El estrecho que con tantos trabajos habían buscado era este ciertamente, aunque ellos por entonces no lo sabían certificadamente, como después que por él pasaron, lo vieron y conocieron. Duróles por más de veinte y cinco leguas este estrecho y en algunas partes hallaron que era de anchura de tres y cuatro leguas, en otra de una y dos leguas, y que en algunas partes no tenía si no poco más de media legua, y que se iba siempre encorbando y volviendo hacia la parte occidental. (Transylvanus, 1522, p. 275).
En el año 1522, Maximilianus Transylvanus era secretario de Carlos V en Valladolid1. Desde esa localidad escribió una carta en latín a Matthaüs Lang, Arzobispo de Salzburgo y también obispo de Cartagena, quien se encontraba en Nuremberg junto a Francisco Chericati, obispo de Abruzzo, en una misión política-económica de asistencia al Reichstag encomendada por el Papa Adriano VI. La carta se tituló originalmente Maximiliani Transyluani Caesaris a Secretis Epistola, de Admirabili & Nouissima Hispanoru[m] in Orientem Nauigatione, Qua Uariae, & Nulli Prius Accessae Regiones ¡nue[n]tae Sunt, Cum Ipsis Etia[m] Moluccis Insulis Beatissimis, Optimo Aromatu[m] Genere Refertis: Inauditi Quoq. Incolar[um] Mores Exponutur, Ac Multa Quae Herodotus, Plinius, Solinus Atque Alii Tradiderunt, Fabulo Sa Esse Arguunt. Contra, Nonnulla Ibide[m] Uera, Uix Tamen Credibilia Explicant. Quibuscum Historiis Insularibus Ambitus Descrebit Alterius Hemisphaerii, Unde Ad Nos Tande[m] Hispani Redierunt Incolumes2.
La misiva, que posteriormente se reimprimió en distintas partes de Europa3, fue recibida en el mes de noviembre en Alemania y en ella se informaba que, gracias a la expedición dirigida por Fernando de Magallanes, España poseía nuevas tierras: las afamadas y verdaderas islas Molucas, que de acuerdo a esta reciente expedición y a lo acordado en el Tratado de Tordesillas, ahora le pertenecían. No obstante, este no fue el único dato relevante. La carta presentó un nuevo pasaje desde donde se podía acceder a Oriente, el que, posteriormente, se denominó estrecho de Magallanes.
Este escrito constituyó el primero de una serie de documentos referidos a la expedición. Poco tiempo después, aparecieron los testimonios de Pigafetta y de otros de los marinos de aquella compañía4. En paralelo, la corte española se vio obligada a reforzar una serie de disposiciones normativas, capitulaciones militares, reales provisiones y a crear medidas capitulares que no existían5, para mantener equilibrados los intereses de aquellos privados que conservaban numerosas conquistas en diferentes partes del, para ese entonces, Globo6. Este escrito, que se podría definir como un relato de viaje7 o relación de sucesos, constituyó una oficialización del descubrimiento del estrecho de Magallanes8. Sin embargo, poco se sabe de cómo fue recibido por el resto de los reinos europeos en una época en donde los conflictos políticos, económicos y sociales estaban latentes entre ellos. Quizás fue el secretismo sobre las navegaciones en esos años y el posible conocimiento previo de aquella zona (Dickson, 2007), por parte de los portugueses, lo que provocó este hermetismo. Lo que sí se conoce bastante son los efectos posteriores que este descubrimiento provocó, y que derivó en un replanteamiento general de la geopolítica mundial (Sallamann, 2003). En efecto, gracias a este hecho ambas potencias colonizadoras de esos años, Portugal y España se enfrascaron en disputas diplomáticas en torno al Tratado Tordesillas -el cual tocaba tanto las nuevas tierras del Nuevo Mundo como las tierras asiáticas-, lo que desembocó finalmente en un cambio en la distribución de los territorios a nivel planetario con el Tratado de Zaragoza en 15299.
REFUTACIÓN DE LO ANTIGUO, DESDE UN NUEVO MUNDO E HISTORICIDAD
El paso de las naos dirigidas por Fernando de Magallanes por el Estrecho provocó una revolución a escala global. Desde Valladolid se sabía del impacto político que producirían en Europa las noticias aportadas por esta travesía. Fue por esta razón que el documento se ideó desde una dimensión propagandística que auguraba proyectos de expansión económica-territorial y universalidad para Carlos V. No obstante, creemos que la propaganda política no apuntó directamente a las cortes, sino a los sostenedores, económicos -banqueros, comerciantes, marinos, etc., como culturales, científicos, universidades, etc.10, de la Monarquía.
En términos geopolíticos, el escrito no ocultó la relevancia de la expedición ni del paso de esta por el extremo sur de América. Al contrario, propuso que este viaje se definiera como el más importante de la historia, puesto que habría roto el monopolio de comprensión del espacio que había construido el mundo antiguo a lo largo de los siglos. La distinción con lo antiguo fue repetitiva en el texto y con ello se buscó diferenciar lo hecho por Elcano y los marinos sobrevivientes -solamente 18- de aquellos célebres navegantes que desde la Antigüedad habían sido los referentes náuticos a quienes admirar11. La vuelta a Sevilla debía ser desde ahora considerada como el mayor logro náutico de la historia12:
Son por cierto estos diez y ocho marineros que con esta nao aportaron a Sevilla más dignos de ser puestos en inmortal memoria, que aquellos argonautas que con Jason navegaron y fueron a Colchides, de quien algo similar: no es ningún azar histórico-lingüístico que hasta el siglo XVI la palabra “descubrir” [entdecken] no significara literalmente otra cosa que quitar una cobertura de encima de un objeto, es decir, destapar algo conocido, y que sólo después adoptara el sentido de hallazgo de algo desconocido (p. 786). Los antiguos poetas hacen tanta celebridad. E mucha más digna cosa es por cierto, que esta nuestra nao sea colocada y ensalzada entre las estrellas que la en que navegó aquel griego; pues que aquella navegó desde Grecia solamente por la mar del Ponto, y esta partiendo de Sevilla contra el mediodía, y dando de allí vuelta contra el occidente, dando con diversas reflexiones a todo el globo e orbe de la tierra e agua, volvió a Sevilla de donde primero había partido (Transylvanus, 1522, p. 297).
