INTRODUCCION
En el desempeño cotidiano de la enseñanza existen diversos factores de riesgo y exigencias laborales. Entre los más impor tantes se encuentran los factores psicosociales que repercuten en la salud mental de la mujer o varón trabajador debido al estrés que generan.1 Estos factores son “interacciones entre el trabajo, su medio ambiente, la satisfacción en el empleo y las condiciones de su organización, por una parte y por la otra, las capacidades del empleado, sus necesidades, su cultura y su situación personal fuera del trabajo; todo lo cual, a través de percepciones y experiencias, influyen en la salud y el rendimiento”.2
El estrés, tal y como lo definió Selye, es una respuesta específica y “normal” del organismo a una demanda del ambiente externo.3 Es una respuesta a cualquier situación física, biológica o psicosocial que la persona deba afrontar, el estrés no es el estímulo sino, la reacción a éste. Cada agente estresante puede provocar una respuesta positiva (eustress) o una negativa (distress).
El estrés producido por el trabajo puede ser definido como un daño físico y una respuesta emotiva que se presenta cuando las caracte rísticas del empleo no corresponden a la capacidad, recursos y necesidades del personal trabajador.4 Esto favorece el decremento de la salud, ejerciendo un efecto desencadenante de síntomas de enfermedad y desgaste, que se manifiesta con altos niveles de colesterol, nerviosismo y disminución de la respuesta inmune.3 Diversos estudios han mostrado que el estrés puede ser origen de diversas patologías, tales como enfermedades cardiovasculares5, mentales, depresión o burnout.6,7,8,9,10
Los profesionales de la educación están expuestos cotidianamente a estresores debido a las exigencias de su trabajo cotidiano, entre las que se encuentran, alta competitividad, necesidad de realiza ción de trabajo en casa, presión para asesorar tesis, preparar e impartir clases, escribir artículos, hacer investigación y concursar en los programas de estímulos económicos, así como un escaso tiempo al descanso. La literatura ha mostrado la presencia de un síndrome de desgaste emocional que se relaciona principalmente con la carga de trabajo, la multiplicidad de labores y la presencia de rivalidad entre grupos de trabajo.6,7,11
Karasek diseñó un instrumento para evaluar el estrés, planteó que su exceso en el trabajo se presenta como respuesta a una situación desequilibrada entre el nivel de control por parte del trabajador y el grado de exigencias laborales12,13,14, propuso que la combinación de altas demandas, debidas a la carga de trabajo y poco control o ausencia de autonomía sobre la misma “producen tensión laboral o estrés crónico residual que se refleja en múltiples indicadores de salud”.5 Las exigencias o demandas, en su mayoría son de carácter psicosocial, mientras que el control se entiende como el conjunto de recursos que el trabajador tiene para hacer frente a esas demandas.
El reporte que aquí presentamos forma parte de una investigación que abarcó distintos aspectos relacionados con las perspectivas de envejecimiento de la población universitaria e incluyó un diag nóstico situacional cuyo propósito fue proponer medidas y/o alternativas que favorecieran un proceso de envejecimiento más saludable.
En este sentido, el objetivo de esta parte del estudio fue identificar las condiciones de trabajo y su relación con la prevalencia de estrés en los docentes universitarios.
METODOLOGÍA
Se llevó a cabo un estudio transversal con una muestra de 248 acadé micos hombres y mujeres con 40 años y más que laboraran en el campus central de la UNAM, mediante una encuesta voluntaria on line. Estos resultados forman parte del proyecto de investigación “Perspectivas de envejecimiento en población universitaria”.
