Introducción
A lo largo de tiempo han surgido diversas definiciones del perdón, que subyacen a las distintas posturas teóricas que explican el perdón. Entre ellas se resalta el modelo cognitivo-evolutivo del perdón (Enright y el Human Development Study Group, 1991), la propuesta motivacional del perdón interpersonal (McCullough, et al., 1998; Mcullough, Kurzban y Tabak, 2013), el modelo de estrés y afrontamiento del perdón (Worthington y Scherer, 2004; Strelan y Covic, 2006), entre otros.
Este artículo tiene como objetivo reconocer el desarrollo teórico del perdón como una estrategia de afrontamiento basada en un enfoque cognitivo, y proponer el modelo de la complejidad del perdón. Para tal motivo, se realizó una revisión de la literatura, mediante las base de datos SAGE journals, APA PsyArticles, Academic Search Complete (EBSCO), Science Direct y Taylor & Francis, y la base de referencias SCOPUS, con las palabras claves “forgiveness” and “coping”, desde el año 2000 hasta el 2017 (agosto). Como resultado se encontró un total 204 publicaciones, de las cuales 39 artículos corresponden al área de la psicología que aborda el perdón como estrategia de afrontamiento en la línea soportada por la teoría del estrés y afrontamiento de Lazarus y Folkman (1986), y que permiten contemplar el aporte a la línea en distintos contextos (ver Tabla 1). Cabe anotar que, esta revisión excluye los trabajos que abordan el perdón dentro de las estrategias de afrontamiento religioso, para concentrarse en el perdón como estrategia de afrontamiento independiente de la religiosidad.
Tabla 1 Aportes a la comprensión del perdón como estrategia de afrontamiento en distintos contextos.
Contexto | Aporte | Autores |
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Escolar |
–. Perdón como estrategia de afrontamiento frente al bullying y experiencias negativas. –. Perdonar genera menos estados agresivos, que otras estrategias como la evitación y la venganza. –. La evitación a corto plazo y el perdón a largo plazo son estrategias eficaces para disminuir los efectos emocionales negativos del acoso escolar. –. Modelo para favorecer el perdón a nivel preventivo y restaurativo. |
Egan y Todorov (2009). Flanagan, Vande, Ranter y Reich (2012). Watson, Rapee y Todorov (2016). Watson, Rapee y Todorov (2017). |
Organizacional |
–. Perdón para afrontar el estrés y conflictos en las relaciones laborales. –. Perdón como estrategia constructiva de afrontamiento frente a una injusticia en el ámbito laboral. –. Las percepciones de la justicia organizacional facilitan el perdón entre quienes tienen una orientación hacia otros. –. El perdón favorece la productividad. –. Relación del perdón con las normas y valores organizacionales. –. Tipos de práctica de perdón: avanzar, no tomarlo personalmente, dejar ir y perdón conciliador. |
Bobocel (2013)
Toussaint, et al, (2016) Hershcovis, Cameron, Gervais y Bozeman (2017). Paul, G. y Putnam, L. (2017). |
Guerra y terrorismo |
–. Relación entre el perdón y los tipos de estrategias de afrontamiento. –. Relación entre la tendencia a perdonar y la gravedad de los síntomas de TEPT entre las víctimas de ataques terroristas. –. Patrones de afrontamiento y su relación con el perdón. –. Relación del perdón no interpersonal con las categorías de respuesta al estrés: control primario, control secundario, disengagement, engagement involuntario y disengagement involuntario. |
Rhoades, et al. (2007)
Hantman (2010) Weinberg, Gil y Gilbar (2015). |
Clínico / Salud |