Gracias a la expedición, definitivamente se había podido instalar una certitud global desde el punto de vista de la medición. El paso por el estrecho de Magallanes era la consolidación de una nueva forma de percibir y transitar por el Mundo. Por primera vez, la imagen que soportaba todas las otras imágenes se había completado. La Tierra como planeta, tanto en su dimensión geográfica como cosmográfica, encontró sus referencias finales para definirse desde distintos ámbitos y escalas: desde la astrología hasta en términos geopolíticos. Como indica Jean-Marc Besse (2003): Au sein de la géographie du XVIe siècle se développe un concept de la Terre oü celle- ci est à la fois pensé, décrite, imaginée et percue comme Terre universelle, comme Surface partout habitable, indéfiniment parcourable, ouverte dans toutes les directions (p. 18).
Ciertos párrafos dentro de esta extensa comunicación nos permiten verificar cómo desde este escrito se quiso hacer patente un antes y un después en referencia a múltiples temas, siendo uno de ellos el de la medición planetaria. Con respecto a esto último, el documento ilustró el momento en que Fernando de Magallanes y el mercader Cristóbal de Haro presentaron su viaje al Rey, indicando que algunos cálculos que se tenían como referencias estaban incorrectos. Uno de los argumentos que esgrimieron ambos aventureros para motivar a que la Corona auspiciara esta empresa, fue afirmar que territorios como Malaca - a partir de las informaciones que poseían- se encontraban dentro de la partición de Castilla y no de Portugal, como lo estaba hasta entonces. No obstante, a pesar del conocimiento que tenían tanto desde su propia experiencia como desde las múltiples fuentes que nutrieron sus apreciaciones, no lograron convencer a la corte, porque aún no se había hallado hasta entonces la razón cierta de las medidas de la longitud del mundo (Transylvanus, 1522, p. 262).
La tensión aumentó tras la vuelta al globo. La certitud apareció como una negación a las mediciones esbozadas por estudiosos como Tolomeo13, quien solamente había podido establecer un cálculo real sobre la mitad de lo que era realmente el planeta14:
E como quiera que los cosmógrafos y mayormente el Tolomeo pusieron en sus dimensiones diciendo, que desde las Canarias, yendo hacia el oriente hasta Catigarán, había 180° de longitud, que es la mitad de toda la longitud del globo de la tierra y agua, habían segun aquella dimensión antigua de hallar y medir en esta navegacion que agora hicieron los nuestros (yendo como fueron por esta otra parte del occidente, y volvieron por el oriente) otros 180° hasta el Catigarán para el cumplimiento de los 360° que hay en toda la longitud; no empero pudieron mensurar aquestos ni poner señales ni términos por donde pudiesen hacer muy cierta esta medida, según las grandes reflexiones y vueltas que fueron haciendo para buscar el pasage que buscaban par entrar en el otro mar del sur (Transylvanus, 1522, p. 265).
Esta variación al mundo conocido también quedó patentada desde los primeros párrafos del documento, por medio del replanteamiento sobre el origen de la propia especería15, de lo que se creía era el más allá conocido hasta aquel entonces, los propios límites del mundo. La carta muestra desde sus inicios que la zona que se pensaba que era de donde se sacaba la especería no correspondía verdaderamente al lugar sindicado durante siglos, sino a un lugar que se hallaba más allá de las demarcaciones transitadas, más lejano y aún incógnito -no descubierto- para los europeos16, un mundo extraño:
fuesen a aquel mundo extraño, y por tantos siglos jamás hasta agora sabido, a buscar y descubrir las islas en las cuales es el propio nacimiento de la especiería. Porque aunque los portugueses hayan hasta agora traido y trayan a estas nuestras partes grande abundancia de especias de la Aurea Chersonesa, que creemos ser Malaca; no empero nasce ni se cria en aquella India Oriental del Rey de Portugal otra especia, salvo pimienta. Ca tenemos por cierto y sabemos que las otras especias de canela, clavos y nueces moscadas y macias, que es un operimento o tela que tienen encima las nueces moscadas, a quien por otro nombre llamamos flor moscada, son traídas a aquella India oriental de unas islas muy lejanas e apartadas de allí, e tan solamente conoscidas par nombre a los indios de Malaca. (Transylvanus, 1522, p. 257).
El texto proponía constantemente que todo lo que se había escrito y creído desde la Antigüedad era en cierta medida falso17, gracias a las informaciones dejadas por esta nueva experiencia de tránsito18 que contradecían lo que habían escrito
connotados pensadores al respecto:
Cierto es y claramente vemos segun agora nos muestra la experiencia que todas las cosas que los antiguos escriptores nos dejaron escriptas cerca de las tierras y provincias del propio suelo donde nasce y se cria la especiería, en parte son fabulosas y en parte tan agenas de la verdad (...) solamente digo: que Erodocto, autor clarísimo, tiene que la canela se halla y coge de los nidos de las aves; la cual dice que traen de muy longincas regiones para hacer sus nidos, e que mayormente se halla en el del ave fénix; el cual nido no sé yo si jamas lo haya persona alguna visto. E el Plinio que se pensaba decir alguna cosa mas cierta por haber ya sido antes de su edad sabidas y verificadas muchas tierras y mares, ansí con las flotas del grande Alejandro, como de otros, tiene que la canela nasce y se cria en la Etiopia, que está junta a los Trogloditas: como se nos haya agora descubierto en contraria de aquello ser el suelo de su propio nascimiento muy longísimo y muy remoto de toda la Etiopía y mayormente de los Trogloditas que habitan en cuevas soterráneas (Transylvanus, 1522, p. 258)19.
La fuente exhibe un cambio respecto a lo que se había comprendido como verdadero en el tiempo20. El documento apuntaba a una nueva forma de entrelazar verdad e historia desde la experiencia de circulación y territorialidades descubiertas. La experiencia de aquel presente no sólo validaba discursivamente como verdad los territorios revelados, sino que solicitaba que se dejara de creer en lo que espacialmente había dado soporte a los antiguos para establecer sus ideas21, como se observa en el caso de la isla Trapobana, situada en el Océano Indico22: Ca es de saber que en el lugar que el Tolomeo y el Plinio y los otros cosmógrafos pusieron la Tropabana, no hay agora allí islas que pueda por razón alguna ser creida la Traprobana (Transylvanus, 1522, p. 261)23.
