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Universum (Talca)

versión On-line ISSN 0718-2376

Universum v.20 n.2 Talca  2005

http://dx.doi.org/10.4067/S0718-23762005000200013 

 

Revista Universum Nº 20 Vol.2: 252-267, 2005

ARTICULOS

Inmigración europea y desarrollo vitivinícola en la modernización del uruguay: la construcción de redes de productores y la socialización de conocimientos y prácticas (1870/1916)1

 

Alcides Beretta Curi (*)

(*) Prof. Agregado, en régimen de dedicación total y Director Interino del Centro de Estudios Interdisciplinarios Latinoamericano (CEIL) de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República, Uruguay. Investigador del Fondo Nacional de Investigadores [CONICYT/DINACYT]. Director del proyecto multidisciplinario La vitivinicultura uruguaya en el contexto regional y sus raíces atlántico-mediterráneas (1870-2000).

Artículo recibido el 11 de noviembre de 2004. Aceptado por el Comité Editorial el 25 de agosto de 2005.

Correo electrónico: aberettacuri@hotmail.com aberetta@montevideo.com.uy


RESUMEN

El estudio está centrado en dos aspectos relacionados con la instalación y desarrollo de la viticultura. Por un lado refiere al papel cumplido por una elite que operó desde una organización corporativa, la Asociación Rural del Uruguay, y su labor en la difusión de la viticultura. Por otra parte, el estudio indaga en la creación de redes de viñateros - en contacto o al margen de la elite- y los niveles de socialización de los conocimientos y prácticas de que eran portadores los inmigrantes europeos y canarios, así como sus conocimientos y experiencias adquiridas en Uruguay. Estos dos niveles no estaban totalmente incomunicados, y una de las funciones cumplidas por la ARU fue precisamente articularlos. En esta perspectiva de análisis, la investigación se detiene en el caso del Departamento de Salto que fuera, inicialmente, el primer productor en Uruguay.

Palabras clave:

Viticultura - Elite - Inmigración - Redes de viticultores


ABSTRACT

The paper is focused on two dimensions of introduction and development of viniculture. On one hand, it briefly refers to the role of an elite starting from a corporative organization, the Asociación Rural del Uruguay (Rural Association of Uruguay), and its activity in disseminating viniculture. On the other hand, this study inquires into the creation of networks of vine-growers - in contact with, or at the margin of the elite- where knowledge and practices from abroad, brought by European and Canaries immigrants, as well as studies and experiences carried out in the Uruguayan soil were socialized. These two environments were not totally isolated, and one of ARU's accomplishments was precisely to try to articulate them. This perspective of the analysis investigates a particular case: Salto Department, which was initially, the first vine-growing region of Uruguay.

Key words:

Viniculture - Elite - Immigration - Networks of vine-growers


 

La creación del sector vitivinícola es un capítulo del proceso de modernización del Uruguay. Entre 1870 y el primer conflicto mundial, las sucesivas oleadas de inmigrantes mediterráneos y canarios aportaron trabajo, experiencias y conocimientos en la construcción del viñedo. Papel relevante cumplió una elite empresaria - con fuerte presencia europea- que, desde una organización corporativa -la Asociación Rural del Uruguay [ARU]- incidió sobre las políticas de Estado y buscó proyectarse sobre la masa de productores.2 Si bien la vitivinicultura reconocía algunas prácticas en la colonia y las primeras décadas del Uruguay independiente, su inicio y consolidación como actividad productiva corresponde al período aquí abordado.

LA CONSTITUCIÓN DE UNA ELITE Y SU PROYECTO DESDE LA ASOCIACIÓN RURAL DEL URUGUAY

Los estudios de las últimas décadas, tanto aquellos sobre Uruguay como los referidos a otros países de la región - Argentina, Brasil y Chile- dan cuenta del papel creciente que cumplió la inmigración de origen europeo en las transformaciones operadas en la estructura de las clases, la economía, el pensamiento y en las dimensiones socio-culturales. Particularmente, ha reparado en la conformación de elites empresariales y su impacto innovador en estas sociedades.

Los historiadores José Pedro Barrán y Benjamín Naum señalan que la nueva dirigencia rural estaba "formada en su mayoría por hombres no pertenecientes a la jerarquía social tradicional", caracterizada por "la apertura psicológica al cambio, (en) la recepción apasionada de éste y (en) el tono combativo con que lo procuró implantar".3 La elite uruguaya reconoce diferentes vertientes, ya que la integraron hombres procedentes de diversas actividades: el agro, el comercio y, algo más tarde, la industria y la banca. En su composición se advierte la temprana presencia de empresarios diversificados4, pero el núcleo rector no presenta necesariamente ese carácter.

Un sector de la elite, representada en la ARU, aportó su propuesta al debate y la reflexión sobre un modelo de país: el que asociaba la ganadería moderna a la agricultura y a una acotada industrialización. En esa perspectiva, visualizó la vitivinicultura como un elemento innovador en el campo y como una de las palancas generadoras de una clase de pequeños y medianos productores rurales. Percibía, además, que diversificaría la producción, alentando la posibilidad de nuevos mercados externos. Por otra parte, los hombres de la Rural intuían su proyección social - al igual que la agricultura en su conjunto- en cuanto pacificadora de la campaña, al propender al asentamiento del hombre en la tierra y eliminar una de las bases de las guerras civiles: la desocupación y marginalidad en el campo. Finalmente, generaría nuevos recursos para el mercado interno.

