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Política criminal
versión On-line ISSN 0718-3399
Polít. crim. vol.11 no.22 Santiago 2016
http://dx.doi.org/10.4067/S0718-33992016000200008
Diferencias en la percepción de inseguridad a nivel cognitivo y emocional de acuerdo al perfil sociodemográfico y político. Estudio del Gran Concepción, Chile.
Differences in the perception of insecurity on a cognitive and emotional level according to sociodemographic and political profile. Study in the Great Concepción, Chile.
Pablo Fuentealba Carrasco* Juan Sebastián Rojas González** Omar A. Barriga***.
* Sociólogo, MA en Investigación Social y Desarrollo (Universidad de Concepción, Chile). Docente adjunto, Facultad de Gobierno, Universidad del Desarrollo, Concepción, Chile. pablofuentealba1@gmail.com
** Sociólogo, MA en Investigación Social y Desarrollo (Universidad de Concepción, Chile). iuansebarojas@udec.cl
*** BA en Estudios Internacionales, MA and PhD en Sociología (Ohio State University, USA). Profesor Asociado, Departamento de Sociología, Universidad de Concepción, Chile. obarriga@udec.cl
Resumen
El presente estudio evalúa la percepción de inseguridad en el conurbano del Gran Concepción, el segundo centro urbano más poblado de Chile. Se evaluó la probabilidad estimada de ser víctima de delito (dimensión cognitiva) y preocupación por ser víctima de delito (dimensión emocional). Para esto, se construyó y aplicó un "Cuestionario de Percepción de Inseguridad (CPI)", tipo Likert de 18 reactivos a una muestra consecutiva de 369 casos. Se realizó un análisis descriptivo de los resultados del CPI (porcentajes, media y DE) y se realizaron comparaciones según el perfil sociodemográfico y político mediante análisis bi-variados (ANOVA y t-Student) y pruebas post hoc (HSD de Tukey), con el propósito de identificar aquellos grupos que poseen mayores o menores niveles de inseguridad percibida. Se identificaron diferencias significativas según tramo etario, sexo y nivel educacional, pero no de acuerdo a la tendencia política.
Palabras clave: Percepción de riesgo de victimización, preocupación por el delito, miedo al delito.
Abstract
The article presents the results obtained by the "Insecurity Perception Questionnaire (IPQ)", constructed and applied to a consecutive sample of 369 cases in the area of Greater
Concepción, Chile. It measured "Concerns about becoming a victim of crime" (emotional dimension) and "Estimated Probability of becoming a victim of crime" (cognitive dimension) using 18 Likert type items. We present the descriptive results (percentages, mean and SD) and bivariate analyses (ANOVA and T-test) and post hoc tests (Tukey HSD). Comparisons according to sociodemographic and political profile are performed, with the aim of identifying whether those groups have higher or lower levels of perceived insecurity in the emotional and cognitive dimensions. Significant differences were observed according to age group, sex and educational level, but not according to political affiliation.
Key words: Risk perception of victimization, concern for the crime, fear of crime.
Introducción
La inseguridad ciudadana ha sido una de las principales preocupaciones de los chilenos en los últimos años1. La XI Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana revela que mientras los niveles de victimización efectiva han tendido a ser bajos, la percepción o sensación de inseguridad ha tendido a ser alta2. De esto se desprende que el fenómeno se encontraría influenciado por factores no necesariamente delictuales.
Sin embargo, la inseguridad ha sido abordada por los medios de comunicación y organismos únicamente desde la perspectiva delictual, bajo el supuesto de que la reducción de la victimización efectiva ante el delito, se traducirá en la disminución de los niveles de percepción de inseguridad o temor.
Dentro de este contexto, se ha considerado importante estudiar el fenómeno de la sensación de inseguridad y su relación con otras variables. De este modo, el objetivo de la presente investigación ha consistido en describir los niveles de percepción de inseguridad a nivel cognitivo (probabilidad estimada de victimización) y emocional (preocupación por ser víctima), para, posteriormente, presentar una caracterización que permita identificar aquellos grupos sociodemográficos y políticos que poseen mayores o menores niveles de percepción de inseguridad ante el delito en la zona del Gran Concepción. En la investigación hemos construido y aplicado dos escalas tipo Likert destinadas a medir estas dimensiones.
La principal ventaja frente a investigaciones previas radica en que ésta se ha realizado con instrumentos que disponen de propiedades métricas apropiadas en términos de confiabilidad y validez de constructo (mediante Análisis Factorial Exploratorio). Los análisis efectuados permiten conocer con precisión los niveles de miedo al delito de acuerdo a las categorías o grupos analizados, diferenciando y comparando las dimensiones cognitiva y emocional. Finalmente, los análisis e interpretación de los hallazgos se sustentan en una apropiada conceptualización teórica del fenómeno.
1. La percepción de inseguridad y sus formas de operacionalización.
La percepción de inseguridad ha sido tratada por la literatura científica nacional e internacional como un objeto de estudio relativamente autónomo, diferenciado de otros temas vinculados con la inseguridad ciudadana (tales como la victimización, la dotación policial y el funcionamiento del sistema judicial). Sin embargo, esto ha presentado dos problemas básicos. Primero, ausencia de acuerdo disciplinar en torno a la conceptualización y operacionalización de este fenómeno, reflejado en la divergencia o ausencia de definiciones explícitas y en el empleo de conceptos aparentemente homólogos al de percepción de inseguridad como "miedo al delito" o "preocupación por el delito"3, a partir de lo cual se plantea que la adecuada conceptualización de esta variable debiese ser una premisa metodológica fundamental, puesto que esto se ve reflejado en los instrumentos y mediciones4. Segundo, derivado de lo anterior, existe una aparente falta de rigurosidad en la operacionalización. Esto se refleja en el uso de indicadores que consultan de modo general (o global), que no incorporan aspectos sociales, temporales y geográficos específicos para contextualizar su medición y que no permiten distinguir si las respuestas a los ítems son de evaluación cognitiva o de reacción emocional frente a la victimización5. Como consecuencia, estos indicadores no cumplen con las propiedades psicométricas de validez y confiabilidad.
La revisión de literatura científica respecto a este fenómeno permite clasificar los diferentes modos de operacionalización en tres grandes categorías.
La primera incluye estudios que emplean medidas globales de percepción de inseguridad (o miedo al delito) consistentes en una pregunta general cuya formulación clásica es la siguiente: "¿qué tan seguro [temeroso] se siente [se sentiría] caminando [estando] solo en su barrio cuando ya está oscuro [de noche]?"6. Algunos autores han utilizado variaciones de esta pregunta empleando un solo reactivo7, mientras que otros han recurrido a dos o más ítems8. Sin embargo, estas medidas han sido cuestionadas por no diferenciar entre miedo al delito y percepción del riesgo de victimización9, porque no consideran que los niveles de miedo pueden variar dependiendo del delito10, por proponer situaciones inhabituales para muchas personas como "caminar a solas de noche"11, por mezclar lo real (usted se siente...) con lo hipotético (usted se sentiría...)12 y/o por no referir a períodos de tiempo específicos13.
Una segunda categoría de estudios utiliza medidas específicas, exhibiendo algunas mejoras en comparación a la medida global y sus variantes. Se consulta por un determinado delito o situación, como por ejemplo: "¿qué tan preocupado [temeroso] está de que alguien entre en su casa (u otro delito)?"14, aunque también pueden incorporar dos o más preguntas/reactivos acerca del miedo o preocupación de ser víctima de determinados delitos o en determinadas situaciones15. Sin embargo, Farrall et al. han cuestionado este tipo de medidas, al igual que las generales, por sobreestimar los niveles de miedo o preocupación. Como una forma de mejorar el diseño en las encuestas de victimización, estos autores sugieren la incorporación de aspectos contextuales (sociales, temporales, geográficos, eventos cotidianos ficticios, etc.), solicitando posteriormente a los respondientes que expresen sus sentimientos en el caso de encontrarse en esas situaciones16. Además Farrall y Gadd cuestionan que las medidas específicas no distingan entre frecuencia e intensidad (de miedo o preocupación), por lo que proponen preguntas orientadas a medir estos niveles diferenciadamente17.
Otras dificultades se encuentran en el uso equivalente de las nociones "preocupación" y "miedo" al delito en los reactivos empleados (¿qué tan preocupado está de ser víctima de...?)18. La preocupación por el delito no sólo puede evocar "miedo", sino también otras sensaciones experimentadas por los entrevistados, tales como "angustia", "ira", "conmoción", "molestia", "pensamiento sobre el delito" y "conciencia sobre la posibilidad de delito"19. En consecuencia, sería erróneo asumir que "preocupación" y "miedo" son conceptos homólogos, siendo más pertinente el empleo del término "preocupación". Además, los estudios incluidos en esta categoría no contemplan la medición de la preocupación por el delito y de la percepción del riesgo de victimización separadamente, sino que solamente se abocan a la preocupación por el delito.
La tercera y última categoría incorpora estudios que reconocen la existencia de un aspecto emocional (miedo al delito), un aspecto cognitivo (percepción de riesgo de victimización) y en algunos de ellos un aspecto conductual (conductas precautorias). A su vez se distinguen diferentes visiones acerca de la relación entre estas dimensiones, clasificables en tres subcategorías. La primera concibe estos aspectos como diferenciados pero relacionados entre sí20. La segunda concibe estas tres dimensiones como diferenciadas e interrelacionadas, y a la vez como dimensiones de un constructo más amplio denominado "amenaza de victimización"21. La tercera concibe el miedo al delito como un fenómeno amplio, constituido por estas tres dimensiones, y al mismo tiempo como un fenómeno en sentido restringido, correspondiente al ámbito emocional22. Esta ambigüedad es, posiblemente la causante de resultados inconsistentes en las investigaciones.
2. La Percepción de Inseguridad y las variables sociodemográficas y políticas.
La gran mayoría de los estudios previamente categorizados provienen de contextos anglosajones, entre los que se encuentran Gran Bretaña, Australia, Trinidad y Tobago, pero fundamentalmente Estados Unidos. Los estudios restantes provienen de contextos hispanohablantes, entre los que se encuentran España y algunos países latinoamericanos como México, Colombia, Perú, Chile y Argentina.
En estos contextos, se han encontrado resultados contradictorios a nivel correlacional y predictivo en variables individuales y/o socio-demográficas al intentar asociarse con la percepción de inseguridad, lo cual podría ser consecuencia de la ambigüedad en la conceptualización y operacionalización del fenómeno. Respecto al sexo, algunos estudios han encontrado que las mujeres experimentan mayores niveles de miedo o preocupación por el delito que los hombres23, mientras que otros no encontraron diferencias significativas entre ambos grupos24. A nivel nacional (Chile), este resultado ha sido confirmado por Varela y Schwaderer, evidenciándose que los hombres presentan menor temor al delito que las mujeres25.
Respecto a la edad, algunas investigaciones evidencian que las personas mayores experimentan niveles de sensación de inseguridad más elevados que los jóvenes26, mientras que otros estudios muestran que las personas jóvenes son más propensas a sentir miedo que las mayores27. Otras investigaciones no encuentran diferencias significativas entre jóvenes y personas mayores28. Cabe consignar que LaGrange y Ferraro, al utilizar una medida global, evidenciaron que las personas de mayor edad experimentan mayores niveles de miedo al delito que las jóvenes. Sin embargo, al utilizarse medidas específicas multi-ítem, se encontró que los jóvenes experimentan un mayor miedo al delito que los sujetos con más edad29. En el contexto chileno, los estudios de Paz Ciudadana confirman este resultado, puesto que por cada año de edad tiende a incrementarse el temor al delito30.