–. Perdón como estrategia para afrontar una enfermedad crónica, como el VIH, la fibromialgia y la fatiga crónica. –. El perdón se asocia con la calidad de vida de pacientes. –. Perdón como estrategia de afrontamiento que reduce los síntomas del TEPT. –. El perdón se asocia con menos estrés y mayor nivel de salud mental. –. Papel mediador de los procesos de evaluación y afrontamiento en la relación entre el perdón y la depresión. –. La relación del perdón (perdón a otro y autoperdón) con la depresión y comportamiento suicidas. –. El autoperdón se asocia con el afrontamiento adaptativo del duelo en cuidadores de pacientes con Alzheimer fallecidos y en familiares de una persona que se suicida. –. El autoperdón se relaciona con la salud física y mental. –. El perdón emocional implica cambios psicofisiológicos, y tiene consecuencias directas de salud y bienestar. |
Worthington, Witvliet, Pietrini y Miller (2007)
Jacinto (2009) Swan y Scott (2009) Ysseldyk, Matheson y Anisman (2009). Jacinto (2010) Sandage (2010) Toussaint, et al. (2010) Hirsch, Webb y Jeglic (2011) Martin, Vosvick y Riggs (2012). Davis, et al. (2015) Bae, Hyun y Ra (2015). Toussaint, Shields y Slavich (2016). |
Abuso / Discriminación |
–. Perdón como estrategia para afrontar situaciones de abuso y la discriminación racial cotidiana. –. Diferencia en los efectos en la salud psicológica y las reacciones fisiológicas de la mujer abusada físicamente y la maltratada psicológicamente. –. Altos niveles de perdón se asocian con menos niveles de depresión en hombres expuestos a discriminación racial. –. Exploración de tres estrategias de perdón: sólo abandono de emoción negativa, sólo aumento de emoción positiva, y combinada. Existe diferencia en los resultados de depresión entre las estrategias de abandono de emoción negativa y la estrategia que no abandona las emociones negativas. |
Powell, Banks y Mattis (2016)
Ysseldyk, Matheson y Anisman (2017). |
Ciclo vital |
–. El desarrollo del perdón en la infancia, adolescencia, adultez y vejez. –. Estilos de afrontamiento perdonador se asocian con salud mental y menos efectos del estrés vivido a lo largo de la vida. –. Las estrategias de afrontamiento adaptativas de regulación cognitiva de la emoción median la relación entre el perdón y la calidad de vida en los ancianos. |
Allemand y Steiner (2010). Rey y Extremera (2015). Toussaint, Shields, Dorn y Slavich (2016) |
Contexto | Aporte | Autores |
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Contexto no específico / General |
–. Principios teóricos del perdón como estrategia de afrontamiento. –. El perdón se asocia con el afrontamiento centrado en la emoción. –. Estrategias de afrontamiento eficaces al perdonar: reinterpretación/crecimiento positivo y el afrontamiento activo. –. Estrategias subyacentes al perdón. La supresión emocional disminuye las emociones negativas y la reevaluación compasiva aumenta las emociones positivas frente a un ofensor, con sus respectivos cambios fisiológicos. –. Diferencias en la forma en que hombres y mujeres evalúan una situación estresante que involucra perdón. –. La relación entre el perdón y la salud mental desde el modelo adaptativo continuo de la personalidad y el afrontamiento. –. El papel de la brecha de injusticia en el perdón. |
Konstam, Holmes y Levine (2003)
Worthington y Scherer (2004) Maltby, Day y Barber (2004) Strelan y Covic (2006) Maltby, Macaskill y Gillett (2007). Strelan y Wojtysiak (2009). Witvliet, DeYoung, Hofelich y DeYoung (2011). Witvliet, Hofelich, Hinman y Knoll (2015). Davis, et al. (2016) Jeter y Brannon (2016) |
Medición |
Boonyarit (2017)
López-López, W., Pineda Marín, C., Murcia León, M.C., Perilla Garzón, D.C. and Mullet, E. (2013) |
Evolución del modelo del estrés y afrontamiento del perdón.