El éxito en su propagación y consolidación fue obra de su núcleo más dinámico que la impulsó, generando un clima "contagioso" entre hombres de empresa de muy diversa procedencia. Pablo Varzi, una de las figuras más relevantes del sector, expresaba en 1895: "Es notorio que, desde 1887 á 1891 se produjo un entusiasmo alentador entre ciertos elementos de capital a favor de la viticultura. Muchos cientos de hectáreas fueron plantadas, ya por el esfuerzo individual, ya por el colectivo. Se llegó á creer que en pocos años más, no sólo se produciría el vino necesario para el consumo, sino que se hablaba de la posibilidad de exportarlo [...]".5

En el período abordado en este estudio, los principales centros de práctica vitivinícola se hallaban en los alrededores de la capital, y en los departamentos de Salto, Soriano, Colonia, San José, Maldonado y Canelones. Desde su fundación (1871), la corporación concurrió a la constitución informal de una red de productores y brindó su espacio y sus publicaciones para intercambiar y divulgar esas experiencias. Poseedora de una importante biblioteca y archivo, la ARU operó como un centro de recepción de saberes y prácticas, realizó asesoramiento a quienes lo solicitaron y divulgó la información recibida y las novedades más recientes. Francisco Vidiella, Pablo Varzi, Diego Pons, Luis Lerena Lenguas, Luis de la Torre -reconocidos pioneros en el sector-, elaboraron informes sobre sus experiencias en esta materia. Por otra parte, los comportamientos empresariales, en cuanto a la organización de los establecimientos en manos de la elite, recorrieron senderos no muy diferentes a los que se verificaron en la Europa mediterránea: estudios autodidactos, conocimientos incorporados durante viajes a otros países con tradición vitivinícola, estímulo a las organizaciones corporativas, entre otras iniciativas.6

UNA FOTOGRAFÍA DE LA ETAPA FUNDACIONAL: LA ENCUESTA DE 1888

Hacia 1888, la ARU tenía conocimiento de 96 viñedos en el Uruguay, pero hoy sabemos que su número era mayor, aunque desconocemos su extensión, ya que los registros oficiales comienzan hacia 1892. En la década de 1880, la expansión del viñedo se aceleró por los años de bonanza, la disponibilidad de capitales ociosos y la búsqueda de nuevos espacios de inversión. Este interés general por el tema, convenció a la dirigencia de la Asociación Rural que era necesario una "puesta a punto" que ofreciera, a los nuevos interesados, un panorama real de su situación, sus problemas, sus perspectivas. Finalmente, en agosto de 1888, la Junta Directiva del gremio consideró un proyecto de circular "dirigida para los que se dedican al cultivo de la viña en el país, pidiendo información del desarrollo de esta industria".7 En la misma se solicitaba la elaboración de un informe donde debía documentarse las características del establecimiento a partir de un cuestionario preparado por la institución. El formulario fue remitido a 76 de los 96 productores de entonces. Esta cobertura del 80% revela que la Asociación Rural tenía un conocimiento bastante afinado de los hombres más relevantes del sector. Sin embargo, no todos hicieron llegar su información, y la corporación publicó las respuestas de aquellos 42 que las remitieron.8 Las mismas revelaban lo reciente de esta historia: 2 productores habían iniciado la plantación del viñedo en los años de 1860, 5 en la década siguiente, en tanto los 35 restantes entre 1880 y la fecha de la encuesta. El análisis de sus contenidos9 registra el papel relevante de la inmigración europea. Da cuenta, también, que la mayoría de los productores no operaban con criterios e información científica. Una señalada coincidencia en identificar a los hombres de "referencia" como Pascual Harriague y Francisco Vidiella, y en un segundo plano, Pablo Varzi.

La Encuesta de 1888 es una primera ruta para identificar a los primeros productores y, eventualmente, pequeños núcleos en algunas localidades. La inmigración europea en Uruguay fue configurando esos espacios de pequeños productores familiares, portadores de conocimientos y experiencias adquiridos antes de emigrar. En estas "tierras nuevas" continuaron trasmitiendo esos saberes, colectivos - en cuanto provenían de una comunidad de labradores- pero con un sello singular - la impronta familiar- en cadenas generacionales, de padres a hijos.10 Simultáneamente, estos productores utilizaron las redes construidas por vínculos de origen, de parentesco, de pertenencia étnica y de vecindad geográfica, generando niveles de socialización de conocimientos: tanto los previos como las experiencias incorporadas en las prácticas del viñedo en Uruguay. Es en este espacio, donde esta investigación se detiene con particular interés y donde, ciertamente, encuentra mayores dificultades para reconstruirlo a partir de la documentación disponible.

La inmigración aportó, también, al empresario moderno, con mayores recursos tanto en capital como en emprendimientos. Fueron éstos los impulsores de los grandes establecimientos vitícolas - entre las 90 y 250 has-, de importantes inversiones en bodegas y, en muchos casos, los que contaron con el capital y la infraestructura para la comercialización del vino.

UN ESTUDIO DE CASO: EL DEPARTAMENTO DE SALTO

Salto contaba, en 1888, con varios núcleos de productores, y se perfilaba como el departamento más importante en producción vitícola, resultado de su fuerte expansión en las décadas de 1880 y 1890. En esos años, el departamento tenía una extensión de 12.061 km2 y una población que se aproximaba a los 31.000 habitantes. Pese a la presencia mayoritaria de uruguayos (21.610, equivalente a un 70%), la proporción de extranjeros era muy alta: predominaban los brasileros, y entre los europeos destacaban los italianos (1.885 individuos) y los españoles (1.152), pocos franceses (373) y en menor proporción alemanes e ingleses. La presencia de los europeos contribuyó a dinamizar la economía, al encarar actividades nuevas e introducir un espíritu de iniciativa que tonificó el círculo tradicional de empresarios.