Al intentar vincularse la variable con el nivel educacional, algunas investigaciones han evidenciado que individuos con menores niveles educacionales experimentan mayores niveles de miedo al delito31. Otras investigaciones han mostrado que aquellos sujetos con mayores niveles educacionales experimentan mayores niveles de miedo32, mientras que otros estudios no encuentran diferencias significativas en función del nivel educacional33.
Los estudios que han analizado los vínculos de la variable con la tendencia política, han encontrado que personas más cercanas a la derecha experimentan mayores niveles de miedo al delito34, mientras que otros estudios no han encontrado diferencias significativas de acuerdo a la posición política35. Estos estudios encuentran relaciones, pero no explican las razones por las cuales se podría producir este vínculo. Podría pensarse que las personas más cercanas a la derecha presentan una mayor valoración por la propiedad y la vida privada, con una visión menos colectivista de la sociedad, lo cual podría incidir en la apreciación del fenómeno. Sin embargo, esta explicación sólo se presenta a nivel de hipótesis sin confirmación empírica.
Ahora bien, las investigaciones que miden la percepción de inseguridad en sus tres dimensiones (cognitiva, emocional y conductual), han sido contradictorias en sus resultados respecto a los correlatos o predictores, tanto del aspecto emocional como del aspecto cognitivo de la percepción de inseguridad. Algunas de estas investigaciones han constatado que el sexo sólo predice significativamente el miedo al delito, porque las mujeres son más propensas a estar temerosas que los hombres36, mientras que Rountree y Land muestran que el sexo sólo predice la percepción de riesgo de victimización, ya que las mujeres son más propensas a sentirse inseguras que los hombres37. Algunos estudios no han encontrado diferencias significativas de acuerdo al sexo38, mientras que otros estudios han encontrado que el sexo predice significativamente ambas dimensiones, puesto que las mujeres son más propensas a preocuparse por la victimización y sentirse inseguras que los hombres39.
En cuanto a la edad, Rountree y Land evidencian que los jóvenes presentan mayores niveles de miedo y de percepción del riesgo de victimización que las personas mayores40. Sin embargo, Franklin et al. evidencian que los mayores presentan niveles más altos de riesgo percibido, pero niveles más bajos de preocupación de ser victimizados que los jóvenes41. LaGrange y Ferraro muestran que los mayores presentan niveles más bajos de riesgo percibido que los jóvenes, pero que ante el miedo al delito los niveles pueden ser mayores o menores al compararse los grupos etarios dependiendo del tipo de indicador que se emplee para su medición42. Otros estudios muestran que los jóvenes experimentan un miedo al delito más elevado que los mayores, pero no exhiben diferencias significativas en el aspecto cognitivo43. Tampoco muestran que los mayores experimenten un riesgo percibido más elevado que los jóvenes y no encuentran tampoco diferencias en el aspecto emocional44. Finalmente, Rader et al. no encontraron diferencias significativas de miedo o percepción entre jóvenes y sujetos de mayor edad45.
En cuanto al nivel educacional, Ruiz Pérez evidencia que a mayores niveles educacionales son más bajos los niveles de miedo al delito pero más altos los niveles de riesgo percibido46, mientras que Franklin et al. evidencian que los individuos con mayores niveles educacionales presentan niveles más bajos de riesgo percibido pero niveles más altos de preocupación por ser víctimas que los individuos con menores niveles educacionales47. Sin embargo, otros estudios no han encontrado diferencias significativas de acuerdo al nivel educacional48.
En cuanto a la tendencia política, se evidencia que las personas con ideología política de derecha experimentan mayores niveles tanto de miedo al delito como de percepción de riesgo de victimización49.
3. Problema, objetivo y conceptualización de la variable.
La discordancia respecto a la conceptualización y operacionalización del fenómeno no sólo genera resultados inconsistentes al momento de vincular la Percepción de Inseguridad con otras variables, sino que además dificulta la proposición de hipótesis apriori, la realización de meta-análisis y estudios comparativos50, el establecimiento de consenso disciplinar y/o la toma de decisiones en políticas de seguridad y prevención del delito.
De este modo, se carece de investigaciones que midan la percepción de inseguridad en sus diversas dimensiones, estableciendo relaciones con otras variables (sociodemográficas, políticas, etc.) mediante el uso de instrumentos que dispongan de evidencias de su confiabilidad y validez en su contexto local para respaldar resultados y que contribuyan a esclarecer las controversias encontradas en la literatura.
Por ello, y sin perjuicio de los problemas teóricos y metodológicos antes señalados, nuestra investigación tuvo como objetivo conocer la percepción de inseguridad en el conurbano del Gran Concepción a nivel descriptivo y, además, comparar los niveles de esta percepción en función de variables sociodemográficas (sexo, edad, nivel educacional) y de acuerdo a la adscripción política de los entrevistados.
En base al documento "Memoria de la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana"51, que asume una visión bidimensional de la percepción de inseguridad, se ha definido este fenómeno como un sentimiento y/o pensamiento de vulnerabilidad asociado a la estimación de riesgo de ser víctima de delito, lo que permite hacer la distinción entre la dimensión cognitiva y la dimensión emocional. La dimensión cognitiva será denominada como probabilidad estimada de ser víctima y será definida como "probabilidad estimada y calculada por el sujeto de ser víctima de uno o más delitos de alta connotación social", definición que tiene su fundamento en la noción de percepción de riesgo de victimización de Rader et al.52. La dimensión emocional será denominada como preocupación por ser víctima de delito y será definida como la "reacción emocional de temor por la posibilidad de ser víctima de uno o más delitos de alta connotación social", basándonos en la concepción de Vozmediano53. A partir de esta conceptualización se construyó una escala para medir la percepción de inseguridad en ambas dimensiones, pero se excluyó la dimensión conductual. El principal motivo fue que no disponíamos de suficiente claridad acerca de cómo operacionalizar adecuadamente este aspecto -en esta primera etapa-, de tal forma que simultáneamente midiese disposición interna-subjetiva y resultase comparable con las dimensiones restantes54.
De esta forma, el estudio aporta a la comprensión del fenómeno por diversas razones. En primer lugar, permite medir la percepción de inseguridad mediante una nueva escala construida que diferencia entre la dimensión cognitiva y emocional. En segundo lugar, se mide el fenómeno con mayor precisión que la mayoría de las escalas generales y/o con respuesta dicotómica, puesto que se construyó una escala multi-ítem tipo Likert que permite conocer diversos niveles de intensidad ante distintos tipos de delitos. En tercer término, la medición efectuada, a diferencia de lo exhibido por parte importante de la literatura, dispone (e informa) de sus propiedades de confiabilidad y validez. Este aspecto es especialmente relevante, ya que, al disponer de estas propiedades psicométricas, es posible sostener que la escala mediría el constructo que postula medir. Esta exigencia se torna fundamental cuando se trata de variables subjetivas-internas (como la percepción de inseguridad), ya que permite respaldar los hallazgos posteriores55.
La investigación contribuye, de esta manera, a resolver algunas de las controversias existentes dentro de la literatura científica en torno a resultados contradictorios que se establecen entre la percepción de inseguridad y las variables estudiadas (perfil sociodemográfico y tendencia política) mediante una medición que dispone de adecuadas propiedades psicométricas para ambas dimensiones.
Desde el punto de vista práctico, la investigación permite determinar si este fenómeno (en sus dimensiones cognitiva y emocional) se encuentra focalizado en algunos grupos (y en qué medida), o si más bien se trata de un fenómeno transversal y generalizado. Pero además, el análisis de la percepción de inseguridad diferenciando entre aspecto cognitivo (probabilidad estimada de ser víctima) y emocional (preocupación por ser víctima) permite comparar ambas dimensiones y determinar si la percepción de inseguridad puede encontrarse sobrerrepresentada por elementos emocionales.
El estudio preciso de este fenómeno, diferenciado en ambas dimensiones, posee consecuencias prácticas directas, ya que el reconocimiento de niveles sobrerrepresentados de sensación de inseguridad (p.ej. por la intervención de aspectos emocionales) puede incidir en la formulación de políticas criminales, puesto que, muchas veces éstas se ven influenciadas por la opinión pública.
4. Método.
4.1. Diseño.
Se utilizó un enfoque cuantitativo, transversal y no experimental. Se usaron datos primarios, recogidos bajo el método de encuesta usando un cuestionario estandarizado como instrumento. Por tratarse de una caracterización, en la cual se establecen relaciones entre las variables, pero sin establecer causalidad, el estudio es de carácter correlacional. Tampoco se realiza control entre las variables estudiadas, lo cual constituye la principal limitación de los análisis efectuados.
4.2. Instrumento.
En base a la distinción entre la dimensión cognitiva y la dimensión emocional de la percepción de inseguridad (o miedo al delito) y teniendo en consideración los Delitos de Mayor Connotación Social (DMCS) y aquellos delitos contemplados en la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC) como criterios orientadores, se elaboró el "Cuestionario Percepción de Inseguridad (CPI)", destinado a aplicarse cara a cara, que mide este constructo considerando estas dos dimensiones56. La primera corresponde a "Probabilidad estimada de ser víctima de delito" y se relaciona con la dimensión cognitiva o racional de la Percepción de Inseguridad. Se midió a través de 9 reactivos tipo Likert, en las cuales el entrevistado debía indicar la probabilidad calculada de ser víctima de alguno de los 9 tipos de delitos de alta connotación social propuestos, durante los próximos 12 meses con cinco categorías de respuesta (desde Muy Baja hasta Muy Alta, valores 1-5). Dentro de los delitos se incorporaron el robo en el domicilio, robo del vehículo, de algún objeto dejado en el vehículo, robo con violencia, robo por sorpresa, delito sexual, hurto, homicidio o asesinato y, finalmente, delito económico común (pequeñas estafas, cuento del tío)57. La "Preocupación por ser víctima de delito" se vincula con la dimensión emocional o afectiva del constructo. También fue medida a través de 9 reactivos tipo Likert en los que el entrevistado debía indicar su nivel de preocupación por ser víctima, en su vida diaria, ante los mismos 9 delitos propuestos en la dimensión anterior, con cinco categorías de respuesta, (desde Nada Preocupado hasta Muy Preocupado, valores 1-5)58.
4.3. Muestra.
El estudio fue apoyado por la Universidad del Desarrollo, Chile, y la recolección realizada por la consultora CIS-Chile (Centro de Investigaciones Sociales) en diciembre de 2014. Se utilizó una muestra no probabilística de tipo consecutiva. La muestra está compuesta por 369 entrevistados59, mayores de 18 años, pertenecientes al Gran Concepción, Región del Bío-Bío, Chile. Esta conurbación cuenta con un total de 1.040.348 habitantes60, siendo la segunda mayor población del país después del Gran Santiago61. La recolección se efectuó mediante puntos fijos en diversos sectores del Conurbano y sus comunas. Desde éstos se aplicó el cuestionario en hogares ubicados en manzanas próximas al punto seleccionado, entrevistándose a una persona por hogar. Al no emplearse un método aleatorio y/o sistemático de selección de unidades muestrales en cada etapa, la muestra no puede definirse como probabilística, presentándose sesgos en cierta información sociodemográfica y desconociéndose la representatividad de los restantes resultados.
La Tablas 1.1 y Tabla 1.2 describen la caracterización de la muestra en términos sociodemográficos y políticos mediante frecuencias, porcentajes y promedios (para edad).
