Introducción
La nueva política chilena de seguridad y salud laboral, promul gada en el año 2016, busca priorizar medidas preventivas por sobre las de protección de riesgos laborales, acercándose de esta manera a entregar beneficios a todos los trabajadores sin distin ción. Entre sus objetivos principales destaca el desarrollo y promoción de una cultura preventiva en toda la sociedad, incor porando para ello la prevención y promoción de la seguridad y salud en el trabajo.1 Además, dentro de sus ejes centrales se encuentra el enfoque de prevención de los riesgos laborales, es decir, priorizar medidas preventivas por sobre las medidas de protección y el respeto a la vida e integridad física y psíquica de los trabajadores. Es a partir de estos principios en que surge la necesidad imperiosa de realizar ejercicios en el puesto de trabajo, basándose en los múltiples beneficios que esta conlleva para la salud y su fuerte factor protector de diversas disfunciones y tras tornos derivados del trabajo, cumpliendo así con la normativa vigente en nuestro país.
Los trastornos musculoesqueléticos (TME) relacionados con el trabajo se definen como alteraciones inespecíficas de músculos, articulaciones, tendones, ligamentos, nervios, huesos y vasos sanguíneos, causados principalmente por el trabajo o el entorno ergonómico inmediato.2,3 Se caracterizan por molestias dolorosas y deterioro funcional variable y se desarrollan en función del tiempo, a consecuencia de la exposición a movimientos soste nidos y repetitivos.4 Los factores que contribuyen adicionalmente a la aparición de TME se explican a través de un modelo multi causal que incluyen componentes fisiológicos del individuo y psicosociales del trabajo. En estos últimos encontramos factores tales como las presiones de trabajo o de tiempo, la falta de apoyo social e insatisfacción en el trabajo.3,5
Los TME son de gran preocupación en materia de seguridad y salud ocupacional, ya que no solo afectan la salud de los trabajadores, sino también de su entorno, sumado a los importantes costos económicos tanto para el trabajador como para la industria.6,7
Se ha reportado que este tipo de TME constituye dos tercios de las lesiones en el trabajo, considerado como uno de los problemas más frecuentemente reportados en el contexto laboral.2,4 En Chile, los TME muestran una prevalencia alta, esto según los datos proporcionados por la Encuesta Nacional Laboral 2014, la cual los posiciona como el segundo problema de salud al que más refe rencia hacen empleadores y trabajadores, con un 23,2% y un 35,3% respectivamente. Incluso datos de la Asociación Chilena de Seguridad señalan que los TME son responsables de un 30% de las enfermedades profesionales.8,9,10 Estos datos demuestran la magnitud del problema en el desarrollo de este tipo de trastornos y la necesidad de que las estrategias de prevención e intervención sean capaces de reducir estos indicadores.
En Chile se han propuesto distintas modalidades de prevención para disminuir la incidencia de TME, como la intervención ergo- nómica, rotación de puesto de trabajo, pausas activas, ejercicios de estiramiento y fortalecimiento, de los cuales la literatura muestra resultados positivos variables.2,11,12,13,14,15,16,17,18 Los resultados de estas inter venciones se han medido en base a indicadores de morbilidad o de discapacidad por TME. No existe evidencia nacional sobre la valo ración que hacen los propios trabajadores sobre las acciones preventivas que las empresas implementan; sin embargo, se siguen utilizando a consecuencia de recomendaciones de expertos y de lo que permite la organización interna de la industria sin considerar la opinión de los trabajadores.
El propósito de este estudio fue evaluar en trabajadores manufac tureros la percepción del beneficio de dos modalidades de inter vención basadas en ejercicios en el puesto de trabajo para prevenir TME.
Material y métodos
En el contexto de un estudio que buscó evaluar la efectividad de ejercicio en la prevención de TME en el puesto de trabajo, se diseñó una encuesta para recoger la percepción de los trabaja dores del beneficio que les trae el uso de ejercicios de fortaleci miento progresivo y supervisado en el puesto de trabajo como estrategia preventiva. La muestra fue representativa de 2 empresas que incluían a 2400 trabajadores manufactureros, de los cuales se seleccionaron 109 individuos de ambos sexos, menores de 40 años, con relación contractual formal de al menos 1 año con la empresa y el consentimiento para ser parte del estudio. Todos los trabajadores habían estado realizando pausas saludables basadas en ejercicios de estiramiento muscular en el último año.
Basado en la opinión de expertos, se diseñó una encuesta que incluyó 9 preguntas y respuestas con escala de Likert, evaluadas en su constructo y contenido previo a su aplicación, las que permitieron valorar la percepción del beneficio del ejercicio en el puesto de trabajo para la prevención de TME. El instrumento fue aplicado en la totalidad de los trabajadores al concluir el estudio experimental de forma auto-administrada, individual y anónima. Los trabajadores se encontraban divididos en un grupo de 53 individuos que realizó ejercicios de fortalecimiento (GEF) y otro grupo de 56 que se mantuvo en la realización de ejercicios de estiramiento (GEE).
