La inclusión socio-laboral de las personas con discapacidad genera controversias y discusiones teóricas y prácticas. Tanto desde una perspectiva social como laboral, se sitúan entre los grupos con riesgo de exclusión, al existir una serie de barreras y obstáculos añadidos que generan desigualdad a la hora de conseguir empleo (Lindsay, et al., 2015). Sus oportunidades de inserción laboral se encuentran mermadas por muchas circunstancias, constatándose diferencias atendiendo a la propia condición de discapacidad, a su grado y tipología, y a las circunstancias personales y sociales. La Clasificación Internacional del Funcionamiento de la Discapacidad y de la Salud (OMS, 2018) constituye un marco para valorar las relaciones entre las estructuras y funciones corporales, y el funcionamiento social e individual a la hora de valorar las limitaciones en el desempeño y las capacidades en la tarea de emprender. En el contexto español, esta clasificación es utilizada por los Equipos de Valoración y Orientación (EVO), organismos encargados de realizar los procesos de valoración para acreditar la condición de discapacidad, la cual, de acuerdo con los baremos y criterios establecidos por la normativa vigente (Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, 1999), requiere que esta sea igual o superior al 33%.
Desigualdades y justicia social
Por otro lado, las condiciones de igualdad de las personas con discapacidad están reconocidas en la Convention on the Rights of Persons with Disabilities (UN, 2006), mediante la cual se subrayan sus derechos sociales. Levitt, (2017) confirma que, aunque se han instaurado políticas de incentivación del empleo en numerosos países, se requiere ampliar el modelo social de atención a la discapacidad y las condiciones de su implantación y desarrollo. También Maroto y Pettinicchio (2014) señalan la evidencia de la desigualdad en las ocupaciones y empresas, y la necesidad de abordar la problemática desde el ámbito social y económico. En la misma línea, Giaconi Moris y coautores (2017), aluden al concepto de “discapacidad social” para enfatizar que es el entorno el que discrimina y “discapacita” a las personas (p. 63).
Concretamente, en España existen estadísticas y estudios que comprueban esta desigualdad, señalando tasas de empleo alrededor del 75.3% en las personas sin discapacidad, frente al 13.6% en aquellas con discapacidad, así como inferiores tasas de búsqueda de empleo en este segundo grupo (INE, 2019; Silva Becerra, & Vall-Castelló, 2017).
Estudios comparativos entre el grupo de discapacidad y la población general evidencian desigualdades en la inserción laboral, y requieren el afrontamiento de dificultades y barreras en diferentes momentos de la trayectoria profesional, que implican transformaciones personales (Schur, et al., 2017). Lindsay y coautores (2015) señalan que estas dificultades están ligadas a la independencia y a las escasas habilidades para conseguir empleo. Por su parte, Nevala y coautores (2015) analizan profundamente los factores que facilitan la superación de estos obstáculos, y subrayan los procesos de comunicación y cooperación entre empleados y empleadores en el proceso de acomodación, y la flexibilidad en la organización del trabajo. En este sentido, el emprendimiento se presenta para algunos como un medio de superar algunas barreras sociales y de ganar en autonomía desarrollando y poniendo en práctica sus competencias. Para los profesionales que ayudan en estos procesos, el enfoque de justicia social proporciona una base indispensable en orientación para la inserción sociolaboral (Irving, & Malik, 2005). En este sentido las prácticas de educación y orientación deben cuestionar estereotipos y prácticas que obvien la equidad o los criterios de bienestar. Este enfoque es adoptado por la Asociación Internacional de Orientación Educativa y Profesional (2017), quien estableció unas normas éticas para asegurar que las y los orientadores asumen un compromiso con los valores éticos y la igualdad de oportunidades, y actúan de manera proactiva y colaborativa en la transformación social. Lo cual implica adoptar un sentido crítico frente a modelos y prácticas reductivos.
El emprendimiento como proyecto profesional
La incorporación al mercado laboral en las personas con discapacidad forma parte del proyecto vital y requiere del estudio de las condiciones y el contexto personal y social del individuo, para analizar los procesos de cambios y transiciones que requiere. Por ello, la opción del emprendimiento no debe ser descartada, y requiere del estudio de las características en esta población. De hecho, se viene considerando especialmente, desde hace más de una década, como salida ante las crisis económicas y para el fomento de la empleabilidad (Giotopoulos, et al., 2017), lo cual ha sido igualmente criticado como forma de asumir la precarización de manera individual (Carbajo Padilla, & Santamaría López, 2019). No obstante, también ha mostrado ser una opción para promover la economía corporativa y social (Mora Mayoral, & Martínez Martínez, 2018) y para generar, a través de startups (empresas emergentes, de base tecnológica e innovadoras) y empresas de inserción (creadas específicamente para emplear a personas en situación de exclusión), posibilidades para la innovación en el marco de asociaciones e instituciones.