Tabla 1.1
Perfil demográfico, lugar de residencia y adscripción política.
Tabla 1.2
Nivel Educacional del Entrevistado y del Jefe de Hogar
Un 40,3% de los encuestados reside en la comuna de Concepción, seguido de un 16,3% que reside en San Pedro de la Paz, un 13,3% en Talcahuano y 30,1% en seis comunas restantes. Las edades de los entrevistados se encuentran entre los 18 y 81 años, con una media de 35,8 años y una desviación estándar de 15,3 años, pertenecientes a diversos niveles socioeconómicos. Un 50,7% se encuentra entre los 18 y 29 años, un 19,7% entre los 30 y 44 años, un 21,4% entre los 45 y 59 años y un 8,4% entre los 60 años o más. Un 55% corresponden a mujeres y un 45% a hombres. El 14,3% se autodefine como de derecha/centro-derecha, un 12,8% como de centro, un 29% como de izquierda/centro-izquierda y un 43,9% como apolítico/sin ubicación. Un 2,4% no tiene ningún tipo de estudios, o bien posee sólo estudios básicos incompletos/completos, un 23,6% cuenta con estudios medios completos/incompletos, un 10% cuenta con estudios técnicos completos/incompletos, un 13% posee educación técnica profesional incompleta/completa, un 46,9% posee estudios universitarios completos/incompletos y un 3,1% posee estudios de postgrado completos/incompletos (Tablas 1.1 y Tabla 1.2).
Como se observa, si bien existen grupos que se encuentran sobrerrepresentados o subrepresentados respecto a la población o universo (tales como los jóvenes y las personas que tienen estudios superiores62), la muestra presenta adecuados niveles de heterogeneidad en términos del sexo, edad, lugar de residencia, tendencia política y nivel educacional (entrevistado y jefe de hogar). Sin embargo, al no ser una muestra probabilística, queda limitada la generalización precisa de los resultados estimando el error muestral definiéndose la muestra no-probabilística, lo cual constituye una de las principales limitaciones de la investigación. Sin embargo, las características del diseño muestral, permiten realizar las pruebas de hipótesis asociadas a los objetivos de la investigación, puesto que es adecuada en tamaño y porque, además, se encuentran representadas hasta cierto punto las características sociodemográficas que componen la población de interés, permitiendo niveles básicos de validez externa63.
4.4. Plan de análisis.
En primer lugar, se realizó un análisis descriptivo teniéndose en cuenta las frecuencias, los porcentajes, las medias y las desviaciones estándares de cada uno de los ítems de las escalas de "probabilidad estimada de ser víctima de delito" y de "preocupación por ser víctima de delito".
En segundo lugar, se realizó un Análisis Factorial Exploratorio (AFE) con cada una de las escalas de forma independiente. Mediante Scree test y Análisis Paralelo se estableció el número de factores a retener y estos fueron extraídos con Máxima Verosimilitud.
En tercer lugar, se evaluó la consistencia interna de las dos escalas mediante el coeficiente alfa de Cronbach, siendo el valor en torno al 0,70 el margen mínimo de confiabilidad aceptable. Si este coeficiente resultaba inferior a ese margen, se daba paso a la eliminación de ítems con el fin de mejorar dicho coeficiente.
En cuarto lugar, a partir de los factores identificados en el AFE, se construyeron las variables "probabilidad estimada de ser víctima de delito" y "preocupación por ser víctima de delito". Estas variables fueron construidas promediando los ítems de cada escala (9 ítems cada una), obteniéndose los puntajes totales de cada una de ellas.
En quinto lugar, las dos escalas/variables construidas en el paso anterior fueron sometidas a un AFE de segundo orden para determinar si estas dimensiones poseían una variable latente común. También se aplicó una prueba alpha de Cronbach para establecer si medían un mismo concepto. Este procedimiento permite determinar si es posible sumar las puntuaciones de estas dos escalas (cognitiva y emocional) y obtener un puntaje o medida general de Percepción de Inseguridad.
Finalmente, con las variables obtenidas se procedió a la caracterización para identificar aquellos grupos que presentan mayores/menores niveles de sensación de inseguridad. Se efectuaron análisis bivariados entre las escalas construidas y las variables de carácter socio-demográfico y político utilizando t-Student y ANOVA, dependiendo del número de grupos presentes en estas variables socio-demográficas. En aquellas situaciones en las que el número de casos por grupo fue inferior o igual a 30, se aplicaron pruebas no paramétricas (U de Mann-Whitney y H de Kruskal-Wallis según corresponda) para confirmar los resultados.
5. Resultados.
Los análisis descriptivos se efectuaron considerando frecuencias, porcentajes, medias y desviaciones estándares. Los análisis bivariados se realizaron con t-Student y ANOVA.
Para las relaciones significativas en las diferencias de promedio entre grupos, se aplicaron pruebas post hoc (HSD Tukey en ANOVA) y de fuerza (Eta2) para estimar el tamaño del efecto64. Sin embargo, se recuerda que, por tratarse de análisis bivariados correlacionales, no permiten establecer causalidad.
5.1. Validez factorial exploratoria y confiabilidad de la escala.
Se realizó un AFE para cada una de las dos dimensiones de la variable de forma independiente, ya que fueron comprendidas como variables diferentes (referían a conceptos distintos, pero fundamentalmente porque fueron medidas con categorías de respuestas diferentes). A través de Scree Test y Análisis Paralelo de Horn, se determinó un único factor a retener para cada conjunto de ítems, revelándose la unidimensionalidad y unidad de la escala en cada dimensión. La extracción se realizó con Máxima Verosimilitud, sin rotación, porque sólo se determinó un único factor a retener. Los resultados preliminares de la Tabla 6 muestran un buen ajuste de los datos en términos de su adecuación muestral para la Probabilidad estimada de ser víctima (KMO=0,869/Prueba de Esfericidad de Bartlett p<0,001) y para la Preocupación por ser víctima (KMO=0,859/Prueba de esfericidad de Bartlett p<0,001).
Tabla 2
Propiedades psicométricas generales de la escala de PI: Análisis Factorial, Consistencia Interna, valores de distribución.
La Tabla 2 muestra que las cargas factoriales de la escala de Probabilidad estimada de ser víctima oscilan entre 0,504 y 0,795 y que presenta una consistencia interna buena, próxima a excelente (a=0,884). La escala de Preocupación por ser víctima presenta cargas entre 0,556 y 0,792 y una consistencia interna buena, próxima a excelente (a=896)65. La información indica que las escalas presentan óptimas propiedades psicométricas en términos de confiabilidad y validez factorial exploratoria. Además, en ambas variables, los datos se distribuyen normalmente, lo cual nos indica que los datos pueden utilizarse para los restantes análisis66.
Finalmente, el AFE de segundo orden efectuado con las dos variables (correspondientes a los puntajes totales promediados obtenidos en ambas escalas) presentó un adecuado ajuste de los datos al realizarse los análisis preliminares con las dos variables correspondientes a la dimensión cognitiva y emocional (KMO=0,500/Prueba de Esfericidad de Barlett<0,000). Se encontró una carga factorial de 0,747 (ambas variables con un mismo valor) explicando un 55% de la varianza. Estos datos indican que las escalas cognitiva y emocional poseen una variable latente común. Adicionalmente, el alpha de Cronbach para las dos variables, arrojó un valor de a=0,714, lo cual indica que ambas variables miden consistentemente un mismo concepto. La variable latente común fue conceptualizada como "Percepción de Inseguridad General" y unifica (o integra) las dimensiones emocional y cognitiva. La consecuencia más relevante de este análisis estadístico de segundo orden es que nos permite obtener puntuaciones globales de Percepción de Inseguridad general entre ambas escalas (sumando o promediando los resultados de las dos variables), sin incurrir en procedimientos metodológicamente cuestionables.
Con las propiedades de confiabilidad y validez descritas, procedemos a presentar los resultados centrales del estudio.
5.2. Nivel de percepción de inseguridad: resultados generales.
La Tabla 3 muestra el nivel de percepción de inseguridad, diferenciado de acuerdo a las dimensiones Probabilidad estimada de ser víctima (dimensión cognitiva) y Preocupación por ser víctima (dimensión emocional). Ambas dimensiones se clasificaron en 5 niveles67. Esta clasificación refiere a "niveles" de probabilidad estimada o preocupación, por lo que no hace referencia directa a las alternativas de respuesta que presentaban las preguntas. Se construyó de esta forma para facilitar la presentación y lectura de los resultados.
Tabla 3
Estadísticos descriptivos de los niveles de percepción de inseguridad en los habitantes del Gran Concepción
La Tabla 3 muestra una tendencia hacia la respuesta de centro. Un 37,1% presenta un nivel de Percepción de Inseguridad General Alto o Muy Alto, un 28,7% un nivel Ni Alto, Ni Bajo, y un 31,2% un nivel Bajo o Muy Bajo, con un promedio m=3,05.
En su dimensión cognitiva (Probabilidad estimada), se observa que un 33,2% presenta un nivel de Alto o Muy Alto, un 38,6% presenta un nivel Bajo o Muy Bajo y un 28,3% presenta un valor Ni Alto, Ni Bajo y el promedio es 2,87 puntos. En su dimensión emocional (Preocupación por ser víctima), un 40,8% presenta un nivel Alto o Muy Alto de Preocupación, un 27,8% presenta un nivel Bajo o Muy Bajo. Finalmente, 31,2% posee un nivel Ni Alto, Ni Bajo, con un promedio de 3,23 puntos.
Tal como se aprecia, la Probabilidad estimada de ser víctima presenta un promedio más bajo que la Preocupación por ser víctima. Esta diferencia fue confirmada con t-Student para muestras relacionadas (p<0,001), lo cual permitió contrastar estas dos variables distintas y establecer que presentaban diferencias significativas en sus promedios. Con esto se evidencia que la percepción de inseguridad es más intensa a nivel emocional que cognitivo, lo cual indica que el fenómeno asumiría mayores valores cuando intervienen aspectos emocionales. De este modo, a pesar de que, cognitiva o racionalmente la probabilidad de victimización puede ser baja, la reacción emocional desfavorable tiende a ser más alta.
5.3. Probabilidad estimada de ser víctima (dimensión cognitiva).
La Tabla 4 presenta los resultados descriptivos de la dimensión cognitiva de la percepción de inseguridad.
Tabla 4
Estadísticos descriptivos de la probabilidad estimada de ser víctima de delitos en los habitantes del Gran Concepción.
La Tabla 4 muestra que los valores tienden a concentrarse en la categoría de centro, ya que el rango de quienes consideran que la probabilidad estimada no es Ni Alta ni Baja oscila entre 23,1% y 36,1%. El delito que exhibe un mayor valor es el hurto (sustracción sin uso de fuerza), ya que un 53,3% considera que la probabilidad estimada de ser víctima de este delito es Alta o Muy Alta, con una media de 3,46. El delito con menor valor es el homicidio o asesinato, ya que un 60,9% considera que la probabilidad estimada de ser víctima es Muy Baja o Baja, con una media de 2,18. Los valores promedios oscilan entre 2,18 (ítem 8) y 3,46 para (ítems 4 y 5)68.
5.4. Preocupación por ser víctima de delito (dimensión emocional).
La Tabla 5 presenta los resultados descriptivos de la dimensión emocional de la percepción de inseguridad.
Tabla 5
Estadísticos descriptivos de la preocupación por ser víctima de delitos en los habitantes del Gran Concepción.