El análisis estadístico se basó en tablas de distribución porcentual por pregunta y por grupo, además de cálculo de diferencias esta dísticas entre ambas modalidades de ejercicio, basado en el test exacto de Fisher, con un valor p < 0,05.
El estudio obtuvo la aprobación del comité de ética de la Universidad de La Frontera.
Resultados
La Tabla 1 muestra las características basales de los trabajadores consultados (n = 109), tanto de aquellos que participaron del programa de ejercicios de estiramiento (n = 56), como de aquellos que participaron en el de fortalecimiento (n = 53). La edad media de los trabajadores fue de 28,7 años, con un predominio de hombres de un 80,7% y de nivel educacional secundario. Respecto a sus hábitos de ejercicio físico fuera del trabajo, un 45,8% manifiesta practicar ejercicio de forma frecuente o permanentemente (considerado más de 3 veces a la semana). Un bajo porcentaje se considera fumador (consume cigarrillos todos los días de la semana) y un 65,4% se encuentra en condición de exceso de peso de acuerdo al índice de masa corporal (IMC) calculado.
Los grupos no muestran diferencias estadísticamente significativas en sus variables basales
De la encuesta aplicada (Tabla 2), tres preguntas buscaron capturar información relevante respecto a importancia y aspectos beneficiosos para la salud. Tomando en cuenta que los 109 traba jadores estuvieron expuestos a ejercicios de estiramiento en el último año fue posible capturar su opinión en relación a la prác tica de ejercicio en el puesto de trabajo; de ellos, un 92,3% de los trabajadores considera importante realizar ejercicio en el trabajo y el 82,8% lo asocia a una actividad beneficiosa para su salud. A su vez, ambos grupos consideran en su mayoría que los ejercicios que practican les permiten disminuir o prevenir dolencias musculoesqueléticas. Al analizar las respuestas entre el grupo que mantuvo los ejercicios de estiramiento y el grupo que incrementalmente realizó ejercicios de fortalecimiento no se encontraron diferencias estadísticamente significativas.
Para los investigadores resultó importante rescatar la informa ción de los trabajadores respecto a una nueva modalidad de ejercicios implementada en la empresa; en relación a esto, un 90% de ellos considera que los ejercicios de fortalecimiento los ayudan en su trabajo y un 98% estaría de acuerdo con implementarlo en la empresa. Destaca también el nivel de satisfacción de realizar esta intervención en un entorno grupal, donde se alcanza un 96% de agrado. Respecto a características propias de esta intervención, los trabajadores manifiestan sentir pocas molestias (13,7%) al realizar ejercicios con bandas elásticas y un 98% considera que le estimula un mayor trabajo muscular; a su vez, comentan que la frecuencia con que se realizaron estos ejer cicios (3 veces por semana) es adecuada (92,16%).
Discusión
Este estudio permitió conocer la percepción de los trabajadores respecto al uso del ejercicio realizado en el puesto de trabajo como estrategia de protección de enfermedades musculoesqueléticas. Los resultados sugieren que para potenciar actividades que permitan el desarrollo de una cultura preventiva en los trabaja dores deben existir medidas de prevención efectiva sobre los riesgos laborales, según lo que señala la política chilena de seguridad y salud laboral.1 Conocer la percepción de los trabajadores sobre programas de ejercicios y su adherencia parece ser un factor clave, ya que permite una adecuada toma de decisiones desde la empresa para la prevención de TME y también mejorar la salud global de sus trabajadores en aspectos físicos, metabólicos y psíquicos.
La literatura científica ha evidenciado las ventajas de la práctica regular de ejercicio en la población general y en trabajadores. Aquellos beneficios que se pueden obtener de su práctica regular de ejercicio y actividad física (AF) a nivel metabólico, musculoesquelético, psicosocial, son producto de las recomendaciones internacionales de AF (150 min/semana de AF moderada a vigo rosa o 75 min de actividad vigorosa).19,20,21 Estos efectos en traba jadores han sido traducidos en aumento de los niveles de AF, mejora de la capacidad de trabajo y esfuerzo físico, disminución de dolor musculoesquelético, disminución de tiempo de aparición de TME, reducción de días por enfermedad y frecuencia de ausencias por enfermedad, mejora en perfiles de salud mental asociados a estrés y relaciones interpersonales.2,7,13,14,17,18,22,23 A pesar de lo anterior, la literatura no ha realizado descripciones acerca de lo que piensa el trabajador y su expectativa de realizar ejercicios en el entorno laboral.
