Introducción
Como una versión actualizada del líder de opinión tradicional, el influencer se ha erigido como una inte resante herramienta del marketing, cuyo valor reside en saber combinar sus labores de prescriptor con el cuidado y gestión de su marca personal en un entorno tan propicio para ello como el de las redes sociales. En esta línea, el influencer serviría de altavoz y canaliza dor de los mensajes de las marcas, pero también de los medios de comunicación de masas e incluso de los partidos políticos. En este sentido, el estudio se centra, precisamente, en el rol de estos líderes de opinión en el entorno político español, un contexto marcado por el multipartidismo imperante desde las elecciones euro peas de 2014 y el protagonismo de la comunicación en línea, que podrían invitar, en un principio, a la expre sión de una mayor diversidad de posturas ideológicas.
En concreto, el objetivo principal del estudio es cono cer hasta qué punto los influencers utilizan las redes sociales, particularmente Twitter -la red política por antonomasia-, para difundir una determinada ideo logía política en sus mensajes, todo ello teniendo en cuenta su necesidad de cultivar una marca personal única y atractiva para alcanzar la máxima notoriedad y así conseguir incrementar su número de seguidores.
Branding e influencers: La personalidad del individuo como motor de marca
En el mercado actual, la marca se configura como un valor estratégico fundamental (Fernández Gómez, 2013, p. 1). Esta fortaleza no se refiere únicamente a su valor como elemento diferenciador o a su competencia comercial (Aaker, 1996; Keller, 1998; Kotler, 2000), pues la marca transciende, en efecto, estas funciones para asumir unos roles más complejos que van desde conferir significado simbólico (Fernández Gómez, 2011; Kapferer, 2012; Semprini, 1995) hasta propor cionar un sentido de pertenencia a una comunidad de consumidores (Atkin, 2005; Fournier; 1998; Muniz & O’Guinn, 2001). Del mismo modo, la idea de que tan solo las empresas privadas tradicionales participan de la noción de marca ha quedado obsoleta (Fernán dez Gómez, 2013; Hatch & Schultz, 2010; Kapferer, 2012). Muy por el contrario, el valor de marca se extra pola a otros anunciantes que no tienen nada que ver con el comercio: los partidos políticos (Araya-Castillo & Etchebarne, 2014; Uribe, Buzeta, & Reyes, 2017), las instituciones (Balmer & Greyser, 2006; Melewar & Syed Alwi, 2015; Osman, 2008), los países (Dinnie, 2015; Kavaratzis, 2004; Kavaratzis & Ashworth, 2005) y hasta las personas (Commaille, 2018; Díaz, 2017; Kelly, 2017). En cierto modo, podemos afirmar que hoy todo es susceptible de ser marca (Rodríguez y Fernández Gómez, 2017, p. 62).
En este contexto, la figura del influencer se puede entender como trasunto de una marca personal (Labrecque, Markos, & Milne, 2011): una marca personal que se desarrolla gracias a la oportunidad que brindan las redes sociales (Díaz, 2017; Labrecque, Markos, & Milne, 2011). En efecto, en estos medios sociales el influencer trabaja para cultivar la mayor atención posible mediante la elaboración de lo que se conoce como marca personal (Marshall & Redmond, 2016, p. 194). Este término, que ha sido ampliamente estudiado por numerosos académicos (Montoya & Vandehey, 2009; Pérez Ortega, 2014; Rampersad, 2009), hace referencia a un juego de percepciones personales externas (Montoya & Vandehey, 2009, p. 6; Rampersad, 2009, p. 6) que condensa las expectativas, promesas y experiencias que una persona ofrece ante los demás (Pérez Ortega, 2014, p. 26). En este sentido, las investigaciones de Labrecque, Markos y Milne reve lan que los perfiles en redes sociales son usados por los sujetos para comunicar su propia marca personal (2011, p. 48). A la luz de esta realidad, los medios de masas tradicionales parecen estar siendo sustituidos por redes de influencers individuales (Gillin, 2009, p. 23), que han supuesto una revolución en las comu nicaciones comerciales (Díaz, 2017, p. 29) y comien zan a alzarse como importantes líderes de opinión en cuestiones políticas.
La fácil accesibilidad a las distintas herramientas y el bajo coste que supone la producción de información en el medio en línea provocan que personas de diferen tes niveles socioeconómicos elaboren cantidades masi vas de información (Xu, Sang, Blasiola, & Park, 2014, p. 1280). Este hecho, acompañado de un crecimiento exponencial de las redes sociales en Internet desde 2004 (Gillin, 2009, p. 19), configura un escenario propicio para la aparición de estos nuevos prescriptores, cono cidos recientemente en la literatura académica como influencers (Díaz, 2017; Freberg, Graham, McGaughey, & Freberg, 2011; Gillin, 2009). Esta figura es conside rada como “una herramienta especialmente eficaz para aumentar la notoriedad de una marca” (Augure, 2015, p.2). Algunos autores la consideran como una nueva rama del marketing1 (Díaz, 2017, p.17), y hace referen cia a aquellas personas influyentes en las redes sociales que tienen la capacidad de dar forma a las actitudes de la audiencia a través de blogs, tuits y el uso de otras redes sociales (Freberg et al., 2011, p. 90); sin embargo, no es más que lo que tradicionalmente se ha estudiado bajo la teoría del flujo de comunicación en dos escalones (two-step flow of communication) que Katz y Lazarsfeld (2006) definieran en la década de los cincuenta sobre los líderes de opinión. Según esta teoría, la influencia de los medios de comunicación llegaría primero a los líderes de opi nión, los cuales, a su vez, funcionarían como un tamiz para transmitir a la audiencia lo que leen y escuchan, consiguiendo influir y ejercer presión mediante la trans misión de mensajes a un público que decide no acce der directamente a la élite política (Dubois & Gaffney, 2014, p. 1262). De este modo, la capacidad de influen cia de estos líderes depende de la confianza que en ellos deposita la audiencia. Algunos estudios identifican que los líderes de opinión son individuos innovadores, altamente involucrados, con un estatus social relativa mente alto y amplias conexiones sociales (Rogers, 2003; Vishwanath & Barnett, 2011). En este sentido, origi nalmente se ha considerado que los líderes de opinión tienen un mayor acceso a la información y poseen un mayor número de plataformas para difundir sus men sajes. No obstante, la democratización que supone el desarrollo de las nuevas tecnologías digitales, en con creto de las redes sociales, ha supuesto un importante cambio de paradigma, ya que los usuarios comunes de Internet pueden producir y transmitir información a audiencias masivas (Xu et al., 2014, p. 1280).
Twitter y comunicación política
En este contexto digital, Twitter2, la segunda red social mundial más poderosa (Bruns 2012, p. 1), se está convirtiendo en un importante canal para la comunicación en línea debido a su capacidad para reducir las barreras de participación entre el público (Asserhofer & Maireder, 2013, p. 292) y para las cam pañas de influencer engagement (Augure, 2015, p. 8). Siguiendo a Gallardo Paúls y Enguiz Oliver, en el caso de la sociedad española, en esta plataforma podemos encontrar, en un mismo escenario, a los principales actores políticos y líderes de opinión (2016, p. 29). En este sentido, en el contexto de la comunicación política, Twitter se configura como el escenario ideal para que diversos públicos (políticos, periodistas, ciudadanos, etc.) de diferente ideología se encuentren en condiciones de igualdad. Al mismo tiempo, dadas sus características de naturaleza anónima y poco íntima, esta red social permite a las personas compartir una visión sincera de sus opiniones, sin inhibiciones (Chopra, 2014, p. 28). Concretamente, el uso de este tipo de plataformas es empleado por multitud de celebridades para expresar sus opiniones y posturas ante asuntos públicos (Park, Lee, Ryu, & Hahn, 2015, p. 256), llegando incluso a estimular la movilización de la población (Larsson & Moe, 2011; Otterbacher, Shapiro, & Hemphill, 2013). El creciente éxito e influencia política en Twitter ha sido objeto de estudio por parte de numerosos autores.
La investigación se ha centrado en aspectos muy dis pares, como los efectos (Parmelee & Bichard, 2011), el impacto de las nuevas tecnologías en partidos políticos, procesos electorales y diversos movimientos sociales (Chadwick 2006; Hermida & Hernández-Santaolalla, 2018; Penney & Dadas, 2014), el contenido de la comu nicación (Golbeck, Grimes, & Rogers, 2010; Jensen & Anstead, 2014), la forma en que los candidatos usan Twitter para informar, comunicarse y conectarse con los ciudadanos (Vergeer, Hermans, & Sams, 2011), el direct engagement del usuario en el proceso electoral (Bekafigo & McBride, 2013), el uso de Twitter por parte de candidatos de partidos minoritarios (Christensen, 2013, p. 646), la personalización de las campañas (Enli & Skogerbo, 2013), la forma en que las características del candidato se relacionan con la adopción y el uso de Twitter (Vergeer & Hermans, 2013), las ventajas derivadas del uso de los medios digitales por parte de distintos tipos de candidato (Gilmore & Howard, 2014), o la forma en que las convenciones de la political concession se trasladan al contexto de los medios sociales (Mirer & Bode, 2015).
Geográficamente, es en Estados Unidos donde encon tramos los estudios seminales sobre el medio, como el de Bimber y Davis publicado en 2003 bajo el título Campaigning Online: The Internet in US Elections, que ya advierte de un importante cambio en la vida política estadounidense gracias al creciente uso de Internet por parte de los partidos políticos, u otros más con cretos como los de Hanson, Haridakis, Cunninghman, Sharma y Ponder (2010) acerca de campañas electora les como las de los candidatos Barack Obama y John McCain. De forma más específica, en ese país destacan las investigaciones que analizan el uso de Twitter por parte de los congresistas (Golbeck, Grimes, & Rogers, 2010), el éxito de la implementación de las redes socia les para gestionar situaciones de crisis (Kavanaugh et al., 2012), o el diálogo con los ciudadanos fomentado por los políticos a través de la red social (Bekafigo & McBride, 2013). No obstante, se han realizado inves tigaciones al respecto en países muy distintos, como Noruega (Enli & Skogerbo, 2013), Holanda (Vergeer, Hermans, & Sams, 2011; Vergeer & Hermans, 2013), Australia (Grant, Moon, & Busby, 2010), Brasil (Gilmore & Howard, 2014), Argentina (García & Spinosa, 2014), Canadá (Dubois & Gaffney, 2014; Gruzd & Roy, 2014; Small, 2011), Suecia (Larsson & Moe, 2011), Francia (Vaccari, 2008), Pakistán (Ahmed & Skoric, 2014) o Reino Unido (Jensen & Anstead, 2014). Asimismo, hay propuestas que plantean análisis comparativos entre países (Cárdenas, Ballesteros, & Jara, 2017).
En el caso de España, el uso político y electoral de Twitter también se ha convertido en un campo fértil de estudio, existiendo ya un cuerpo considerable de investigaciones sobre temas como el grado de difu sión alcanzado por este sistema de redes sociales o el comportamiento de los candidatos en él (Criado, Martínez-Fuentes, & Silván, 2013), el empleo de Twitter como herramienta de diálogo (García Ortega & Zugasti Azagra, 2014), las relaciones establecidas entre un partido político, los ciberactivistas afines al partido y la sociedad civil (Franco Buendía, 2014), la movili zación del fandom político (Hernández-Santaolalla & Rubio-Hernández, 2017), la viralidad (Congosto, 2015) o el uso de elementos de interacción (Zugasti Azagra & Pérez González, 2015).
Ciudadanos, política y twitter en el contexto multipartidista español
Las elecciones al Parlamento Europeo de 2014 y las municipales y autonómicas celebradas el año siguiente dejaron de manifiesto el fin del bipartidismo en la polí tica española, lo que conllevó a una obligada reconfigu ración en el tradicional reparto de votos. Esta situación ya se anticipó en 2010 y 2011 -años en los que se consagra el uso de Twitter por los candidatos políticos en España (García Ortega & Zugasti Azagra, 2014)-, habida cuenta de los síntomas de agotamiento del sis tema que se acuciaban coincidiendo con la crisis eco nómica (Azpitarte Sánchez, 2016, p. 207).
Se produce así un cambio de un pluralismo limitado hacia un multipartidismo fragmentado (Rama, 2016), en un marco en el que Podemos y Ciudadanos se eri gían como los abanderados de la nueva política, un término con el que pretendían aglutinar todas aquellas acciones que buscan “acercar la política al ciudadano” (Civieta, 2015), incluyendo el uso de las nuevas tecno logías y las redes sociales, que podrían permitir acabar con el distanciamiento entre ciudadanía y clase política (Abejón, Mendoza, & Linares, 2012, p. 158). Estos partidos parecían protagonizar una suerte de regenera ción democrática, una nueva etapa en la que se abriera el camino para el diálogo con el resto de formaciones y con la sociedad civil, lo cual significaba una reducción de las imposiciones ideológicas. Sin embargo, si bien algunos han visto en Ciudadanos la verdadera agrupación de esta nueva política, al entender verdaderamente en su gestión de las negociaciones postelectorales el paso del biparti dismo al multipartidismo (León Gros, 2016), otros man tienen que ni la formación de Albert Rivera ni la de Pablo Iglesias han conseguido mantener dicha tendencia, que dando la citada regeneración “sepultada bajo bloques ideológicos” (León, 2016).
En cuanto a la polarización ideológica, Mainwaring (1995) señalaba que -frente al multipartidismo que podría suponer un espectro ideológico más polari zado- las tendencias centrípetas de los sistemas bipar tidistas limitarían los extremismos y fomentarían la moderación (1995, p. 136). En cualquier caso, dirá, esto es más acuciante en los sistemas presidencialistas que en los parlamentaristas, que “tienen más mecanismos para construir coaliciones que faciliten la democracia multipartidista” (1995, p. 139).
Las redes sociales son uno de los mecanismos que posibilitan la mencionada nueva política, siendo Twitter la más aventajada. En efecto, esta red se ha eri gido como la más política, permitiendo encontrar en un mismo “escenario a los principales actores políticos y líderes de opinión de la sociedad española” (Gallardo Pauls & Enguiz Oliver, 2016, p. 29). Al respecto, Moya Sánchez y Herrera Damas plantean que, en tanto “que la polarización sea un problema en la democracia, medios como Twitter que faciliten la exposición a otras opi niones políticas mediante la diversificación de fuen tes contribuyen a una mayor calidad democrática” (2015, p. 8). Frente a esta idea, Casero-Ripollés dirá que la oportunidad de uso no significa que todos los usuarios sean iguales en las redes: “Algunos, gracias a su capital simbólico previo, derivado del poder o de la fama, gozan de fuertes dosis de atención que se tra ducen en unas grandes opciones de amplificación de sus mensajes y en una elevada atención. Esto establece límites al contrapoder ciudadano y a su capacidad de influencia social” (2017, p. 15).
En relación con esta polarización se instaura el con cepto de caja de resonancia (echo chamber), que hace referencia a aquellas situaciones en las que los usua rios solo se expondrían a medios/redes y consumi rían contenidos acordes con su propio punto de vista (Garimella, Morales, Gionis, & Mathioudakis, 2018; Gruzd & Roy, 2014), y que en el entorno de las redes sociales ha llegado a ser vista como una consecuencia natural de su diseño comercial (Khosravinik, 2017, p. 64). Estas echo chambers serían fruto de la exposición selectiva que reforzaría las perspectivas políticas pre vias; una noción que se opondría a la de aquellos que hablan de los medios en línea como un escenario pro picio para la formación de una esfera pública (Colleoni, Rozza, & Arvidsson, 2014). Al respecto, a pesar de la situación alarmante que plantean algunos medios de comunicación (Emba, 2016; Grimes, 2017) y de las conclusiones de algunos estudios que confirman esta polarización política en las redes sociales (Conover, Gonçalves, Flammini, & Menczer, 2011), otros traba jos no corroboran dichos resultados (Dubois & Blank, 2017). De esta forma, algunos autores plantean que la aparición o no de la polarización dependería del tema tratado en la conversación (Van Boven, Judd, & Sherman, 2012), siendo más propicia cuando los temas son polémicos o políticamente comprometidos (Barberá, Jost, Nagler, Tucker, & Bonneau, 2015; Garimella et al., 2018). En definitiva, el tema de la polari zación ideológica en línea y de las cajas de resonancia en redes sociales, y específicamente en Twitter, sigue siendo un debate abierto (Barberá et al., 2015; Gruzd & Roy, 2014), lo que impide responder a la pregunta de si esta existe con un mero sí o no (Gruzd & Roy, 2014, p. 40).
Objetivos y preguntas de investigación
Este trabajo busca contribuir al conocimiento acu mulado sobre Twitter, el fenómeno de los influencers -trasunto de la gestión de una marca personal- y las ideologías dominantes en el mapa político español actual. Partimos de una de las preguntas clásicas plan teadas por Towner y Dulio sobre el rol de los medios en las campañas electorales y que, conforme avanza la tecnología, se aplica también a Internet: ¿Cómo se usan los medios por parte de los candidatos, partidos políticos y grupos de interés? (2012, p. 105). Frente a la óptica de González Herrero, que entiende que el tér mino de influenciador es más amplio que el de líder de opinión basándose en criterios de credibilidad y ámbito de influencia (2009, p. 416), a nuestro juicio este se asimila al concepto propuesto por Katz & Lazarsfeld (2006). Esto es, las redes sociales ocupan un espacio muy similar al de los medios de comunicación de masas tradicionales como la prensa, la radio o la televisión, por lo que los influencers pueden llegar a utilizarlas como plataforma de difusión de contenidos políticos (González, 2011) que pueden servir de polarizador ideológico. Así, pese a la posibilidad que ofrece la red de difundir contenidos sinceros e independientes (Chopra, 2014), este estudio busca analizar las posi bles implicaciones ideológicas y políticas en las opinio nes de los influencers, que pueden estar alejadas de esa hipotética ausencia de inhibiciones propias del medio. España es en este sentido interesante para este tipo de objetivos, ya que se trata de un país especialmente volcado en Twitter (Campos-Domínguez, 2017; García Ortega & Zugasti Azagra, 2014; Marín Dueñas & Díaz Guerra, 2016). También es muy interesante el dato de que el mapa político español se está reestructurando, en parte, como consecuencia de movimientos ciuda danos que demandan una nueva forma de hacer polí tica o de inquietudes de naturaleza independentista. Junto a este objetivo de investigación fundamental, nos proponemos cuantificar la actividad de los influencers en Twitter, analizar los principales temas presentes en sus mensajes, estudiar las funciones que cumplen los tuits y su adscripción ideológica.
La literatura revisada presenta indicios ambivalen tes en cuanto a la ideologización polarizante de los influencers -en consonancia con la noción de la caja de resonancia en el plano de la recepción y los efectos (Barberá et al., 2015; Gruzd & Roy, 2014)-, lo que nos lleva a formular la siguiente pregunta de inves tigación, que trata de comprobar hasta qué punto los influencers españoles tienen una línea ideológica defi nida, acorde con lo que Hallin y Mancini denominan the Mediterranean or Polarized Pluralist Model (2004, p.89):
PI1: ¿Polarizan el mapa político los influencers espa ñoles mediante sus opiniones en Twitter?
Planteamos también cuatro preguntas de investiga ción complementarias, que nos ayudarán a perfilar el contenido y la dinámica del uso de Twitter por parte de estos líderes de opinión:
PI: ¿En qué medida están ideologizadas las opi niones de los influencers?
PI : ¿Qué ideologías e ideologemas son los dominantes?
PI : ¿Qué funciones cumplen los tuits de los influencers?
PI1.4: ¿Sobre qué temas hablan los influencers?
Metodología
Para responder a las preguntas de investigación plan teadas, se ha seguido una metodología cuantitativa, apli cando la técnica del análisis de contenido a un corpus de mensajes emitidos en Twitter durante un mes por influencers españoles, seleccionados en enero de 2018 mediante el índice Klout Score proporcionado por el sitio web Top Influencers3. En concreto, se selecciona ron los diez usuarios más influyentes del ranking gene ral con un mínimo de diez mil seguidores que no fueran ni políticos profesionales o simpatizantes declarados de algún partido político determinado (afiliados, por ejemplo), ni periodistas pertenecientes a un grupo de comunicación -es decir, que estuvieran en nómina de una(s) cabecera(s) mediática(s) específicas-. Estos dos últimos criterios permitían eliminar a aquellos usua rios cuyos mensajes estarían ideologizados per se en sintonía bien con su partido o bien con el medio en el que trabajasen, habida cuenta de que muchas cabece ras mediáticas cuentan con un posicionamiento especí fico claro (por ejemplo, Público se declara de izquierda, al igual que La Razón es abiertamente conservadora). En otras palabras, los influencers seleccionados debían ser líderes de opinión independientes de forma nítida. Esto implicaba identificar voces que tuvieran opinio nes propias e independientes, lo cual permitía selec cionar a periodistas como influencers por su bagaje y acumulado de imagen, siempre y cuando colaboraran con diferentes medios de forma puntual y tuvieran un pensamiento ideológico independiente del posiciona- miento del medio.
Tras la identificación de los usuarios4 (tabla 1), para la selección de los mensajes se utilizó un muestreo polietápico, comenzando por un muestreo aleatorio simple para la selección de los días a analizar, que quedó fijado en el periodo comprendido entre el 25 de enero y el 25 de febrero de 2017. Durante dicho intervalo, los diez influencers emitieron un total de 2567 mensa jes en Twitter (sin contar los retuits ni las respuestas a otros usuarios), universo que sirvió para el cálculo de la muestra con un nivel de confianza del 95% y un error de ±2,9%. En total, se analizaron 790 mensajes, los cua les se seleccionaron siguiendo un muestreo aleatorio estratificado de afijación proporcional para mantener el peso de cada uno de los líderes de opinión, como se recoge en la tabla 1. Finalmente, para la selección final de los mensajes de los tuits dentro del universo, se optó por seguir un muestreo aleatorio sistemático 1 cada 3.
La codificación fue realizada por seis jueces, quie nes alcanzaron un índice de acuerdo de 0,847 en la prueba de fiabilidad de intercodificadores calculada a partir del coeficiente alfa de Krippendorff (2004), un valor reseñable atendiendo a la dificultad de analizar unidades temáticas (2004, pp. 108-109), y el compo nente ideológico de los mensajes. Al respecto, aparte de algunas cuestiones generales -como si el tuit iba acompañado de algún material audiovisual o estaba enlazado a otro sitio web-, el análisis de contenido pretendía definir la intención ideológica de los mensa jes. Para ello, se consideraron cuatro variables funda mentales: tipo de usuario, objetivo o función del tuit, tema del mensaje e ideología del mismo. La ficha de análisis y el libro de codificación fueron elaborados a partir de Graham, Broersma, Hazelhoff y van’t Haar (2013) y Ramos, Fernández Gómez y Pineda (2018), adaptándolos al objeto de estudio, al contexto español y a la coyuntura analizada.
Tipo de usuario: (1) ciudadano/público, (2) perio dista, (3) lobby, (4) experto, (5) empresario/industria, (6) intelectual, (7) humorista, (8) deportista, (9) actor, (10) activista, y (11) otros.
Objetivo del tuit: (1) objetivo político/ideológico, u (2) otros. En el caso de que se respondiese la primera opción, se establecía una serie de objeti vos políticos/ideológicos específicos, a saber, (1) noticia, (2) tomar posición por un político, (3) tomar posición por un partido político, (4) criticar/discutir, (5) responder a una cuestión pública, (6) dar consejo/ayudar, (7) reconocer/agradecer, (8) informar de cuestiones personales, y (9) otros.
Tema del tuit: (1) derechos de los animales, (2) derechos humanos o civiles, (3) proceso judicial o crímenes, (4) economía y negocios, (5) educa ción, (6) medioambiente, (7) Europa, (8) gobierno, (8)salud y bienestar social, (10) inmigración, (11) defensa/militar, (12) religión, (13) ciencia y tecnología, (14) conflictos y guerras, (15) noticias del mundo, (16) noticias nacionales, (17) infraestructura, (18) campaña y partidos, (19) normas y valores, (20) corrupción, y (21) otros.
Ideología del tuit: con base en Heywood (2007), los ideologemas se distribuyeron en cuatro blo ques, dividiendo el espectro ideológico en derecha, centro, izquierda y las posturas nacio nalistas -siguiendo la dinámica propuesta por Pineda, Fernández Gómez y Huici (2018)-. Así, dentro de la derecha se encontrarían (1) tradición, (2) imperfección humana, (3) sociedad orgánica, (4) jerarquía y autoridad, y (5) propiedad; en el centro, (1) individualismo, (2) libertad, (3) razón, (4) jus ticia, y (5) tolerancia y diversidad; en la izquierda, (1) comunidad, (2) cooperación, (3) igualdad, (4) conciencia de clase, y (5) propiedad común, y en el nacionalismo (1) la nación, (2) comunidad orgá nica, (3) autodeterminación y (4) culturalismo.
Resultados
De los diez influencers analizados, seis fueron codi ficados como periodistas y dos como expertos. Asi mismo, en lo que respecta al contenido añadido al texto de los tuits, 38,1% contenía algún enlace a otro sitio web y 13,9% y 1,6% iban acompañados de ima gen y video, respectivamente. Sin embargo, más inte resantes son los resultados relativos a los objetivos y temas de los mensajes, así como los referidos a su con tenido ideológico.
Objetivos y temas. El 51,0% de los tuits analizados perseguían un objetivo político/ideológico; práctica mente la mitad de ellos (44,9%) buscaba criticar algún aspecto de la política actual. Ciertamente, la función de los mensajes, tanto a nivel general como a nivel espe cífico, dependía también de su emisor. Al respecto, los usuarios @juanrallo, @jordiborras o @salvadorcardus contaban con un porcentaje muy alto de mensajes con función político/ideológica -95,5%, 93,9% y 91,9%, respectivamente-, seguidos por @gerardotc (74,4%), @soler_toni (70,9%) y @emparmoliner (54,8%) que, aunque en menor medida, cuentan con una mayoría de mensajes con dicho objetivo. Al respecto, se halla ron diferencias significativas entre los usuarios y si sus mensajes perseguían o no un objetivo ideológico/político (x2 (9) = 331,0, p< ,001). Por su parte, atendiendo a los objetivos específicos dentro de este más general, como se recoge en la tabla 2, la mayoría de los tuits de los diez usuarios analizados eran críticos, si bien algu nos lo eran más que otros, no hallándose diferencias significativas en este sentido. Algunos mensajes que recogen, a modo de ejemplo, dicho objetivo de crítica, son los siguientes:
“El ministeri decideix quina merda surt, quan surt, i amb quina merda falsa es barreja. Mentre hi hagi Procés no sortirem d'aquí” (@soler_toni, 03 de febrero de 2017).
“Un millón de firmas en http://Change.org para pedir a la NASA que encuentre 7 neuronas, o exa, en el cerebro de los hermanos Garzón” (@gallir, 22 de febrero de 2017).
“Rajoy ha puesto en su sitio al abusón de Donald Trump: le ha dicho que si podemos ser su chico de los recaos. Trump dice que ya veremos” (@gerardotc, 07 de febrero de 2017).
Tabla 2 Objetivos político/ideológicos de los tuits (%).

Fuente: Elaboración propia.
*Aquellos objetivos con un porcentaje de incidencia inferior al 3% se han codificados como “Otros”.
Relacionado con lo anterior, y a pesar de que la temá tica de los tuits está más difuminada que los objetivos, tal y como se refleja en la tabla 3, es destacable que el tema más repetido fuera el referido al gobierno (21,1%), acumu lando aproximadamente el doble de mensajes que los tres siguientes temas de mayor frecuencia: normas y valores, campañas y partidos, y derechos humanos o civiles. De hecho, el 24,3% de los mensajes que tienen como obje tivo criticar versan sobre dicha temática. No obstante, al igual que ocurría con la variable anterior, también la frecuencia de la temática difiere en función del usuario. Así, aunque no se encontraron diferencias significativas a partir del coeficiente chi-cuadrado, atendiendo a las fre cuencias se resuelve que si bien la mitad de los tuits de la @lavecinarubia hablan sobre el gobierno (56,5%), los de @quiquepeinado se inclinan más hacia el tema de normas y valores (37,5%).
Tabla 3 Temática de los tuits con objetivo político/ideológico (%).

Fuente: Elaboración propia.
* Aquellos objetivos con un porcentaje de incidencia inferior al 3% se han codificados como “otros”.
“Rajoy maneja peor los presupuestos que yo mi dinero en las rebajas” (@lavecinarubia, 28 de enero de 2017).
“¿Me gustó que el Hércules no fichara a Zubikarai por razones ideológicas? No. Si la reacción de su grada hubiera sido la misma...” (@quiquepeinado, 02 de febrero de 2017).
Ideologemas. En lo que respecta a los ideologemas, los más repetidos son los de libertad (19,9%), justicia (19,1%), igualdad (18,1%) y tolerancia y diversidad (17,9%), que quedan reflejados en los cuatro ejemplos siguientes, respectivamente:
“#Soyliberal porque el liberalismo respeta las aspira ciones vitales de cada una de las personas”
(@juanrallo, 07 de febrero de 2017).
“Ciudadanos pedirá la dimisión del presidente de Mur cia, pero cuando la imputación sea de tacón y por la escuadra” (@gerardotc, 13 de febrero de 2017).
“El más fuerte es el Estado. Nosotros estamos en contra de la ley estatal. Igualdad jurídica”
(@juanrallo, 07 de febrero de 2017).
“Cuando digan que 4 gatos e inventen una cifra baja, seguirá siendo más alta que los refugiados que debería mos haber acogido. #VolemAcollir”
(@gerardotc, 18 de febrero de 2017).
El protagonismo de estos ideologemas daría, a priori, un mayor peso a la ideología de centro-izquierda en los mensajes de los influencers analizados. De hecho, si se atiende a los cuatro estratos ideológicos contemplados5, se puede observar cómo del total de mensajes analizados se ha detectado un 6,8% de ideologemas de derechas, un 16,7% de ideologemas de centro, un 10,9% de ideologemas de izquierda, y un 7,6% de ideologemas de nacionalismo. En cualquier caso, no puede dibujarse una tendencia ideológica totalmente definida, siendo mayoritarios los mensajes que no presentan ideologemas marcados; es decir, tuits en los que se habla de cuestiones políticas, y especialmente se discute sobre asuntos públicos, pero sin mostrar una postura ideológica clara (tabla 4).
Tabla 4 Frecuencia (%) de los ideologemas (e ideologías por estratos) de los tuits analizados (n=403).

Fuente: Elaboración propia.
Asimismo, el contenido ideológico -concretado en los ideologemas- de los mensajes diferirá, una vez más, en función de los usuarios analizados, como puede comprobarse en la tabla 5. En cualquier caso, no hay diferencias significativas ni entre los usuarios y los bloques ideológicos ni entre los primeros y los ideologemas.
Conclusión
A través de este estudio se han analizado las impli caciones ideológicas, en el contexto de la política, de los mensajes difundidos por los influencers españoles en Twitter. Al respecto, frente a la falta de indicios cla ros en la literatura de una polarización ideológica por parte de estos líderes de opinión, pero en consonan cia con la propuesta respecto del modelo mediterráneo de Hallin y Mancini (2004), se planteó como principal pregunta de investigación si los influencers españoles polarizan el mapa político mediante sus opiniones en Twitter. Sin embargo, los resultados del análisis de con tenido no permiten establecer una respuesta clara, ya que si bien algo más de la mitad de los tuits analizados cumplían un objetivo ideológico-político, el análisis de los ideologemas reveló una marcada desideologi- zación de los mensajes. Es decir, respondiendo a la pregunta de investigación 1.1. -¿En qué medida están ideologizadas las opiniones de los influencers?-, los diez influencers españoles más importantes según el índice Klout (obviando políticos o periodistas pertenecien tes a un medio de comunicación específico) no trans miten una ideología clara en el conjunto de mensajes. Esto no quiere decir que no se haya detectado cierto trasfondo en los mensajes, pero el problema es que es mínimo y aislado. Respecto de esto, la pregunta de investigación 1.2. planteaba cuáles eran las ideologías e ideologemas dominantes en las opiniones vertidas en Twitter. Los datos del análisis de contenido han permi tido detectar cierta tendencia a la ideología de centro/ centro-izquierda, destacando, por orden de frecuencia, los ideologemas de libertad, justicia, igualdad, y toleran cia y diversidad. En cualquier caso, resulta importante recalcar que el peso de dichos ideologemas, conside rando el conjunto de los mensajes analizados, resulta significativamente bajo.
En cuanto a las funciones y a los temas específicos de los tuits que perseguían un objetivo político-ideoló gico, asunto que recogían las preguntas 1.3. y 1.4 res pectivamente, destacan la búsqueda de la crítica como función y el gobierno como tema. De hecho, aunque no se hallaron diferencias significativas al respecto, fueron frecuentes los tuits que perseguían criticar la gestión y las acciones gubernamentales; una crítica que, no obstante, era bastante moderada, algo que entraría en consonancia con los resultados de estudios anteriores respecto del papel de los periodistas independientes (López-Meri & Casero-Ripollés, 2016), perfil al que respondían seis de los diez influencers analizados.
Como conclusión principal de este estudio cabe des tacar la desideologización de los mensajes analizados, más allá de que algunos de ellos pudiesen cumplir cierto objetivo ideológico-político. Respecto de estos destaca la crítica al gobierno, aunque de una manera moderada, recurriendo, en ocasiones, al humor o a la ironía. De hecho, esta moderación se detecta también en la ten dencia ideológica de centro/centro-izquierda imperante, reflejando los mensajes ideologemas tales como los de libertad, justicia, igualdad, o tolerancia y diversidad.
Discusión
Muchas veces la crítica y la reivindicación se dis frazan de humor e ironía, lo que se traduciría en una mayor ambigüedad en el discurso. En cualquier caso, es posible que esta moderación en los mensajes, tanto en lo que se refiere al objetivo claro de atacar o defender como a la ideología manifiesta de los mismos, pueda deberse, precisamente, a su rol como influencers, que no deben declararse afines a ninguna postura como sí podrían hacer (e incluso con profusión) los miembros de partidos políticos y los periodistas en plantilla de los medios de comunicación. Los influencers, en con sonancia con la idea del personal branding, deberían intentar, ante todo, incrementar su nivel de notoriedad y su cobertura, por lo que intentarían difundir mensa jes moderados y desideologizados para contentar a una mayor parte del público. Este discurso de neutralidad y mesura es propio de las marcas comerciales. La imagen de marca es un concepto de recepción que depende de sus públicos (Fernández Gómez, 2013, p. 80), por lo que es una constante medir los mensajes que se desean difundir. De igual modo, los influencers se configuran como marcas personales que tienen que mantener un discurso comedido y mayoritario si pretenden crecer y consolidarse. Esto es lo que en marketing político se identificaría con los catch-all parties o partidos atrapalotodo, y que en el contexto español cobraron especial relevancia, por ejemplo, con la intención centrista de José María Aznar o la propuesta de Rosa Díez de que UPyD estaba más allá de posturas ideológicas. En cual quier caso, es cierto, volviendo al tema de los influencers, que todos los aquí analizados se enfrentan a las redes sociales con su verdadero nombre e identidad, por lo que, en consonancia con Chopra (2004), no contarían con esa naturaleza anónima que les permitiría com partir una opinión verdaderamente sincera.
Más allá de las posibles explicaciones de los resul tados hallados, estos refuerzan la idea de que estos nuevos líderes de opinión, al menos los que compar ten las características de los analizados, sirven de filtro de los mensajes difundidos por la élite política y por los medios de masas, actuando como verdadero paso intermedio en el flujo de comunicación (Katz & Lazarsfeld, 2006). En este sentido, resultaría intere sante analizar los perfiles de aquellos ciudadanos y periodistas independientes con un menor índice de impacto y de seguidores, para ver si mantienen esta tendencia. Otra posible línea de investigación inte resante sería analizar estas cuestiones en periodo electoral, momento en el que puede que definan más abiertamente sus posturas. Por último, otra aproxi mación pertinente dada la ambivalencia de resulta dos actual, es analizar la recepción y efectos de estos mensajes en el contexto de la noción de echo chamber, estudiando, por ejemplo, la repercusión de los tuits en clave de “me gusta”, “comentar” o “retuits”.