La crisis de la ganadería favoreció el desarrollo de la fruticultura, la horticultura, las industrias derivadas del agro, y propendió -al menos así lo percibían numerosos contemporáneos- a que "todas las esperanzas de una evolución industrial se cifren en la naciente viticultura".11 Por otra parte, los historiadores José Pedro Barrán y Benjamín Nahum introducen otro factor: la depreciación de la tierra a raíz de la crisis de 1890. En el litoral del río Uruguay - donde se ubica el departamento de Salto- esa depreciación fue del 22,6% de su valor en el mercado.12 Para algunos empresarios se presentó una buena oportunidad para adquirir tierras con destino al viñedo. A su vez, superada la crisis, la viticultura concurrió a una revalorización de la tierra.

EL DEPARTAMENTO DE SALTO

1. Desarrollo, auge y crisis de la viticultura salteña

De 1892 datan los registros oficiales sobre el viñedo nacional y, desde 1898, simultáneamente los registros por departamentos. Entonces, Salto concentraba 19% de la superficie del viñedo nacional, colocándose como el primer departamento del país en este rubro.13 En 1900, en pleno florecimiento de la vitivinicultura local, el Ing. Julio Frommel apreciaba el camino recorrido y el acervo incorporado por los productores salteños: "los que ahora quieran crear nuevos viñedos, se encontrarán en condiciones completamente distintas, puesto que ya existe un fondo considerable de experiencia vitícola adaptada á las condiciones del País, y sobre lo cual no cuesta mucho edificar algo de verdaderamente lógico y bueno".14

EVOLUCIÓN DE LA VITIVINICULTURA EN SALTO


AÑO

PRODUCTORES

HECTÁREAS

1898

121

694

1902

158

902

1906

124

719

1910

79

716

1914

90

650

1918

77

387

1922

82

330


FUENTE: M. Belén Baptista "La temprana vitivinicultura en el Uruguay (1870/1930): algunos indicadores de su Desarrollo"

En 1893 se declaró oficialmente la presencia de la filoxera en el país.15 El Ing. Agr. Teodoro Alvarez advertía que su propagación fue lenta durante los primeros años, lo que permitió a los productores adoptar medidas preventivas y enfrentarla en mejores condiciones que en otras latitudes.16 Si bien la mayoría de los viñedos no fueron afectados, sí fueron muchas las hectáreas infectadas, pero en los años siguientes fue retrocediendo de forma paulatina.17 Ambrosoni señalaba, a inicios del 900, que la crisis de la vitivinicultura salteña respondía a los efectos de la filoxera y los costos de reposición con portainjerto. Apreciación coincidente con las estimaciones del Ing. Agr. Julio Frommel.18

Al flagelo de la filoxera se agregó -particularmente intensa en 1892, y entre 1905 y 1916-, la acción de la langosta. Sus efectos devastadores se reflejaron en una versión regresiva de la superficie del viñedo y en el descenso de su productividad vitícola por hectárea que, entre 1898 y 1930, alcanzó al 53% de la obtenida en los departamentos de Montevideo y Canelones.19

Por otra parte, se registró una depreciación de los vinos en el mercado de la capital que, de $ 40 la bordalesa, en 1894, se precipitó a $ 22, conservándose en ese nivel hasta el fin de siglo.20 Apreciaba Ambrosoni, que estos elementos configuraban una situación crítica, si además se tenía en cuenta "las elevadas sumas que se han invertido en ella sin que hayan producido resultados positivos" y los fracasos que habían obligado a muchos hombres a retirarse de ese negocio.21

En el comienzo del siglo XX, otros factores incidieron en el sentido regresivo del viñedo en Salto. La ley de vinos de 1903, pretendiendo proteger la producción del vino natural, incorporó como «artificiales" a los vinos salteños que eran de mayor graduación alcohólica.22

El deficitario estado de las comunicaciones fue también decisivo. El declive del tráfico fluvial por el río Uruguay - en el que Salto era enclave principal-, la precariedad de las vías terrestres, así como el costo relativamente alto del flete ferroviario - una vez que el FFCC llegó a Salto- mantuvieron la producción de vinos salteños alejada del principal mercado del país, Montevideo. Este conjunto de factores fue determinante en la reorientación productiva del departamento, privilegiando la expansión de los cítricos a expensas del espacio vitícola.

En torno a la primera guerra mundial, el viñedo salteño se había retraído. Los datos disponibles para 1916 son más completos y fiables: una nómina de 64 productores con 297 has de viñedo, y otros 40 viticultores no identificados con explotaciones inferiores a 2 has, totalizaban 400 has.23

En el marco de esta historia condensada, se constituyeron varios espacios de productores y se avanzó, de forma desigual, en la constitución de algunas redes. Se considera, a continuación, tres de esas localidades vitícolas en Salto.

2. Especulación y gran capital en el nacimiento del viñedo salteño: la localidad de San Antonio

La rápida expansión del viñedo en este departamento respondió -más claramente que en otras zonas del país- a la inversión realizada por hombres que disponían de capitales ociosos y que encararon esta actividad con energía y expectativas rentísticas. El historiador Oscar Mourat ha desnudado el auge de la viticultura como un aspecto de la ola especulativa que animó la época de Reus.24

La localidad de San Antonio, mejor comunicada con la ciudad-puerto de Salto, se convirtió en el espacio preferido por los grandes inversores.

VITIVINICULTURA EN LA ZONA DE "SAN ANTONIO"


PRODUCTOR AÑO INICIO SUP. ESTABL.* SUP. VIÑEDO*
Clavé & Cia. 1887 300 75
Balzani & Pierri 1887 250 54
Moll, Salterain & Delgado 1888 150 35
Cañizas & Antía 1889 ¿? 100
Jaime M. Illa 1889 180 30
Teófilo Córdoba 1880 (¿?) 650 c. 5 c.