El cambio que acusamos está relacionado con una consciencia moderna. Las palabras del secretario de Estado son una declaración de que una nueva era se había instalado y nos advierten la relación que se puede establecer entre su aparición y el descubrimiento del Estrecho. La Modernidad la entendemos en este caso como una apertura temporal hacia lo nuevo, hacia la novedad de una nueva época, en contraposición de lo antiguo. Pero también como una época que trajo consigo un nuevo principio rector: la posesión y aprehensión del mundo por la imagen. Peter Sloterdijk, inspirado en Heidegger, explica que desde esta época lo que comprendemos como Modernidad no es más que el deseo de conquista del mundo como imagen, la búsqueda de encapsular las temporalidades y la propia experiencia presente en una síntesis visual (Sloterdijk, 2004).
Lo anterior explicaría que en la carta, pasado, presente y futuro se replanteasen. Esto quedó de manifiesto de la siguiente manera: por un lado, lo aprendido del pasado se cuestionó; por otro, el presente extendió sus horizontes y la idea de transitar por el nuevo mundo descubierto se convirtió en la nueva referencia desde donde medir las relaciones con este; y, por último, como veremos posteriormente, el futuro se consolidó como instancia de especulación e ilusión de encontrar riquezas y un mejor porvenir, en un “más allá” o “más adelante” a perseguir, por más utópico que fuese.
Como establecen los párrafos analizados, las respuestas originarias del pasado desde ese momento debían ser respondidas por la propia experiencia presente, por el propio más allá descubierto, el cual, a la vez, funcionaba como futuro:
(...) tuvieron necesidad, buscando las islas del propio nascimiento de la especiería, de dar una vuelta por deyuso deste nuestro hemisferio a todo el mundo primero que las hallasen y acá volviesen rodeando y travesando y pasando muchas veces debajo del amplísimo paralello. Pues como esta navegación sea tenida por admirable, y jamas en tiempo alguno desta nuestra edad ni menos de las edades pasadas de nuestros mayores no haya seido, no solamente hallada otra semejante, pero ni aun tentada por persona alguna; determiné de escribir a vuestra Reverendísima Señoría (...) [Elcano] Este capitán y marineros recontaron al Emperador y a muchos otros todas y cada una de las cosas en este su viage acaescidas, con tanta fe y sincera fidelidad, que segun la manera de su recontamiento pareció claramente a los que las oíamos decir en todo verdad, y no ser en ello mezclado cosa alguna fabulosa; antes tenemos agora conoscimiento, y de cierto creemos ser fabulosas y cosa no verdaderas las que los autores antiguos dejaron escriptas; y que con la experiencia de los presentes pueden aquellas ser reprobadas (Transylvanus, 1522, p. 259).
La referencia a la noción de verdad, permite interpretar que la primera vuelta al mundo no sólo definió los limites planetarios en relación a la imagen de la Tierra y sus márgenes - antípoda (Moretti, 1994)-, considerando dentro de ella una perspectiva material, sino que además interpretamos expandió y replanteó la idea de “más allá” tanto en su forma ontológica -imaginaria y espiritual- como en la forma de habitar y experimentar el mundo. La nueva historicidad no podía estar apoyada en lo descrito épocas anteriores. La verdad a relatar y a periodizar tenía que estar vinculada al nuevo mundo que acababa de completarse, como también al Nuevo Mundo que acababa de develarse casi por completo, y desde el cual también se podría acceder al paraíso24.
Era la experiencia contemporánea la que era portadora de la verdad. Por tanto, era solo en este nuevo más allá que funcionaba como un delimitador y, a la vez, como un Plus Ultra, encapsulador de lo incógnito y de territorios vastos, donde el relato histórico podía seguir. Esto lo tuvo muy claro el secretario de Estado, quien utilizó las experiencias transmitidas por una serie de conquistadores y marinos para justificar este variación. Para él, la historicidad se construía en la experiencia que iba hacia Oriente pero desde América. Los nombres de Heródoto y Plinio fueron reemplazados por los de Pedro Mártir de Anglería o Hernán Cortés25.
Los castellanos han hecho sus navegaciones contra el mediodía, volviendo siempre sobre la mano derecha hacia el occidente de aquella parte del termino y límite de las trescientas y sesenta leguas a la parte occidental de la isla del Fuego, por donde va echada fabricada la línea de polo a polo. E navegado en esta manera los castellanos han descubierto y hallado la tierra firme, que es muy ancha y espaciosa, sin le hallar fin. E han ansi mismo descubierto e hallado muchas, muy grandes e inumerables islas, riquísimas de oro y perlas. E finalmente, han agora a la postre de todo descubierto e llegado a una grandísimo cibdad llamada Timixtitan, que está muy adentro metido en la meitad de aquella tierra firme, fundada y asentada en meitad de un grande lago, al modo y manera de la cibdad de Venecia. De todo lo cual ha escripto Pedro Mártir muchas, muy grandes y muy verdaderas cosas por elegante manera (Transylvanus, 1522, p. 260-261).
Pero no sólo se trató de reemplazar nombres, también fue un ejercicio de ir posicionando lo relatado sobre América -referencia inmediata del nuevo más allá como un pasado verdadero. Esto lo apreciamos en la sección en que Transylvanus narró las dificultades y batallas que debió librar la expedición de Magallanes en islas como la gobernada por el Rey Mauthan. La valentía de Magallanes y sus hombres fue comparada con la astucia de Cortés, quien unos años antes también habría tenido una batalla desigual en el norte de América:
E como Magallanes vido de aquel bárbaro se quería poner en resistencia, de no le volver las espaldas, sino pelear con él, no embargante que la gente que consigo llevaba era sin comparación mucha menos que la que su contrario traía, porque ellos no eran, segun dicho es, mas de cuarenta españoles, y los indios contrarios eran mas de tres mil. E hizo luego sacar de los bateles los tiros de artillería y ponerlos en tierra a la ribera del mar, y animando a sus españoles les dijo ansi: no os espante, hermanos mios, que Dios será nuestra ayuda, y acordaos que pocos días ha vimos y oímos que capitán Hernan Cortés vencio por veces en las partes del Yucatan con doscientos españoles a doscientos y a trescientos mil indios (Transylvanus, 1522, p. 281).