En el caso de España, en 2018 el 11.2% de trabajadores con discapacidad lo hacía por cuenta propia, frente al 15.7% de trabajadores sin discapacidad (INE, 2019). No obstante, el fenómeno del emprendimiento en las personas con discapacidad se encuentra rodeado de especial incertidumbre, siendo de utilidad el análisis de condicionantes -como el contexto, los intereses y las motivaciones-, y la puesta en marcha de estrategias y acciones de orientación/asesoramiento que faciliten la construcción activa de proyectos emprendedores con una significación vital/profesional, y orientada al futuro (Sánchez-García, 2018). Desde estos referentes, “el emprendimiento solidario es una alternativa para unir esfuerzos, con miras a que los emprendedores de una misma actividad económica logren consolidarse organizacionalmente para crecer rápidamente y sobrevivir en un mundo globalizado” (Rodríguez, 2016, p. 23).
Características del emprendimiento y factores asociados
La literatura científica señala una diversidad de elementos o factores asociados al nivel de éxito del autoempleo en las personas con discapacidad, según recoge la Tabla 1.
Tabla 1 Factores psicosociales y contextuales asociados al éxito en el emprendimiento
Autores | Factores psicosociales y contextuales |
---|---|
Yamamoto, et al., 2011 | Características psicológicas individuales |
Hatak, et al., 2015 | La edad (a mayor edad, disminuye la intención de emprender) |
Carbajo Padilla y Santamaría López, 2017 | Formación previa |
Yurdagul, 2017 Simoes, et al., 2016 | La motivación generada por experiencias de emprendimiento social (en grupo) o familiar |
Simoes, et al., 2016 | La capacidad de identificar oportunidades desde el nivel de formación |
Carbajo Padilla y Santamaría López, 2017 | Inquietudes y motivaciones por el negocio |
Shogren, & Shaw, 2016 | El empoderamiento, vinculado al desarrollo psicosocial |
Carbajo Padilla y Santamaría López, 2017 | Experiencia laboral anterior |
Yamamoto, et al., 2011 Carbajo Padilla y Santamaría López, 2017 | Apoyos externos en la toma de decisiones |
Simoes, et al., 2016 | Acceso a recursos financieros |
Yurdagul, 2017 | Cualquier acción que suponga mayor flexibilización laboral |
Fuente: Elaboración propia.
Por otra parte, la configuración del perfil del emprendedor se presenta como un proceso continuo en el aprendizaje a lo largo de la vida, donde se desarrolla un conjunto complejo de competencias personales, encontrando estudios que relacionan la intención emprendedora en este colectivo con el desarrollo de determinadas competencias como el liderazgo, la creatividad y la autoestima (Obschonka, et al., 2017). Igualmente, se constata que el rol del emprendedor requiere del uso de competencias específicas como la resiliencia, que permiten hacer frente a las dificultades desde los inicios del negocio y en su proceso de autogestión y desarrollo (Pérez-López, et al., 2016).
Estas, junto con las competencias de desarrollo personal/autoconocimiento, se consideran elementos relevantes como valor estratégico y clave en la gestión de la carrera profesional y, por consiguiente, en la carrera emprendedora a lo largo de la trayectoria personal/de vida (Sánchez-García, 2018). De acuerdo con Super (1990), la carrera profesional abarca la secuencia de posiciones y roles profesionales a lo largo de la vida y su gestión conecta con diversas competencias de carácter transversal asociadas a la planificación y la toma de decisiones. En ese marco global, la carrera emprendedora está referida a la experiencia específica del autoempleo y comporta, además, la puesta en práctica de estrategias psicológicas vinculadas al mundo empresarial para lograr el éxito en el negocio (Pérez-León, et al., 2016).
Consecuentemente, el emprendimiento requiere de personas formadas y competentes, que conformen una personalidad proactiva y gestionen posibles conflictos y dificultades para mejorar y avanzar. El conjunto de demandas planteadas, unido a la desigualdad existente en una sociedad neoliberal y un mercado laboral globalizado, requiere de un análisis en profundidad de la situación socio-laboral de las personas con discapacidad, considerando los estereotipos y barreras físicas, psicológicas y sociales añadidas por esta situación (Shier, et al., 2009), a fin de garantizar acciones y recursos de apoyo social.
Con base en lo anterior, el propósito de este estudio es comprender los procesos de desarrollo profesional en personas emprendedoras con discapacidad, concretándose en los objetivos de analizar en profundidad el proceso y autogestión del emprendimiento, indagando en las características de las trayectorias profesionales, formativas y vitales; identificar las motivaciones que están presentes en la decisión de emprender, y explorar los condicionantes y necesidades percibidas a lo largo del proceso, atendiendo a su implicación social y comunitaria. Todo ello en la perspectiva de explorar formas de construcción personal y empresarial caracterizada por la asociatividad y la autogestión, con la intención última de aportar elementos y claves que favorezcan vías de mejora en la intervención formativa y orientadora para este colectivo en materia de emprendimiento social.
Método
Diseño de la investigación
Se adopta un paradigma interpretativo y cualitativo, utilizando el estudio de casos y la historia de vida. El estudio se aborda desde un enfoque descriptivo, fenomenológico y crítico-reflexivo, a partir de información biográfica-narrativa producida y re-construida por los participantes (Smith, & Sparkes, 2008). En consecuencia, se desarrolla un proceso de indagación caracterizado por un análisis comprensivo y en profundidad del objeto de estudio a partir de los casos considerados; centrado en el fenómeno concreto, y obteniendo una descripción detallada con un carácter heurístico e inductivo (Stake, 2005; Yin, 2009); todo ello a fin de lograr la comprensión del mismo y descubrir sus características y particularidades.
