo, para visión: "Se refiere al punto de vista que tienen Baquero y Terigi" (Test Nº 50). Léxicas: aquellas que exponen el significado del término como si éste se refiriera a una entidad referencial nueva, nunca nombrada antes en el texto. Es decir, dan cuenta del significado de la palabra sin considerar el cotexto en el que ella aparece. Por ejemplo, para práctica: Se refiere a una labor, o a hacer algún tipo de trabajo" (Test Nº 25). Incorrectas: las que no reconocen la condición anafórica del término, o bien hacen una remisión anafórica, pero la vinculan con otra parte del texto. Por ejemplo, para visión: "La visión de la escuela respecto a los alumnos" (Test Nº 52). Aberrantes: en esta categoría aparecen dos grupos: La cuantificación de las respuestas arrojó los siguientes resultados: Visión: correctas: 32 (42,6%); incorrectas: 20 (26,6%); léxicas: 17 (22,61%); aberrantes: 5 (6,65%); no contesta: 1(1,3%). Gráfico 1 Prácticas: correctas 26 (34,5%); incorrectas: 14 (18,6%); léxicas: 22 (29,2%); no contestan: 4 (5,3%); aberrantes: 9 (11,9%). Gráfico 2 Legitimación: correctas: 7 (9,3%); incorrectas: 28 (37,2%); léxicas: 24 (32%); no contesta: 6 (7,9%); aberrantes: 10 (13,3%). Gráfico 3 Las respuestas a estas tres preguntas confirman la hipótesis de que los lectores poco expertos suelen no procesar la anáfora y, correlativamente, interpretan la nominalización como la referencia a una entidad nueva en el discurso. Tomados en conjunto, los tres ítems arrojan un total de 228 respuestas, dentro de las cuales hay 65 correctas. De este modo, entonces, solo el 28,50% de los sujetos respondió correctamente este grupo de preguntas, lo que significa que el 71,5% (distribuido entre respuestas léxicas, incorrectas y aberrantes) no procesa adecuadamente el valor anafórico y/o categorizante de las nominalizaciones. En este ítem se solicitó la paráfrasis del último párrafo. El término legitimación ya había sido objeto de la pregunta del ítem 4, en tanto parte de un sintagma. El propósito ahora era indagar si la interpretación de dicho término se veía favorecida por el hecho de que los lectores debían considerar el párrafo completo. Correctas: las que reconocen el tema y el agente de la nominalización, independientemente de que identifiquen o no los puntos de vista contrapuestos. Por ejemplo: Incorrectas: las que no reconocen, confunden y/o invierten los argumentos de la nominalización. Por ejemplo: "El discurso psicológico aparece legitimado por prácticas diversas, que juzgan sobre la inteligencia, la capacidad intelectual, la salud mental y la normalidad de los sujetos. Estas prácticas pedagógicas por la psicología nos hace considerar la escolarización como un contexto natural del desarrollo del niño" (Test Nº 51). Literales:
En ambos casos no es posible saber con certeza si se ha comprendido, aunque resulta altamente probable que no haya sido así. Aberrantes:
La cuantificación de las respuestas arrojó los siguientes resultados: Incorrectas: 24 (31,9%); aberrantes: 39 (51,8%); correctas: 8 (10,4%); literal: 1 (1,3%); N/C: 3 (3,9%) Gráfico 4 Con respecto al segundo criterio, el que se refiere a la configuración polifónicoargumentativa, las categorías fueron las siguientes: Acertadas: las que indican que los sujetos reconocieron la existencia del punto de vista que cuestiona la argumentación dóxica acerca de la escolarización, independientemente de los errores en la redacción de las respuestas. Por ejemplo:
No acertadas: Estas respuestas no reconocen la presencia de los distintos puntos de vista involucrados. Este grupo de respuestas conforma una mayoría abrumadora: 68 sobre 75, es decir, el 90,6 %. Por ejemplo:
Cuantitativa y gráficamente, estos resultados se expresan, entonces, así: Acertadas: 7 (9,33%); no acertadas: 68 (90,66%). Gráfico 5 Se verifica así la extrema complejidad que reviste el procesamiento de las nominalizaciones por parte de los lectores poco expertos. A pesar de la presencia explícita de los argumentos de esta nominalización en el párrafo, sólo 8 sujetos pudieron reformular el compacto semántico reconociendo adecuadamente el agente y el tema. Por otra parte, sólo 7 advirtieron la configuración polifónica del párrafo y pudieron reconocer los puntos de vista contrapuestos. Pero en realidad lo más significativo es que solo 3 de los 75 sujetos encuestados, reconocieron los dos aspectos evaluados. CONCLUSIONES Es cierto que las nominalizaciones, tan frecuentes en el discurso académico, son compactos resumidores que garantizan la cohesión textual y la progresión temática. Pero también es cierto que, por su alto grado de abstracción y ambigüedad (derivado de la elisión de los argumentos y de la