FUENTE: Oscar Mourat "Los inicios de la viticultura en Salto"

REFERENCIAS: *superficie en hectáreas; c= cuadras;

¿?= fecha dudosa; no se conoce la superficie del establecimiento

A propósito de este proceso, en 1900, el Ing. Agr. Juan Ambrosoni - hijo de un encumbrado comerciante italiano radicado en Salto, e inversor en viñedos- expresaba: "El entusiasmo que se despertó por la viticultura, hizo que se elevase desde un principio el valor de las tierras que se creían más adecuadas y en posición más ventajosa para aquella explotación [...] Todos deseaban ser viticultores ó por lo menos invertir en esa industria sus capitales, y nadie reparaba en los primeros gastos de instalación, que unidos al costo de las amplias bodegas, que algunos se atrevieron á edificar desde un principio, venían á recargar de una manera permanente la producción con los intereses de los grandes capitales invertidos".25

El interés del capital especulativo26 por las inversiones en viñedos en esta zona, se reflejó inmediatamente en los estudios agronómicos y de suelos, que se centraron precisamente en la localidad de San Antonio. Por lo tanto, estos hombres no impulsaron los estudios sistemáticos y de largo aliento apostando a una producción para el mercado regional, como había sido el objetivo de Pascual Harriague. Y, una vez presente la crisis de 1890, abandonaron todo programa serio en el sector.

3. Los viñedos de Belén

En la localidad de Belén se conformó un pequeño espacio vitícola. No es posible conocer, desde las fuentes utilizadas, la totalidad de sus cultores, la extensión de sus fincas y/o de sus viñedos. Hacia mediados de la década de 1890, existían seis.

A su vez, el sacerdote de la localidad, Pedro Cisamolo, refiere -en su respuesta a la Encuesta-, a otros tres viñedos muy pequeños que eran trabajados por los colonos Clemente Dematti (500 sarmientos), Pedro Hamo (1.000 sarmientos) y Pedro Finozi (1.000 sarmientos).27

PRODUCTORES EN BELÉN Y ADYACENCIAS


PRODUCTOR AÑO INICIO SUP. ESTABL. (has) SUP. VIÑEDO (has)
Cura Pedro Cisamolo 1886 27 4
Joaquín Cemborain 1888 ¿? 8,10,22
Angel Ambrosoni 1893 ¿? 6
Esteban Baquerie ¿? 22 4
Julián Orcasitas ¿? 22 2
Antonio Giachetti 1894 22 1

FUENTE: Oscar Mourat "Los inicios de la viticultura en Salto"

El pueblo de Belén lindaba con tierras fiscales, y el cura Cisamolo encaró con energía una propuesta de colonización agrícola. Expresaba en el mismo documento que, por las características de los terrenos y el clima, la zona se prestaba muy bien para la vitivinicultura. Era enfático en la necesidad que el Gobierno "concediera el permiso de repartir en chacras" dichas tierras. Y añadía que su idea era "hacer allí una colonia enteramente de viticultura, tanto más que me han escrito muchas familias de colonos italianos que vendrían á establecerse en Belén con el único fin de dedicarse al plantío de las viñas". Esos vínculos con feligreses tenían su razón: el sacerdote era italiano y estaba haciendo obra a favor de aquellos que querían emigrar buscando un porvenir que no hallaban en su propia tierra. Finalmente, señalaba que esta actividad redundaría en "un adelanto y un progreso para este país".28

Del cuadro anterior se desprende que estos hombres eran pequeños productores, con establecimientos que superaban ligeramente las 20 hectáreas. De dos de ellos no conocemos la extensión; en cuanto a Joaquín Cemborain, entre 1888 y 1895, acreció su viñedo de 8 a 10 y finalmente, a 22 hectáreas, por lo que es estimable que la finca era relativamente más grande que la de sus vecinos. Por otra parte, lo reciente de la experiencia vitícola y las pequeñas dimensiones de los viñedos, remiten a productores con rubros diversos, destinados a un mercado interno en expansión. Diversas fuentes informan sobre el temprano desarrollo de la horticultura y fruticultura - casi siempre en manos de inmigrantes de origen italiano- actividades más rentables que la tradicional producción de cereales. Desde estos rubros agrícolas se incorporó, simultánea o posteriormente, la viticultura. Las respuestas de dos hombres de esta localidad - el cura Cisamolo y Joaquín Cimborain- a la Encuesta, revelan que estos viticultores operaban a partir de una tradición mediterránea que ensayaban en este nuevo escenario.

Este pequeño núcleo fue un tanto activo en cuanto al intercambio de experiencias y la asistencia entre los productores. El mayor contacto que se aprecia en esta localidad respecto de otras, no fue motivado por las enfermedades del viñedo que parece no haberles afectado, aun cuando la filoxera se hizo presente en la localidad de San Antonio. Cisamolo y Cimborain se visualizan como miembros dinámicos de esa comunidad viñatera de la que, aún, conocemos poco, tanto respecto de sus protagonistas como de sus prácticas. Información complementaria, ligeramente posterior a la Encuesta y conservada en el archivo de la ARU, exhibe otros problemas y la elaboración de un pequeño programa relacionado con la fase agronómica: utilización de abonos, incorporación de instrumental nuevo, la posibilidad de contar con asesoramiento técnico a través de la Junta Auxiliar de la ARU, algunas discusiones respecto a la elaboración del vino, los costos para la instalación de pequeñas bodegas, entre otros temas. Este núcleo es uno de los centros de interés de la investigación en curso.

4. A las puertas de la ciudad

El Ing. Julio Frommel que visitara los viñedos de Salto en 1900 apreciaba que "por la naturaleza de sus suelos, sobre todo su naturaleza física, muchos de los terrenos de los alrededores de la ciudad, se prestan admirablemente para este cultivo, dando de ello testimonio las muchas explotaciones vitícolas realizadas".29 En varios puntos de ese entorno coexistían nuevas avanzadas de la ciudad sobre el territorio rural, en tanto el viñedo parecía extender sus hileras hacia el interior urbano. De esos varios distritos vitícolas, referiré al ubicado en el Hipódromo y sus cercanías.