La Tabla 5 muestra que los valores tienden a concentrarse en el centro, ya que el rango de quienes consideran que presentan Preocupación Normal, oscila entre el 22,5% y el 36,3%. Si se excluye el delito de robo del vehículo motorizado (con 52,1% de preocupación, pero con una alta tasa de no respuesta), el delito ante el cual se exhibe mayor porcentaje de respuesta es el asalto con violencia (con uso de armas, golpes, agresiones), puesto que un 48,5% presenta un nivel Alto o Muy Alto de preocupación con una media de 3,52. En cambio, ante el delito económico común (cuento del tío, estafa telefónica, etc.), un 41,8% presenta un nivel de preocupación Bajo o Muy Bajo y un promedio de 2,7569.
El hecho de que el asalto con violencia presente un nivel de preocupación mayor que delitos tales como el homicidio, puede explicarse por la existencia de un solapamiento entre el aspecto cognitivo y emocional. En este sentido, es posible que el homicidio sea considerado como un delito de mayor lesividad (afecta la vida de la víctima), pero que presenta una baja posibilidad de ser víctima. En cambio, el robo con violencia presenta una menor lesividad (afecta propiedad e integridad física de la víctima), pero exhibe una mayor probabilidad de ocurrencia. Esto reflejaría que la preocupación por ser víctima implica una "reacción emocional" ante la "posibilidad" de ser víctima, pero que integra la importancia que el sujeto le asigna al valor o bien jurídico lesionado por el delito (vida, propiedad, integridad física o sexual, etc.) lo cual se conecta con la emoción. Por lo tanto, si la posibilidad de victimización es alta y el bien jurídico o valor que afecta es importante para el sujeto (vida, integridad física), debiera presentar una alta preocupación (puesto que los valores se captan emocionalmente). En cambio, delitos con baja probabilidad y daño a valores de menor importancia (sólo propiedad), debieran conllevar menor preocupación, al igual que delitos que afectan bienes importantes (vida, integridad física), pero cuya posibilidad de ocurrencia es mínima. Esto permitía comprender la lógica que presentan estos datos.
5.5. Percepción de Inseguridad diferenciado por sexo.
A continuación se compara la PI entre hombres y mujeres con la prueba t-Student. Se presenta el Eta2 para determinar el tamaño del efecto.
Tabla 6
Diferencias en la Percepción de Inseguridad*Sexo (t-Student)
Al comparar los promedios por sexo, en la dimensión cognitiva de la PI, se observa que la Probabilidad estimada de ser víctima de delito promedio en las mujeres (m=3,00) es mayor que en los hombres (m=2,69), con diferencias significativas, pero débiles que explican el 3,6% de la varianza (p<0,001/Eta2=0,036). Por su parte, en la dimensión emocional, se observa que la Preocupación por ser víctima promedio en las mujeres (m=3,44) es más elevada que en los hombres (m=2,83) y que las diferencias resultan significativas, pero débiles, porque el sexo sólo explica un 6,1% de la varianza (p<0,001/Eta2=0,061). Finalmente, también se aprecia que la PI General promedio en las mujeres (m=3,22) supera a la de los hombres (m=2,83) y que éstas diferencias son significativas, pero débiles, porque explican un 6,2% de la diferencia (p<0,001/E ta2=0,062). Sin embargo, se observa a nivel descriptivo que, tanto en hombres como en mujeres, la percepción de inseguridad emocional tiende a ser más elevada que la cognitiva. En consecuencia, se observa que las mujeres presentan una PI más elevada que los hombres, a nivel general (cognitivo y emocional), aunque estas diferencias son débiles (Tabla 6).
5.6. Percepción de Inseguridad por Nivel Educacional.
La literatura difiere en las formas de agrupar el NE. Teóricamente no disponíamos de un único criterio que resultase preferible. Se probaron múltiples formas de agrupar los NE y en todas se encontraron diferencias significativas. Finalmente la variable fue agrupada considerando el criterio utilizado por la consultora Adimark (Chile)70 para caracterización socioeconómica (sólo para el nivel educacional del jefe de hogar a nivel de educación superior), exigencias estadísticas (categorías superiores a 30 casos) y coherencia teórica en la categorización. De este modo, se definieron 4 grupos: A= desde sin estudios hasta educación media completa; B=Técnica incompleta/completa o profesional incompleta (de Instituto Profesional); C= Profesional completa (de Instituto Profesional) o Universitaria incompleta; D= Universitaria completa o más71. Esta forma de clasificación era la que presentaba mayor coherencia para su interpretación.
La tabla siguiente presenta la PI diferenciada por Nivel Educacional del encuestado (NE), con prueba de ANOVA y tamaño del efecto estimado mediante (Tabla 7). Posteriormente, se aplicó la prueba post hoc HSD Tuckey para comparación múltiple entre grupos (ver Anexo 2).
Tabla 7
Diferencias en la Percepción de Inseguridad*Nivel Educacional (ANOVA)
Como se observa en la Tabla 7, en la PI a nivel cognitivo (Probabilidad estimada de ser víctima), se aprecian diferencias significativas entre los grupos en función del NE. Sin embargo la fuerza es débil, ya que esta variable explica sólo un 3,3% de la varianza (p=0,006/Eta2=0,033). Las comparaciones múltiples entre grupos con HSD de Tukey muestran que las diferencias se producen únicamente entre el grupo B que posee Educación Técnica incompleta/completa o profesional incompleta (m=3,14) con el grupo D que tiene Educación Universitaria Completa o más (m=2,69), ya que sólo entre ellos se observaron diferencias significativas (p=0,003). En el resto de los grupos no se encontraron diferencias significativas (Anexo 2).
A nivel emocional (Preocupación por ser víctima de delito), la Tabla 7 también exhibe diferencias significativas entre los grupos con fuerza débil (p=0,001/ E ta2=0,045). La prueba HSD de Tukey muestra que las diferencias se producen entre el grupo D que posee Educación Universitaria Completa y/o postgrado (m=2,93) con los grupos A (m=3,44), B (m=3,29) y C (m=3,33) y que estas diferencias son significativas (p=0,001/p=0,036/p=0,024). De esta forma, el grupo D posee una menor preocupación frente a estos grupos. Sin embargo, no se encuentran diferencias entre los grupos B, C y D (Anexo 2).
Finalmente, en la PI General, también se observan diferencias significativas de acuerdo al tramo etario, aunque débiles porque sólo explican el 4,4% de la diferencia (p=0,001/Eta2=0,044). La prueba HSD Tuckey (muestra que las diferencias se produce, entre quienes poseen Educación Universitaria Completa (Grupo D) con los grupos que poseen diferentes niveles educacionales A y D). No se presentan diferencias entre el resto de los grupos (Tabla 7).
Adicionalmente, a nivel descriptivo, los resultados de la tabla muestran que el aspecto emocional presenta una mayor intensidad que el cognitivo en todas las categorías educacionales analizadas.
Los resultados muestran que la PI, a nivel cognitivo y emocional, así como a nivel general, no constituye un fenómeno transversal, sino que se tiende a manifestar con mayor intensidad en aquellos grupos con menores niveles educacionales (específicamente quienes no disponen de estudios superiores). De esta forma, el hecho de que las diferencias se presenten fundamentalmente entre el grupo D y los grupos restantes, indicaría que los sujetos con mayores niveles educaciones serían los menos afectados por el tema, presentando menores niveles de miedo al delito.
5.7. Percepción de Inseguridad diferenciado por tramo etario.
La tabla siguiente compara la PI de acuerdo al tramo etario del encuestado con ANOVA. La estimación del tamaño del efecto se establece con Eta2 (Tabla 8) y luego se realizaron las comparaciones múltiples con HSD Tukey para determinar los grupos entre los cuales se presentan diferencias (ver Anexo 3).
Tabla 8
Diferencias en la Percepción de Inseguridad*Tramo etario: ANOVA
Como se observa en la Tabla 8, a nivel cognitivo (Probabilidad estimada de ser víctima) se encuentran diferencias significativas de acuerdo a la edad, aunque débiles, porque esta variable sólo explica el 2,9% de la varianza (p=0,012/Eta2= 0,029). La prueba post hoc HSD Tukey muestra que las diferencias se producen únicamente entre el grupo A, correspondiente al tramo entre 18 y 29 años y el C, correspondiente al tramo entre 46 y 59 años, ya que sólo entre ellos se observaron diferencias significativas (p=0,010). Se evidencia que el grupo A tiende a percibir una menor probabilidad estimada de ser víctima (m=2,73) que el grupo C (m=3,07). Entre el resto de los grupos, no se observaron diferencias significativas entre los promedios (Anexo 3).
No se presentan diferencias significativas en la Preocupación por ser víctima (dimensión emocional) de la PI (p=0,167), razón por la cual no se realizaron pruebas post hoc (Tabla 8).
Finalmente, en la escala de PI General se observan diferencias significativas entre los grupos A y C (p=0,033) donde el último grupo presenta mayor sensación de inseguridad general que el A. La prueba HSD Tukey muestra que en la comparación entre grupos -para esta variable-, sólo se encontraron diferencias significativas entre los rangos entre 18-29 y entre 46-59 años, pero con fuerza explicativa moderada-débil (p=0,020/ Eta2= 0,024), con medias de 2,94 y 3,24 respectivamente. En el resto de las comparaciones entre grupos no se observaron diferencias significativas (Anexo 3).
Además, a nivel descriptivo, se observa que para todos los tramos etarios, la dimensión emocional presenta un nivel de percepción de inseguridad mayor que la dimensión cognitiva.
Con esto se muestra que la PI no se encuentra completamente generalizada, sino que tiende a presentar una mayor intensidad en ciertos tramos etarios. Particularmente, los adultos de 46 a 59 años presentarían mayores niveles de PI a nivel cognitivo y en general respecto a los jóvenes de entre 18 a 29 años, pero no habrían diferencias en la escala afectiva. En el resto de la población, puede afirmarse que los niveles de PI no se diferencian significativamente.
5.8. Percepción de Inseguridad diferenciado por tendencia política.
La conceptualización de la tendencia política en Chile constituye un tema de debate, ya que puede ser comprendido en diferentes sentidos. Ésta puede asumirse en términos de los ejes de contraposición liberal-conservador, mercado-Estado y/o autoritarismo-democracia. Sin embargo, para efectos de la investigación, la tendencia política se midió a través de un solo ítem en el cual se le solicitó al entrevistado que se autoidentificara en alguna de las opciones. Por lo tanto, la tendencia política queda definida como adscripción (autoclasificación) política en términos de derecha-izquierda, pero no se puede determinar el significado que posee esta ubicación para los sujetos.
La tabla siguiente compara la PI de acuerdo a la Tendencia Política. La comparación se realiza con ANOVA. Considerando que el número de individuos pertenecientes a la categoría Derecha es menor a 30 casos, los resultados del test fueron confirmados con H de Kruskal-Wallis.
Tabla 9
Diferencias en la Percepción de Inseguridad*Adscripción Política: ANOVA
Como muestra la Tabla 9, al comparar la PI de acuerdo a la Tendencia Política, no se aprecian variaciones signitificativas en la Probabilidad estimada de ser víctima (p=0,052), Preocupación por ser víctima de delito (p=0,307) y, tampoco, en la PI General (p=0,106). Con ello se revela que la PI es más bien un fenomeno generalizado y transversal al perfil político de los sujetos. Considerando los resultados, no se realizaron pruebas post hoc. Sin embargo, a nivel descriptivo -al igual que en los casos anteriores-, se aprecia que, con independencia de la adscripción política, en general la percepción de inseguridad resulta ser más elevada a nivel emocional que cognitivo.