ausencia de especificación temporal y modal que los caracteriza), estos compactos constituyen estructuras complejas de difícil interpretación por parte de los lectores inexpertos. En este marco, parecería legítimo afirmar que la presencia explícita de los argumentos de la nominalización y/o de los antecedentes anafóricos a los que remite bastaría para orientar y facilitar su comprensión. Los resultados de este trabajo ponen, sin embargo, de manifiesto que la intelección de las nominalizaciones supone mucho más que esa explicitación. En efecto, tal como lo demuestran las respuestas al ítem 5, ni la presencia de los argumentos de legitimación ni la existencia de los dos enunciados previos con los que esta nominalización se relaciona semánticamente fueron suficientes para su adecuado desciframiento en el texto. Solo un bajísimo porcentaje de estudiantes respondió correctamente este ítem. Por otra parte, en este trabajo, también hemos advertido acerca de otros dos aspectos poco estudiados en relación con las nominalizaciones: la función categorizante y la configuración polifónicoargumentativa que determina su presencia. Hemos podido demostrar que los lectores inexpertos no procesan la función anafórica ni categorizante de estos términos: en la mayoría de los casos, las nominalizaciones son interpretadas como si refirieran a una entidad nueva en el discurso (cfr. ítems 2, 3 y 4). También hemos podido verificar que la complejidad enunciativa inherente de las nominalizaciones pasa inadvertida para los lectores inexpertos: solo un porcentaje mínimo dio cuenta, en efecto, de los diferentes puntos de vista involucrados y pudo reconocer la existencia tanto del discurso dóxico acerca de la escolarización como de aquel, con el que acuerda el locutor, que lo cuestiona. Al término de este trabajo, deseamos entonces prevenir acerca de las serias dificultades que presenta la lectura de textos académicos por parte de lectores inexpertos. Estas no se basan solamente en las deficiencias epistémicas/letradas de los estudiantes (deficiente o insuficiente información general, marcos previos,...). Es necesario reconocer, también, que ciertos modos de formulación, propios de la retórica del discurso académico, se presentan como ininteligibles debido a su alto grado de complejidad, abstracción y densidad semántica. En este sentido, sostenemos que los lectores expertos no reparan en que ciertos procedimientos microdiscursivos (lingüísticos) representan escollos para la comprensión lectora por parte de lectores poco expertos. Y, tal vez, esto se deba a que este tipo de retórica se encuentra fuertemente naturalizada en el discurso académico. Finalmente, quisiéramos formular un llamado a los especialistas preocupados por la comprensión de los textos académicos: sostenemos que los valiosos aportes recogidos hasta el momento, desde distintas teorías, no son aún suficientes. Es cierto que para hacer legibles los textos es absolutamente necesario reparar tanto en el aspecto léxico (de los textos) como en (los aportes provenientes de teorías basadas en) los aspectos macroestructurales y superestructurales de los discursos. Pero, resulta necesario, también, a) ejercitar una práctica destinada a localizar y a resolver los problemas que determinados procedimientos microdiscursivos presentan a los lectores poco expertos y b) reconocer que ciertos procedimientos microdiscursivos deben ser tenidos en cuenta a la hora de enseñar a leer textos académicos. NOTAS 1 Los resultados que se presentan en este artículo fueron parcialmente expuestos en la ponencia "Obstáculos en la lectura de los textos académicos: las nominalizaciones", presentada en el Congreso Internacional de Políticas Culturales e Integración Regional, el 2 de abril de 2004 2 Halliday y Martín (1993) utiliza el término metáfora gramatical para referirse precisamente a esta transformación. "Un rasgo semántico que típicamente es realizado también por un medio gramatical es realizado por otro. Así, los procesos (acciones, eventos, estados) son típicamente realizados por verbos, pero por metáfora gramatical aparecen realizados como sustantivos. Los fenómenos que no son objetos son objetivados al ser realizados como sustantivos" (Halliday & Martín, 1993: 127). (La traducción es de los autores). 3 Los ejemplos de nominalizaciones que siguen fueron extraídos del corpus de nuestra investigación. 4 Según Di Tullio (1997), las formas activas se interpretan como resultado o producto y solo en esta interpretación puede cambiarse el determinante y pluralizarse. Las formas pasivas, en cambio, reciben una interpretación de nominalización de acontecimiento o de proceso, y es por ello que admiten circunstanciales de tiempo y de lugar (los acontecimientos tienen lugar, en efecto, en el tiempo y en el espacio). 