Participantes
Se seleccionan cuatro casos de emprendedores con discapacidad procedentes de la Comunidad Valenciana, la cual presenta una de las tasas más altas de discapacidad en España (52.11 por cada 1000 habitantes entre 6 y 64 años) (INE, 2008). Asimismo, en esta región, el 58% de las personas con discapacidad se encuentra trabajando, y de ellas, el 10.7% son trabajadores por cuenta propia (INE, 2019).
La selección de los participantes se ha realizado mediante muestreo incidental, buscando una representatividad estructural para realizar un estudio profundo desde la vertiente cualitativa. Respecto a los criterios específicos para la selección de participantes, se atiende a los siguientes: la presencia de emprendimiento (atendiendo a perfiles de consolidación) y la condición de discapacidad reconocida1, el acceso, voluntariedad, y disponibilidad de participación en un proceso de investigación intenso, y la variedad y equilibrio de características personales/profesionales. De este modo, han sido seleccionados cuatro casos, que describimos: de ellos, tres varones y una mujer; dos emprendedores consolidados (con más de dos años de experiencia empresarial y dos en transición (menos de dos años)2; respecto a la tipología de discapacidad, dos personas presentan discapacidad física -una de nacimiento y la otra adquirida-, una con discapacidad visual y la cuarta con discapacidad auditiva); sus edades oscilan entre los 38 y 54 años; y respecto al grado de formación: una persona tiene estudios básicos, dos estudios universitarios y una estudios universitarios sin finalizar.
Consideraciones éticas
En el proceso de investigación se tuvo en cuenta una serie de consideraciones éticas: Al principio, mediante elaboración, transmisión y acuerdo de un consentimiento informado para los participantes, asegurando el conocimiento del estudio y de sus requisitos, al tiempo que los requerimientos de participación, preservación y difusión de datos. Durante el estudio, garantizando específicamente el rigor en el trabajo de campo y en el tratamiento de la información personal, considerando las exigencias de las distintas rondas y el anonimato de los participantes. Al final del mismo, para asegurar la fidelización de las historias construidas y los consensos obtenidos para describir e interpretar; y para difundir en su caso, la información recabada de las trayectorias profesionales/vitales de los participantes. Los relatos se negociaron progresivamente garantizando en todo momento la autonomía, autoría y libertad de los participantes en el proceso de producción, construcción y redacción de los mismos.
Instrumentos
Se aplica la entrevista semiestructurada, en un ciclo de tres fases (Suárez-Ortega, 2013) atendiendo a la conformación de historias de vida (Goodley, et al., 2004). El protocolo de entrevista se construye sobre las seis dimensiones que se desprenden de los objetivos planteados. Incluye preguntas de apoyo organizadas con una secuencia temporal acorde con el proceso de análisis y reconstrucción de las historias, y atendiendo a las tres fases de desarrollo del estudio.
Se realizaron un total de doce entrevistas abiertas y semiestructuradas, registradas en audio y transcritas para su posterior análisis. En la primera fase, se abordaron las distintas etapas de la trayectoria profesional/vital de los informantes con un formato abierto, a fin de obtener información libre y abundante sobre cada historia. En la segunda fase, se avanzó en la secuencia discursiva y construcción de la historia. En este momento la entrevista se centró en explorar el perfil y las características del emprendedor desde el conocimiento de la fase anterior. La tercera y última fase permitió obtener una visión global y secuencial del proceso emprendedor, ofreciendo una devolución -y negociación final- de los relatos para aportar clarificaciones y matizaciones de los discursos emitidos por los protagonistas.
Plan de Análisis
Los datos son tratados mediante el análisis de contenido (Cisterna, 2005; Coffey y Atkinson, 2005). Para ello, se elaboró un sistema mixto de categorías (Crewell, 2009), partiendo de la deducción, a través de unos códigos previos resultado del trabajo de campo y de la revisión documental, hasta llegar a la inducción de los datos, y viceversa, de forma secuenciada y progresiva. Las categorías (y subcategorías) principales se orientaron sobre las dimensiones del estudio (Ej.: Características de las personas con discapacidad [CARACT]; Barreras físicas [CARACTbf], barreras contextuales [CARACTbc], barreras económicas [CARACTbe], y dentro de estas, por ejemplo, la escasez de apoyos financiaros [CARACTbe1], prejuicios sociales frente a la discapacidad [CARACTbc1], etc.). En primer lugar, los datos fueron analizados atendiendo a cada historia personal; y en segundo, triangulando el contenido del material discursivo a través de un análisis FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades, Amenazas), utilizando como soporte en el análisis el software MAXDA18.
Resultados
Para tener un conocimiento mínimo que permita comprender sus historias, características, motivaciones, y dificultades físicas, personales, contextuales y económicas percibidas en los discursos frente al emprendimiento, se incluye brevemente las trayectorias de los participantes, principales puntos de convergencia y divergencia en los discursos, de donde se extrae las necesidades, potencialidades y oportunidades que genera el emprendimiento social, y que canalizan la autogestión de la carrera.