En el cuestionario, se incluyeron las preguntas del modelo de tensión laboral o modelo demanda/control de Karasek el cual también indaga aspectos del apoyo social en el trabajo.12 De acuerdo con este autor, el estrés o tensión aparece como resultado de la interacción entre las exigencias en el trabajo y el control que el trabajador tenga sobre éste. A partir de esta interacción se puede configurar cuatro categorías. La más negativa (alta tensión) aparece frente a una situación de altas demandas y bajo control, la más positiva (baja tensión) es el resultado de la exposición a bajas demandas y alto control sobre el propio trabajo. Se incluyen otras dos categorías: los trabajadores activos (altas demandas y alto control) y los pasivos (bajas demandas y bajo control).15
El instrumento contiene 29 preguntas con una escala de respuesta tipo Likert, que explora tres dimensiones. La demanda psicológica, que evalúa exigencias intelectuales, cantidad de trabajo y presión del tiempo de trabajo. Control sobre el trabajo valora la posibilidad de tomar decisiones, la creatividad y la aplicación y desarrollo de las propias habilidades. La dimensión de apoyo en el trabajo, incluye el apoyo recibido por los compañeros y los superiores.15
Hay dos formas de determinar el nivel de tensión o estrés laboral. La primera consiste en ubicar a la variable como cualitativa5 con las cuatro categorías de demanda/control. Para la segunda, se considera a la variable tensión laboral como cuantitativa continua y mediante la fórmula de término de razón, se divide el puntaje obtenido por las “demandas” entre el “grado de control perci bido”.5
El establecimiento de los puntos de corte para establecer alta o baja demanda y control, así como establecer la interacción de las cuatro categorías mencionadas, se hizo considerando la mediana grupal.
También se interrogó acerca de características sociodemográficas, trabajo desarrollado, tipo de nombramiento, dependencia de adscrip ción, tipo de contratación, antigüedad, pertenencia a programas de estímulos, satisfacción salarial, posturas principales en el desarrollo de la actividad laboral y algunos aspectos de la percepción de salud de los entrevistados.
La descripción y análisis estadístico se hicieron con el programa SPSS 19.
RESULTADOS
Descripción de las características generales de la población, condiciones de trabajo y percepción de salud
Características sociodemográficas
El 56,4% de la población fueron mujeres. La mediana de edad estuvo en 53 años, solo el 25% tenía más de 60 años. De estos el 73% estaban casados y 45% practicaba alguna religión.
Condiciones de trabajo
El tipo de nombramiento de quienes contestaron la encuesta, fue muy homogéneo, pues 34% fueron técnicos académicos, 33% profesores de carrera y 32% investigadores. 76% tenían contrata ción definitiva. La mediana de antigüedad fue de 23 años y el 25% tenía 31 o más años trabajando en la Universidad.
El 46% provenía de facultades y escuelas, 45% de institutos y únicamente 9% de direcciones o coordinaciones generales. 71% trabajaba con turno de trabajo mixto; 76% contaba con el estí mulo del Programa de Primas al Desempeño del Rendimiento Académico (PRIDE) y 34% pertenecía al Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
71% refirió que consideraba su salario entre satisfactorio o muy satisfactorio y el 23% lo consideró poco o no satisfactorio. Sin embargo, 38% consideró que su salario no era proporcional al esfuerzo que realizaba.
Un poco más de la mitad, 55%, realizaba sus actividades sentado o caminando un poco, mientras que el 25% lo desempeñaba sentado, con ligeros movimientos de brazos.
Hábitos y percepción de salud
13% fumaba y 52% ingería bebidas alcohólicas, aunque solo el 1% se sentía mal por la forma en que tomaba y únicamente el 12% había considerado disminuir la cantidad de alcohol que ingería.
El 73% consideró su salud actual, buena o muy buena y el 21% regular. Sin embargo, 39% refirieron tener alguna enfermedad.
Al realizar preguntas expresas acerca de la presencia de enferme dades o alteraciones, el 4% refirió padecer enfermedades mentales, 24% tenía alergias, 10% presentaba enfermedades del corazón, 23% sufría de hipertensión arterial, 8% padecía diabetes, 6% había tenido cáncer, 10% refirió problemas de tiroides; 40% tenían colesterol alto y 32% triglicéridos por arriba de los límites normales.
Determinación del estrés laboral
Cálculo del puntaje de control, demandas y apoyo en los académicos
El puntaje mostró que el 62% consideraba tener alto control en su trabajo. De manera similar, 65% reportó altas exigencias o demandas y 55% contar con el apoyo de jefes y compañeros.
Distribución y nivel de estrés laboral en los académicos
Aunque el número total de entrevistados fue de 248, en este apar tado se presentan los resultados de 227 (91,5%) que fueron quienes contestaron todas las preguntas que permitían estructurar los niveles de estrés.
El 19,4% del total de académicos tuvo alta tensión o estrés en el trabajo, producto de la combinación bajo control y alta demanda; 17% tuvo baja tensión. La mayoría, 45%, entraron en la categoría de activos y 18,9% fueron considerados pasivos.