De alguna manera, esta conectividad temporal y espacial fue parte de una velocidad nueva. El secretario de Carlos V fue uno de los primeros personajes modernos que dejó hizo patente esta conciencia sobre la necesidad de la aceleración de la historia por medio de la conexión y superposición de lo ocurrido en el Nuevo Mundo -en desmedro de lo antiguo-, con el nuevo mundo que venía de ser descubierto.
Nuevo Orbe, nuevos monstrous
a future that would not be monstrous would not be a future; it would already be a predictable, calculable, and programmable tomorrow. (Derrida & Weber, 1995, p. 386)26.
La transformación de los límites espaciales también trajo consigo un cuestionamiento. O, dicho de otra forma, un develamiento de las percepciones sobre lo que se pensaba que conformaba el mundo. Los significados de las imágenes que se tenían sobre las cosas, personas y naturalezas hasta el descubrimiento del estrecho de Magallanes debieron modificarse, fueron trastocadas, y entraron en disputa o en una redefinición (Davies, 2016), instaurándose una nueva consciencia basada en la experiencia de la circulación por el globo27. El Estrecho funcionó no solo como un pasaje o una referencia territorial que unía mundos, sino que su importancia radicó en que se forjó desde este descubrimiento una consciencia sobre cómo pensar el (nuevo) mundo en su conjunto (Tierra), así como también sobre cómo experimentarlo comercial e imaginariamente. Desde este acontecimiento, observamos un despertar de lo que entendemos como conciencia-mundo28 y denominamos a dicho Estrecho, por la complejidad de roles que cumple, como un pasaje-mundo.
Esta proliferación de nuevos significados necesariamente forzó a que quedaran marcadas o diferenciadas las interpretaciones, y a dejar trazadas las territorialidades de cada una de ellas. Como señala Sloterdijk (2004), la edad moderna y la Modernidad pueden caracterizarse inequívocamente por una restructuración radical de las relaciones de inmunidad (p. 478). La conformación de la esfera produjo que las relaciones de inmunidad entre los objetos y personas dejaran de ser lo que eran, es decir, las fronteras, las formas de protegerse, etc., se expandieron y/o fueron sustituidas por nuevos referentes o por nociones imaginadas e incógnitas nuevas y diferentes a lo que desde la Antigüedad se había propuesto.
Desde este razonamiento se entiende que la apertura de la Modernidad como época fuera replantear, entre otras cosas, el tema de la propia alteridad, la imagen del otro. La misiva expone esto por medio de diversas preguntas y cuestionamientos sobre lo que los antiguos habían referido en relación a ciertos moradores de lugares lejanos a Europa. El escrito dejó en evidencia que las imágenes sobre ciertos otros, muchas veces descritos como monstruos, no eran válidas, puesto que la nueva experiencia de circulación había demostrado su inexistencia.
Quien es el que creerá ya de aquí adelante que hay los Monoscellos (o Stipadas), Spithameos (Pigmeos) y otros semejante, que son más monstruos que hombres, que los antiguos escriptores nos dejaron escripto que había, como veamos que los castellanos navegando contra el mediodía y volviendo hacia el poniente, y los portugueses yendo hacia el oriente pasando muchos grados adelante del trópico de Capricornio, hayan verificado, descubierto y hallado tantas y tan extrañas tierras; y finalmente, estos nuestros españoles que en esta nao agora volvieron, habiendo dado una vuelta al universo orbe, nunca hayan topado, visto ni podido saber ni menos oir en todo lo que han andado, que agora ni en tiempo alguno haya habido ni haya los semejantes hombres monstruosos? (Transylvanus, 1522, p. 259).
Con estas interrogaciones, el escrito de Transylvanus deseaba poner en jaque nuevamente la veracidad del contenido de los eruditos antiguos29 y marcar, peyorativamente, que lo que se había escrito no era algo más que fabuloso30. Las líneas que prosiguen a nuestra cita explicitan aún más esto:
Ansí que todo lo que los antiguos cerca desto dijeron se debe tener por cosa fabulosa y falsa, y que como ¡o oyeron sin saber ¡a verdad de¡¡o ¡o escribieron, y ansí han venido ¡as semejantes fábulas y mentiras de muy antiguo de unas manos en otras y de un autor a otro, sin haber alguno cierto no auténtico autor de¡¡o. Mas porque yo que tengo agora que dar una vuelta en mi relación a todo el mundo no sea visto en el exordio y principio de mi recontamiento remontarme mucho a las antiguas y falsas opiniones de aquesta cosas, baste lo que cerca desto de suso he dicho, y con tanto vengo a lo que hace al caso (Transylvanus, 1522, p. 258-259).
Ahora bien, cabe precisar que la lectura sobre la alteridad estuvo marcada por la circulación inspirada en el comercio31. Los monstruos esperados no fueron encontrados porque la expedición guiada por Magallanes, al menos hasta su muerte, negoció y logró definir desde una esperanza comercial la imagen del otro en cada uno de los lugares del itinerario32. Las ganancias que se esperaba obtener del eje comercial que había entre China y Malaca fueron las que definieron en parte esta nueva alteridad que acusamos33. Malaca era descrita en la carta como el principal puerto de todas las ferias y contratación oriental, en tanto que China se destacaba como una suerte de Alemania, por el orden y los colores de sus personas.
E aun procediendo mucho mas adelante han pasado y llegado hasta entrar en aquel grandísimo seno del mar en cuyas riberas y costas son los pueblos de los Sinas, a quien agora en aquellas partes llaman Schinas, la gente de los cuales es blanca y asaz política y urbana, de la manera y forma como nuestra Alemania, e creése que las tierras y provincias destos Sinas se extienden y llegan hasta los Seras y Schitas y Asiáticos. (Transylvanus, 1522, p. 261).
