SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.11 número31Representaciones sociales del asociativismo municipal en educación: un marco conceptualpara la educación chilenaLo público en los procesos comunitarios de los pueblos indígenas en México índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

Compartir


Polis (Santiago)

versión On-line ISSN 0718-6568

Polis vol.11 no.31 Santiago abr. 2012

http://dx.doi.org/10.4067/S0718-65682012000100009 

Polis, Revista Latinoamericana, Volumen 11, Nº 31, 2012, p 157-168

LENTE DE APROXIMACIÓN

 

La dimensión espacial de los conflictos ambientales en Chile

Spatial dimension of environmental conflicts in Chile

A dimensão espacial dos conflitos ambientais no Chile.

 

Manuel Fuenzalida*, Rodolfo Quiroz**

*Instituto de Geografía Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso, Chile.Email: manuel.fuenzalida@ucv.cl
**Universidad Alberto Hurtado, Santiago de Chile, Chile. Email: roquiroz@uahurtado.cl


Resumen: Frente al déficit de visión territorial a escala nacional, que develeel patrón de los conflictos ambientales vigentes en Chile, se propone la construcción de un índice sintético de vulnerabilidad social, con soporte en la unidad deanálisis político-administrativa de administración local, junto a la localización delos conflictos ambientales denunciados por ONG’s. Ello posibilitará estudiar larelación espacial existente, de modo de determinar qué perfil de unidades territoriales soportan mayor carga de externalidades negativas generadas por proyectosde inversión privada. Asimismo, el planteamiento adoptado posibilita cuantificarlos niveles de justicia ambiental en el país.

Palabras claves: conflictos ambientales, vulnerabilidad social, justiciaambiental, Chile.


Abstract: Due to lack of territorial vision in a national scale, which reveals the pattern of current environmental conflicts in Chile, we propose the constructionof a synthetic index of social vulnerability, with support in the politicaladministrative analysis unit of local government, with the location of environmentalconflicts reported by non-governmental organization groups. This will allowstudying the spatial relationship existing, in order to determine which profile ofterritorial units bear a greater impossition of negative externalities generated byprivate investment projects. Also, the approach allows quantifying the levels ofenvironmental justice in the country.

Key words: environmental conflicts, social vulnerability, environmental justice, Chile.


Resumo: Diante de um déficit de visão territorial nacional, que revela opadrão de conflitos ambientais existentes no Chile, propõe-se a construção de umíndice sintético de vulnerabilidade social, com o apoio da unidade de análise política e administrativa do governo local, mais a localização de conflitos ambientaisrelatados pelas ONG. Isso permitirá estudar a relação espacial existente, de modo adeterminar qual perfil de unidades territoriais suportam maior peso de externalidadesnegativas geradas por projectos de investimento privado. Além disso, a abordagem permite quantificar os níveis de justiça ambiental no país.

Palavras-chave: conflitos ambientais, vulnerabilidade social, justiça ambiental, Chile.


 

Introducción

Generalmente, por las condiciones del exacerbado centralismo chileno, los proyectos económicos privados ligados a la explotación de recursos naturales obtienen la venia del Estado sin haber desarrollado mecanismos de consulta vinculante de las decisiones y consideraciones de los actores locales. Esta situación desemboca en un fuerte rechazo de la comunidad que se ve directamente afectada y que al mismo tiempo, valoriza y resignificael cuidado del medio ambiente. Cuando esa comunidad logra organizarseen términos de sociedad civil, es cuando inicia un conflicto ambiental. La movilización reciente de Hidroaysén y Barrancones, o bien antes, con losproyectos Trillium, en el sector forestal, y Alumysa en el minero durante laúltima década del siglo XX, son solo una buena muestra de aquello. Unaspecto significativo de las últimos conflictos ambientales es que ya hantrascendido lo local, para posicionarse en una demanda país, que buscarepresentación y apoyo ciudadano transversal, es decir, a lo largo y anchodel territorio nacional.