6. Discusión y conclusiones.
Si bien la mayor parte de los hallazgos obtenidos resultan concordantes con la literatura en torno al tema, en la discusión que sigue se incorporan inferencias e interpretaciones nuevas que son factibles y consistentes desde el punto de vista teórico, pero que requieren de confirmaciones posteriores a través de nuevas investigaciones. Además, debe recordarse, que por tratarse de una muestra no probabilística (por lo tanto, desconociéndose su nivel de representatividad respecto a nuestras variables de interés), quedan limitadas las posibilidades de generalización determinando el error muestral.
En primer lugar, los resultados de los análisis estadísticos precedentes confirman que existe una diferencia entre el aspecto cognitivo y el aspecto emocional de la percepción de inseguridad, no sólo a nivel descriptivo, sino también a nivel correlacional. Al compararse ambas dimensiones, se constató que la dimensión emocional (preocupación) presenta niveles de intensidad mayor que la cognitiva (probablidad estimada). A nivel descriptivo, esta tendencia se mantiene cuando se compara la dimensión cognitiva y emocional de acuerdo al perfil sociodemográfico y la adscripción política, puesto que en todos los casos se muestra una tendencia en la cual, con independencia de la categoría (sexo, tramo eario, nivel educacional, adscripción política), la percepción de inseguridad a nivel emocional es más elevada que a nivel cognitivo. Esto indica que la sensación de inseguridad puede encontrarse sobreestimada cuando intervienen elementos afectivos o emocionales. Estos hechos resultan relevantes cuando se considera la influencia que ejerce la opinión pública en la orientación de las políticas criminales. De este modo, considerando que la probabilidad de victimización es baja (así como los niveles de victimzación), pero la preocupación es alta, derivamos que la política criminal también debiese orientarse a intentar reducir los niveles de sensación de inseguridad en el plano emocional.
En segundo lugar, se constató que tanto los niveles de probabilidad estimada de ser víctima de delito como los de preocupación varían dependiendo del delito. En la escala de probabilidad estimada se encontró que el hurto es el delito percibido como más probable del que un sujeto puede ser víctima y que el homicidio es el delito percibido como menos probable. En la escala de preocupación se encontró que el asalto con violencia es el delito ante el cual se presenta mayor preocupación de ser víctima, mientras que el delito económico es el que genera menor preocupación.
El hecho de que un mismo delito produzca niveles distintos de preocupación y de probabilidad estimada se explicaría porque estas dimensiones generarían experiencias subjetivas diferentes en los individuos. La "probabilidad estimada de ser víctima" se respondería desde la esfera cognitiva, considerando básicamente la posibilidad de ocurrencia del delito, sin que el sujeto considere la relevancia que posee el bien jurídico o valor amenazado (vida, propiedad, etc.), correspondiendo a una percepción más bien difusa y abstracta de la inseguridad que sólo involucra un cálculo racional de probabilidad/posibilidad, pero sin componente afectivo. En cambio, la "preocupación por ser víctima" correspondería a una percepción más concreta y existencial de la inseguridad. Correspondería a una integración entre la posibilidad/probabilidad de ocurrencia del delito consultado y la emoción gatillada por la importancia que el sujeto le asigna al bien jurídico o valor amenazado por el delito (vida, propiedad, integridad, etc.), ya que la captación de un valor/bien es en su inicio emocional72. De este modo, el sujeto "siente" amenazada su vida, su integridad, propiedad u otro bien. Esta emoción se vería atenuada o intensificada por la probabilidad de ocurrencia del delito y, en consecuencia, de la lesión al bien. Esto se confirma con la prueba de diferencia de medias (t-Student para muestras relacionadas) al observarse que ambas variables presentan diferencias significativas entre sus medias, siendo el promedio más alto en la dimensión emocional que en la cognitiva. Esto explicaría porqué ciertos delitos presentan una alta probabilidad estimada, pero baja preocupación, ya que no serían tan lesivos como otros delitos o viceversa (menor probabilidad estimada, pero mayor preocupación)73. Y también explicaría posiblemente que un mismo delito, en términos de preocupación, presente diferencias entre hombres y mujeres74. Esta interpretación, aunque factible, debiese ser sometida a una confirmación posterior en nuevas investigaciones, mediante el empleo de enfoques cualitativos y/o cuantitivos.
En tercer lugar, de acuerdo al análisis factorial, se constató la unidimensionalidad en cada una de las escalas (probabilidad estimada y preocupación por ser víctima), puesto que sólo se determinó un único factor para cada una de ellas (cada factor abarcó la totalidad de los reactivos en cada una de ellas). Además, se constató la consistencia interna de cada escala, pues de acuerdo a la prueba alfa de Cronbach, éstas se componen de reactivos altamente correlacionados entre sí que, consiguientemente, miden el mismo concepto latente, pero que aportan con información propia y diferente en cada escala.
Las escalas empleadas exhiben considerables mejoras en comparación con las medidas empleadas en varios estudios precedentes acerca de la percepción de inseguridad (o miedo al delito), tales como la distinción entre el aspecto emocional y el cognitivo, además del uso de diversos ítems en la medición para cada una de estas dimensiones. Cuentan, además, con adecuadas propiedades psicométricas. Sin embargo, debe consignarse que no disponen de una validación previa -ya que fueron construidas ad hoc para los objetivos de esta investigación- y que, en este sentido, se suman a la amplia gama de formas de operacionalización empleadas en la literatura científica nacional e internacional. Como una forma de seguir avanzando en el proceso de búsqueda de un consenso en torno a la definición y medición de la percepción de inseguridad, sería recomendable que las escalas utilizadas en esta investigación fuesen replicadas a partir de una muestra extraída de la misma población de referencia. Este procedimiento permitiría determinar no sólo la validez de constructo de estos indicadores (a través de un análisis factorial confirmatorio), sino también su consistencia externa (a través de un test-retest).
En cuarto lugar, tras la construcción de las variables de probabilidad estimada y de preocupación de ser víctima de delito (en las respectivas escalas), se constató la existencia de relaciones tanto significativas como no significativas entre estas dos dimensiones y variables socio-demográficas y de tendencia política. Específicamente, se encontró que las mujeres presentan una mayor percepción de inseguridad que los hombres, tanto a nivel cognitivo como emocional, lo cual podría implicar factores de género asociados a dicha percepción. Además, los sujetos con menores niveles educacionales son quienes presentan mayores niveles de preocupación (aspecto emocional) y de probabilidad estimada (aspecto cognitivo) de ser víctimas de delito, mientras que quienes poseen mayores niveles educacionales son quienes una menor precepción de inseguridad. Finalmente, se encontró que las personas adultas se perciben como más inseguras que las personas más jóvenes, pero sólo a nivel cognitivo. Por último, no se encontró que las relaciones entre la tendencia política y las dos dimensiones de la percepción de inseguridad fuesen significativas, lo cual implica que el fenómeno se encontraría generalizado de acuerdo a esta variable (adscripción política), sin que los valores que tradicionalmente diferencian a los ejes derecha-izquierda (tales como la valoración de la propiedad, la libertad, espacio privado, sentido de comunidad) influyan en la sensación de inseguridad. Todas estas diferencias se replicaron al comparar los niveles de percepción de inseguridad general de acuerdo a estas mismas categorías de análisis, con las puntuaciones globales de ambas escalas.
A pesar de que estas relaciones no implican causalidad y no se recurrió al control de variables, por tratarse de una caracterización simple, es posible asumir que estos resultados pueden constituir indicios de causalidad en base a los hallazgos a nivel explicativo presentes en gran parte de las investigaciones precedentes. De este modo, es posible afirmar que las mujeres se perciben como más propensas a ser víctimas de delito y a sentirse más preocupadas de estos eventos, porque se conciben a sí mismas como más vulnerables que los hombres en función de los roles y de los estereotipos de género asignados a cada uno de estos grupos ("los hombres son fuertes, las mujeres son débiles", "los hombres son agresivos, las mujeres son sumisas"), lo cual permitiría explicar estos resultados.
También se puede afirmar que las personas más adultas perciben menor seguridad frente al delito por concebirse a sí mismas como más vulnerables que las personas jóvenes. Sin embargo, sólo se constataron diferencias significativas únicamente entre el tramo etario de 18 a 29 años y el tramo etario de 46 a 59 años, y únicamente en la dimensión de la probabilidad estimada de ser víctima. Esto constituiría un indicativo de la diferenciación entre las dimensiones cognitiva y emocional de la percepción de inseguridad. Es decir, la percepción de inseguridad no se relacionaría con el impacto emocional que supone la vulnerabilidad a medida que transcurre la edad, sino más bien por la posibilidad racional (pensada) de percibirse un "blanco más atractivo" por el hecho de pertenecer a ciertos tramos etarios en los cuales los individuos, supuestamente, alcanzan un mayor poder adquisitivo, pudiendo convertirse, con mayor probabilidad, en potenciales víctimas.
En términos de probabilidad estimada de ser víctima de delito únicamente se encontraron diferencias significativas entre quienes poseen educación técnica incompleta/completa o profesional incompleta y aquellas personas que poseen educación universitaria completa. En la preocupación estimada de ser víctima, únicamente se presentaron diferencias significativas entre quienes poseen educación universitaria completa y cada uno de los grupos educacionales restantes, pero no entre estos últimos grupos. Por consiguiente, los resultados comparativos muestran diferencias significativas entre ambas dimensiones de la percepción de inseguridad, en el sentido de que el tipo y el nivel de educación alcanzado contribuirían a atenuar la percepción de inseguridad a nivel cognitivo, emocional y en general, pero asumiendo que sólo en los grupos con altos niveles educacionales, la sensación de inseguridad disminuye.
Esto podría explicarse por el hecho de que individuos con mayores niveles educacionales, tenderían a presentar niveles socioeconómicos más elevados, viviendo y transitando en lugares más seguros y menos amenazantes. Inversamente, sujetos con niveles educacionales más bajos transitarían por sectores más inseguros dado su status socioeconómico. A esto se sumaría que, teóricamente, las personas con menor educación son más propensas a ser influenciadas por la información recibida desde los medios de comunicación (que supuestamente tienden a sobredimensionar el problema de la delincuencia por el modo en que se le otorga cobertura). En consecuencia, no sería extraño que quienes disponen de un capital educacional más bajo experimenten mayores niveles de preocupación y de probabilidad estimada de ser víctimas de delito en comparación con quienes poseen mejores niveles educacionales. Sin embargo, en un sentido contrario, estas explicaciones se cruzarían con el hecho de que quienes viven en sectores de mayor riesgo (dado su nivel socioeconómico) podrían encontrarse más habituados al delito, percibiéndolo con mayor normalidad. Estas explicaciones en sentido contrario permitirían interpretar de mejor forma el hecho de que en los resultados encontrados sólo haya diferencias significativas entre algunos grupos.
No obstante lo anterior, debe tenerse presente que, si bien se encontraron asociaciones significativas, en términos generales su fuerza es débil. De este modo, los contradictorios hallazgos a nivel correlacional o predictivo de otras investigaciones (particularmente al intentar vincular la Percepción de Inseguridad con variables socio-demográficas o individuales como sexo, edad y nivel educacional), posiblemente no se relacionen exclusiva o necesariamente con la falta de precisión conceptual o de especificación empleada en ciertas formas de operacionalización de la variable, sino más bien en el hecho de que, a nivel predictivo o correlacional, las variables presentan bajos niveles de asociación. Esto implica que asociaciones de baja fuerza pueden ser sensibles al contexto y exhibir variaciones en sus resultados con relativa independencia de su conceptualización y operacionalización.