Pese a esta búsqueda de similitud entre las Schinas y Europa, la reflexión propuesta fue más profunda. El secretario de Carlos V comprendió que la idea de monstruo tenía nuevos protagonistas34. Para él, no eran las culturas35 desconocidas las que debían ser asociadas a lo monstruoso (Mittman, 2012, p. 48)36 sino que más bien debían ser las propias empresas
europeas de conquista, las que, con tal de obtener réditos37, eran capaces de aventurarse a tierras desconocidas asumiendo peligros, muchas veces injustificados, en lo que se pensaba era aún un mundo nuevo e incógnito38:
y que solo dos cosas hay notables entre ellos [orientales], conviene a saber, grandísima paz y quietud y mucha abundancia de especería, la una de las cuales (que es la paz y quietud, y el mayor y mas saludable bien de todos los que en este mundo hallarse pueden) ha desterrado destas nuestras partes la grandísima maldad de los mortales echándola en aquellas Molucas de que aquella gente pacífica usa. La otra, empero, que es la especería nos contriñe lo uno por la grandísima avaricia que tenemos, y lo otro por nuestra insaciable gula a que hayamos de la ir a buscar en aquel incognito y nuevo mundo, pasando por tantos peligros y discrímenes de la vida. (Transylvanus, 1522, p. 291).
Lo monstruoso era el nuevo efecto39, las empresas y la inconmensurabilidad que se esperaba abarcar, como también creemos que lo era la consciencia de saber todo esto. Esto explicaría el cambio en la idea de monstruo y en los significados de la monstruosidad desde esta época a la cual apuntamos (Freedman, 2010, p. 120 y ss), lo que también debe ser entendido como un cambio en la idea de Humanidad -en tanto existencia como forma de imaginarla- como señala Jeffrey Andrew Weinstock:
What this means is that to redefine monstrosity is simultaneously to rethink humanity. When our monsters change, it reflects the fact that we-our understanding of what it means to be human, our relations with one another and to the world around us, our conception of our place in the greater scheme of things-have changed as well (Weinstock, 2012, p. 356)40.
Esta monstruosidad fue parte de esta nueva conciencia-mundo, la que quedó expresada en una diversidad de formas -no siempre coherentes ni estéticas-, representativas del movimiento ilimitado y sinérgico que se produjo a nivel planetario desde esta época, en la que comenzaron a conectarse personas y objetos en función de ambiciones personales y colectivas41. Gran parte de esta monstruosidad fue trasladada hacia la zona sur del continente americano (Davis, 2016, p. 174 y ss), y estuvo proyectada y ligada a la reposición de la idea de las zonas climáticas y a la idea de fin de mundo. Y fue el develamiento del estrecho de Magallanes lo que permitió estos cambios.
El Estrecho como constructor de territorialidades
Desde que fue atravesado oficialmente en 152042, el estrecho de Magallanes se transformó en una territorialidad de referencia que sirvió para reconfigurar y crear otras territorialidades o imágenes territoriales. En este sentido, interpretamos que el Estrecho devino en una fabrica de Modernidad, al estar involucrado directamente en una serie de modificaciones respecto a las imágenes del Mundo. De inmediato, y considerando los antecedentes presentados, planteamos una serie de preguntas- hipótesis: ¿cómo desde un lugar de paso, que a escala global puede ser considerado como minúsculo, se pudieron terminar de esbozar una serie de territorialidades de gran escala, como la Tierra, el Nuevo Mundo y lo Incógnito? ¿Cómo la imagen de un territorio, poseído jurídicamente pero no habitado durante años por parte de los europeos, funcionó como una máquina para crear más imágenes territoriales?.
A gran escala, como se ha visto, este pasaje-mundo intervino en la constitución de la noción de la Tierra. En efecto, casi no existen representaciones cartográficas sobre este que no estén asociadas exclusivamente a imágenes sobre el planeta o mapamundis en el siglo XVI. Ahora bien, no sólo debemos pensar en una nueva Tierra, sino en un nuevo mar y estrellas que fueron insertándose dentro de un juego geopolítico que forjó cartografías particulares. La disposición geográfica del estrecho de Magallanes fue considerada como un eje conector de elementos del mundo natural, geográfico y estelar desde aquellos años, como lo muestra la imagen construida por Battista Agnesse hecha en 1544 en Venecia, a petición de Carlos V. Desde este paso emana, o se dibuja la conjunción del resto de elementos y de diferentes mundos: se legitima la territorialidad nueva de cada uno de ellos. Al realizar un “zoom”, en el centro de la imagen, la cara de la Tierra tiene al Estrecho como un posibilitador de esta conectividad que trasciende lo territorial, que también atrapa al zodiaco y a energías como seres vivos de diversa procedencia.
En relación a la veta oceánica, fue el Estrecho el que permitió la cimentación final del territorio del Océano Pacífico43, y de un nuevo cielo que dirige y marca estas territorialidades. De hecho, en la carta de Transylvanus el Océano Pacífico también se muestra como parte de lo incógnito que fue sobrepasado:
Acabado pues de pasar todo aquel estrecho, que juran y afirman que les duró por espacio de más de cien millas italianas, y llegados al mar ancho del sur, el cual creo yo que jamás recibió en sí ni navegaron por él otras algunas naos, salvo estas nuestras tres españolas que en él entraron, viendo Magallanes que la tierra firme (que a la mano derecha dejaban) daba vuelta y se volvia hacia la parte septentrional, dejó la dicha tierra a mano derecha y enderezó su viage contra aquella parte de entre el occidente y el septentrion por aquel muy espacioso y incógnito mar con intención de ir navegando por aquella derrota hasta se tornar a poner dentro de la tórrida zona, e ir de aquella manera por el occidente a salir al oriente (Transylvanus, 1522, p. 271-272)44.
En términos continentales, este pasaje mundo también fue determinante para modelar a la propia América, es decir, la propia construcción visual del Nuevo Mundo. Esta importancia se mantuvo durante décadas después de que se atravesara en 1520, como también desde antes de su descubrimiento (Besse, 2003, p. 53). Esta última afirmación la sostenemos en el hecho de que una serie de actores -marinos, cartógrafos, matemáticos, políticos-, ya estaban al tanto de la existencia del Estrecho antes de su descubrimiento. Por tanto, descartamos una dimensión de lo fortuito45. En efecto, en varias cartografías la parte sur de América, por el Pacífico, ya aparece dibujada antes de que se completara su paso. Esto se aprecia con mayor certitud desde la aparición de las cartas de Vespucio y de mapamundis como el de Waldseemuller en 1507.
