Written and Spoken Language Development across the Lifespan es el decimoprimer número de la serie Literacy studies de Springer, cuyo propósito desde el año 2008 ha sido reunir en un cuerpo coherente de conocimiento los abundantes estudios sobre la adquisición de la alfabetización provenientes de la psicología, la neurociencia, la lingüística y la educación. El volumen que es objeto de esta reseña, publicado en 2017, ofrece diecinueve artículos escritos por académicos de distintas nacionalidades y especialidades, quienes comparten una mirada común en torno a la alfabetización, inspirada en el trabajo de Liliana Tolchinsky. Esta investigadora argentina ha desarrollado, desde la década de 1980, un fructífero trabajo en torno a la adquisición y el desarrollo del lenguaje, con publicaciones como Culture, schooling and psychological development (1991), Developmental aspects in learning to write (2001) y The cradle of culture and what children know about writing and numbers before being taught (2003). Tolchinsky, en la misma línea de autores como Berman y Slobin (1994), se caracteriza por otorgar una especial relevancia al estudio de las habilidades discursivas en el contexto de diferentes géneros y modalidades de producción
Written and Spoken Language Development across the Lifespan comienza con una laudatoria introducción en la que los editores, Joan Perera, Melina Aparici, Elisa Rosado y Naymé Salas, resaltan la prolífica carrera de Liliana Tolchinsky y detallan sus aportes más influyentes al campo de estudio. El resto del volumen se estructura del siguiente modo: la primera mitad de los capítulos aborda temas del desarrollo temprano y la segunda mitad, del desarrollo tardío. Cada uno profundiza distintos aspectos ligados a la alfabetización a través de la presentación de estudios realizados con hablantes de diferentes edades y en diferentes lenguas, a menudo contrastando textos orales a escritos y/o expositivos a narrativos.
El capítulo que abre el volumen es “Writing and Spelling Development: Impact of Liliana Tolchinsky’s Research Over 30 Years”, escrito por Malathesa Joshi. Este cumple el papel de situar la perspectiva de Liliana Tolchinsky respecto del lenguaje escrito, que es la que asumirán y retomarán con mayor o menor explicitud todos los capítulos que siguen. Tras plantear una mirada histórica sobre la evolución de la escritura, el autor repasa sus particularidades en el marco del desarrollo temprano, en distintas lenguas, y la relación de mutua influencia que se establece entre lenguaje oral y escrito. De esta forma, sustenta la importancia de contemplar la escritura como un campo de estudio propio, al mismo nivel que el lenguaje oral y la lectura, dentro de la investigación psicolingüística.
Los dos capítulos que siguen dan luces sobre las implicancias de las interacciones entre padres e hijos en el desarrollo de la alfabetización temprana. En “Mother-Child Joint Writing as a Learning Activity”, Dorit Aram y Iris Levin muestran que la mediación parental concreta -tanto la mediación específica en escritura como la mediación socioemocional- predice la alfabetización de los niños más allá de las creencias que las madres puedan tener sobre el conocimiento de sus hijos. En “The language of Affect in Bilingual Child Directed Speech” Martha Shiro estudia los patrones de lenguaje expresivo en las interacciones de madres bilingües con sus hijos. Así, se observó que distintos tipos de expresión, como volición, emoción y postura epistémica, difieren en los distintos casos, lo que sugiere que los niños en hogares bilingües están expuestos a normas discursivas híbridas.
El capítulo “Home and school predictors of reading achievemente in linguistically diverse learners in the intermediate primary grades”, por Ludo Verhoeven y Willy van Elsäcker, busca explicar la variación en la comprensión lectora y el vocabulario de lectura a través de variables del hogar y de la escuela, en niños hablantes nativos y no nativos de holandés. Los resultados muestran que la inteligencia no verbal es el más fuerte predictor de ambas habilidades, en ambos grupos. Ahora bien, el clima de literacidad del hogar y la exposición al holandés, en el caso de los no nativos, también tuvieron efectos sustanciales. Uno de los hallazgos más llamativos es el efecto contradictorio de la enseñanza explícita de vocabulario, que mostró ser útil solo para quienes tenían el holandés como segunda lengua.