En busca de la independencia
Paloma nació hace 54 años en Valencia, pero su infancia y adolescencia se desarrolló en Benicarló (Castellón) porque su familia tenía un negocio allí. Tiene una diversidad funcional física, una patología muscular espinal que adquirió a los seis meses. Se desplaza en silla de ruedas y necesita ayuda física para la realización de las actividades de la vida diaria. De los primeros años destaca que siempre tuvo el apoyo de la familia, sobre todo de su madre, quien quería que se formara y fuese autónoma e independiente. Cursó estudios básicos en su ciudad natal y posteriormente continuó estudiando idiomas: inglés y francés, para ello se matriculó por libre y recibía clases con un profesor particular a domicilio. Más tarde empezó a estudiar una formación universitaria en idioma extranjero (inglés), a distancia, a distancia. Inicia el primer negocio como emprendedora en una empresa de asistentes personales para personas con diversidad funcional, el cual implicó la introducción en el movimiento para la vida independiente en su comunidad. Trabajó de manera esporádica, sin contrato y en alguna ocasión, asumiendo empleos precarios. La enfermedad de su padre y las dificultades de desplazamiento al trabajo hacen que abandone el negocio. Poco después fallece su padre y se instalan tres perros en su casa. Se inicia de esta manera su interés por los animales domésticos, y surge la necesidad de buscar ropa para sus mascotas. Esta situación genera la idea de su negocio de ropa “on line” y accesorios para animales domésticos. Los comienzos fueron duros y tuvo que hacerse un espacio en el contexto (“el negocio no da para mucho, mucha gente no te toma en serio”).
Emprendedores con discapacidad, una vía abierta
Manuel tiene 39 años y nació en Madrid en una familia de funcionarios, aunque señala que tiene familiares emprendedores. Tiene una discapacidad auditiva, que desarrolló a partir de los cuatro o cinco años de edad. Asistió a un colegio en la misma ciudad desde los seis hasta los 18 años, y al finalizar se incorpora a la Universidad cursando estudios de Ingeniería Informática. A los tres años decide cambiar por falta de motivación, comenzando los estudios de Economía. Su formación le posibilitó adquirir conceptos generalistas en administración de empresas, nociones de contabilidad financiera y analítica, y temas fiscales.
Al finalizar la carrera empieza a estudiar una oposición de Inspección de seguros. Su personalidad inquieta determina que compagine el estudio con el asesoramiento a empresas “family office”. Poco después tiene la posibilidad de ir a Londres donde sigue trabajando en el asesoramiento a este tipo de familias. La estancia en Londres le posibilitó el trato con clientes internacionales, el conocimiento de un ecosistema muy potente, la puesta en práctica de la adaptación al entorno y el desarrollo de sus propias ideas. Este alejamiento del propio contexto familiar y comunitario visibiliza opresiones sentidas en el entorno de origen.
Cuando regresa a España se embarca, junto con una socia, en una empresa de marketing, en la que realizaban una actividad importada de un modelo de Reino Unido, y se forma en temas financieros, legales y fiscales. Se traslada a Valencia junto con su socia, con el objetivo de ampliar mercado. Algunas de las dificultades destacadas en este momento tienen que ver con las características propias del mercado laboral español para personas con discapacidad, incluyendo las escasas ayudas económicas y apoyos al emprendimiento. Pese a lo anterior, Manuel sortea estos obstáculos y surge la oportunidad en una lanzadera de emprendimiento para personas con discapacidad, de la cual es director en la actualidad, impulsada por una revisión crítica de su experiencia empresarial anterior, y por el deseo de contribuir a la sociedad.
Mi vida con los perros
Juan nació en Valencia, hace 42 años, en una familia que regentaba un negocio de panadería. Los primeros años en la escuela están marcados por la pérdida de visión, y el fracaso escolar ocasionado por su manera de ver el mundo. Esta circunstancia ha determinado que las amistades y las relaciones con los demás hayan sido difíciles. Realiza estudios reglados a nivel básico.
Su vida se ve marcada cuando a los 18 años queda totalmente ciego. Poco después le intervienen quirúrgicamente y consigue visión parcial en uno de sus ojos. El tiempo de recuperación le sirve para afianzar más las relaciones con su perro, y descubrir vínculos con los animales. Empieza a trabajar como panadero en el negocio familiar hasta los 25 años, cuando monta un horno como negocio propio. Un accidente le ocasiona nuevamente pérdida de visión y tiene que dejar su empresa. En este periodo se casa y empieza a compartir la vida en pareja.
Traslada su domicilio a un municipio rural, donde inicia la formación en adiestramiento de perros junto a su mujer. Enlazado con el proyecto empresarial de esta, inicia el desarrollo de su idea actual de negocio: los perros de alerta y asistencia en casos de diabetes, con el sentimiento de facilitar la vida propia y la de otras personas en su misma situación. En su caso, la situación laboral y económica no se lo ha facilitado, pues ha tenido que compatibilizar trabajos sin un rumbo claro, hasta encontrar su verdadera motivación. Percibe una injusticia social que se materializa en una gran dificultad y lentitud para lograr una pequeña ayuda en 2016.