Esto no nos parece contradictorio respecto a la valoración del descubrimiento del Estrecho y los cambios que produjeron desde él. Era necesaria la experiencia y la legitimidad política para que existiese el reconocimiento como tal. De hecho, el conocimiento previo del Estrecho lo dejó de manifiesto el propio Magallanes cuando fue a convencer a la corte de que aprobara su travesía47. La carta de Transylvanus explica cómo, con mucha seguridad, Fernando de Magallanes junto a su socio Cristóbal de Haro, propusieron al Rey que enviase sus naos y armadas por la parte de los mares de occidente, bajando al otro hemisferio (Transylvanus, 1522, p. 263). El Rey y sus consejeros consideraron inicialmente esta idea como dificultosa y de vanidad, debido a
la incertidumbre que había de poder pasar y navegar por las partes occidentales hasta allá. Ca creían que la ingeniosa natura, que todas las cosas constituyó con suma providencia, habia por ventura dejado cerradas y distinguidas las partes orientales de las occidentales, en tal manera que no se pudiese navegar ni pasar de las unas a las otras partes (Transylvanus, 1522, p. 263).
El documento se explayó aún más en esto. De hecho, comentaba que la duda de la Monarquía radicaba en que por el norte de América ya se había intentado encontrar un paso de manera infructuosa, por ende, no era extraño pensar que lo mismo podría suceder al sur. No obstante, de acuerdo a las informaciones que manejaban ambos portugueses, y como quedó explicitado en la carta, ellos sabían que había un pasaje por el hemisferio sur49. Finalmente, la expedición se autorizó, pero no fue financiada por la Corona50 sino a costa de ambos navegantes. Con todo, resulta sorprendente la claridad expuesta por ambos portugueses sobre el conocimiento de un paso por el sur de América y que, aun así, esto no haya sido considerado:
hizo capitán dellas a Hernando de Magallanes, mandándole que costease y verificase la tierra firme delante de lo que estaba sabido y descubierto y que fuese procediendo siempre contra el mediodía hacia la parte austral hasta ver si tenia cabo y fin aquella tierra firme, o hasta que hallase el gran pasage por donde se pudiese navegar y pasar al otro mar del sur, por el cual pudiese ir buscando las islas Molucas hasta las hallar (Transylvanus, 1522, p. 264).
Respecto a la influencia posterior del Estrecho en los trazos del Nuevo Mundo, esto sucedió de diversas formas y escalas. El mapa portulano sobre el Océano Pacífico del genovés Battista Agnese -parte del mismo atlas que la imagen 1- ayuda a observar la referencialidad que tuvo el Estrecho respecto a los esbozos cartográficos de América en el siglo XVI.
En éste, el estrecho de Magallanes se presenta como la mayor puerta de entrada para insertarse en dicho océano. Ahora bien, este mapa exhibe una lectura que va más allá de la simple presentación de las costas de América. En primer lugar, se infiere que la escala resulta ser un proceso complejo de construcción que requirió de información de viajeros transmitida desde una de las cortes, lo que nos devela una conexión narrativa (Padrón, 2004)51 y experiencial entre los mercantes, marinos, mediadores (cartógrafos o cosmógrafos) y príncipes que encomendaban estos trabajos.
En segundo lugar, resulta llamativa la concepción territorial expuesta en el portulano, la que tuvo como objetivo notificar los lugares de relevancia estratégica en desmedro de otros, como es el caso del propio territorio de Chile -territorio más próximo al Estrecho. Los españoles en ese tiempo llevaban ya casi tres años instalados -desde 1541- y ya habían transferido informaciones sobre las formas geográficas y eventualidades ocurridas en dichas tierras (la parte brasileña pertenecía a Portugal e inferimos que por ello se omitió)53. Probablemente, las informaciones sobre estos lugares aún no importaban por no haber sido encontradas grandes riquezas o por ser muy sucintas las noticias, las que no habrían logrado impactar y circular mayormente. De hecho, esto confirma que desde esos años se impuso una política relacionada a los intereses comerciales y geopolíticos. Las tierras de Chile no se podían comparar con las del Perú, que sí tenían grandes riquezas y, por tanto, aparecieron esbozadas. Ahora bien, el hecho de no aparecer no significó no existir. Creemos que el territorio sólo se fue develando en la medida que fue conectándose con los sucesos que le importaban al Perú y, por ende, a España.
DE LO INCÓGNITO A LAS TERRITORIALIDADES DEL SECRETO
(...) the blank space of terra incognita invited an efflorescence of representation: a flourishing of images, but also the flourishing of the idea of the unknown southern land, with all its possibilities, mirror of the Old World, mimic of the new (Hiatt, 2008, p. 225).
Desde el principio de su carta, Transylvanus estableció una relación muy próxima entre el nuevo mundo develado y la idea de incógnito. En efecto, lo presentó como si se tratase de una misma territorialidad, siempre abundante y con proyección de futuro.
Por tanto que les rogaba y amonestaba a todos, y mayormente a aquellos en los cuales no era amortiguado el generoso ánimo y corazón de españoles, que considerasen quien eran y se sufriesen un poco; y pasasen con igual corazón y esfuerzo lo que les quedaba de! invierno, y que tuviesen por cierto que tanto mayor gloria y mayores galardones, premios y mercedes recibirían cuanto con mayores trabajos descubriesen y hallasen para el Emperador, que los había enviado a aquel nuevo y incógnito mundo lleno de riqueza, especierías y de oro (Transylvanus, 1522, p. 271).