En “Development of Literacy Knowledge. Prediction of Literacy Development Difficulties Through Graphomotor Measures in Grade 1” Olga Soler, Cristina Sotoca, Yago Ramis y Judit Castellà evalúan el poder predictivo de medidas grafomotoras de la escritura inicial. Así, pudieron establecer que los niños que escribieron más rápida y fluidamente en primer grado presentaron mejores habilidades de escritura y mejor comprensión lectora en quinto grado. En el siguiente capítulo, “Syllabic Processes in the Initial Stages of Writing Development”, Sofía Vernon, explora el rol de las sílabas en los errores de los niños en tareas de conciencia fonológica y escritura en español y concluye que, en efecto, estos pueden ser explicados por la naturaleza de la estructura silábica de las palabras involucradas.
Ana Sandbank, en “Writing as a Domain of Knowledge for Both Children and Researchers” presenta un estudio cualitativo que compara los efectos de la escritura individual frente a la escritura con interacción entre pares. En un contexto discursivo real, se evalúa el desempeño de un grupo de preescolares hebreos al escribir individualmente y luego al hacerlo interactuando con otros niños. La tendencia observada es que los niños escriben en un nivel más alto cuando interactúan con sus pares, en comparación con cuando escriben solos. Esta interacción, además, da pie a comentarios y preguntas que reflejan una actividad metalingüística considerada útil para el desarrollo de la escritura.
En “Perspectives on Spoken and Written Language: Evidence from English Speaking Children”, Judy Reilly y Lara Polse evalúan el desempeño de niños tanto en pruebas estandarizadas de lenguaje como en la producción de narrativas orales y escritas, en dos momentos de su etapa escolar. Los resultados muestran que, incluso en los niños pequeños, la modalidad no es importante para la transmisión de contenidos. Por otro lado, se encontró que, con la edad, la oralidad y la escritura se vuelven crecientemente interdependientes y específicas. Si bien en el grupo más joven solo una medida de la narrativa oral correlacionó con medidas de las pruebas estandarizadas escritas, en el grupo mayor, el lenguaje oral y el escrito estuvieron correlacionados en múltiples niveles de complejidad.
En “The development of narrative discourse in french by 5 to 10 years old children: some insights from a Conversational Interaction Method”, Edy Veneziano estudia si niños pequeños pueden producir textos narrativos más complejos y orientados a aspectos mentales, tras participar en una conversación en torno a las causas de los eventos de la historia. Los resultados muestran que, tras tomar parte en este método, los niños produjeron textos más coherentes y orientados a la mente, mejora que no se encontró en el grupo control. En la misma línea, “The Relationships Between Oral and Written Sentence Generation in English Speaking Children: The Role of Language and Literacy Skills”, por Julie E. Dockrell y Vincent Connelly, aborda la interacción entre oraciones escritas y orales producidas por niños en dos sesiones diferentes. Si bien el desempeño en ambas modalidades mejoró, el progreso en la prueba oral fue considerablemente mayor y se determinó que el desempeño en la oralidad contribuyó varianza significativa al desempeño en la escritura.
Berman (2004) es la encargada de iniciar la segunda parte del volumen, con su capítulo “Linguistic Literacy and Later Language Development”. En él muestra los hallazgos de un estudio que compara las narrativas producidas por hablantes de cuatro grupos etarios, en inglés y en hebreo, con el propósito de evaluar el impacto de la modalidad en diversos rasgos lingüísticos. Los análisis muestran que existen diferencias derivadas de la modalidad en todas las edades. Si bien el contenido narrativo pareció relativamente invariable, las narrativas escritas mostraron mayor densidad en el empaquetamiento de la información y sus contrapartes orales fueron más extensas, menos fluidas e incluyeron más repeticiones. Estas distinciones fueron más marcadas a partir de la adolescencia, lo que se vincula con un decreciente anclaje al medio oral y una creciente sensibilidad al lenguaje escrito.