Ser libre
Benito nació en Madrid y tiene 38 años. Ha viajado mucho al extranjero (EEUU, Venezuela, por ejemplo) desde la juventud y se ha enriquecido personalmente a través de los retos que ha ido superando. Su espíritu emprendedor se manifiesta pronto, y a los 18 años crea su primera empresa. Entre su trayectoria profesional desarrolla tareas como vendedor, o agente comercial, centrándose en atender demandas de los clientes y en los requerimientos de su propia empresa. Todo ello realizado en diversos lugares para resolver situaciones laborales mediadas por la necesidad personal.
Lo más reseñable de su vida y que ha marcado el desarrollo de su proyecto vital/emprendedor sucedió tras un accidente a los 23 años, y el resultado desencadenó en una tetraplejia. Inicia las primeras fases de rehabilitación en España sin resultados satisfactorios. Posteriormente se traslada a Cuba, donde lleva a cabo un tratamiento durante un año. Al finalizar regresa a España, donde retoma y concluye estudios en economía y administración, que complementa con un máster de Administración de Empresas. Se incorpora al mercado laboral en una empresa alemana de tecnología, en el departamento de marketing, donde desempeña un puesto de trabajo como gestor comercial.
Abandona su trabajo para viajar por Europa y Asia en búsqueda de la rehabilitación. Conoce en Polonia a la que es su mujer, y se trasladan a Santiago de Compostela donde surge la idea de negocio, a partir del trabajo en un centro donde intercambia terapia por la tarea de enseñar estrategias adquiridas en el desarrollo de su vida independiente. Tras un periodo de adaptación y consolidación, motivado por intereses personales, decide poner rumbo a Valencia, donde forma una familia e inicia su proyecto actual, un taller de independencia. Como dificultades destaca la necesidad de encontrar un equilibrio para integrar la dimensión social en su decisión de emprender. En este sentido, percibe la hostilidad e ineficacia de los apoyos financieros para el emprendimiento social.
Motivaciones para el emprendimiento: factores asociados a la toma de decisiones
Los dos emprendedores en transición señalan motivaciones intrínsecas en el desarrollo de sus proyectos de carácter social. Para ambos fueron determinantes en el negocio la experiencia en el producto y/o sector, el bagaje experiencial, y la identificación de nichos vacíos a partir de propias experiencias y necesidades.
‘Es un proyecto que ha crecido conmigo, es un proyecto de gestión, aumento e independencia personal, que he tenido que hacer durante los últimos quince años’ (Benito, emprendedor en transición 2)
El espíritu emprendedor y la búsqueda de independencia son anhelos presentes en los discursos de los emprendedores consolidados y en sus trayectorias vitales/profesionales. Asimismo, puede apreciarse una combinación e interacción de motivaciones intrínsecas (autorrealización, búsqueda de independencia, buscar oportunidades) y extrínsecas (tener ingresos).
‘Obviamente lo primero para ser independiente es el dinero, pero el trabajo aporta un valor añadido y esa es mi principal motivación. Y, piensa que lo que nosotros aportamos tiene que tener un retorno para nosotros, un retorno no necesariamente económico’ (Paloma, emprendedora consolidada 1)
‘Tenía la necesidad en mi vida de hacer otro tipo de cosas. Así surgió la oportunidad de montar la lanzadera de la cual soy director. La motivación es fundamental, y lo bueno que me da la lanzadera es que ayudamos a proyectos muy diferentes, además los proyectos están un tiempo con nosotros y luego se van por así decirlo vuelan libres’ (Manuel, emprendedor consolidado 2)
Los participantes nos aportan algunas claves de éxito en sus proyectos emprendedores. Por un lado, destacan la flexibilidad en el negocio, desde la situación de discapacidad, al mismo tiempo que el valor económico del proyecto empresarial como relación laboral, y en interacción con motivaciones y necesidades personales y socio-comunitarias. “Entonces ahora este proyecto me ocupa mucho tiempo y el niño también. Está siendo muy emocionante conciliar una cosa con la otra.” (Benito, emprendedor en transición 2). Por su parte, Paloma (emprendedora consolidada1) señala la importancia de los aspectos económicos, como rendimiento de su trabajo y el valor subjetivo del mismo. Destaca la satisfacción que le produce el trato personalizado con sus clientes desde la flexibilidad de sus horarios, visibilizándose el carácter vocacional y el aporte personal y social del trabajo. “Me encanta porque a partir de ahí he conocido a gente que tiene perros y es lo mismo que con el trabajo de la agencia de asistentes, no tengo horarios. Y eso es, investigar, aprender”.