La claridad sobre ciertos lugares aún no descubiertos y legitimados políticamente nos habla de la existencia de una serie de secretos de navegación que pudieron existir en la época54, pero también de una puesta en escena del secreto como una forma de regular o catalizar las empresas de expansión comercial y conquista. En este sentido, se podría afirmar que gracias al descubrimiento del estrecho de Magallanes se terminó de instaurar desde los Estados europeos una geopolítica referida a las territorialidades del secreto, es decir, una política de Estado sobre cómo proceder sobre ciertos lugares asociados a secretos -de la tierra, riquezas, objetos poderosos, etc.- que, a la vez, proyectaban un más allá o una dimensión de lo incógnito que se debía poseer y conquistar. Las territorialidades del secreto fueron los territorios donde la imagen se podía reproducir libremente55, donde caben todas ellas, donde todo aún puede ser posible, especulado56. Fue la respuesta casi inmediata al cierre definitivo del mundo provocado por el Estrecho, por medio de una prolongación -respuesta- imaginaria de un más allá que funcionaba como apertura, el cual podía posicionarse en cualquier nuevo lugar, aunque posteriormente quedó enfocado principalmente en la Terra Australis. Era el reconocimiento de que el mundo se había cerrado, pero también de que la circulación podía ser infinita a partir de una motivación intangible. Una circulación inspirada en el valor de la transacción y del auge extremadamente rápido, casi incontestable, de la experiencia real de poder circular por el mundo57. En otras palabras, la territorialidad del secreto fue un arma real que funcionó tanto discursivamente como cartográficamente por medio de la especulación de espacios -como la Terra Australis58-, con el fin de justificar las empresas de conquista o comerciales. Esto se explica, como indica Jean-Marc Besse, porque: Lo desconocido y lo conocido adquieren un valor ontológico y epistemológico equivalente (Besse, 2003, p. 147).
La motivación por los secretos siempre existieron. Sin embargo, observamos una institucionalización como objetivo político por parte de los Estados europeos sobre la existencia de estos posibles territorios desde la apertura del pasaje- mundo. Los secretos no sólo pertenecieron a marinos59, comerciantes o estudiosos de extrañezas o monstruosidades, como se reconoce hasta inicios del siglo XVI, sino que en adelante funcionó como una estrategia de Estado para expandirse o protegerse. Del mismo modo, los Estados se hicieron presentes para controlar o intentar encauzar el juego especulativo económico que podía afectarlos, dado el incipiente capitalismo que se acababa de posicionar60.
Desde Valladolid también hubo palabras para el secreto. En la presentación que hizo Transylvanus de ambos navegantes, destacaba la figura de Cristóbal de Haro como la de un comerciante conocedor de lo que había en China y de los secretos de la tierra, en algunas provincias orientales:
vino y se pasó de Portugal a Castilla un noble varon portugués llamado Hernando Magallanes, que había sido capitán del Rey don Manuel de Portugal y habia con sus armadas navegado, sabido y calado todas las partes orientales por los portugueses descubiertas, el cual se pasó acá a Castilla descontento del dicho Rey D. Manuel de Portugal por cierta ingratitud que con el habia el Rey su señor usado. E ansi mismo se pasó y vino a Castilla el dicho año descontento del dicho Rey de Portugal por cierta injusticia que dél recibió, un mercader llamado Cristóbal de Haro, que habia estado mucho tiempo tratando sus mercaderías en Portugal en la ciudad de Lisboa, y habia enviado muchas veces sus factores e criados a aquellas partes orientales en las armadas del Rey de Portugal, e habia tenido contratacion con los pueblos de los Sinas, y sabido y sido avisado por sus factores de los secretos y cosas de aquellas tierras de las partes orientales (Transylvanus, 1522, p. 262).
Paralelamente al paso por el extremo sur de América, los secretos estaban tomando protagonismo en el norte. En 1520, Hernán Cortés estaba intentando descubrir los secretos de la tierra de Montezuma.
En esta gran ciudad estuve proveyendo las cosas que parecía que convenía al servicio de vuestra sacra majestad y pacificando y atrayendo a él muchas provincias y tierras pobladas de muchas y muy grandes ciudades, villas y fortalezas y descubriendo minas y sabiendo e inquiriendo muchos secretos de las tierras del señorío de este Mutezuma como de otras que con él confinaban y él tenía noticia; que son tantas y tan maravillosas, que son casi increíbles61.
Del mismo modo, se podría interpretar que la territorialidad del secreto fue una puesta en práctica del propio pensamiento utópico que se había forjado durante los primeros años del siglo XVI. Con esto nos referimos puntualmente a la obra de Tomás Moro, que ya había creado y consolidado una puesta en escena del tema del secreto en forma de no lugar - en 1516-, inspirado en informaciones reales aportadas por viajeros como Américo Vespucio. Esta apuesta de Moro era una modalidad que le permitía comprender y plantearle una preocupación geopolítica a su corona -cabe recordar que en 1517 es nombrado consejero de Enrique VIII- sobre una dinámica nueva que se estaba instalando, sobre decisiones políticas y estratégicas basadas en lugares imaginados pero no aprehendidos por sus propios rivales políticos. Moro marcó el camino hacia dónde debía ponerse atención y estarían las soluciones.
De acuerdo a lo anterior, proponemos que La Utopía antecedió y dio, al mismo tiempo, una performance al hecho que descubre -en su doble acepción- la Modernidad (el descubrimiento del estrecho de Magallanes). La multiplicidad de imágenes y contra-imágenes que se exhiben dentro de su mundo social permiten afirmar esto, pues encontramos algunas directrices características de lo moderno como la circulación, el idilio de riqueza, la catástrofe y la contraposición entre lo antiguo y lo nuevo. En él, no existe una ingenuidad de los objetos y lugares nombrados. Tampoco hay secretos, porque ella es el secreto.
La isla de Utopía y el camino que lleva a ella no sólo se refieren a territorios del sur de América, como se detalla en el texto, sino que se puede establecer una similitud relevante entre la geografía planteada por el inglés con la descrita por el propio acontecimiento que devela la Modernidad. Las coincidencias entre lo planteado por Moro y las geografías de la zona austral de América, vinculadas con el estrecho de Magallanes, son similares y, creemos, estaban conectadas (Onetto, 2015). En este sentido, interpretamos que las ocurrencias y desafíos que plantea La Utopía anteceden a las consecuencias posteriores que se generaron desde la propia expedición de Magallanes y Elcano. De hecho, se podría decir que La Utopía da historicidad62, una inteligibilidad previa a la travesía del Estrecho y a esa búsqueda del secreto. En contraparte, creemos que fue el estrecho de Magallanes el que permitió darle una espacialidad posible a la obra de Moro a posteriori.