La tensión existente entre el discurso del desarrollo y el medio ambiente, representados usualmente por el Estado y la sociedad civil respectivamente, es un asunto relativamente reciente, cercano a las cuatro décadas. Siguiendo a Goncalves (2000), la primera constatación de la magnitud delproblema ambiental a escala mundial, en un sistema de producción y consumo de economía capitalista, se rebeló tras el libro Los Límites del crecimiento en 1978. Se admitía que los recursos naturales planetarios son finitos y que su contaminación pone en riesgo la supervivencia humana, ¿habíasevisto algo más alarmante? Cuenta Goncalves, que este libro también trascendió debido a que la crítica emanaba desde un cuerpo colegiado: "es laprimera vez que un discurso de carácter científico, y avalado por una institución internacional de prestigio del MIT, afirma abiertamente que existenlímites para el crecimiento" (Goncalves, 2000: 8). Sustentabilidad de laexplotación, sostenibilidad o viabilidad ecológica, coste de reposición ycoste de extracción son algunos conceptos que empiezan a acuñarse desdeentonces (Naredo, 2008)

Hoy en día el problema ambiental es parte de las relacionesinternaciones y la mayoría de los países han llevado a caboinstitucionalidades medioambientales, que buscan una relación más respetuosa entre la sociedad y la naturaleza. Sin embargo, cada vez es más cotidiano encontrar tensiones entre los grupos económicos globales y los movimientos ambientalistas locales. La normativa ambiental nacional y la organización y reivindicación regional y comunal, la intensidad del crecimiento económico y la función social de los ecosistemas naturales, la construcción de plazas productivas versus los procesos frágiles de los paisajes,amén de la falta de trabajo, son solo algunos de los principales vectores quelos conforman (Leff, 2008; González, 2009). Ciertamente que las problemáticas medioambientales desencadenan procesos dinámicos, que necesariamente deben ser entendidos como un problema dialéctico y no puramente analítico (Harvey, 2007).

En este sentido, dentro de la multiplicidad de variables que abordanla problemática ambiental, percibimos que existe una falta de visión territorial a escala nacional que, entre otras cosas, devele las configuracionesterritoriales que presentan los conflictos ambientales. Esta carencia obedece a que mayoritariamente el territorio se considera como un soporte radialpero de escasa proyección analítica dentro de los temas estudiados. Esteestudio busca invertir esa situación, considerando la variable territorial como un ente activo dentro del conflicto ambiental chileno.

Nos parece que con ello contribuiremos a una mirada más totalizadora del problema, ya que generalmente se estudian las conflictos ambientales a nivel local y/o de manera parcializada por sus especificidades, sinconsiderar que efectivamente esas mismas problemáticas y conflictos seorganizan territorialmente, y que esa distribución de los conflictos ambientales, quizás tiene un patrón territorial que puede concebir mayores significados a la hora de entender y plantear posiciones al respecto.

En Chile el escenario es desfavorable para el cuidado y proteccióndel medio ambiente. Por un lado se ejerce una considerable presión sobrelos recursos naturales, en especial, por los sectores económicos minería,silvicultura, y acuicultura, actividades extractivas que presentan una fuerteinversión extranjera; y por otro, la industria y el manejo de los residuossólidos domiciliarios son los responsables, en una parte importante, de lacontaminación del agua, el aire y los suelos de los asentamientos humanos.Sin duda alguna, ambos hechos explotan al máximo las necesidades básicas de la población, colocando sin cobro o sin pago las externalidades desus procesos productivos. En ese sentido, no caben sospechas que el modelo de desarrollo, adoptado desde hace más de tres décadas y que entiende ala inversión extranjera como uno de los pilares fundamentales del procesode crecimiento económico, es el centro del problema. Con esto, el país seenajena como territorio y recursos naturales para la economía global.

Sin querer omitir este debate, pero más bien centrándonos en unaproyección disciplinar, en este artículo realizaremos una espacializaciónde los conflictos ambientales a nivel nacional, para luego interiorizarnos deuna lectura territorial que nos involucre un mayor antecedente sobre la relación entre los conflictos ambientales y las dinámicas sociales. ¿Por qué?Hoy en día hay una especie de consenso que entiende que los conflictosambientales también son eminentemente problemas sociales: las fuentesproductivas, el acceso al trabajo, la pérdida de hábitat, las nuevas condiciones económicas, establecen efectivamente reajustes sociales.

Para ello utilizaremos la herramienta del Sistema de Información Geográfica (SIG) que nos permitirá realizar un análisis de la distribuciónespacial de los conflictos ambientales, más bien, de las condiciones socio-ambientales, integrando un índice de vulnerabilidad a nivel comunal, viendo como interactúa la condición social y ambiental, de manera de establecer una discusión acerca la distribución y configuración de los territorioscomunales. Dicho índice se basa en cinco vectores: La distribución porcentual de población por pobreza, la tasa de desocupación, el porcentaje desubsidios que componen el ingreso de los hogares, el porcentaje de población inactiva y, el porcentaje de población que finaliza estudios terciarios.