PRODUCTORES EN HIPÓDROMO Y ADYACENCIAS


PRODUCTOR AÑO INICIO SUP. ESTABL. SUP. VIÑEDO
Pedro Simon 1885 ¿? 6
Hernán & Andreu 1890 ¿? 12
Cura Crisanto López 1891 18 14
Juan Vuscasolich 1892 15 9
Lazbal 1892 35 18
Viuda de Orcasitas 1892 37 14
Lázaro Machiavello 1892 ¿? 4
Pedro Rousseau ¿? ¿? 7
Teófilo Córdoba ¿? 16 8
Joaquín Mascaró ¿? ¿? 4

FUENTE: Oscar Mourat "Los inicios de la viticultura en Salto"

Se concentraban allí varios establecimientos pequeños pero que, por el contrario, presentan superficies más extensas de viñedo en relación a otras localidades del mismo departamento. No obstante, las dimensiones de los predios no deben llevar a engaño. En algunos casos se trataba, efectivamente, de productores pequeños. En otros, reconocían la pertenencia a hombres con un mayor potencial económico y con inversiones en el naciente sector. Lázaro Machiavello estaba vinculado a actividades mercantiles, en tanto Teófilo Córdoba tenía en propiedad un establecimiento mayor - 650 cuadras- en San Antonio y era el Jefe Político de Salto. Algunos de estos propietarios, ya estaban en condiciones de practicar una reconversión hacia el cítrico, como el caso del citado Machiavello que había plantado un extenso naranjal.

El historiador Oscar Mourat señala que la expansión vitícola en Salto se inició en 1885 con el viñedo de Pedro Simon, ubicado en las inmediaciones de su hipódromo. La variedad dominante en su viñedo era la "Lorda" o "Harriague", nombre con que era conocida la cepa Tannat.

Tanto Simon como su vecino Rousseau siguieron las indicaciones de Pascual Harriague, pero introdujeron algunas variantes que redundaban en "economías" al tratarse de productores que disponían de menos tierras. Por ejemplo, plantaron las filas a distancia de 1,50 m entre sí, cuando Harriague debió hacerlo con mayor distancia por el empleo de arados franceses arrastrados por varios bueyes o caballos. Por otra parte, Pedro Simon practicó el tendido con una sola línea de alambre, lo que redundaba no solo en ahorro de material sino de la mano de obra necesaria, tanto en el tendido como en la sujeción de los sarmientos. La poda que utilizaba era corta, en tanto la que practicaba Harriague era larga y requería mucha mano de obra "ya que los sarmientos largos deben ser estaqueados con tutores de cañas uno a uno".30 Mourat señala que estos productores imitaban de manera crítica el "modelo" que divulgaba Harriague.

El caso de Pedro Simon interesa particularmente porque además de responder la Encuesta por su viñedo, adjuntó una segunda en cuanto tenía en sus manos la dirección de los viñedos de Pedro Chouy y Bernardo Laborde - ambos en el Salto Chico-, de Juan Catalogne - a media legua de Belén- y otros cuyos nombres no da a conocer. En su viñedo y en los que operaba como encargado, los terrenos presentaban como característica una composición arenosa con pedregullo. En cuanto a las cepas, en su predio había plantado "Jacque negra" y "Gamé blanca" - adquiridas en el establecimiento de Pascual Harriague- y "Champagne" - que trajo de Concordia- y en los otros viñedos las mismas cepas que procedían unas de su propio viñedo y otras del establecimiento de Harriague. En todos los viñedos abrió zanjas y había "colocado las plantas á dos varas una de otra, y tres varas de línea á línea". Ninguno de los viñedos presentaba, en ese año de 1888, enfermedad alguna. En el de su propiedad, con cuatro años de antigüedad, ya producía vino: 30 bordalesas que esperaba llegaran a 130 el año siguiente. Los viñedos a su cargo eran más recientes y por lo tanto no había proceso de vinificación.31

Nos encontramos frente a un caso de gran interés. Pedro o Pierre Simon provenía de una familia de viticultores franceses. Se trataba de un hombre activo, fuertemente relacionado con productores locales -pequeños y medianos-, varios de los cuales le habían confiado el viñedo en tanto otros buscaban su asesoramiento y le consultaban con frecuencia. Las prácticas del país de origen y el establecimiento de Pascual Harriague aparecen como sus referencias más importantes, si bien su intuición y trabajo práctico le permitieron trabajar con cierta independencia de criterio. La posibilidad de acceder a otras fuentes de información concurrirá a un mejor conocimiento de los comportamientos de productores de esta localidad y el funcionamiento práctico de sus redes.

5. La información de los productores salteños en la Encuesta de 1888

La Encuesta de la ARU aporta algunos datos interesantes sobre los primeros núcleos de productores en Salto. De las respuestas específicas sobre sus establecimientos y las referencias explícitas e implícitas en las notas enviadas a la ARU, resulta:

1) La identificación de algunos informantes: a) La figura de referencia fue don Pascual Harriague. Este vasco-francés, aclimató con éxito la cepa Tanat y encaró un emprendimiento con el objeto de producir vinos en gran escala para el mercado regional32; b) la acción "vinculante" de algunos hombres respecto a experiencias que se procesaban en espacios geográfico-políticos diferentes. Tal es el caso del Dr. Antonio de Milita, que se desempeñaba en calidad de "Director Técnico" de varios establecimientos33 en Entre Ríos y Uruguay beneficiándolos con las experiencias realizadas en ambas márgenes del Uruguay. Igualmente, el ya citado Pedro Simon; c) las proyecciones sociales de la labor religiosa de algunos sacerdotes, entre los cuales se destaca el Cura Párroco Pedro Cisamolo -propulsor del fomento a la inmigración italiana y de un proyecto de colonización en el departamento, a partir de la viticultura- y Crisanto López en la ciudad de Salto; d) la dedicación al estudio y experimentación de algunos individuos que jugaron en "segundos planos" como Bartolomé Caballero; e) el papel que desempeñaron localmente algunos agrónomos - Juan Ambrosoni, Julio Frommel, Teodoro Alvarez- y numerosos idóneos - Antonio Pratto, el ya mencionado Pedro Simon- radicados en Uruguay y contratados por algunos empresarios que se iniciaban en el sector.