Los participantes manifiestan en sus discursos aprendizajes, como el desarrollo de la paciencia, la escucha y la gestión emocional y laboral. Por ejemplo, el rol de asesor de proyectos emprendedores con discapacidad, permite que Manuel, analice conscientemente en su actividad profesional las competencias, habilidades, tareas, roles, independencia, autonomía, tipologías y grados de discapacidad, formación, compatibilidad de pensiones, toma de decisiones, conciliación familia-trabajo, y trabajo en equipo. Su enfoque se basa en las teorías sobre el “management” en las “startups”, y requiere estar en continuo aprendizaje e innovación. El modelo que utiliza en la lanzadera de empleo recalca la importancia de “compartir, debatir, y mantener una actitud abierta hacia el contexto, a lo que demanda la sociedad, los actores sociales y las administraciones públicas”. Además, argumenta la necesidad de “estar dispuesto a aprender cada día”.
‘Las personas con discapacidad por supuesto pueden desarrollar una actividad fundamental para la sociedad. Nosotros hemos podido ver cómo hay gente que ha montado asociaciones, y lo que han hecho es que han detectado una necesidad de la sociedad, están prestando un servicio, y en realidad lo que están cobrando a cambio es la satisfacción de poder ayudar a otras personas, no quiere decir para nada que haya que trabajar gratis o algo por el estilo. Pero lo que sí, es que cuando tú eres una persona con discapacidad puedes trabajar y revertir en la sociedad, a través de, por ejemplo, una cooperativa de trabajo asociado’ (Manuel, emprendedor consolidado 2)
Si consideramos también las perspectivas de los emprendedores en transición, podemos identificar la construcción de proyectos emprendedores sobre “la identificación adecuada de “nichos vacíos” (caso de Juan), que permiten la apertura al mercado a través de la creación de bienes y servicios solidarios. Además, Juan considera que el éxito de su proyecto estriba en la “complementariedad con su mujer en el negocio”, cuestión que facilita, al mismo tiempo, la conciliación. Sin embargo, él considera que todavía tiene muchas incertidumbres, ya que es una idea innovadora, y existen pocos referentes de negocios similares en el mercado laboral local.
De igual manera, los participantes subrayan y fomentan la vida independiente en las personas con discapacidad desde el deseo profundo de “ser libre”, (caso de Benito). Los puntos débiles se sitúan en las necesidades de asesoramiento y orientación, así como en el proceso de implantación, organización, rentabilidad y viabilidad del proyecto. Concretamente, Benito gestiona el proyecto con la colaboración de un técnico y el apoyo de su mujer, sustentando la idea de asociatividad en el emprendimiento. Ello conecta con su trayectoria vital/profesional, a través de la experiencia adquirida en distintos centros de rehabilitación, y gracias a las competencias profesionales y de gestión de la carrera que aplica, las cuales ha ido adquiriendo de forma autodidacta. Considera estas como procesos clave, además de las competencias comunicativas y emocionales, y la capacidad de aprendizaje constante. Así nos lo explica:
‘He podido estar con mucha gente y aprender perspectivas diferentes que son las que intento aplicar en este proyecto. He aprendido viajando y participando en rehabilitación en diferentes países. Lo que he ido aprendiendo es lo que vuelco en mi trabajo. Y luego, por otra parte, yo soy el monitor de las actividades. Es decir, yo te explico cómo hacer algo y te enseño como lo hago. Me ha gustado mucho documentar todo lo que voy aprendiendo, y eso me ha servido para estudiar el proceso y aprenderlo. La clave creo que ha sido querer aprender. Como competencias destacaría: Saber hablar en público; saber convencer; saber vender bien; tener asertividad; y capacidad de ponerse en el lugar del otro’ (Benito, emprendedor en transición 2)
Condicionantes para el emprendimiento: necesidades y estrategias de afrontamiento
Las dificultades percibidas en las que convergen los discursos de los participantes, tanto emprendedores en transición como consolidados, son: las barreras físicas, visuales y auditivas asociadas a la discapacidad; las dificultades contextuales de diversa índole (contexto familiar y social) y económicas (derivadas de una situación laboral discriminatoria, inestable y precaria, así como de unos limitados apoyos financieros para emprender); los hitos vitales que habían implicado cambios en su carrera profesional, y la necesidad de ayuda de una tercera persona. “Entonces dije vale, yo tenía dificultades, hay gente también que como yo va a tener unas dificultades, entonces decidí montar una empresa social para buscar asistentes personales a personas con dificultades como yo” (Paloma, emprendedora consolidada 1).
Es relevante que la narración de dificultades va acompañada, en todos los casos, de referencia a las estrategias de afrontamiento ante las barreras (una marcada actitud proactiva y crítica ante las necesidades del colectivo) como: el trabajo en equipo, la descentralización de tareas y actividades, la asociatividad en el negocio, el emprendimiento solidario, la comunicación de la situación de discapacidad, la adaptación de los contextos, el uso de estrategias cognitivas, y las nuevas tecnologías. “No tengo ningún problema en decir a la gente que yo tengo discapacidad auditiva. Si una persona tiene una discapacidad lo ideal es que busque a otra persona con capacidades diferentes para complementar los déficits” (Manuel, emprendedor consolidado 2).
Los participantes también señalaron barreras económicas como: la competencia de los productos, los elevados precios del seguro autónomo en España, la no linealidad de los beneficios, la necesidad de ayudas económicas para proyectos sociales y las constantes altas y bajas en la seguridad social en el periodo emprendedor. También reflejaron la compleja situación de los emprendedores con discapacidad para llevar adelante su empresa, y la necesidad de ingresos económicos básicos para garantizar los soportes y la autonomía personal.