La búsqueda del secreto se consolidó como una forma de actuar geopolíticamente, sobre todo, en los territorios aún no poseídos, en los cuales las historias de riqueza aún no habían sido desmentidas y la especulación actuaba sin límite63. El estrecho de Magallanes fue la puerta del más allá, pero también una territorialidad portadora de secretos. Esta disposición se prolongó a lo largo del siglo XVI, en parte, por la construcción de mitos e imaginarios en torno a ciudades de oro, como la Ciudad de los Césares o el traslado de El Dorado hacia la zona austral, pero también por decisiones políticas propias de las empresas de conquista. De hecho, el soldado Pedro de Valdivia, primer fundador de Chile, desde su llegada al territorio en 1541, no tenía otra intención que llegar a ese más allá comercial como imaginario que se podía acceder a través del Estrecho. Las tierras de Chile eran tan sólo un peldaño para llegar a dicha cima. En este sentido, no sólo es sorprendente el tema de la conciencia-mundo y modernidad que exhiben sus palabras (Onetto, 2017, p. 55 y ss), sino que además la viabilidad que da a esa otra parte del Estrecho, aún secreta:
hallo por mi cuenta que donde más S.M. y Vuestra Alteza el día de hoy pueden ser servidos, es en que se navegue el Estrecho de Magallanes, por tres causas, dejadas las demás que se podían dar La primera, porque toda esta tierra y Mar del Sur la terná Vuestra Alteza en España y ninguno se atreverá a hacer cosa que no deba; la segunda, que se terná muy a la mano toda la contratación de la especería, y la tercera, porque se podrá descubrir e poblar esa otra parte del Estrecho que, según estoy informado, es tierra muy bien poblada; y porque en lo demás no es razón yo dar parecer más de advertir a Vuestra Alteza de lo que acá se me alcanza y entiendo, como hombre que tiene la cosa entre manos, y por servir tan bien en esto a Vuestra Alteza, como ha hecho en lo demás, va el capitán Jerónimo de Alderete con determinación de hacer este servicio y meter la primera bandera de Vuestra Alteza por el Estrecho, de lo cual estos reinos recibirían muy gran contento y Vuestra Alteza muy señalado servicio64.
Otra de las tantas fuentes que nos permite demostrar estas afirmaciones fue la Real Cédula escrita desde Bruselas en 1558 por Carlos V al nuevo gobernador de Chile, en donde le exigía entender los secretos que había más allá del Estrecho. El documento, entre otras cosas, expresa claramente cómo entender los secretos era una disposición, ante todo, geopolítica de conocimiento, definición de nuevos territorios y de aquellos que los habitaban.
Nuestro gobernador de la provincia de Chile, ya sabéis cómo os hemos proveído de la dicha gobernación hasta el Estrecho de Magallanes y porque nos deseamos saber las tierras y poblaciones que hay de la otra parte del dicho Estrecho y entender los secretos que hay en aquella tierra, mando que desde ¡as dichas provincias de Chile enviéis algunos navios a tomar noticia y relación de la calidad de aquella tierra, y de la utilidad de ella y a saber y entender qué poblaciones y gente hay en ella ,y qué cosas se crían y qué manera de vivir y costumbres tienen los que la habitan, y si es isla, y qué puertos hay en ella, y de qué manera se navega aquella costa, y si hay monzones o corrientes, y a qué partes o qué curso hacen, y qué manera de religión tienen, y si son idolatrías, y qué manera tienen de gobierno, y qué leyes y costumbres, y qué minas y metales, y qué otras cosas que sean provechosas hay en la dicha tierra, y si comen carne humana, y si hay o hubo entre ellos memoria de nuestra religión o de otra secta, y si tienen reyes por elección o suceden por herencia o derecho de sangre, y qué tributos pagan a sus reyes, y entendido el secreto de todo y sabido lo susodicho nos enviaréis relación de ello para que, vista, mandemos proveer en lo que toca a su población lo que viéramos más convenir, y proveeréis que se tome posesión en nuestro nombre de las tierras y provincias que caen en la demarcación de la corona de Castilla, poniendo seis cruces y señales, y haciendo los autos necesarios, y trayéndolos por testimonio, los cuales nos enviaréis con la dicha relación65.
Es cierto que este tipo de escritos eran documentos-tipo, casi cuestionarios, para elaborar posteriormente relaciones geográficas, no obstante, lo distintivo aquí es que el sondeo está hecho con base en la idea de “secreto de la tierra”, es decir, lo que no se conoce y que se debe conocer, lo cual está directamente asociado con el Estrecho. La idea de secreto es paradójica en este sentido, pues invita a develar lo que vela: el secreto es una llamada al deseo de conocer. Otra cosa es que la información que de allí resulte sea protegida con celo y no se comunique. Pero en todo caso, la corona necesita develar, conocer y penetrar en cada detalle. Aquí, el cuestionario de la Real Cédula es la herramienta técnica que se le da al gobernador para que lleve a cabo la conquista del secreto66.

Fig. 5 Guillaume Le Testu, Cosmographie universelle, selon les navigateurs tant anciens que modernes, 155567.
Paralelamente, en términos cartográficos, el Estrecho se convirtió en la puerta para acceder a estos territorios incógnitos y secretos. Una puerta estrecha, que en caso de estar controla podía abrir un camino a las riquezas y fertilidad esperadas. Esto operó tanto para la Monarquía Española, como en los adversarios políticos de esta. En relación a esto último, un ejemplo que resulta bastante evidente es el trabajo del cosmógrafo francés Guillaume Le Testu quien representó esta voluntad secreta de apropiación (Martínez, 2016, p. 123). En las imágenes de su Cosmografía Universal de 1556, el Estrecho funcionó como la puerta y, a la vez, como puente que permitía la existencia de esta tierra incógnita y secreta, presentada como salvaje pero extremadamente fértil68. En la secuencia que presenta el autor las escalas desaparecen, la Terra Australis se transforma en una proyección de América, tanto desde el punto de vista territorial como imaginario69, casi tan grande como ella, y el Estrecho se vuelve en un paso impenetrable como queda representado entre el tamaño del barco y del propio Estrecho.
Este tipo de cartografías, como también otras que existieron, nos permiten aseverar que las escalas cartográficas en la época no eran sino espacios que mezclaron conocimientos y saberes que iban desde la astrología a una disposición estética de los territorios, transitados o, simplemente, imaginados70. A su vez, se podría decir que la territorialidad no era más que la imagen que se pensaba o percibía de un lugar, y donde no era necesario vivir. Bastaba sólo con especular sobre él.