2) La comunicación de sus experiencias en el viñedo: Si bien la mayoría de las respuestas no son extensas, incluyen en apretadas líneas, una información importante que permite rastrear un paquete de conocimientos agronómicos y sus posibles referentes, trátese de conocimientos y prácticas recibidas de sus mayores, experiencias y orientaciones incorporadas según los diversos manuales en circulación.

6. ¿Redes o escuadra de elite?

La interrogante no es ociosa y es una de las líneas de trabajo en esta investigación: comprender los procesos de generación, introducción y/o difusión de novedades en el medio rural. ¿El proceso en manos de pequeños productores es contrapuesto al papel que han cumplido las elites? Responderla nos remite a las teorías sobre las vías de difusión de conocimientos e innovaciones.

Desde la perspectiva de la elite, son reveladoras las palabras de Juan Ambrosoni. Hijo de un próspero empresario radicado en Salto34, muy joven viajó con su padre a Italia, continuando luego estudios en Suiza y España, graduándose como Ingeniero Agrónomo en Chile. Juan Ambrosoni realizó, además, varios emprendimientos, algunos de ellos en el campo industrial. En 1900 - disponiendo la familia de un importante viñedo-, participó en el Congreso de Viticultura - patrocinado por la ARU-, con una extensa exposición sobre la viticultura en Salto.

La perspectiva de Ambrosoni era compartida por la mayoría de los miembros de la elite empresarial a la que pertenecía, perspectiva que se refleja cuando refiere al círculo vitícola salteño: "Debido á la clase de las personas que se han dedicado en nuestro departamento al cultivo de la vid, en su gran mayoría ilustrada y progresista, es que se ha podido poner valla á tiempo á algunas de las perniciosas causas que hemos enumerado, con cuyo objeto no han escatimado los gastos una vez cerciorados de la eficacia de los procedimientos empleados en el extranjero para combatir las mismas enfermedades". Sin embargo, como agrónomo, no podía dejar de señalar las consecuencias que derivaban de la colocación febril de capitales en la viticultura - actividad que apreciaba como delicada e incierta, en la fase experimental- y las carencias del empresariado que asumía la tarea: "si bien siempre son acogidos con entusiasmo todos los estudios y las iniciativas que tienden á hacer progresar la viticultura, nadie podrá negar que, salvo pocas y honrosas excepciones, falta entre nuestros viticultores recién improvisados de ayer, la preparación y la constancia necesarias para practicar los estudios, las observaciones y los experimentos que son de indispensable necesidad en una comarca sin antecedentes vitícolas, en la cual todas son novedades y dificultades. 35 Ambrosoni aspiraba a que ese núcleo poderoso de empresarios, que apostaban a la producción industrial de vinos, asumiera con responsabilidad el proceso de implantación de esta actividad en el país. La visión de clase y la visión técnica se conjugaban perfectamente en lo que consideraba imprescindible: la capacitación de una elite.

En el mismo Congreso, el Ing. Agr. Teodoro Alvarez expresaba una perspectiva diferente del tema. Este hombre, que recorrería el país visitando bodegas y atravesando campos en la inspección de los viñedos, realizó uno de los trabajos más valiosos sobre esta actividad a inicios del siglo XX. Ese contacto directo con los productores le había resultado sumamente instructivo. La mayoría de ellos eran inmigrantes o hijos de inmigrantes, predominando los italianos frente a otros grupos étnicos. En casi todos los casos, se trataba de pequeños productores. Si bien sus conocimientos científicos le permitían realizar el asesoramiento de que carecía la mayoría, a su vez tenía conocimiento - por observador atento- de los saberes y prácticas que se transmitían de una generación a otra. En 1900, aún mucho le quedaba por ver al Ing. Alvarez. No obstante, esas primeras impresiones en el terreno le permitían valorar positivamente las experiencias de los pequeños viticultores. En una de sus numerosas intervenciones en dicho Congreso, expresaba: "Sería sumamente interesante y provechoso, si cada viticultor depusiera en este Congreso, sus observaciones recojidas en la práctica, ya sea sobre una sola variedad, ya sobre un conjunto de muchas; un dato cualquiera, en fin, anotado en su experiencia, tendría sumo valor, el que discutido y controlado para las diferentes regiones, servirían de jalones inamovibles en nuestra futura línea de conducta, y de luminarias plantadas en nuestro camino". 36 Desde su óptica, importaba rescatar los procesos que se estaban registrando cotidianamente, aquellos no claramente visibles, y colocarlos sobre la mesa de debate y análisis del Congreso.

Seguramente, ambas realidades funcionaron como rutas paralelas con numerosos vasos comunicantes. No fueron incompatibles. Varios miembros de la elite - por diversas razones- realizaron un esfuerzo por socializar resultados de sus experiencias, conocimientos adquiridos en sus bibliotecas o consultas por carta a productores amigos de otros países. La propia Asociación Rural del Uruguay se debatió entre esas dos realidades, y pretendió ser, y fue, un vehículo precioso en la difusión de la moderna agronomía, de la moderna viticultura, y de la moderna enología.