El término de razón de la tensión emocional, división de demandas entre control percibido, fue de 0,8479, DE ± 0,1185 De acuerdo con otros reportes, sería un indicador de estrés emocional medio, pues en Estados Unidos (que se considera alto) ha sido reportado de 0,87 DE ± 0,13 y en México5 el índice correspondió a 0,77 DE ±0,24. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas en los niveles de demanda, control, ni estrés, de acuerdo al sexo, edad, estado civil ni religión de los académicos. No obstante, el grupo de 40 a 49 años, los viudos y solteros y los que sí practican una reli gión, tuvieron estrés por arriba del promedio.
Condiciones de trabajo, nivel de control, exigencias y estrés en los académicos
Respecto a la relación con las condiciones de trabajo; no se encontró asociación entre los niveles de control y demanda, con la antigüedad, tipo de dependencia, tipo de contrato, pertenencia al PRIDE, ni tipo de actividad física realizada durante las labores desempeñadas por los académicos. No obstante, si hubo diferencia estadísticamente significativa en el nivel de control que tienen los académicos de acuerdo con su categoría laboral. Se observó que quienes tienen menor nivel de control en el trabajo, son los técnicos académicos, mientras que el 78,5% de los investigadores tienen alto nivel de control, p= 0,001 (cuadro 4).
Los técnicos académicos también tuvieron menor porcentaje de demanda en el trabajo, 48,6%, mientras que los investigadores y profe sores de carrera tuvieron casi los mismos porcentajes de alta exigencia laboral, 72,6 y 71,4 % respectivamente, p= 0,003 (cuadro 4).
También se encontraron diferencias estadísticamente significativas, de acuerdo al turno de trabajo; el nivel de exigencias fue mucho más alto en quienes trabajaban en turno mixto (Cuadro 4). De manera semejante, hubo diferencias importantes entre quienes estaban y no estaban en el SNI. Los primeros tuvieron un alto nivel de control, p=0,005, pero también un muy alto nivel de exigencias p= 0,008.
Estrés y condiciones de trabajo
Respecto al nivel de estrés, considerando la combinación de alta demanda y bajo control, encontramos que los profesores de carrera tuvieron la mayor prevalencia de alta tensión (24,4%), esta fue casi seis puntos arriba de la media. Los investigadores fueron quienes tuvieron la menor con 8,9%, en tanto que los técnicos académicos presentaron una prevalencia de 17,9 x 100. Los profesores tuvieron 3 veces el riesgo de presentar alta tensión, en comparación con los investigadores, p < 0,001 y 1,48 veces en comparación con los técnicos académicos, mientras que en estos últimos, el riesgo fue de 2 veces en comparación con los investigadores. Los turnos de trabajo en los que hubo más altos porcentajes de alta tensión fueron el matutino y el mixto. (Cuadro 5).
Aunque no hubo diferencia estadísticamente significativa en los niveles de estrés de acuerdo al tipo de contratación, sí se observó un mayor porcentaje de alta tensión en los definitivos que en los interinos. (Cuadro 5).
Cuadro 4 Nivel de control y demandas o exigencias según condiciones de trabajo de los académicos*. UNAM, México 2011.

En cuanto a los estímulos, los académicos que pertenecían al PRIDE, reportaron un control y demanda del trabajo semejantes al de todos los académicos. Respecto al SNI, los individuos que no pertenecían al sistema tuvieron un mayor porcentaje de alta tensión que los que sí estaban, p=0,001.
La percepción de la salud y el manifestar tener enfermedades, no mostró relación estadísticamente significativa con los niveles de control-demanda ni estrés.
discusión
La aplicación del modelo de demanda/control de Karasek fue útil para la determinación del estrés en un contexto de evaluación general de la salud. Diversas investigaciones, han evaluado el tema con otros instrumentos y a otros profesionales de la educación, como: docentes de educación básica y/o han estudiado las conse cuencias del estrés prolongado desde una perspectiva psicoló gica. 6,9,11,16,17
Entre los resultados, sobresale la prevalencia general de alta tensión o estrés de 19.4% en académicos. Se trata de un punto medio-alto, considerando que en un estudio realizado en España encontraron una prevalencia de 14% en docentes universitarios18; en dos estudios en México se detectó: 27% en maestros de educa ción básica9 y 41% en otros académicos universitarios.7 Habría que tomar en cuenta que la evaluación del estrés en los estudios mexi canos se realizó con otras metodologías. En el primer caso fue referido por los maestros, como un diagnóstico hecho por un médico; en el segundo caso se aplicó otro instrumento para su determinación.
Respecto a la distribución del estrés y su asociación con caracte rísticas personales, observamos que a pesar de que no hubo asociaciones estadísticamente significativas se encontró una mayor prevalencia en las mujeres, en el grupo de 40 a 49 años, los viudos y solteros y los que sí practican una religión. Llama la atención que el estrés estuvo por arriba de la media en las tres últimas categorías.
En la búsqueda de asociación del estrés o alta tensión con las condiciones de trabajo, no se encontró asociación significativa con la antigüedad ni el tipo de dependencia de adscripción. No obstante, la prevalencia de la alteración estuvo muy por arriba del promedio, 28,6%, en quienes tenían de 1 a 10 años de antigüedad y fue de 21,9% en quienes estaban adscritos a escuelas y facul tades. Esta situación parece evidenciar por una parte, que las condiciones de trabajo de quienes tienen menor tiempo trabajando en la UNAM, son más deficientes y con menores prestaciones, que las de los que llevan más tiempo haciéndolo, situación que ya ha sido mostrada en otras investigaciones.7
Otras asociaciones importantes entre condiciones de trabajo y estrés, fueron ser profesor de carrera, trabajar turno mixto y no pertenecer a los programas de estímulos económicos. El haber encontrado un alto porcentaje de estrés en escuelas y facultades, tiene que ver con que los profesores de carrera tuvieron un mayor nivel de estrés, de 24%. El riego de presentar la alteración fue tres veces para los maestros al ser comparados con los investigadores, quienes presentaron la menor prevalencia de estrés. En contraste, los investigadores tuvieron la prevalencia más alta, 58%, dentro del grupo considerado “activos”, que incluye a quienes tienen la combinación de alta demanda y alto control en el trabajo.
Respecto a la pertenencia al PRIDE, se piensa que puede generar mayor cantidad de exigencias y alta tensión. Sin embargo, aunque no hubo significancia estadística, llama la atención que el nivel de estrés de los que no están en el PRIDE, tienen un nivel de alta tensión mayor que el de los que sí están y mayor que el promedio de todo el grupo estudiado. En el caso de los pertenecientes al SNI, hay un aumentó tanto en el control como en la demanda de trabajo de aproximadamente 20%, en los que sí están incorporados al Sistema.
Lo aquí reportado, reafirma que los académicos son, como se ha referido en otras investigaciones, uno de los grupos más afectados por el estrés7,11,17
De igual forma, coincide con hallazgos de peores condiciones de trabajo y salud para aquellos que tienen menor control sobre su trabajo, menores prestaciones (PRIDE y SNI) y una carga laboral mayor.7
Dentro de las limitaciones se encuentra el que la población fue de 40 años y más contratada por lo menos medio tiempo. La muestra no fue representativa de la UNAM sino de la ciudad universitaria y no incluye dependencias externas a este ambiente y localidad. Respecto al diseño, como es conocido los resultados de un estudio transversal, muestran lo que ocurre en el momento, pero no sus causas. En consecuencia lo que aquí se presenta, no puede gene ralizarse a toda los académicos de la UNAM, ni a otros docentes universitarios. Los alcances se refieren al haber cumplido con el objetivo planteado y tener un primer diagnóstico de ciertas condiciones de trabajo de los académicos, la prevalencia de estrés y la posible asociación entre ambas, lo que posibilita plantear hipótesis para nuevos estudios que evalúen causalidad.
CONCLUSIONES
Es un estudio novedoso sobre el estrés en trabajadores de la ense ñanza de la UNAM que tuvo un alcance exploratorio, transversal y descriptivo. La determinación del estrés y su relación con las condiciones de trabajo se hizo como parte de la investigación “Perspectivas de envejecimiento en población universitaria”, el cual tuvo como propósito general un diagnóstico situacional sobre la visualización del envejecimiento entre las y los trabajadores académicos y administrativos de la UNAM. Lo que aquí se reporta muestra patrones de ocurrencia de la situación general de los académicos que están en etapas avanzadas de su trayectoria laboral. Llama la atención las condiciones de desventaja para profesores de carrera, quienes tenían menor antigüedad y los que no estaban adscritos a los programas de estímulos académicos.
Es necesario proponer medidas de prevención primaria y secun daria para control del estrés en el trabajo e iniciar campañas de envejecimiento saludable.
Se sugieren otros estudios cuantitativos y cualitativos que expli quen las situaciones encontradas por dependencia universitaria.