5 Siguiendo a Ducrot (1984), definimos locutor como el responsable de la enunciación según el enunciado. 6 La traducción es nuestra. Recordemos que Ducrot distingue los actos primitivos (que se producen por asimilación del locutor a un determinado punto de vista), de los actos derivados que se llevan a cabo por el hecho de que el locutor pone en escena enunciadores que expresan su actitud propia. El acto de presuponer es así un acto derivado por cuanto el locutor no se identifica con el punto de vista presupuesto, no hace de él el objeto declarado de su enunciación. En otras palabras, si el locutor se hace responsable de un cierto contenido, no por ello se responsabiliza de la aserción de dicho contenido. 7 Como indica Picallo (1999: 377), las nominalizaciones eventivas de acción "no puede[n] tener un determinante en forma de adjetivo demostrativo, artículo indefinido o cuantificador de los llamados débiles (i.e., un, algún y cierto entre otros) Este tipo de determinantes induce la lectura resultativa de un nominal". Se observará sin embargo, que el demostrativo "esta" en (4) no altera la interpretación eventiva por cuanto aquí su función no es determinar el referente del resultado de un proceso sino marcar explícitamente el carácter anafórico de la nominalización. 8 Para una caracterización detallada de estos aspectos, véase por ejemplo, Ducrot (2004). 9 Para una definición y caracterización de la noción de reinterpretación en el discurso, véase García (2000, 2003). 10 El test que se aplicó figura completo en el Anexo de este artículo. 11 En el caso del Test nº 6, el sujeto encuestado cursa la carrera de Derecho. Arnoux, E., Di Stefano, M. & Pereira, C. (2002). Las prácticas de lectura. En C. Pereira & M. Di Stefano (Eds.), La Lectura y la escritura en la universidad (pp. 711). Buenos Aires: Eudeba. [ Links ] De Erlich, F. (1994). Mémoire et compréhension du langage. Lille: Presses Universitaires de Lille. [ Links ] Di Tullio, A. (1997). Manual de gramática del español. Buenos Aires: Edicial. 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Recibido: 20 de julio 2004 Aceptado: 4 de octubre 2004
ANEXO 1 TEST 1. Lea el siguiente texto: En búsqueda de una unidad de análisis del aprendizaje escolar Ricardo Baquero y Flavia Terigi "La escolarización parece una manera entre otras posibles de dar tratamiento a la niñez; una manera en ocasiones violenta, ya que implica obligaciones de asistencia, permanencia, trabajo, logros, para evitar sanciones, en especial la del fracaso. Si bien esta visión puede parecer excesivamente dura con respecto a una práctica que, como señalamos, se considera no solo deseable sino un derecho adquirido, nuestro análisis pretende insistir en que la cuestión debe ser tratada sin que nuestro compromiso con los derechos del niño nos lleve a desvirtuar precisamente el carácter político del proyecto escolar. El proyecto escolar involucra decisiones sobre la vida de los sujetos, sobre sus márgenes de acción, sobre la manera en que forjaremos su identidad. Se quiere advertir, además, que el discurso psicológico aparece legitimando prácticas diversas en el seno de los dispositivos escolares. Las decisiones políticas sobre la vida de los sujetos, sobre sus márgenes de acción, etc., se toman en buena medida, con base en criterios de educabilidad legitimados por argumentaciones psicológicas que juzgan sobre la inteligencia, la capacidad intelectual, la salud mental y la normalidad de los sujetos. A partir del momento en el que todos los niños van a la escuela, se buscará diferenciar aquellos que se adaptan a ella y los que no lo logran, y respecto a estos últimos las causas de su inadaptación, los diversos tratamientos realizables y para cada uno de los tratamientos, la estructura que sería preciso dar al establecimiento encargado de aplicarlo" (Querrien, 1979: 154). Como afirma Foucault, desplegamos prácticas que insisten penetrantemente en decidir quiénes somos, con criterios de administración científicotécnica (Foucault, 1938). Esta legitimación de las prácticas pedagógicas por la psicología produce el sentido común que nos hace considerar la escolarización como un contexto natural del desarrollo del niño. 2. En el primer párrafo, la segunda oración empieza diciendo "Si bien esta visión..." ¿a qué se refiere la palabra "visión"? 3. En la segunda oración del primer párrafo dice "una práctica" ¿a qué se refiere? 4. En el tercer párrafo, donde dice "esta legitimación de" ¿a qué se refiere? 5. Explique el último párrafo. Evite repetir palabras del texto. |