A MODO DE CIERRE

Constituida a comienzos de la década de 1870, la Asociación Rural del Uruguay y su elite dirigente tomó en sus manos la dirección de la corporación. La ARU proclamó un nuevo modelo para el Uruguay sustentado en la definición y garantías de la propiedad privada, el desarrollo de la ganadería mestizada en asociación con la agricultura y una acotada industrialización sustentada en las materias primas del país. Ante los cambios protagonizados en el agro y cuya consecuencia social fue la expulsión de mano de obra de la estancia, la institución reflejó los temores de los grandes propietarios: la guerra civil, enmascaramiento de la revolución social. La propuesta de desarrollo agrícola generó la imagen de la familia rural modelo a cargo de la granja o la chacra. En materia de cultivos se apostó a la difusión de nuevos rubros de huerta, el fortalecimiento de la fruticultura y de una tríada mediterránea: la vid, el olivo y el gusano de seda. El compromiso de la ARU con la vitivinicultura no fue meramente coyuntural - mientras estuvo vigente el peligro de la revolución social en el campo- ni resultaba de un comportamiento imitativo por el alto predicamento que esta actividad tenía en los países de mayor desarrollo. Operaba en su dirigencia, la convicción de que allí se identificaba uno de los factores de la buscada modernización uruguaya. No debe olvidarse, que varios de los dirigentes más prestigiosos de la institución fueron viticultores y varios de ellos bodegueros. No por casualidad, surgió de su seno la iniciativa para crear una sociedad accionaria - la Sociedad Vitícola Uruguaya-, uno de los establecimientos mayores del sector.

Este artículo, si bien remite al papel gravitante de la Asociación Rural del Uruguay centra su análisis en el departamento de Salto, y se introduce en el espacio de los productores, atendiendo a comportamientos que se expresaron fundamentalmente a dos niveles: la acción de la elite y sus "espacios" y el comportamiento de los pequeños productores que constituyeron ciertas redes informales en las que socializaron conocimientos, experiencias y prácticas tradicionales de sus países de origen.

Estos dos niveles de acción no estuvieron confrontados y se aprecian numerosas instancias y espacios de contacto. La dimensión de los núcleos y redes constituyen un objetivo de estudio del proyecto en que se inscribe este trabajo. En el caso del departamento de Salto, ha sido posible una primera identificación de los productores por distritos. La documentación utilizada permite, en una primera etapa, reconstruir de forma muy elemental estos distritos e individualizar algunas acciones y liderazgos.


1 Este artículo continúa y profundiza algunos aspectos de mi ponencia "Emigración mediterránea y desarrollo vitivinícola en la periferia: el caso uruguayo (1870/1914)" presentada al IV Simposio de la Asociación Internacional de Historia y Civilización de la Vid y el Vino [Haro, (La Rioja, España) Junio 13-16 de 2004].

2 Ver Beretta Curi, A. "La acción de una elite empresarial desde la Asociación Rural del Uruguay: el caso de la vitivinicultura (1871/1900)" Ponencia presentada al II Congreso de Historia Vitivinicultura Uruguaya en el contexto regional (1870/1950) [Colonia, Noviembre 12-14 de 2003].

3 Barrán, J. P. y Nahum, B. Historia rural del Uruguay moderno, 1851-1885T 1 Ediciones de la Banda Oriental. Montevideo, 1967; p. 319.

4 Un caso claramente representativo es el de Buenaventura Caviglia: propietario de una de las más importantes fábricas de muebles del país, era importador de bienes suntuarios para las residencias privadas; invirtió en fincas urbanas y diversos negocios inmobiliarios; integró el elenco rector del Banco Italiano dell'Uruguay desde su fundación y fue gerente de una sucursal en Mercedes, punto clave sobre el litoral uruguayo y para el comercio regional; invirtió en una estancia (3.600 has) que organizó con un criterio muy innovador, dotada de instalaciones para agroindustrias, donde dedicó unas 100 has al viñedo.

5 Archivo Carlos Varzi Carpeta Caratulada "Plan Agropecuario (2): Informe manuscrito de Pablo Varzi en nombre de la Comisión Nacional de Viticultura; Montevideo, Enero 4 de 1895.

6 Ver, por ejemplo: Biagioli, J. Il modelo del propietario imprenditorenella Toscana dell'Ottocento: Bettino Ricasoli. Il patrimonio, le fattorie Leo S. Olschki . Firenze, 2000.

Wiscart, J. M. "Agronomes et fermes-modèles dans la Somme à la fin du Second Empire" en Ruralia. Revue de l'association des ruralistes français Nº 9, 2001.

7 ARCHICO ARU "Libro Actas 4, 1885 á 1894": sesión de agosto 18 de 1888; fol 105.

8 "Viticultura nacional, encuestas a productores" en REVISTA ARU Año XVII, Nº 16, 17, 18 y 19; Montevideo, Agosto 31, Setiembre 15, Setiembre 30, Octubre 15 de 1888.

9 El tema es analizado en Beretta Curi, A. "Emigración mediterránea y desarrollo vitivinícola en la periferia: el caso uruguayo (1870/1914)" Ponencia presentada en el IV Simposio de la Asociación Internacional de Historia y Civilización de la Vid y el Vino (Haro, Junio 13-16 de 2004).

10 Este es un tema relevante en los estudios sobre incorporación y difusión de saberes, tradiciones e innovación. La investigación desarrollada por la Soc. Angélica Vitale Parra indaga en estos comportamientos de los productores vitivinícolas. Véase al respecto sus ponencias "Los inmigrantes italianos y la vitivinicultura en el Uruguay moderno. Un contrapunto entre lo cultural y lo productivo" y "Tradición y saberes en la cultura de la vid y el vino", presentadas, respectivamente, al I y II Congresos de "Historia de la Vitivinicultura Uruguaya en el contexto regional, 1870/1950" (Montevideo, Setiembre 6-7 de 2001 y Colonia, Noviembre 12-14 de 2003).