Una de las razones reportada por las personas para no adherir a programas de ejercicio ni a las recomendaciones de actividad física (AF) es la “falta de tiempo”24-25, lo cual coincide con los resultados de este estudio. Cabe mencionar que en nuestro país existen extensas jornadas laborales que no facilitan realizar AF física y ejercicio fuera de ella. En este sentido, la fatiga y dolor reportado por los trabajadores como respuesta a las tareas laborales, la inherente necesidad de descanso, largos desplazamientos entre hogar y el lugar de trabajo, así como las labores domésticas que requieren de extensa dedicación de tiempo, no contribuyen a la disposición del trabajador de someterse a AF fuera del trabajo; en consecuencia, cualquier estrategia de AF física y ejer cicio dentro de la jornada de trabajo surge como una alternativa real y replicable. Este estudio detectó, mediante el autorreporte, que el 45,9% de los trabajadores manifestó practicar ejercicio al menos 3 veces por semana, hecho que no asegura que sean capaces de cumplir con aquellos valores de AF recomendados. Es así como los programas de ejercicios controlados y dirigidos se perfilan como alternativas adecuadas para el aseguramiento de la práctica regular de AF y de ejercicio, ya que al parecer logran comprometer a sus participantes, traducido en los altos porcen tajes de adherencia mostrados en este estudio (75%) y en el de Zebis et al26 con un programa de ejercicios de fortalecimiento controlado y dirigido similar al aplicado en este estudio (85% de adherencia), además de la intención expresada de implementarlo en el trabajo de forma permanente (98% de los trabajadores contestaron estar de acuerdo con la implementación de un programa de ejercicios de fortalecimiento). No obstante, se requiere de otros estudios que apoyen estas afirmaciones a través de evaluaciones objetivas de niveles de AF, ya sea a través de acelerometría o, en su defecto, cuestionarios de autorreporte y, de esta forma, establecer relaciones entre variables de percepción. Por otra parte, este estudio mostró que, independiente del modelo de entrenamiento utilizado, los trabajadores son conscientes de la importancia de realizar ejercicios en el trabajo y que reali zarlos se asocia a una conducta saludable que le permite dismi nuir sus afecciones musculoesqueléticas. Estos datos toman gran relevancia en el momento de sugerir la implementación de programas de ejercicio en las empresas, permitiendo orientar estrategias hacia un camino desde el cual se podría mejorar la adherencia y compromiso con los programas de salud implemen tados, en donde los potenciales beneficios para la salud (repor tado en este estudio en un porcentaje superior al 85%) surgen como un aspecto motivador importante, los que junto al apoyo de los colegas y la familia han reportado ser facilitadores importantes de la práctica de actividad física25,27, con la consiguiente mejoría de la productividad y disminución de licencias médicas derivadas de patologías musculoesqueléticas. Por tanto, a nivel de la industria recae una responsabilidad importante en su propia organización interna que permita favorecer mejoras en el desem peño de sus empleados y procesos productivos y en la salud de los trabajadores.
Este estudio mostró que a un alto porcentaje de trabajadores le agrada realizar ejercicios en el trabajo en conjunto con sus colegas, hecho importante teniendo en consideración los hallazgos de Jakobsen en 201517, quien a través de un ensayo clínico aleatorizado comparó la efectividad de un programa de intervención de ejercicio físico en el trabajo versus uno realizado en el hogar, encontrando diferencias importantes respecto a las ausencias de enfermedad en el último año y mejora de capacidad de trabajo en relación a las exigencias de este, concluyendo que realizar ejercicios en el trabajo en conjunto con colegas evita el deterioro de la capacidad de trabajo. No obstante, es necesario considerar que estos hallazgos corresponden a mujeres de una población con una realidad y actividad laboral distinta de los sujetos analizados en este estudio. Consideramos que intervenciones con apoyo social explícito tienen efecto sobre la salud de los trabajadores, en su capacidad de trabajo y en evitar la ausencia laboral por enfermedad musculoesquelética.
Conclusión
Los trabajadores otorgan gran importancia a realizar ejercicios en el trabajo, reportan que su aplicación les trae beneficios a la salud y están de acuerdo con implementar estrategias como esta de forma permanente. Cabe mencionar que lo percibido por los trabajadores facilitaría, además, un buen nivel de adherencia. En este sentido, se permitió demostrar que modelos de ejercicios controlados y dirigidos se perfilan como alternativas reales y replicables para ser implementadas dentro de las empresas, las cuales podrían beneficiar a la organización en la disminución de licencias médicas y ausentismo laboral por patologías musculoesqueléticas, mejorar la capacidad de trabajo y sus procesos productivos. Por otra parte, permitirían cumplir con la normativa vigente respecto a la política chilena de seguridad y salud laboral dentro de las empresas, facilitando el cumplimiento de su obje tivo principal en cuanto a desarrollo y promoción de cultura preventiva en los trabajadores.
Los autores declaran no tener conflictos de intereses.