El estudio presentado en “Later Development of Relative Clauses Across Discourse Genres and Modalities of Production”, por Melina Aparici, Elisa Rosado y Joan Perera, busca establecer el patrón de desarrollo de las cláusulas relativas en español. Para ello, se analiza su estructura y función discursiva en textos producidos por cuatro grupos etarios, en diferentes géneros y modalidades de producción. Los resultados muestran que todos los tipos de cláusulas relativas son más frecuentes en textos expositivos y, dentro de la modalidad escrita, aumentan significativamente a partir de la adolescencia. En suma, con la edad, estas cláusulas sufren cambios sustanciales desde una perspectiva tanto estructural como discursiva y estos cambios están restringidos por la modalidad de expresión y el género.
“When Causation Meets Motion: Motion Events at the Interface Between Coherence and Cohesion in Narrative Development” de Judy R. Jupersmitt, explora la relación entre los componentes episódicos y las estructuras lingüísticas usadas para relacionar los componentes en narrativas escritas por hablantes de hebreo de cinco edades. Los resultados muestran que, aunque los niños pueden describir los eventos, no siempre pueden interpretarlos como parte de una trama unificada. En efecto, la expresión de la mayoría de las relaciones causales aumentó con la edad, pero hubo una lenta progresión en la habilidad para expresar eventos de movimiento complejos y presentar eventos en paquetes sintácticos jerárquicos.
Aurora Bel y Milagros Albert, en “The Development of Referential Choice in Spanish Narratives Among School-Age Children and Adolescents”, reportan un estudio sobre el uso de referencias anafóricas en narrativas escritas y orales en español, en cinco grupos etarios, para evaluar el rol de la modalidad y la edad. El recurso más usado en general fue el pronombre nulo y el efecto principal de la edad solo apareció en textos orales, con relación al uso de pronombres nulos para reintroducir referentes, contexto en el que los niños menores mostraron mayor ambigüedad. Sin embargo, la modalidad se reveló como el factor más prominente en la mayoría de las dimensiones analizadas.
En “Categories of Referential Content in Expository Discussions of Conflict” Bracha Nir e Irit Katzenberger presentan un estudio sobre el contenido de discusiones sobre un tema abstracto, escritas por niños, adolescentes y adultos de habla hebrea. Se encontró que en todos los grupos se despliegan tres tipos principales de contenido: proposiciones generalizadas, descripciones e interpretaciones. Los resultados muestran que el contenido interpretativo es el que aumenta más significativamente con la edad. Además, al observar este tipo de contenido en narraciones, se encontró que descripción e interpretación son muy importantes en textos expositivos y narrativos, pero cumplen papeles particulares en cada género.
En el capítulo “Linguistic Correlates of Text Quality from Childhood to Adulthood”, Naymé Salas, Anna Llauradó, Cristina Castillo, Mariona Taulé y Antònia Martí buscan determinar qué características lingüísticas explican las diferencias en evaluaciones de calidad textual de narrativas escritas por hablantes de español de distintas edades. Se observó que una parte sustancial de las percepciones sobre la calidad fue sensible a medidas lingüísticas, como frases sustantivas largas, más conjunciones subordinantes y mayor diversidad léxica. Los factores de productividad, en tanto, mostraron altas correlaciones con la calidad, pero, de acuerdo con los análisis de regresión, no son predictores significativos.
En “A Developmental Perspective on the Units of Written French” Emilie Ailhaud , Florence Chenu y Harriet Jisa buscan determinar si las medidas cronométricas de la producción lingüística en francés varían en los niños a lo largo de los años. Los resultados muestran, en efecto, fuertes diferencias de desarrollo: si bien la extensión de las pausas no decrece con la edad, la longitud de las unidades producidas con fluidez sí aumenta. Además, se observa que los niños más pequeños planifican a nivel clausular, probablemente porque presentan mayores limitaciones grafomotoras, mientras que los mayores lo hacen a nivel de unidad terminal. En el siguiente capítulo, “Sentence Generation in Children with and without problems of written expression”, Barbara Arfé y Eleonora Pizzocaro evalúan el uso de tareas de generación de oraciones para la evaluación de habilidades de expresión escrita en escritores jóvenes italianos. Los resultados muestran que las medidas de generación de oraciones orales y oraciones escritas son más sensibles a las diferencias de desarrollo y a las diferencias individuales en escritura que las medidas estandarizadas.