Si se considera que las variables individuales presentan baja consistencia a nivel explicativo, en base a algunos estudios que indagaron en el efecto conjunto de estas variables sobre la percepción de inseguridad o miedo al delito como se le denomina en estos estudios75, y que las formas de operacionalización de sus respectivas variables dependientes fueron notablemente distintas entre sí (y en comparación con los indicadores empleados en esta investigación para las dos dimensiones de la percepción de inseguridad), podría suponerse, además, que el bajo nivel de fuerza en las asociaciones antes señaladas, pudiese estar reflejando un proceso de desensibilización hacia la inseguridad en torno a la delincuencia. Esto significa, por ejemplo, que los individuos arraigados en barrios -u otros sectores- propensos a los delitos tienden a percibir la presencia de delitos como normales y, en consecuencia, a experimentar menores niveles de preocupación y de probabilidad estimada de ser víctima de ellos. Si esto último fuese efectivo, no sólo sería una explicación plausible de la volatilidad que presentan las variables individuales y/o socio-demográficas como correlatos de la percepción de inseguridad, sino que también podría ser un indicio de la intervención de otros factores que inciden en los resultados de esta investigación a nivel correlacional y que podrían estar detrás de este potencial proceso de desensibilización (referentes a la integración social y al desorden, por ejemplo). Por lo tanto, no debe descartarse la posibilidad de que algunas de las relaciones significativas encontradas estén condicionadas por otras variables intervinientes.
De cualquier modo, estos resultados otorgan respaldo a la constatación empírica de que la percepción de inseguridad es un fenómeno relativamente autónomo respecto a la victimización. Esto tiene implicancias de suma importancia para las políticas públicas en materia de seguridad, que si bien han ido contemplando cada vez más la dimensión subjetiva de la inseguridad ciudadana (no solamente la dimensión objetiva), han sido diseñadas o elaboradas sobre la base de la creencia de que la reducción de los niveles de percepción de inseguridad va de la mano con la reducción de los niveles de victimización.
En un contexto donde los niveles de victimización han sido persistentemente bajos, mientras que la percepción de inseguridad persistentemente alta (como Chile), es evidente que el tratamiento de la percepción de inseguridad bajo el supuesto de que ésta se relaciona directamente con el nivel de victimización, constituye un error en materia de política pública. En este sentido, las políticas que se orientan a la reducción de la Percepción de Inseguridad deben intervenir sobre los factores no delictuales que suscitan este fenómeno (educacionales, comunicacionales, por ejemplo) para tender a reducir la sensación de miedo. Aunque debe consignarse que la identificación de estos factores debiera, previamente, atender el problema de la falta de consenso entre los investigadores respecto a la conceptualización y operacionalización de la percepción de inseguridad, problema persistente en la literatura científica.
Puesto que este estudio proporciona evidencia empírica, al igual que otros estudios precedentes, de que la probabilidad estimada y preocupación de ser víctima de delito son aspectos diferenciados, futuras investigaciones debiesen abocarse a replicar aquellos indicadores que permiten medir esta variable a través de múltiples reactivos (y de modo multidimensional). Esto permitiría reafirmar la diferenciación entre las dimensiones antes señaladas a partir de sus relaciones significativas y no significativas con otras variables -diferenciación que además debe integrar la dimensión conductual, correspondiente a las conductas precautorias frente al delito- y, además, avanzar hacia el establecimiento de criterios comunes para la conceptualización y operacionalización de la percepción de inseguridad. De esta forma podrá dilucidarse si la discordancia entre los estudios empíricos se debe más a las variaciones en los procedimientos con que se mide el fenómeno que a las variaciones en el fenómeno mismo que se mide (o viceversa), interrogante que no presentaría una respuesta intuitivamente clara a partir de lo evidenciado en esta investigación.
NOTAS
1CENTRO DE ESTUDIOS PÚBLICOS. "Estudio Nacional de Opinión Pública" N° 72, 2014, en: http://www.cepchile.cl/estudio-nacional-de-opinion-publica-noviembre-2014/cep/2016-03-04/100954.html [visitado el 05.07.16].
2SUBSECRETARÍA DE PREVENCIÓN DEL DELITO, "Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana 2014 Resultados País", Santiago: Ministerio del Interior y Seguridad Pública, Gobierno de Chile, 2015, en: http://www.ine.cl/canales/chile estadistico/encuestas seguridadciudadana/victimizacion2014.php [visitado el 05.07.16].
3ROUNTREE, Pamela W.; LAND, Kenneth C., "Perceived Risk versus Fear of Crime: Empirical Evidence of Conceptually Distinct Reactions in Survey Data", Social Forces 74(4) (1996), pp. 1353-1376, en: http://dx.doi.org/10.1093/sf/74.4.1353[visitado el 21.02.13]; FARRALL, Stephen; BANNISTER, Jon; DITTON, Jason; GILCHRIST, Elizabeth, "Questioning the Measurement of the "Fear of Crime": Findings from a Major Methodological Study", The British Journal of Criminology 37(4) (1997), pp. 658-679, en: http://dx.doi.org/10.1093/oxfordiournals.bic.a014203[visitado el 20.02.13]; GIBSON, Chris L.; ZHAO, Jihong; LOVRICH, Nicholas P.; GAFFNEY, Michael J., "Social Integration, Individual Perceptions of Collective Efficacy, and Fear of Crime In Three Cities", Justice Quarterly 19(3) (2002), pp. 537-564, en: http://dx.doi.org/10.1080/07418820200095341[visitado el 20.02.13]; DOWLER, Kenneth, "Media Consumption and Public Attitudes toward Crime and Justice: The Relationship between Fear of Crime, Punitive Attitudes, and Perceived Police Effectiveness", Journal of Criminal Justice and Popular Culture 10(2) (2003), pp. 109-126, en: http://www.albany.edu/sci/icipc/vol10is2/dowler.pdf[visitado el 30.04.14]; DITTON, Jason; CHADEE, Derek; FARRALL, Stephen; GILCHRIST, Elizabeth; BANNISTER, Jon, "From Imitation to Intimidation: A Note on the Curious and Changing Relationship between the Media, Crime and Fear of Crime", The British Journal of Criminology 44(4) (2004), pp. 595-610, en: http://dx.doi.org/10.1093/bic/azh028[visitado el 11.03.14]; XU, Yili; FIEDLER, Mora L.; FLAMING, Karl H., "Discovering the Impact of Community Policing: The Broken Windows Thesis, Collective Efficacy, and Citizens Judgment", Journal of Research in Crime and Delinquency 42(2) (2005), pp. 147-186, en: http://dx.doi.org/10.1177/0022427804266544[visitado el 14.03.13]; VOZMEDIANO, Laura; SAN JUAN, César; VERGARA, Ana Isabel, "Problemas de medición del miedo al delito. Algunas respuestas teóricas y técnicas", Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología No. 10-07 (2008), en: http://criminet.ugr.es/recpc/10/recpc10-07.pdf[visitado el 28.02.13]; GRAY, Emily; JACKSON, Jonathan; FARRALL, Stephen, "Reassessing the Fear of Crime", European Journal of Criminology 5(3) (2008), pp. 363-380, en: http://dx.doi.org/10.1177/1477370808090834[visitado el 25.03.13]; KORT-BUTLER, Lisa A.; SITTNER HARTSHORN, Kelley J., "Watching the Detectives: Crime Programming, Fear of Crime, and Attitudes About the Criminal Justice System", The Sociological Quarterly 52 (2011), pp. 36-55, en: http://dx.doi.org/10.1111/i.1533-8525.2010.01191.x[visitado el 11.03.14]; ALPER, Mariel; CHAPPELL, Allison T., "Untangling Fear of Crime: A Multi-theoretical Approach to Examining the Causes of Crime-Specific Fear", Sociological Spectrum: Mid-South Sociological Association, 32(4) (2012), pp. 346-363, en: http://dx.doi.org/10.1080/02732173.2012.664048[visitado el 22.03.13].
4NARVÁEZ MORA, Maribel, "La identificación del miedo al delito: un límite conceptual en el método de medición", Revista Crítica Penal y Poder, N° 8 (2015), pp. 94-119, en: http://revistes.ub.edu/index.php/CriticaPenalPoder/article/view/10524/14765[visitado el 14.05.16].
5FARRALL/BANNISTER/ DITTON/GILCHRIST, "Questioning the Measurement", cit. nota n° 3.
6RADER, Nicole E., "The Threat of Victimization: A Theoretical Reconceptualization of Fear of Crime", Sociological Spectrum: Mid-South Sociological Association 24(6) (2004), pp. 689-704, en: http://dx.doi.org/10.1080/02732170490467936[visitado el 27.03.13]; MCCREA, Rod; SHYY, Tung-Kai; WESTERN, John; STIMSON, Robert J., "Fear of Crime in Brisbane. Individual, social and neighbourhood factors in perspective", Journal of Sociology 41(1) (2005), pp. 7-27, en: http://dx.doi.org/10.1177/1440783305048381[visitado el 01.05.13]; VOZMEDIANO/SAN JUAN/VERGARA, "Problemas de medición", cit. nota n° 3; MORQUECHO GUITRÓN, Ana Cecilia.; VIZCARRA GUERRERO, Lorenzo Rafael, "Inseguridad pública y miedo al delito, un análisis de las principales perspectivas teóricas y metodologías para su estudio", Letras Jurídicas: Revista Electrónica de Derecho No. 06 (2008), en: https://dialnet.unirioia.es/servlet/articulo7codigo=2888467[visitado el 05.07.16].
7ROH, Sunghoon; OLIVER, Willard M., "Effects of community policing upon fear of crime. Understanding the causal linkage", Policing: An International Journal of Police Strategies & Management 28(4) (2005), pp. 670-683, en: http://dx.doi.org/10.1108/13639510510628758[visitado el 14.03.13]; VILALTA PERDOMO, Carlos J., "El miedo al crimen en México: Estructura lógica, bases empíricas y recomendaciones iniciales de política pública", Gestión y Política Pública 19(1) (2010), pp. 3-36, en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=13315771001[visitado el 05.07.16].
8GIBSON/ZHAO/LOVRICH/GAFFNEY, "Social Integration", cit. nota n° 3; XU/FIEDLER/FLAMING, "Discovering the Impact", cit. nota n° 3; HWANG, EuiGab.; JOO, Hee-Jong.; LAWTON, Brian, "City Ecology, Community Policing, and Fear of Crime in U.S. Cities: A Multinivel Analysis", Asia Pacific Journal of Police & Criminal Justice 8(1) 1-27 (2010), en: http://www.aaps.or.kr/iournal/attach/attach 2/Article%201 .pdf[visitado 07.05.13].
9FERRARO, Kenneth F.; LAGRANGE, Randy, "The Measurement of Fear of Crime", Sociological Inquiry 57(1) (1987), pp. 70-97, en: http://dx.doi.org/10.1111/i.1475-682X.1987.tb01181.x[visitado el 24.11.15]; RADER, "The Threat of Victimization", cit. nota n° 6; ROJAS BRAVO, Jorge, "El miedo al delito según distintos contextos urbanos", Tesis de magíster, Universidad de Concepción, Departamento de Sociología, Chile, 2008.
10FARRALL/BANNISTER/DITTON/GILCHRIST, "Questioning the Measurement", cit. nota n° 3; RADER, "The Threat of Victimization", cit. nota n° 6.