La postura del perdón como estrategia de afrontamiento se fundamenta en un enfoque cognitivo y se desarrolla en base a los planteamientos de Worthington y sus colegas (Berry y Worthington, 2001; Worthington y Scherer, 2004). Worthington y Scherer (2004), basados en la teoría del estrés y afrontamiento de Lazarus y Folkman (1986), consideran que el perdón emocional corresponde a una estrategia de afrontamiento centrada en la emoción, aunque también podría ser instrumental como una estrategia centrada en el problema, y establecen cuatro proposiciones teóricas principales: 1) la falta de perdón es estresante, 2) los mecanismos de afrontamiento además del perdón pueden reducir la falta de perdón, 3) el perdón reduce el estrés de la falta de perdón, y 4) el perdón como estrategia de afrontamiento está relacionado con la salud.
Posteriormente, Strelan y Covic (2006) exponen seis principios básicos: 1) el proceso del perdón es una reacción a un estresor, 2) las reacciones a una transgresión son evaluaciones primarias y secundarias, 3) las estrategias de afrontamiento describen cómo las personas perdonan, 4) el perdón y el afrontamiento también pueden orientarse hacia el futuro, 5) el perdón es un proceso intra e interpersonal, y 6) el perdón es dinámico. En base a estos postulados, algunos investigadores han aportado diferentes aspectos (ver Tabla 1), a partir de trabajos empíricos y propuestas de intervención como la de Worthington, Jennings y DiBlasio (2010).
El perdón como estrategia de afrontamiento
El perdón es considerado como una estrategia de afrontamiento que neutraliza el factor estresor originado por el trauma (Strelan y Covic, 2006), que involucra pensamientos, comportamientos, emociones y motivaciones para manejar las demandas estresantes de la falta de perdón frente a una ofensa (Worthington y Scherer, 2004), en un proceso de cambio de las respuestas negativas frente a una ofensa para disminuirlas y/o cambiarlas por respuestas positivas a nivel emocional, cognitivo y comportamental (Enright y Fitzgibbons, 2015). Tal proceso requiere tiempo (Recine, Werner y Recine, 2007), y es dinámico porque se avanza y se retrocede hasta alcanzar el punto de equilibrio psicológico (Strelan y Covic, 2006), en la medida que influyen distintos factores personales y del ambiente, como la personalidad (Maltby, et al., 2008), la espiritualidad (Davis, et al., 2013), la cultura (Ballester, Chatri, Muñoz, Rivière y Mullet, 2011), entre otros.
El modelo de la complejidad del perdón
El modelo de la complejidad de afrontamiento propuesto por Hudson (2016), busca destacar las diversas complejidades de las respuestas de afrontamiento. Está basado en el concepto de afrontamiento de Lazarus y Folkman (1986), en el enfoque integrativo propuesto por King y Hegadoren (2006), e incluye la teoría ecológica de Bronfenbrenner (1987). Al entender el perdón desde ese modelo, se permite aprovechar las propuestas teóricas desarrolladas, integrar la diversidad de factores que influyen en el perdón y los resultados respecto a la salud, y considerar distintos niveles que se pueden involucrar, en un esquema que incluye distintos elementos que son abordados a continuación (ver Figura 1).

Figura 1 Modelo de la complejidad del perdón como estrategia de afrontamiento. Adaptado de Hudson (2016)
Transgresión.
De acuerdo con Worthington y Scherer (2004), la teoría de Lazarus y Folkamn sugiere que la transgresión es considerada como un estresor, y las reacciones negativas frente a una transgresión pueden entenderse como reacciones de estrés. El estresor puede darse en distintos niveles (Hudson, 2016), así la transgresión puede darse a nivel intrapersonal (autoofensa), interpersonal, grupal, comunitario, e incluso a nivel cultural.
Factores que alimenta al estresor.
Existe distintos factores que alimentan una ofensa, algunos investigadores tienen en cuenta factores, tales como el contexto y momento en que sucede la ofensa (p ej. Maltby, et al., 2008; Regalia, Pelucchi, Paleari, Manzi y Brambilla, 2015) así como las características de personalidad (p. ej. Maltby, et al., 2004).
Evaluación.
La evaluación se distingue en dos aspectos valorativos: la evaluación primaria y la evaluación secundaria (Lazarus y Folkman, 1986). Una transgresión es percibida como ente estresor mediante tales evaluaciones (Worthington y Scherer, 2004). La primaria busca entender lo que es el evento y lo que significa (Taylor, 2015), y frente a cualquier transgresión puede implicar identificar que la situación ha generado un daño o pérdida, una amenaza, o un desafío (Strelan y Covic, 2006). En el caso de una ofensa a sí mismo, este proceso implica el reconocimiento de haber cometido un error (Wohl, DeShea y Wahkinney, 2008), que no necesariamente es una conducta externa sino que puede ser pensamientos, sentimientos o deseos percibidos como dañinos (Hall y Fincham, 2005). Esta evaluación también puede permitir percibir el hecho como no ofensivo, siendo en este caso una situación irrelevante para perdonar, pues “falta es la presuposición existencial del perdón” (Casullo, 2005, p. 44).
Luego surge la evaluación secundaria, que permite valorar los recursos con que se cuenta, y que tan suficientes son para satisfacer las demandas (Taylor, 2015). Frente a una ofensa, esta evaluación busca identificar qué se puede hacer, con posibles respuestas de ira, represalia o evitación si ha evaluado la ofensa como un daño, pérdida o amenaza, o con conductas conciliatorias si la concibe como un reto (Strelan y Covic, 2006). Estas evaluaciones primarias y secundarias continúan durante el proceso, así puede llegarse a la rumiación y luego replantear la transgresión, o considerar la ofensa como un desafío después de haberla considerado como daño o amenaza (Strelan y Covic, 2006).
Desequilibrio.
Como resultado de la percepción de una acción como dañina, perjudicial, inmoral o injusta se suelen generar respuestas negativas a nivel cognitivo (hostilidad, perdida de respeto al ofensor), emocional (enojo, miedo), comportamental (agresión, evitación) y motivacional (deseos de venganza) (McCulloungh y Worthington, 1999). Cabe anotar que hay diferencias en las respuestas cuando la transgresión ha ofendido a una persona distinta al ofensor, que cuando ha sido una falta contra sí misma (Prieto y Echegoyen, 2015), o cuando la ofensa ha sido contra un grupo (Enright, et al., 2016).
Respuestas de afrontamiento.
Una transgresión puede ser afrontada mediante distintas estrategias, las cuales son clasificadas por Berry y Worthignton (2001) en respuestas que perdonan y que no perdonan.
Por un lado, para Strelan y Covic (2006), la forma y el proceso en que las personas perdonan se explican mediante los dos tipos de a frontamiento propuestos por Lazarus y Folkamn (1984): 1) el afrontamiento centrado en la emoción en la medida en que se hace frente a emociones tales como la hostilidad e ira por medio de respuestas internalizadas, y 2) el afrontamiento enfocado en el problema, en cuanto se aborda el problema que causó el estrés con acciones tales como discutir con el ofensor o buscar una reparación. A diferencia del perdón a otro(s) el autoperdón sólo “es una estrategia de afrontamiento enfocada en la emoción” (Davis, et al., 2015, p. 329).
El perdón puede darse de uno o varios niveles hacia uno o varios de los niveles. Tales niveles pueden entenderse en función del objeto de perdón, así se ha estudiado el autoperdón (p ej. Wohl, et al., 2008), el perdón de uno a otro(s) o perdón interpersonal (p. ej. Enright y Human Development Study Goup, 1991), el perdón de un grupo a otro grupo o perdón intergrupal (p ej. Enright, et al., 2016), e incluso el perdón de un sujeto a una situación considerada como ofensiva (p ej. Casullo, 2005).
Por otro lado, la falta de perdón es una compleja combinación de emociones negativas hacia el ofensor, constituyéndose en una respuesta limitada, matizada y retrasada a una transgresión (Worthington y Scherer, 2004). Hay varios caminos para reducir los efectos de la falta de perdón, tales como la venganza, la justicia legal o política, la apelación a la justicia divina, la restitución, la exigencia de disculpas, el perdón, entre otros (Worthington, 2001).
Factores influyentes del perdón.
El perdón está influenciado por una serie de factores que pueden facilitar o limitar la práctica del perdón, por lo que tales factores también se constituyen en factores que influyen en la falta de perdón. En la tipología tripartita del perdón se encuentran categorizados los factores asociados al perdón interpersonal (Fehr, Gelfand y Nag, 2010), e intergrupal (Van Tongeren, Burnette, O'Boyle, Worthington y Forsyth, 2014), además de factores como el tiempo, la edad, y el género. Por ejemplo, Rey y Extremera (2016) resaltan las diferencias entre hombres y mujeres que existen al momento de afrontar una transgresión.
Además, algunos de los factores influyentes son recursos de afrontamiento, que son factores que preceden e influyen en el afrontamiento y en el estrés (Lazarus y Folkman, 1986). Se han estudiado algunos recursos asociados al perdón y el estrés por una transgresión, tales como la autoestima (Strelan y Zdaniuk, 2015), el autoconcepto (Van Dyke y Elias, 2008), las creencias sobre el mundo (Strelan y Sutton, 2011; Bartholomaeus y Strelan, 2016), el nivel de ingresos económicos (Konstam, et al., 2003), entre otros.
Habituación y Patrones.
La habituación “se refiere a la pérdida de respuesta de un organismo frente a un estímulo repetido o constantemente presente” (Greenwood, 1993, citado por Hudson, 2016). Esta disminución de la respuesta de estrés debido a la repetición puede resultar del afrontamiento (Lazarus y Folkman, 1984). Por eso, la persona expuesta a una constante de ofensas puede habituarse disminuyendo las respuestas de estrés en la medida que aprende a afrontarlas. El estudio de Toussaint, et al. (2016) concluye que el estilo de afrontamiento perdonador puede minimizar los efectos del estrés al que se ha estado expuesto a lo largo de la vida.
El patrón tiene que ver con la recurrencia de respuesta de afrontamiento, la cual puede evoluacionar con el tiempo debido a la necesidad de responder a situaciones ofensivas. Frente a distintas oensas, el individuo con el correr del tiempo puede adquirir y/o cambiar el patrón de respuesta, dependiendo de algunos factores, como el desarrollo (Enright, 1994), los rasgos de la personalidad (Lawler-Row y Pifri, 2006), y la cultura (Enright, et al., 2016).
Normalidad.
La normalidad es un estado devuelto tan cerca de donde estaba la persona antes del estresor (Hudson, 2016). De ese modo, el perdón permite recuperar el equilibrio (Strelan y Covic, 2006), posibilitando eliminar o disminuir las distorsiones generados por el trauma (Finch, 2006).
Resultados
Karremans y Van Lange (2008) identifican tres niveles en los que operar las consecuencias del perdón:
A nivel intrapersonal, se sugieren los resultados en temas de salud física y mental (Karremans y Van Lange, 2008). Por un lado, la falta de perdón conduce a respuestas que involucran componentes atencionales, fisiológicos y comportamentales que causan ansiedad, depresión, hostilidad y hasta enfermedades cardiacas, y por otro lado, el perdón se asocia con resultados positivos y factores que favorecen el bienestar psicológico y la salud física, en la medida que se asocia con la reducción del afecto negativo, con un sistema inmunológico más fuerte, menos reactividad fisiológica al estrés, entre otros aspectos (Lavelock, et al., 2015). En caso del autoperdón, practicarlo con facilidad no siempre es una alternativa saludable, pues podría aliviar la culpa y la vergüenza facilitando al individuo reincidir en la conducta ofensiva, como las adicciones, y así podría perpetuar ciclos de conductas destructivas, debilitando los resultados de salud física y mental (Davis, et al., 2015).
A nivel interpersonal, se resalta el bienestar y la persistencia de las relaciones (Karremans y Van Lange, 2008). El perdón puede posibilitar la reconciliación, aunque no siempre es una consecuencia positiva del perdón, porque puede poner al ofendido en una situación de riesgo de ser revictimizado si se trata de una relación abusiva y maltratadora, por lo tanto es pertinente tener en cuenta el marco relacional (Guzmán, 2010). Sin embargo, el perdón a sí mismo es un proceso que si involucra la reconciliación, porque el ofendido y el ofensor son la misma persona (Hall y Fincham, 2005).
A nivel general, se sugiere que los efectos del perdón pueden llegar a transcender al individuo y su relación con el ofensor, en la medida que el estado psicológico del perdón puede motivar comportamientos prosociales hacia los demás (Karremans y Van Lange, 2008). Así, el perdón puede (o no) producir perspectivas más pacíficas y armoniosas, (Worthington, 2005), ser una alternativa creativa para la transformación de las violencias para la construcción de paz (López-López, Pineda Marín, Murcia León, Perilla Garzón, and Mullet, 2013; López, Pineda y Mullet, 2014; Villa, 2016: Cortez, Torres, López-López, Perez, Pinedad Marin, 2016; Mullet, Lopez-Lopez, Kpanake, Armange, Neto, Kamble, Muñoz, Sorum, Mukashema, Guedez, 2016; López-López, Andrade, y Correa, 2016), y cumplir un papel importante en la curación de daños a nivel de grupo (Strelan y Covic, 2006), en el mantenimiento de la red de apoyo social, y el incremento de factores relacionales asociados a las habilidades sociales, calidad en las relaciones y manejo de conflictos (Lavelock, et al., 2015).
Discusión y conclusión
La revisión de la literatura realizada da cuenta de diversos aportes teóricos y empíricos que posibilitan la comprensión del perdón como estrategia de afrontamiento, mostrando el auge emergente de estudios en diversos contextos, abriendo posibilidades para futuras investigaciones, proveyendo elementos aplicables a procesos de intervención, y proporcionando un panorama que precede al modelo de la complejidad del perdón.
Este modelo amplía la perspectiva ya desarrollada del modelo de estrés y afrontamiento aplicado al perdón, en cuanto lo articula con las propuestas teóricas de los sistemas y de la complejidad, dando cuenta de: a) la funcionalidad del perdón frente a una transgresión, que puede verse en distintos niveles de acción y asociarse a una compleja serie de factores que influyen en el proceso de afrontamiento, b) su operatividad, en la medida que se presenta un esquema del recorrido desde la ofensa hasta los resultados del afrontamiento, contemplando los procesos que operan en el transcurso, y c) su naturaleza entendida como una estrategia de afrontamiento, sin entrar en contradicción con otras propuestas, como la naturaleza moral del perdón explicada desde el modelo cognitivo-evolutivo, que ubica al perdón dentro de las virtudes morales pero asumiendo que tal virtud puede aparecer como una estrategia de afrontamiento (Enright y Fitzgibbons, 2015).
La articulación del modelo con los sistemas muestra oportunidades de investigación. Osman y Miranda (2016) desarrollaron una escala que permite identificar diferencias individuales del perdón de rasgos en seis niveles sistémicos, pero también es necesario indagar el perdón episódico en uno de los sistemas relacionado con los demás sistemas. Además, con el fin de determinar los factores que operan en cierto nivel y su relación con los demás niveles, vale la pena continuar con los esfuerzos de clasificación que han hecho algunos autores (Palanski, 2012; Fehr, et al, 2010; Van Tongeren, et al, 2014), de identificación mediante estudios, y de construcción de instrumento de medición de los factores relacionados al perdón en distintos niveles, como el inventario desarrollado de Blatt y Wertheim (2015) referente al perdón interpersonal. También, se hace pertinente profundizar en la relación de los factores que alimentan el evento estresor con el desequilibrio, el proceso del perdón y la salud, así como precisar los recursos de afrontamiento que cumplen un papel en el perdón.
Por otro lado, adicionado al modelo de Hudson (2016), este modelo resalta la estructura comprendida por antecedentes, procesos y consecuencias, acorde con el modelo de estrés y afrontamiento que presentan Lazarus y Folkman (1986). Esta distinción invita a considerar al perdón teniendo en cuenta: a) los procesos y elementos que le anteceden, los cuales pueden abonar a la comprensión del fenómeno, b) los resultados del perdón para enriquecer el análisis de los efectos del afrontamiento como indicadores de perdón, y c) los antecedentes del perdón en conjunto con los efectos, para dar cuenta con mayor precisión del impacto del perdón en la reducción del daño causado y los beneficios en la salud y las relaciones sociales, y además aportar a la comprensión de la función mediadora del perdón en la relación entre el trauma y la salud mental, como lo han hecho Toussaint, et al., (2016).
El modelo, dentro de las respuestas de afrontamiento aborda al perdón y la falta de perdón, sin embargo no se especifican otras estrategias como la búsqueda de justicia legal o política, la evitación, la apelación a la justicia divina, la restitución, entre otros (Worthington, 2001; Worthington y Scherer, 2004), que pueden ser tenidos en cuenta en futuras contribuciones al modelo, para ampliar la visión respecto a las distintas formas de afrontar una ofensa y las estrategias para afrontar la falta de perdón sin perdonar. Así mismo, vale la pena continuar matizando las diferencias, relaciones y consecuencias de los distintos tipos y estilos de afrontamiento al perdonar, considerando por un lado al perdón centrado en la emoción y el perdón centrado en el problema, por otro lado, la disminución de los aspectos negativos, el aumento de aspectos positivos y la combinación de ambos, y también el perdón a corto y largo plazo.
También, se requiere hacer estudios experimentales que identifiquen el estado del individuo antes del evento ofensivo para compararlo con el estado posterior al perdón, y así confirmar la normalidad, continuar haciendo estudios que den cuenta de la habituación frente a la exposición prolongada de ofensas y a lo largo de la vida, y contribuir a la identificación de distintos aspectos que moldean el patrón de respuesta en función del perdón, como la educación por parte de los padres y figuras de autoridad (Worthington, et al., 2010), ya que el entorno familia representa un espacio socioeducativo para el modelamiento de estrategias de afrontamiento individual (Amarís, Madariaga, Valle y Zambrano, 2013).
Por último, se hace hincapié en la relación perdón-salud. Distintos estudios han ofrecido una relación unidireccional, donde se muestra los beneficios en la salud física y mental al perdonar, y sus consecuencias negativas asociadas a la falta de perdón. Sin embargo, algunos autores sugieren esta relación en un sentido bidireccional, donde el perdón influye en la salud y la salud influyen en el perdón (Lavelock, et al., 2015; Bono, McCullough y Root, 2008). El modelo de la complejidad del perdón, soporta la relación bidireccional al considerar que la salud es un recurso individual en el afrontamiento (Lazarus y Folkman, 1986), pues es un estado del ofendido y por ende es un factor que precede y a su vez influyen en los procesos que asuma el sujeto, además de ser considerada por Egan y Todorov (2009) como un amortiguador de los efectos emocionales de las transgresiones. Lo anterior deja en evidencia la relación influyente de la salud sobre el perdón, que añadido a la evidencia empírica de los efectos positivos del perdón sobre la salud, se plantea una relación bidireccional de mutua dependencia que vale la pena esclarecer en futuras investigaciones.