El capítulo que cierra el volumen es “Top-down measures in 7th grade writing: the effects of genre and SES”. En él, Dorit Ravid, Tsila Shalom, Elitzur Dattner, Irit Katzenberger y Guy Sha’shoua analizan textos escritos en hebreo por niños de séptimo grado de estatus socioeconómico medio-alto y bajo, con el objetivo de determinar sus habilidades para escribir narrativas y exposiciones. Los hallazgos indican que ambos grupos son capaces de producir narrativas apropiadas en términos de calidad textual y estructura, pero el grupo de estatus bajo mostró peor desempeño en la producción de textos expositivos. A nivel global, las exposiciones no estuvieron al nivel de las narrativas en cuanto a calidad del contenido y densidad conceptual, pero mostraron expresión lingüística más rica y densa.
En términos generales, los estudios presentados en la primera parte del volumen comparten el supuesto de que existe un patrón de desarrollo de la alfabetización previo a la enseñanza formal, mientras que los de la segunda parte asumen que existe un patrón de desarrollo más allá de la adolescencia. Desde ambas perspectivas, la alfabetización se concibe como la habilidad de usar el lenguaje en distintos contextos discursivos y para variadas funciones, lo que se asocia fundamentalmente con el desarrollo cognitivo general, por un lado, y con la experiencia lingüística otorgada por la escuela, por otro. En coherencia con esto, las conclusiones de varios capítulos del libro postulan que la interacción entre pares y el lenguaje oral en general constituyen mecanismos de apoyo para el desarrollo de la escritura. Para llegar a estas ideas globales, los diseños de los estudios implican la observación de casos múltiples y el análisis de diversas variables simultáneamente.
Las metodologías empleadas en los capítulos del volumen resultan destacables tanto por ser coherentes con sus respectivos objetivos, lo que garantiza su validez, como por ser complejas, en el sentido de comprender y relacionar variables diversas para abordar los fenómenos. A su vez, los estudios muestran rigurosidad en el análisis de los datos; la mayoría de estos emplea pertinentemente métodos estadísticos inferenciales, que van desde pruebas de Chi Cuadrado y ANOVAS hasta análisis de regresión. Las virtudes que conlleva esta aproximación analítica obedecen a la posibilidad de ir más allá de la mera descripción de las muestras para determinar cuándo existen diferencias significativas y, por lo tanto, generalizables, e incluso establecer relaciones de causalidad. En este sentido, los métodos utilizados para analizar los datos constituyen, en sí mismos, fuentes de validación interna.
Desde una mirada crítica, el gran número de capítulos que conforman el libro se considera un aspecto algo desfavorable, en la medida que la envergadura de las aportaciones al campo de estudio es visiblemente heterogénea. En estudios de alfabetización, la perspectiva de la aplicabilidad de los hallazgos a los procesos de enseñanza-aprendizaje es crucial y esto no se vislumbra tan fácilmente en algunos capítulos. Fuera de ello, se estima que el único aspecto mejorable en la publicación es la operacionalización de las variables y la consistencia en la manera de nombrarlas: en más de un capítulo faltó sistematicidad en las definiciones de las categorías de análisis y en las etiquetas empleadas para referirse a ellas en el texto y las tablas. Si bien estos problemas solo afectan parcialmente la recepción del volumen, es esperable que sean oportunamente enmendados en el proceso de edición.
Al considerar el libro en su totalidad, es posible señalar que se trata de una publicación enriquecedora para el estudio del desarrollo del lenguaje oral y escrito, a pesar de que la bajada práctica de los resultados aparezca de manera más nítida en algunos capítulos que en otros en los que se requiere que el lector participe más activamente en las proyecciones vinculadas con el quehacer pedagógico. Ahora bien, tanto por la relevancia de los diseños metodológicos como por la profundidad de los análisis, se concluye que Written and Spoken Language Development across the Lifespan constituye un valioso aporte para el campo de la psicolingüística, que permitirá que académicos del área actualicen sus conocimientos a la luz de hallazgos surgidos de preguntas, mediciones y análisis de buena calidad.