Materiales y método

En una primera instancia, se detectan los conflictos ambientales queactualmente están denunciando las ONGs, derivados de proyectos de inversión privada. Se optaron por el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA) y la Fundación Terram (ver cuadro nº 1, página 175), ya que ambas instituciones desempeñan un papel líder en éstatemática. Todas las regiones de Chile tienen al menos un conflicto ambiental activo, abarcando sesenta y ocho comunas a nivel nacional.

Cuadro nº 1: Listado de conflictos ambientales detectados por OLCAy Fundación Terram.

Fuente: Observatorio de Conflictos Ambientales (OLCA). www.justiciambiental.cl yFundación Terram. www.terram.cl.

En una segunda instancia, se construye un índice sintético, utilizando información proveniente de la encuesta CASEN 2009, que es un instrumento con representatividad nacional, y que nos permite distinguir losdistintitos niveles de vulnerabilidad a escala comunal. Los indicadores utilizados en el índice sintético son aquellos de uso común a nivel latinoamericano. La distribución porcentual de población por pobreza, la tasa de desocupación, el porcentaje de subsidios que componen el ingreso de los hogares, el porcentaje de población inactiva y, el porcentaje de población quefinaliza estudios terciarios son, a nuestro juicio, los cinco aspectos de loshabitantes de un territorio que mejor definen si una comuna muestra vulnerabilidad social. En teoría, valores altos contenidos en los primeros cuatroindicadores y bajo en el último, determinarían territorios vulnerables paraenfrentar un conflicto ambiental por proyectos de inversión privada, enespecial si este promete trabajo para la comunidad local. Estadísticamente,de la revisión de la literatura científica nos inclinamos por utilizar el puntajeestándar (Z)1 , puesto que nos permite realizar comparaciones en la distribución geográfica, a partir de valores con puntajes positivos (alta vulnerabilidad) y negativos (baja vulnerabilidad).

Finalmente, ambos insumos fueron integrados en un SIG de formatovectorial, representando a cada conflicto ambiental como un objeto geográfico tipo punto y cada comuna como un objeto geográfico tipo polígono, permitiendo el procedimiento de análisis espacial a través de la superposición de las dos capas temáticas resultantes (ver gráfico nº 1).


Gráfico nº 1: Relaciones espaciales entre vulnerabilidad socialy conflictos ambientales.

El territorio y el conflicto ambiental chileno

Alguna vez Henri Lefevbre llegó a decir que la única forma de explicar como el capitalismo sobrevivió y se consolidó fue "ocupando espacio" y "produciendo espacio" (Soja, 1980). Pareciera ser una abstracciónortodoxamente geográfica, pero lo cierto es que si improvisamos más activamente la trayectoria del capitalismo mundial podemos darnos cuenta quehan sido numerosas las configuraciones de tipo espacial que se desprendendel modelo capitalista. El paso del campo a la ciudad, las nuevas fronterasnacionales venidas de las feudales, o las tensiones internacionales expresadas por el Imperialismo, son solo algunos ejemplos de este silencioso perofundamental fantasma: el territorio.

Y si decimos silencio no es porque el territorio esté ausente en losestudios y problemas políticos, sociales o económico, sino más bien, detectamos que su uso ocupa un lugar extremadamente estático. El territorio, talcomo cuenta Guerevich es la "materialización de los procesos espaciales,es decir, el espacio geográfico puesto en valor, efectivamente usado, tasado

o en reserva, donde se contempla el ejercicio del poder político y que resume las relaciones históricas entre la sociedad y la naturaleza" (Gallestegui,2010: 17). De ahí que no existan azares en las formas organización territorial de los conflictos ambientales, aunque generalmente solo se diga que elterritorio es una extensión terrestre delimitada que le da contenido a estos.

Dentro del articulo de los colombianos Montañez y Delgado (2001),destacamos la expresión de territorialidad como expresión y escenario de las relaciones sociales. Entendemos de esta forma que el territorio es unespacio de poder, de gestión y de dominio del Estado, o bien, de individuos, de grupos y organizaciones y de empresas locales, nacionales y multinacionales, pero que evidentemente tanto sus prácticas y usos son diferenciados, ya que cuentan con actores asimétricos y distintos, por tanto, sucapacidad de crear, recrear y apropiar el territorio es desigual. En suma, esun producto social, por tanto, implica un conocimiento del proceso de suproducción, donde concurren y se sobreponen distintas territorialidadeslocales, regionales, nacionales y mundiales, con intereses distintos, percepciones, valoraciones diferentes, que generan relaciones de complementación,de cooperación y de conflicto. Por tanto, la dirección de un análisis delterritorio del conflicto ambiental chileno, no es fija sino móvil y mutable ydesequilibrada, ya que requiere constantemente una organización territorial (Montañez y Delgado, 2001: 122-123).