11 "El departamento de Salto" en Revista de la ARU Año XVIII Nº 3. Montevideo, Febrero 16 de 1889; pp. 65-67.

12 Barrán, J. P. y Nahum, B. Historia rural del Uruguay moderno Tomo 3: «Recuperación y dependencia, 1895/1904», Ediciones de la Banda Oriental. Montevideo, 1973; p. 135.

13 Baptista, M. B. "La temprana vitivinicultura en el Uruguay (1870/1930): algunos indicadores de su Desarrollo" [trabajo inédito].

14 Frommel, J. "Apuntes sobre la agricultura en Salto" en Revista ARU Año XXIX Nº 16; Montevideo, Agosto 31 de 1900; p. 483.

15 Oficialmente, este departamento fue donde se inició la filoxera en 1993; no obstante, de la encuesta de 1888 es probable que ya estuviera presente en el viñedo de Santiago Schaffner [Nueva Helvecia, departamento de Colonia].

16 Alvarez, T. "La filoxera y su propagación en el País" en Revista ARU Tomo XXIX Nº 8 y 9; Montevideo, Abril 30 y Mayo 15 de 1900, pp. 228-235.

17 En 1895 el 53,9% del viñedo de Salto estaba infectado por la filoxera; en 1896 el 47%; en 1897 el 43,7% y en 1898 el 43,4%.

18 Frommel, J. "Apuntes sobre la agricultura en Salto" en Revista ARU Año XXIX Nº 16; Montevideo, Agosto 31 de 1900; p. 483.

19 Baptista, M. B. "Las regiones vitícolas del Uruguay (1898-1930)" Ponencia presentada al II Congreso de Historia de la Vitivinicultura Uruguaya en el contexto regional y sus raíces atlántico-mediterráneas, 1870/1950" [Colonia, Noviembre 12-14 de 2003].

20 "Informe sobre la Viticultura Salteña. Causas que han motivado el incremento y la decadencia de la viticultura salteña" en Revista ARU Tomo XXIX Nº 8 y 9; Montevideo, Abril y Mayo de 1900, p. 213.

21 "Informe sobre la Viticultura Salteña. Causas que han motivado el incremento y la decadencia de la viticultura salteña" en Revista ARU Tomo XXIX Nº 8 y 9; Montevideo, Abril y Mayo de 1900, p. 213.

22 Baptista, M. B., Op. cit.

23 Galanti, A.N. El vino. La industria vitivinícola uruguaya. Estudio crítico ilustrado Tipografía ITALIA Mendoza., s/d; p. 230.

24 Mourat, O. "Los inicios de la viticultura en Salto" Ponencia presentada al I Congreso de Historia Vitivinícola: Uruguay en la región (1870/1930)" [Montevideo, Setiembre 6-7 de 2001].

25 "Informe sobre la Viticultura Salteña. Causas que han motivado el incremento y la decadencia de la viticultura salteña" en Revista ARU Tomo XXIX Nº 8 y 9; Montevideo, Abril y Mayo de 1900, p. 213.

26 Un aspecto de esta fase especulativa puede verse en Martellini, A. I candidati al milione. Circoli affaristici ed emigrazione d'élite in America Latina alla fine del XIX secolo Edizione Lavoro. Roma, 2000.

27 Si tomamos como referencia de la localidad al cura Cisamolo, éste tenía plantadas 10.000 cepas en cuatro hectáreas, por lo que es estimable que Clemente Dematti poseía un viñedo de un cuarto de hectárea, en tanto Pedro Hamo y Pedro Finozi alrededor de media hectárea cada uno.

28 Respuesta del Cura Pedro Cisamolo publicada en la Revista de la ARU Año XVII Nº 19; Montevideo, Octubre 15 de 1888; p. 516.

29 Frommel, J. "Apuntes sobre la agricultura en Salto" en Revista de la ARU Año XXIX Nº 16; Montevideo, Agosto 31 de 1900; p. 483.

30 Mourat, O. "Los inicios de la viticultura en Salto", op. cit.

31 Respuesta de Pedro Simon publicada en la Revista de la ARU Año XVII Nº 19; Montevideo, Octubre 15 de 1888; p. 517.

32 Mourat, O. "Los inicios de la vitivinicultura en Salto" Ponencia presentada al I Congreso de Historia Vitivinícola: Uruguay en la región, 1870/1930 [Montevideo, Setiembre 6-7 de 2001].

33 Se trataba de la "Sociedad Agraria Italiana" (Balzani & Pierri), "Industrial Entrerriana" (Concordia, Argentina), de la "Granja Oriol" (Argentina), "Sociedad Paiz Liborana" (Argentina).

34 Su padre fue Luigi Ambrosoni, nacido en Mandello [provincia de Como], viajó a Uruguay en 1862, radicando poco después en Salto. Ingresó a un establecimiento panificador y, siete más tarde, se convirtió en su propietario. Posteriormente invirtió en tierras, adquiriendo unas 12.000 has que dedicó a la ganadería y a la agricultura.

35 ARCHIVO ARU Juan Ambrosoni "Informe sobre la Viticultura Salteña. Causas que han motivado el incremento y la decadencia de la viticultura salteña" en "Congreso de Viticultura" Tomo 1, fols. 65/66. Publicado en Revista de la ARU Tomo XXIX Nº 8 y 9; Montevideo, Abril y Mayo de 1900, p. 222.

36 ARCHIVO ARU Alvarez, T. "Reconstitución" Tomo 1, fol. 53, publicado en Revista de la ARU Tomo XXIX Nº 8 y 9; Montevideo, Abril y Mayo de 1900, p. 213.

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