‘La empresa social para muchos es una empresa de pérdidas constante. Es cierto que necesitas ayudas, y hay mucha gente que está peleando por ellas tanto en la administración como en los patrocinios o en las empresas. Las fuentes de alimentación económica son muy pocas, entonces es muy duro darse codazos con la gente por objetivos sociales. Por eso creo que es hostil’ (Benito, emprendedor en transición 2)
‘Muchas veces el tema de la autonomía personal está muy relacionado con la autonomía financiera, de hecho, tú necesitas un asistente personal las 24 horas y no tienes recursos financieros para recibir ese tipo de asistencia’ (Manuel, emprendedor consolidado 2)
Ante ello, las estrategias de afrontamiento que apuntan los propios emprendedores pasan por: el abaratamiento de costes; el marketing; la adaptación a los problemas reales del negocio; la inclusión de la figura del mentor en un modelo empresarial más cooperativo; y la necesidad de asesoramiento y orientación en la autogestión económica del proyecto:
‘Ahora me falta por aprender a gestionar mejor un proyecto grande, gestionar eventos, la relación con los proveedores o inversores o patrocinadores. La relación con el dinero no me gusta, eso es lo que me gustaría mejorar’ (Benito, emprendedor en transición 2)
‘Eché de menos la oportunidad de acceder a una figura de mentor. Es decir, un emprendedor que tuviera una experiencia para que me transmitiera sus conocimientos, y yo le pudiera consultar mis dudas. Me gustaría tener la oportunidad de hablar con otros emprendedores, sectores profesionales, intercambiar experiencias...’ (Manuel, emprendedor consolidado 2)
Aludiendo a las necesidades expresadas, se aprecian convergencias sobre las siguientes: proactividad, capacidad para solucionar problemas y buscar oportunidades, capacidad para aprender constantemente y adaptarse a los cambios, e innovar, y disponer de habilidades comunicativas y emocionales para la gestión del negocio. También son destacables otras necesidades, como: a) estudiar los cambios del mercado, realizar una buena planificación económica, eliminar los prejuicios sociales, y disponer de un óptimo autoconocimiento y conocimiento de las personas que cooperan y de los contextos en los que se desarrolla la actividad empresarial; y, b) necesidades de asesoramiento económico, y la falta de orientación en la autogestión y promoción del proyecto, destacadas respectivamente por emprendedores consolidados y en transición.
Para finalizar, los participantes refieren expresamente las ventajas y desventajas del emprendimiento en personas con discapacidad, destacando como oportunidad el afrontamiento positivo y conocimiento de los contextos asociados a la discapacidad.
‘En el emprendimiento hay ventajas e inconvenientes. Ventajas: puedo flexibilizar mi agenda. Inconvenientes: no tengo la forma de acotar las horas de mi negocio. Pero lo que sí que permite ser emprendedor es organizarte tu vida para poder precisamente tener una flexibilidad. Tienes que mentalizarte que hay unas ventajas y aprovecharlas’ (Manuel, emprendedor consolidado 2)
Discusión y conclusiones
Atendiendo a los principales hallazgos encontrados, puede concluirse que la presencia de ideas de negocio en los participantes, en general, tienen lugar en el marco de nichos vacíos que prestan servicios comunitarios, en el contexto de la economía solidaria, datos que son apoyados por (Rodríguez, 2016). Las potencialidades identificadas parten de las motivaciones para emprender y se asocian a factores, como el espíritu emprendedor, la búsqueda de independencia, y saber buscar y reconocer oportunidades de negocio. Estos datos son coincidentes con los obtenidos por Moulton y Scott (2016), y Lindsay y coautores (2015), al encontrar que los condicionantes también se perciben como fortalezas y suponen una combinación de la motivación intrínseca y extrínseca para diseñar la carrera emprendedora en el contexto sociocomunitario (Moulton, & Scott, 2016), así como pueden ayudar a resolver la desigualdad ante el mercado laboral (Lindsay, et al., 2015).
Estos resultados también evidencian la puesta en práctica de competencias (Obschonka, et al., 2017), y la experiencia previa vinculada al éxito en los negocios, a través del balance de competencias de los emprendedores. Los participantes nos aportan algunas claves de éxito en el emprendimiento, destacando por un lado la flexibilidad en el negocio, desde la situación de discapacidad, al mismo tiempo el valor económico del proyecto empresarial como relación laboral, en interacción con sus motivaciones y necesidades personales y socio-comunitarias. En este sentido, se concluye en los cuatro casos, la existencia de una transferencia de competencias aprendidas en la trayectoria vital/profesional hacia el proyecto emprendedor, en el marco de las competencias de gestión de la carrera (Sánchez-García, & Suárez Ortega, 2017).