Así, con estas coordenadas trataremos de ingresar al conflicto ambiental chileno, reconociendo al territorio como una matriz analítica quenos vaya entregando mayores dinámicas y precisiones del movimiento deconflictos ambientales: ¿Cuál es su distribución territorial? ¿En qué tiposde territorios emergen? ¿Qué relación tienen con los escenarios sociales?serán las tres peguntas que nos guiaran en el siguiente análisis.

Discusión

El análisis del índice sintético de vulnerabilidad nos permite detectar que existe una brecha de 6.11 puntos entre la unidad de análisis quemuestra el valor más óptimo, identificada como Vitacura con -3,32Z, y lacomuna de Alto Bio Bío con 2,79Z, que ostenta el menos favorable. Estoda cuenta de una acentuada desigualdad en materia de vulnerabilidad social a nivel nacional.

Realizando una valoración a escala comunal (ver cuadro nº 2), podemos subrayar que cerca de un 45% del territorio administrativo nacionalpresenta una importante vulnerabilidad, expresado en 149 unidades administrativas. Le siguen 147 comunas con vulnerabilidad media. Solo 38municipios ostentan buenos indicadores sociales en todas las dimensionesde análisis.

Cuadro nº 2: Número de comunas por vulnerabilidad social

Fuente: Elaboración propia.

En consecuencia, su distribución geográfica (ver gráfico nº1), modela un patrón territorial expresado en que la clase de vulnerabilidad alta,ocupa su mayor extensión en la zona centro sur del país, entre las regionesdel Maule y de Los Lagos. Asimismo, se presenta en la zona norte, en lascomunas pertenecientes a la región de Arica-Parinacota, el norte de la región de Tarapacá y sur de las regiones de Atacama y Coquimbo.

En correspondencia con el objeto central de la investigación, se elaboró el cuadro nº 3, del que se puede deducir lo siguiente: Las comunas convulnerabilidad alta poseen el 46,97% de los conflictos ambientales detectados. Se percibe un evidente escenario de injusticia ambiental, en donde seobserva una desigual o desproporcionada participación de grupos de población más desaventajados y, por tanto, más vulnerables, en los impactosnegativos resultantes de las actividades mineras, industriales y proyectosde infraestructuras. La desafectación del Parque Nacional Lauca (comunaGeneral Lagos, en la región de Arica-Parinacota) para la explotación derecursos minerales, y la destrucción del Santuario de la Naturaleza "CarlosAnwandter" (comuna de Valdivia, en la región de Los Ríos) que afectó acisnes, peces y toda la fauna y flora del río Cruces, producto de la descargade RILES (residuos industriales líquidos) provenientes de la planta Valdiviade Celulosa Arauco, son ejemplos de lo fácil que es para la inversión extranjera atentar en contra del medio ambiente, aún cuando los territoriosestén protegidos por Ley (Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Estado). De igual forma, hay que destacar un hecho importante para la temáticade investigación: existen 9 conflictos localizados en territorios mapuches(etnia autóctona chilena), lo que nos lleva a reflexionar sobre la posibilidadde existencia de racismo ambiental, que en estos casos en particular, estáligados a vertederos y actividades forestales.

Cuadro nº 3: Número de comunas por vulnerabilidad social

Fuente: Elaboración propia. Nota*
* Se excluyen 2 comunas que presentan conflictos ambientales
que no tienen una clasificación de vulnerabilidad social por falta de información.

La vulnerabilidad media contribuye con el 37,88% de los conflictosambientales detectados. La individualización de ellos, nos muestra que están ligados a actividades mineras, industriales y agroindustriales. En estegrupo de comunas, es interesante destacar las enfermedades provocadaspor la contaminación de plomo en barrios pobres, en la comuna de Arica(región de Arica-Parinacota), y las enfermedades respiratorias ocasionadaspor fundiciones mineras en Paipote (región de Atacama), en el complejo Quintero-Ventanas y Catemu (ambas en la región de Valparaíso). Tanto enArica como en Puchuncaví, se demuestra injusticia ambiental al interior deuna unidad de análisis, que en un contexto general es favorable, particularmente en las zonas residenciales de Los Industriales y Cerro Chuño para laprimera y La Greda, para la segunda.