11FERRARO/LAGRANGE, "The Measurement", cit. nota n° 9; VOZMEDIANO/SAN JUAN/VERGARA, "Problemas de medición", cit. nota n° 3.
12FARRALL/BANNISTER/DITTON/GILCHRIST, "Questioning the Measurement", cit. nota n° 3; FARRALL, Stephen; GADD, David, "Evaluating Crime Fears: A Research Note on a Pilot Study to Improve the Measurement of the ''Fear of Crime" as a Performance Indicator", Evaluation 10(4) (2004), pp. 493-502, en: http://dx.doi.org/10.1177/1356389004050216[visitado el 03.04.13].
13FARRALL/GADD, "Evaluating Crime Fears", cit. nota n° 12.
14FARRALL/GADD, "Evaluating Crime Fears", cit. nota n° 12; GRAY/JACKSON/FARRALL, "Reassessing the Fear of Crime", cit. nota n° 3.
15ROSS, Catherine E.; JOON JANG, Sung, "Neighborhood Disorder, Fear, and Mistrust: The Buffering Role of Social Ties with Neighbors", American Journal of Community Psychology 28(4) (2000), pp. 401-420, en: http://dx.doi.org/10.1023/A:1005137713332[visitado el 16.05.13]; DOWLER, "Media Consumption", cit. nota n° 3; DAMMERT, Lucía; MALONE, Mary Fran T., "Fear of Crime or Fear of Life? Public Insecurities in Chile", Bulletin ofLatin American Research 22(1) (2003), pp. 79-101, en: http://dx.doi.org/10.1111/1470-9856.00065[visitado el 22.05.15]; DITTON/CHADEE/FARRALL/GILCHRIST/BANNISTER, "From Imitation to Intimidation", cit. nota n° 3; CHADEE, Derek; DITTON, Jason, "Fear of crime and the media: Assessing the lack of relationship", Crime, Media, Culture, 1(3) (2005), pp. 322-332, en: http://dx.doi.org/10.1177/1741659005057644[visitado el 11.03.14]; DAMMERT, Lucía; MALONE, Mary Fran T., "Does It Take a Village? Policing Strategies and Fear of Crime in Latin America", Latin American Politics and Society 48(4) (2006), pp. 27-51, en: http://dx.doi.org/10.1111/i.1548-2456.2006.tb00364.x. [visitado el 22.05.15]; EDWARDS, Bradley, "Media: Effects on Attitudes toward Police and Fear of Criminal Victimization", Electronic Theses and Dissertations, 5 (2007), en: http://dc.etsu.edu/etd/2048[visitado el 15.11.15]; BERGMAN, Marcelo; KESSLER, Gabriel, "Vulnerabilidad al delito y sentimiento de inseguridad en Buenos Aires: Determinantes y Consecuencias", Desarrollo Económico, 48(190/191) (2008), pp. 209-234, en: http://www.istor.org/stable/27667837[visitado el 20.05.15]; KORT-BUTLER/SITTNER HARTSHORN, "Watching the Detectives", cit. nota n° 3; MATTHEWS, Todd; JOHNSON, Lee M.; JENKS Catherine, "Does Religious Involvement Generate or Inhibit Fear of Crime?", Religions 2 (2011), pp. 485-503, en http://dx.doi.org/10.3390/rel2040485[visitado el 08.10.15]; ALPER/CHAPPELL, "Untangling Fear of Crime", cit. nota n° 3.
16FARRALL/BANNISTER/ DITTON/GILCHRIST, "Questioning the Measurement", cit. nota n° 3.
17FARRALL/GADD, "Evaluating Crime Fears", cit. nota n° 12.
18GRAY/JACKSON/FARRALL, "Reassessing the Fear of Crime", cit. nota n° 3; VOZMEDIANO/SAN JUAN/VERGARA, "Problemas de medición", cit. nota n° 3; KORT-BUTLER/SITTNER HARTSHORN, "Watching the Detectives", cit. nota n° 3, ALPER/CHAPPELL, "Untangling Fear of Crime", cit. nota n° 3.
19FARRALL/BANNISTER/ DITTON/GILCHRIST, "Questioning the Measurement", cit. nota n° 3.
20LAGRANGE, Randy; FERRARO, Kenneth F., "Assessing Age and Gender Differences in Perceived Risk and Fear of Crime", Criminology 27(4) (1989), pp. 697-720, en: http://dx.doi.org/10.1111/r1745-9125.1989.tb01051.x[visitado el 24.11.15]; ROUNTREE/LAND, "Perceived Risk", cit. nota n° 3; MEDINA, Juanjo, "Inseguridad Ciudadana, Miedo al Delito y Policía en España", Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología 05-03 (2003), pp. 1-21, en: http://criminet.ugr.es/recpc/05/recpc05-03.pdf[visitado el 28.02.13] ; CHADEE, Derek; AUSTEN, Liz; DITTON, Jason, "The Relationship Between Likelihood and Fear of Criminal Victimization", British Journal of Criminology 47 (2007), pp. 133-153, en: http://dx.doi.org/10.1093/bic/azl025.[visitado el 15.03.14]; RUIZ PÉREZ, José Ignacio, "Eficacia colectiva, cultura ciudadana y victimización", Acta Colombiana de Psicología 13(1) (2007), pp. 103-114, en: https://dialnet.unirioia.es/descarga/articulo/3441073.pdf[visitado el 05.07.16]; VOZMEDIANO, Laura, "Percepción de inseguridad y conductas de autoprotección: propuestas para una medición contextualizada del miedo al delito", Eguzkilore No. 24 (2010), pp. 203-237, en: https://dialnet.unirioia.es/servlet/articulo?codigo=3693716&orden=368151&info=link[visitado el 05.07.16]; AMAYA, Laura; ESPINOSA, Agustín; VOZMEDIANO, Laura, "Relaciones entre el Miedo al delito y el Autoritarismo de Derecha en estudiantes universitarios de Lima-Perú", Boletín de Psicología, 103 (2011), pp. 7-28, en: http://www.uv.es/seoane/boletin/previos/N103-1 .pdf[visitado el 22.05.15].
21RADER, "The Threat of Victimization", cit. nota n° 6; RADER, Nicole E.; MAY, David C.; GOODRUM, Sarah, "An Empirical Assessment of the "Threat of Victimization": Considering Fear of Crime, Perceived Risks, Avoidance, and Defensive Behaviors", Sociological Spectrum: Mid-South Sociological Association 27(5) (2007), pp. 475-505, en: http://dx.doi.org/10.1080/02732170701434591[visitado el 27.03.13].
22FERNÁNDEZ MOLINA, Esther; GRIJALVA ETERNOD, Aurea Esther, "Diseño y validación de dos escalas para medir el miedo al delito y la confianza en la policía", Revista Española de Investigación Criminológica 10 (2012), pp. 1-26, en: http://dialnet.unirioia.es/descarga/articulo/4783221.pdf[visitado el 19.03.14] ; ROJAS BRAVO, Jorge, "El miedo al delito", cit. nota n° 9.
23LAGRANGE/FERRARO, "Assessing Age and Gender", cit. nota n° 20; ROSS/JOON JANG, "Neighborhood Disorder", cit. nota n° 15; GIBSON/ZHAO/LOVRICH/GAFFNEY, "Social Integration", cit. nota n° 3; DOWLER, "Media Consumption", cit. nota n° 3; ROH/OLIVER, "Effects of community policing", cit. nota n° 7; DAMMERT/MALONE, "Does It Take a Village?", cit. nota n° 15; RADER/MAY/GOODRUM, "An Empirical Assesment", cit. nota n° 21; EDWARDS, "Media: Effects", cit. nota n° 15; BERGMAN/KESSLER, "Vulnerabilidad al delito", cit. nota n° 15; FRANKLIN, Travis W.; FRANKLIN, Cortney A.; FEARN, Noelle E., "A Multilevel Analysis of the Vulnerability, Disorder, and Social Integration Models of Fear of Crime", Social Justice Research 21 (2008), pp. 204-227, en: http://public.wsu.edu/~tnridout/franklin-franklin-fearn-talk.pdf[visitado el 05.07.16]; VILALTA PERDOMO, "El miedo al crimen", cit. nota n° 7; KORT-BUTLER/SITTNER HARTSHORN, "Watching the Detectives", cit. nota n° 3; MATTHEWS/JOHNSON/JENKS, "Does Religious Involvement", cit. nota n° 15.
24ROUNTREE/LAND, "Perceived Risk", cit. nota n° 3; MEDINA, "Inseguridad Ciudadana", cit. nota n° 20; DAMMERT/MALONE, "Fear of Crime", cit. nota n° 15; RUIZ PÉREZ, "Eficacia colectiva", cit. nota n° 20; AMAYA/ESPINOSA/VOZMEDIANO, "Relaciones", cit. nota n° 20; ALPER/CHAPPELL, "Untangling Fear of Crime", cit. nota n° 3.
25VARELA, Fernanda; SCHWADERER, Hermann, Determinantes del temor al delito en Chile, Santiago: Fundación Paz Ciudadana, 2010.
26GIBSON/ZHAO/LOVRICH/GAFFNEY, "Social Integration", cit. nota n° 3; MEDINA, "Inseguridad Ciudadana", cit. nota n° 20; FRANKLIN/FRANKLIN/FEARN, "A Multilevel Analysis", cit. nota n° 23.
27ROUNTREE/LAND, "Perceived Risk", cit. nota n° 3; BERGMAN/KESSLER, "Vulnerabilidad al delito", cit. nota n° 15; DOWLER, "Media Consumption", cit. nota n° 3; EDWARDS, "Media: Effects", cit. nota n° 15; KORT-BUTLER/SITTNER HARTSHORN, "Watching the Detectives", cit. nota n° 3; ROJAS BRAVO, "El miedo al delito", cit. nota n° 9.
28ROSS/JOON JANG, "Neighborhood Disorder", cit. nota n° 15; DAMMERT/MALONE, "Fear of Crime", cit. nota n° 15; ROH/OLIVER, "Effects of community policing", cit. nota n° 7; DAMMERT/MALONE, "Does It Take a Village?", cit. nota n° 15; RADER/MAY/GOODRUM, "An Empirical Assessment", cit. nota n° 21; RUIZ PÉREZ, "Eficacia colectiva", cit. nota n° 20; VILALTA PERDOMO, "El miedo al crimen", cit. nota n° 7; ALPER/CHAPPELL, "Untangling Fear of Crime", cit. nota n° 3.
29LAGRANGE/FERRARO, "Assessing Age and Gender", cit. nota n° 20.
30VARELA/SCHWADERER, Determinantes del temor al delito en Chile, cit. nota n° 25.
31GIBSON/ZHAO/LOVRICH/GAFFNEY, "Social Integration", cit. nota n° 3; XU/FIEDLER/FLAMING, "Discovering the Impact", cit. nota n° 3; FRANKLIN/FRANKLIN/FEARN, "A Multilevel Analysis", cit. nota n° 23.
32DOWLER, "Media Consumption", cit. nota n° 3; DAMMERT/MALONE, "Does It Take a Village?", cit. nota n° 15; ALPER/CHAPPELL, "Untangling Fear of Crime", cit. nota n° 3.
33ROSS/JOON JANG, "Neighborhood Disorder", cit. nota n° 15; DAMMERT/MALONE, "Fear of Crime", cit. nota n° 15; RADER/MAY/GOODRUM, "An Empirical Assessment", cit. nota n° 21; VILALTA PERDOMO, "El miedo al crimen", cit. nota n° 7; MATTHEWS/JOHNSON/JENKS, "Does Religious Involvement", cit. nota n° 15.
34MEDINA, "Inseguridad Ciudadana", cit. nota n° 20; EDWARDS, "Media: Effects", cit. nota n° 15; AMAYA/ESPINOSA/VOZMEDIANO, "Relaciones", cit. nota n° 20.
35MATTHEW S/JOHNSON/JENKS, "Does Religious Involvement", cit. nota n° 15; KORT-BUTLER/SITTNER HARTSHORN, "Watching the Detectives", cit. nota n° 3.
36MEDINA, "Inseguridad Ciudadana", cit. nota n° 20; RADER/MAY/GOODRUM, "An Empirical Assesment", cit. nota n° 21.
37ROUNTREE/LAND, "Perceived Risk", cit. nota n° 3.
38RUIZ PÉREZ, "Eficacia colectiva", cit. nota n° 20; AMAYA/ESPINOSA/VOZMEDIANO, "Relaciones", cit. nota n° 20; ALPER/CHAPPELL, "Untangling Fear of Crime", cit. nota n° 3.
39LAGRANGE/FERRARO, "Assessing Age and Gender", cit. nota n° 20; FRANKLIN/FRANKLIN/FEARN, "A Multilevel Analysis", cit. nota n° 23.
40ROUNTREE/LAND, "Perceived Risk", cit. nota n° 3.
41FRANKLIN/FRANKLIN/FEARN, "A Multilevel Analysis", cit. nota n° 23.
42LAGRANGE/FERRARO, "Assessing Age and Gender", cit. nota n° 20.
43MEDINA, "Inseguridad Ciudadana", cit. nota n° 20; ROJAS BRAVO, "El miedo al delito", cit. nota n° 9.
44RUIZ PÉREZ, "Eficacia colectiva", cit. nota n° 20.
45RADER/MAY/GOODRUM, "An Empirical Assessment", cit. nota n° 21.
46RUIZ PÉREZ, "Eficacia colectiva", cit. nota n° 20.
47FRANKLIN/FRANKLIN/FEARN, "A Multilevel Analysis", cit. nota n° 23.
48RADER/MAY/GOODRUM, "An Empirical Assessment", cit. nota n° 21; ROJAS BRAVO, "El miedo al delito", cit. nota n° 9.
49MEDINA, "Inseguridad Ciudadana", cit. nota n° 20; AMAYA/ESPINOSA/VOZMEDIANO, "Relaciones", cit. nota n° 20.
50VOZMEDIANO/SAN JUAN/VERGARA, "Problemas de medición", cit. nota n° 3; VOZMEDIANO, "Percepción de inseguridad", cit. nota n° 20.
51INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICAS, "Memoria de la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana", Santiago de Chile: INE, 2011, en:
http://www.ine.cl/canales/chile estadistico/encuestas seguridadciudadana/victimizacion2011/pdf/presentacion completa enusc 2011.pdf[visitado el 05.07.16].
52RADER/MAY/GOODRUM, "An Empirical Assesment", cit. nota n° 21; ROJAS BRAVO, "El miedo al delito", cit. nota n° 9.
53VOZMEDIANO, "Percepción de inseguridad", cit. nota n° 20.
54En este sentido, un problema en el estudio del aspecto conductual radica en que, generalmente, se mide una variable real como una conducta precautoria efectiva (p.e. tiene rejas en su casa?/Tiene seguro contra robos?), pero no disposición interna relativa a percepción (que sería la forma correcta). La variable real como conducta precautoria, no necesariamente mide miedo al delito, puesto que, por ejemplo, una reja puede ser preexistente, el seguro contra robos puede adquirirse porque mi banco ofrece un beneficio bancario, etc. Por ello, la percepción de inseguridad subjetiva, en su dimensión conductual, debiese medirse con preguntas del tipo ¿Cuán necesario considera que es tener un seguro contra robo? O ¿Clonación de tarjeta? (R: Muy necesario-poco necesario). Esta dificultad para construir una variable conductual comparable con otras dimensiones llevó a que midiésemos únicamente las dimensiones cognitiva y conductual.
55De otra forma, no se puede asegurar que efectivamente se está midiendo la variable se busca medir, cuestionándose los resultados que se efectúen a partir de dicha variable.
56El concepto de DMCS (así como los delitos contemplados en la ENUSC) se ha tenido como referencia teórica para orientar la elaboración del cuestionario, pero no ha determinado su construcción, ya que no se han contemplado los delitos que frecuentemente se asocian al concepto. En este sentido el término de "delito de mayor connotación social" ha sido considerado más bien como criterio orientador y, por ello, no se han copiado exactamente los mismos tipos de delito.
57Este último delito (delito económico común) no ha sido considerado como DMCS, ni medido en la ENUSC o por Paz Ciudadana. Sin embargo, considerando la relevancia que puede haber adquirido este delito como resultado de su difusión en medios de comunicación (en programas como "El cuento del tío" o noticiarios), hemos considerado importante incluirlo y actualizar la lista de delitos. El Análisis Factorial Exploratorio y el alpha de Cronbach, confirman que el delito debiese ser considerado en la categoría de alta connotación social, por presentar una carga factorial elevada y contribuir al incremento de la consistencia interna en ambas dimensiones (cognitiva y emocional), ya que sólo cargó en un factor.
58El instrumento se presenta en el Anexo 1.
59El tamaño muestral fue calculado considerando un 95% de nivel de confianza, un 5% de margen de error y una varianza heterogénea de 50% para poblaciones infinitas. Si bien técnicamente no es posible sostener estos valores, puesto que no es una muestra probabilística, informamos esta cifra dado que en ciencias sociales es frecuente hacerlo puesto que pueden resultar relevantes para el lector en el caso de que éste suponga cuáles serían los valores en el caso de que fuese una muestra probabilística.
60Esta cifra corresponde a la suma de los totales de las proyecciones población 2002-2015 de cada una de comunas del Gran Concepción (Concepción, Coronel, Chiguayante, Hualpén, Hualqui, Lota, Penco, San Pedro de la Paz, Talcahuano y Tomé). Considerando los problemas y la invalidación que presentó el Censo 2012, se optó por trabajar en base estas proyecciones. Datos disponibles en: INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICAS, "Actualización de Población 2002-2012 y Proyecciones 2015-2020 Provincia de Concepción", Santiago de Chile: INE, 2015, en:
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61Hemos proporcionado la información correspondiente al Censo del año 2002, debido a que el Censo 2012 presentó problemas que implicaron su invalidación. Considerando que existía confianza en los datos del último Censo, se optó por informar los correspondientes al año 2002 junto con su proyección de crecimiento.
62En contraste (por ejemplo), en la población un 27,3% de los jóvenes se encuentra entre los 18 y los 29 años (vs el 50,7% de la muestra) y el promedio de edad poblacional es de 44 años (vs 35 años en la muestra). Un 43,4% tiene estudios medios incompletos/completos (vs el 23,6% de la muestra), un 19,9% tiene estudios universitarios completos o incompletos considerando postgrado (vs un 48,3% en la muestra). Finalmente, mientras la comuna de Concepción representa un 20,3% del conurbano, en la muestra representa un 40,3%. Ver en OBSERVATORIO SOCIAL, "Base de Datos Principal con Metodología Nueva, Encuesta Casen 2013", Santiago: Ministerio de Desarrollo Social, Gobierno de Chile, 2013, en:
http://www.ministeriodesarrollosocial.gob.cl/basededatoscasen.php[visitado el 05.07.16].
63ABAD, Francisco J; OLEA, Julio; PONSODA, Vicente; GARCÍA, Carmen, Medición en Ciencias Sociales y de la Salud, España: Editorial Síntesis, 2011.
64Tenemos presente las medidas Eta y Eta cuadrado técnicamente corresponden a pruebas para ANOVA. Sin embargo, considerando que falta de pruebas de fuerza para t-Student, empleamos este coeficiente para estimar la magnitud del efecto, asumiendo que la prueba de ANOVA es una extensión de t-Student (to2 = Fo).
65Adicionalmente, se efectuó un Alpha de Cronbach con los 18 ítems y se obtuvo una fiabilidad considerada excelente (a=0,919).
66Considerando que el objetivo del artículo se centra en la caracterización de la percepción de inseguridad, no nos centraremos en la exposición de las propiedades de confiabilidad y validez del instrumento. La presentación más detallada de las propiedades psicométricas se expone en otro artículo. Sin embargo, en los Anexos, detallamos los resultados de las cargas factoriales.
67Desde Muy Baja hasta Muy Alta: Muy Baja (1); Baja (2); Ni Alta ni Baja (3); Alta (4) y Muy Alta (5).
68El porcentaje de no respuesta para los ítems 11 y 12 es elevado (35,8% y 36% respectivamente), ya que los reactivos refieren a delitos ejecutados sobre vehículos que no todos los entrevistados poseen o utilizan regularmente.
69Del mismo modo, el elevado porcentaje de No respuesta (ítems 11 y 12) se explica porque los reactivos refieren a delitos en vehículos (no aplicables a todos los entrevistados).
70ADIMARK. Mapa socioeconómico de Chile. Nivel socioeconómico de los hogares del país basado en datos del Censo, 2015, en:
http://www.adimark.cl/medios/estudios/informe mapa socioeconomico de chile.pdf [visitado el 05.07.16].
71Las carreras técnicas, corresponden a carreras en educación superior que duran entre 1-2 años y que no permiten obtener título profesional, ni grado académico (sólo conducen a certificado técnico). Se dictan en Centro de Formación Técnica (Ej. Secretariado; Técnico en Mantención; Técnico en Alimentos, etc.). Las carreras profesionales, también corresponden a niveles de educación superior, duran 8 semestres mínimo (completa). Conduce a la obtención de Título Profesional, pero a diferencia de la formación universitaria, no permite obtener grado académico o licenciatura (sólo Título Profesional). Se dicta en Institutos Profesionales. En Chile, sólo las Universidades pueden otorgar Grado Académico o Licenciatura.
72FRONDIZI, Rizieri. ¿Qué son los valores? Introducción a la axiología, México: Fondo de Cultura Económica, 1972.
73En el robo con violencia, por ejemplo, se conjuga una alta probabilidad de ocurrencia con el daño a la integridad y propiedad, por lo que el temor al evento es mayor. En cambio, en el homicidio, hay menor preocupación, porque si bien el daño a la integridad es mayor (la vida), la posibilidad de ocurrencia resulta baja.
74Se observa que a los hombres les preocupa menos el delito de violación que a las mujeres. Si bien ambos pueden considerar la integridad sexual como un valor importante, la posibilidad de ocurrencia para los hombres es menor que para las mujeres.
75FRANKLIN/FRANKLIN/FEARN, "A Multilevel Analysis", cit. nota n° 23; ALPER/CHAPPELL, "Untangling Fear of Crime", cit. nota n° 3.
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ANEXOS
Anexo 1
PRIMERA PARTE:ANTECEDENTES DEL ENCUESTADO.
SEGUNDA PARTE: PERCEPCIÓN DE INSEGURIDAD
A continuación, le realizaremos algunas preguntas para conocer cuál es su opinión frente a temas de seguridad en relación a la delincuencia común. (presentar tarjeta con alternativas de respuesta).
Anexo 2
HSD Tukey: Nivel Educacional*PI
Anexo 3
HSD Tukey: Percepción de Inseguridad*Tramo etario.