Junto con este núcleo motivacional puede concluirse la existencia de otro conjunto amplio de fortalezas comunes entre los emprendedores con discapacidad que denotan potencialidades: a) el interés por perseguir una idea innovadora y original que sirva a la comunidad; b) interés por actividades y formas de emprendimiento vinculados a entornos asociativos y cooperativos. c) la puesta en práctica de competencias de autogestión de carrera; y, específicamente, d) la inquietud por aprender y la formación autodidacta. La vertiente socioemocional ocupa igualmente un lugar preponderante, que se refleja en la presencia de habilidades sociales; en relaciones de apoyo familiar; en el interés por las habilidades y tareas compartidas; y así como por los proyectos sociales y el empoderamiento.
Por su parte, las barreras y obstáculos referidos en los discursos quedan asociados a necesidades de tres tipos: a) inherentes a la situación empresarial (necesidad de análisis de mercados, de marketing o de planificación económica); b) relacionadas con la condición de discapacidad (barreras físicas o sensoriales); y c) de índole contextual (prejuicios sociales frente a la discapacidad). Respecto a esta última cuestión es preciso destacar los hallazgos relativos al sentimiento y percepción de los cuatro informantes, acerca de los prejuicios de la sociedad hacia las personas con discapacidad, frente a su inserción sociolaboral en igualdad de oportunidades.
En todos los casos, y específicamente unido a esta última cuestión, las estrategias de afrontamiento están presentes en los discursos, acompañando siempre el relato de dificultades. Entre estas soluciones se apuntan elementos intrapersonales y actitudinales para el afrontamiento positivo, y también elementos exógenos como el asesoramiento y la orientación en la gestión económica, o la figura del mentor. Todo ello refuerza la idea de que un elemento característico del emprendedor con discapacidad es la actitud proactiva desde la reflexión y la flexibilidad. Por otro lado, estas contribuciones invitan a reflexionar sobre la aplicación del enfoque de justicia social (Irving, & Malik, 2005) para hacer valer los derechos del colectivo, así como generar empoderamiento desde el refuerzo de la autonomía y autorrealización (Shogren, & Shaw, 2016).
Las oportunidades que ofrece el emprendimiento se visibilizan igualmente como puntos comunes entre emprendedores consolidados y en transición. Así, el conocimiento del sector, la idea de negocio asentada sobre un nicho vacío, el emprendimiento en equipo; o la flexibilidad horaria en la conciliación de la vida personal y familiar se presentan como oportunidades del emprendedor, en la medida en que facilita la compatibilización de los distintos roles y una mejor adaptación del trabajo a las situaciones particulares. Esta flexibilidad contribuye a neutralizar o minimizar barreras de orden social, temporal o físico y converge con las aportaciones de otros estudios que los subrayan como elementos facilitadores (Yurdagul, 2017). De forma transversal, los apoyos familiares están presentes, y han contribuido a desarrollar los negocios y a generar la capacidad de resiliencia en los emprendedores con discapacidad (Porcelli, et al., 2014), en un contexto de desigualdad sociolaboral (Lindsay, et al., 2015).
Finalmente, cabe remarcar algunas claves de éxito emprendedor presentes en los estudios de caso: 1) Las nuevas tecnologías como facilitador en muchas de las tareas económicas, incluyendo la formación y el ejercicio de sus competencias personales y de carrera; 2) Competencias profesionales específicas junto con la experiencia en el sector; 3) Capacidad para realizar nuevos aprendizajes en el ejercicio empresarial; 4) Capacidad para reconocer oportunidades; 5) Competencias socioemocionales: ser paciente y saber escuchar a la gente, afrontar las incertidumbres ante la idea de negocio innovadora, habilidades comunicativas y emocionales, y saber buscar y aceptar apoyos.
Las evidencias sobre las capacidades del colectivo, a través de sus proyectos, permiten un acercamiento a las personas emprendedoras con discapacidad y a las claves que están presentes. Un aporte que consideramos de por sí valioso, es el refuerzo personal que ha supuesto para los informantes participar en la investigación (Goodley, et al., 2004; Yin, 2009), tomando conciencia de las características de sus trayectorias profesionales/vitales, de sus motivaciones y condicionantes, lo cual favorece el propio posicionamiento activo frente a la planificación profesional.
En este sentido, tanto la acción orientadora y sociocomunitaria, como el estudio realizado y la propia actividad emprendedora son tres elementos que contribuyen a la justicia social. En ese camino, un reto pendiente de las políticas públicas radica en propiciar que los diversos servicios e instituciones de apoyo trabajen de manera coordinada y colaborativa en favor de la igualdad.
Además de las limitaciones inherentes al propio enfoque metodológico cualitativo y al propio procedimiento de autoinforme, cabe mencionar el reducido número de casos y la consideración de una sola categoría de informantes. La prospectiva de este estudio podría encaminada a explorar las visiones de los técnicos de servicios de orientación, así como la perspectiva de las familias, incorporando asimismo un enfoque cuantitativo que permita generalizar resultados.
Al mismo tiempo, se pone de relieve la necesidad de estudiar la relación entre la carrera emprendedora y las amenazas en el éxito del proyecto. Finalmente, cabe resaltar que las acciones deben orientarse a promover la experiencia compartida con otros emprendedores y a la posibilidad de crear discusión, iniciativas e ideas entre los protagonistas para generar nuevos proyectos emprendedores que operen de forma creativa, compartida y solidaria.