Por su parte, la categoría vulnerabilidad baja posee el 15,15% delos conflictos ambientales detectados, ligados a actividades industriales ymineras. El caso más representativo para este grupo de comunas, lo constituyen los impactos que se vislumbran para el proyecto minero Pascua Lama,ubicado en la comuna de Alto del Carmen (sur de la región de Atacama); yaque la contaminación de los escasos recursos hídricos de un valle ubicadoen zona climática de semiárido (el proyecto original pretendía el desplazamiento de glaciares para utilizar el espacio como depósito de escorias), sonignorados por la población local bajo promesas de trabajo, de aseguramiento de educación universitaria para los individuos en edad escolar ymejora de equipamientos comunitarios. No se puede negar que las medidascompensatorias son suficientes, pero no internalizan los costos que significa eliminar la agricultura y el mayor riesgo de enfermedades (tratamiento ymuerte) por el consumo de agua contaminada.

Sin duda alguna, el mercado, aprovecha la vulnerabilidad a lapobreza que tienen los territorios para colocar sin cobro o sin pago lasexternalidades de los procesos productivos. Que más de un 80% de losconflictos ambientales estén localizados en territorios de categoríasmedias y altas es ilustrativo de la dinámica existente en el país. La dimensión espacial de la ecuación vulnerabilidad social + inversión extranjera, en Chile, plasma cambios territoriales que finalmente elEstado debe paliar, acotando su actuación a reaccionar una vez ocurrido un impacto negativo al ambiente, y relegando a un segundo plano laprevención de ellos.

Reflexión

Las ONG’s denuncian que en 68 comunas de Chile existen actualmente conflictos ambientales activos, la mayor parte ligados a la intensificación del modelo exportador primario y su necesidad de energía.

Dado el contexto centralista del Estado chileno, es probable queesta cifra aumente, en especial si se considera el número de proyectos y elvolumen de inversión, que espera su ingreso al Servicio de EvaluaciónAmbiental.

El conflicto aparece cuando en una localidad se pretende instalar unproyecto de inversión extranjera, que cuenta con el patrocinio de una decisión política, sea éste ministerial o presidencial. Esta forma de cultura política, dificulta una participación efectiva de la ciudadanía en la prevenciónde los conflictos ambientales que presentan sus territorios.

Por tanto, es un verdadero reto para la economía nacional internalizarlas externalidades, para que de este modo el modelo de desarrollo adoptado beneficie a todos por iguales y sea más justo ambientalmente, sin importar raza, nivel educacional, ingresos o localización geográfica.

En síntesis, a nivel país observamos que los conflictos ambientalesse distribuyen por el largo y ancho del territorio, de manera concentrada alos intereses económicos. Más aún, muestran agrupamientos o cluster en la zona norte ligados a la minería, en el centro a la silvicultura, y en el sur a lageneración de hidroelectricidad. Es importante plantear que existe una discriminación social del conflicto ambiental, y por consiguiente, es de preocupación cautelar una proyección social que envuelva el problema ambiental, de manera de promover ideas vinculantes a un mayor y activo compromiso de las comunidades más pobres y sus territorios.

Agradecimientos

La elaboración de este trabajo se enmarca en el proyecto de investigación DI 037.307/2011, financiado por la Vicerrectoría de Investigación y Estudios Avanzados (VRIEA) de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

 

Nota

1 Para mayores detalles sobre los procedimientos que se llevan a cabo, consultar la obra de BUZAI, G. (2003): Mapas sociales urbanos, Buenos Aires: Lugar Editorial S.A.

 

Bibliografía

Buzai, Gustavo (2003), Mapas sociales urbanos, Lugar Editorial S.A., Buenos Aires.

Gallestegui, Joaquín. y Galea, Juan. (2010), Espacios para una geografía social, humanista y crítica, Ediciones Puntángeles, Universidad de Playa Ancha, Valparaiso.

González, Francisco (2009), "Desarrollo humano sustentable local", en Polis (online), vol.8, n.22, pp. 53-66.

Harvey, David. (2007), Espacios de Capital: Hacia una Geografía Crítica, Akal, Madrid.

Leff, Enrique (2008), "Decrecimiento o desconstrucción de la economía: Hacia un mundo sustentable", en Polis (online), vol.7, n.21, pp. 81-90.

Montañez, Gustavo y Delgado, Ovidio (1998), "Espacio, Territorio y Región. Conceptos básicos para un proyecto nacional", en Revista Cuadernos de Geografía, vol. 7, n.2, pp. 120-134.

Naredo, José Manuel (2008), "El conflicto entre eficacia y sostenibilidad: Utilizar el "capital mineral" de la Tierra o el flujo solar y sus derivados renovables", en Polis (online), vol.7, n.21, pp. 91-104.

Soja, Edward (1980), "The socio-spatial dialectic", en Annals of the Association of American Geographers, 70(2), pp. 207–225.


Recibido: 15.09.2011 Aceptado: 11.03.2012

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons